COPENHAGUE (KØBENHAVN)

SECCIÓN PREHISTORIA DE DINAMARCA


Comenzamos nuestro recorrido, según se entra, a la derecha de la moderna sala central, entrando de lleno en la sección de Prehistoria danesa. Esta exposición sigue la evolución de los asentamientos humanos de Dinamarca desde hace el año 13.000 a.C. hasta el 1050 d.C. Los artefactos de piedra más antiguos los hicieron el Homo Habilis hace más de 2,5 millones de años. Gracias al control del fuego, el hombre pudo extenderse desde África a Asia y Europa. Utilizaron hachas de mano para cortar y labrar. Aquí vemos, además, algunas de las herramientas que los Hombres de Cromañón hicieron a partir de huesos de animales cazados.

En el centro se expone el esqueleto del llamado alce de Tåderup. Este animal que murió herido y agotado se encontró en 1922 en un humedal de Tåderup, donde ha estado 8.700 años. Entre sus huesos hay uno roto que pudo haberse provocado por algún tipo de herramienta o arma durante su caza. Posteriormente en el mismo humedal se encontró un arpón de dientes grandes. La caza fue tan intensa que la especie se extinguió en Zelanda hace 8.500 años.

El asentamiento que se encuentra en Skottemarke, en la isla de Lolandia, muestra como los cazadores usaban los huesos de los grandes animales como el alce. En ese sitio, éstos mataron a cinco alces, dividiendo después los huesos de la médula para depositarlos luego en el lago como sacrificio de caza. Sin embargo los largos y delgados huesos de las patas se reservaban para hacer herramientas, al igual que la cornamenta. En este asentamiento se encontraron varias lanzas hechas con esos huesos. Ejemplos de herramientas de hueso son los arpones y las puntas de flecha bordeadas con hojas de sílex que vemos expuestas.

Justo detrás del alce de Tåderup, vemos un remo de madera de avellano del año 8.000 a.C. encontrado en Ulkestrup Lyng y un arco de madera de olmo del 7.000 a.C. hallado en Holmegaard. Gracias a estos objetos se sabe que los hombres de la cultura de Maglemose ya eran capaces de navegar. El arco y la flecha fueron innovaciones muy eficientes en la época, gracias a los cuales era más efectivo cazar en el bosque. Justo en el panel de la derecha vemos el molde de yeso del cráneo de una mujer que se ahogó en el lago de Koelbjerg, en Funen, hace 10.500 años. Se trata de la danesa conocida más antigua.

Seguimos por la sala 2 donde lo primero que llama la atención es el esqueleto de un uro, variedad salvaje del toro. Fue encontrado en 1905 en un pantano de Vig, en la península de Odsherred. La enorme bestia que pesaba casi 1000 kg y de casi 2 metros de altura, se ahogó tratando de escapar de las flechas de los cazadores. El uro era por aquel entonces el animal más grande y peligroso del bosque y vivió en Dinamarca en la última fase de la Edad del Hielo, pero desaparecieron a medida que el mar subía de nivel. Esta especie se conoce gracias a los huesos hallados que tienen más de un millón de años.

Los uros modernos se extinguieron por culpa del hombre: los últimos uros europeos murieron en Polonia en el año 1627. Es evidente la importancia que los animales aportaban a los hombres de entonces, además de alimento se aprovechaban sus pieles para hacer ropa con la que protegerse del frio. Se utilizaban las pieles como ciervos, ciervos, jabalíes, etc... Los colmillos de este último se usaban como amuletos. Curioso es también el fragmento fosilizado de la red de pesca del año 6000 a.C.

Al lado se exponen objetos de los años 8.000-6.000 a.C. hechos de asta encontrados en el fondo del mar: en el puerto de Aarhus, en la bahía de Koge, en la de Fakse, etc... En el mar del Norte los pescadores a veces capturan en sus redes de arrastre piezas óseas de diez mil años de antigüedad. En las aguas costeras danesas, los barcos de bombeo de arena también absorben a menudo huesos y cuernos de los asentamientos hundidos (hace miles de años estaban en la superficie) de los antiguos cazadores.

En una de las mesas expositivas podemos ver algunos ejemplos de amuletos de ámbar mágicos con forma de animales. Los osos y los alces juegan un papel importante en la mitología de aquellos cazadores. Las figuras son elegantes, presentado una fisonomía que es bastante fiel al real, las personas que las hicieron tenían un buen conocimiento de la anatomía de un oso. En algunos casos estas piezas se decoraban con formas geométricas. Al igual que ocurre con otros objetos, las piezas de ámbar se encontraron en pantanos o en playas.

La música estaba estrechamente relacionada con la magia y los instrumentos musicales más antiguos como el arco de boca, el tambor y el zumbador. En otra vitrina vemos ejemplos de los comentados instrumentos datados en los años 7.000-6.000 a.C. Algunos de esos objetos tienen esculpidas figuras antropomorfas, quizás sean los chamanes realizando sus danzas mientras sonaba la música.

En la siguiente sala, la tercera, lo primero que llama la atención son las vitrinas centrales, donde se expone, en primer lugar los esqueletos de una mujer y un niño encontrados a finales de los años 80 del siglo XX en el asentamiento de Gøngehusvej, en Vedbæk, donde se hallaron tumbas con restos de niños y adultos que fueron inhumados o cremados. Esta mujer y el niño fueron enterrados alrededor del años 5.000 a.C. Se calcula que en el momento de sus muertes ella contaba con alrededor de 40 años de edad y el niño con 3 años.

Se había rociado ocre rojo sobre los esqueletos de la tumba, además de dejar a los muertos amuletos hechos de huesos de ciervos, jabalíes, alces, osos y uros. Se sabe que la mujer había sobrevivido a un severo golpe en la parte posterior de la cabeza, lugar donde tenía una horquilla y restos de lo que se cree era una gorra de piel de pájaro. Los cuchillos de sílex sugieren que el pequeño era un niño.

A continuación vemos el esqueleto del llamado Hombre de Korsør: durante el dragado de ase puerto se encontraron al menos los restos esqueléticos de siete seres humanos. Entre ellos había una sepultura bien conservada pero bajo el agua que contenía el cuerpo de un hombre perteneciente a la época de la cultura Ertebölliense. El barro conservó una parihuela (una especie de camilla para transportar el cuerpo) hecha de ramas y los restos de grandes pedazos de corteza que se habían utilizado para envolver el cuerpo antes del entierro. La mayor parte de esta corteza fue destruida cuando se encontró la tumba. En la cintura tenía un cuchillo de sílex. El cráneo muestra cicatrices de un golpe violento, probablemente infligido en una pelea, aunque sobrevivió a él.

Inmediatamente después vemos la canoa de Broksø, uno de los medios de transportes más importantes durante la Edad de Piedra. Y es que la tierra se encontraba totalmente cubierta por extensos bosques, pantanos y marismas, lo que dificultaba enormemente el viaje a pie. Estas embarcaciones se utilizaron para navegar y pescar en áreas costeras, lagos interiores y ríos, además también sirvieron como ataúdes para facilitar a los difuntos su último viaje. La canoa de madera de roble de Broksø que data del 3.500 a.C., tiene una longitud de 3.8 metros por 0,55 metros de ancho.

En la vitrina pegada a la pared se exponen objetos encontrados en las tumbas del recinto arqueológico de Bøgebakken, en Vedbæk, datados entre los años 5500 y 5000 a.C. Los combates territoriales parecen haber sido la causa de las lesiones que se observan en varios cráneos masculinos. En Vedbæk un hombre fue asesinado con una lanza y una mujer sobrevivió a una severa fractura de cráneo.

Unas cuantas hachas de jade y cobre fueron importados de los agricultores que vivían al sur, aunque los cazadores eran muy aficionados a las hachas anfibolita de la parte centroeuropea. Del sur vinieron también nuevas ideas como peines y anillos hechos de hueso, incluso las hachas de asta.

Los primeros agricultores tuvieron que limpiar el bosque para poder sembrar maíz y más tarde tuvieron que construir sólidos edificios donde almacenar la cosecha obtenida. Aprendieron las posibilidades alimenticias que dan las plantas y comenzaron a tener animales domésticos, aunque en el sur del Báltico, ambas cosas ya existía. Así, los agricultores hicieron hachas para trabajos forestales y de carpintería, además de herramientas de cosecha y nuevas cerámicas como vasijas, vasos o placas para hornear.

La sala 4 exhibe una importante colección de hachas pulidas de sílex. Como hemos comentado anteriormente, alrededor del 4000 a.C. la agricultura comenzaría a extenderse por Dinamarca. Para la tala de los bosques y el trabajo en madera en general se tuvieron que idear hachas pulidas de sílex, la piedra más empleada. Estas herramientas estaban hechas con el mejor sílex y estaban bellamente troqueladas y pulidas. La posesión de estas ellas era un símbolo de riqueza y estatus. A veces se utilizaron para hacer sacrificios y después ser depositadas en los lagos, lugares donde se han encontrado muchas de ellas.

Los seres humanos también fueron sacrificados durante el Neolítico inicial. Dos ejemplos de ellos son los cráneos que pertenecieron a dos niñas, se cree que hermanas, que murieron en el actual pantano Sigersdal Mose. Una tenía entre 18 y 20 años y tenía una soga de fibra vegetal alrededor del cuello y la otra tenía 16 años de edad. En ese mismo pantano se han encontrado hachas de sílex y una vasija grande de barro, presumiblemente utilizados para los sacrificios. En la parte inferior de la vitrina vemos otros cráneos de hombres con heridas de batalla a los que se le aplicaron medios médicos como la trepanación para eliminar astillas de hueso, tumores, coágulos, etc... en varios casos siguieron vivos.

El sitio donde se realizaban los sacrificios se utilizó durante un largo período, gracias a lo cual se han hallado muchas piezas que reflejan el desarrollo de la cerámica a lo lardeo del Neolítico inicial. Los agricultores sacrificaron sus herramientas, comida y cerámica en la orilla de los lagos. Incluso se han encontrado en las profundidades de los pantanos vasijas de barro que contenían collares hechos con multitud de piezas de ámbar.

En la mesa-vitrina central vemos interesantes ejemplos de hojas de hachas. Además podemos comparar cómo es un sílex sin pulir y cómo queda después de pulirse. Los ejemplos que aquí vemos se encontraron en diferentes lugares, como en el pantano Staby Mose y en Sengeløse Mose.

Seguimos por la sala 5 que, al igual que las salas anterior y posterior, está dedicada al período Neolítico. Algunas de las piezas más hermosas datadas en la prehistoria danesa son de cerámica, luciendo en ocasiones unos complejos patrones. La alfarería es siempre un medio importante para que los arqueólogos daten los hallazgos, ayudados por la forma y la decoración de la cerámica. Las vasijas se pueden dividir en diferentes estilos que a su vez se dividen en diferentes períodos a lo largo del tiempo.

Se exponen diferentes hallazgos funerarios encontrado en los dólmenes, datados entre 3500-3300 a.C. Las cámaras más antiguas eran pequeñas tumbas destinadas a acoger un solo entierro. Con el tiempo se comenzaron a construir tumbas más grandes donde se podía entrar para seguir realizando más enterramientos en la misma cámara. A los difuntos se les dejaban diferentes objetos cerámicos con comida y bebida, como las que vemos en la exposición de esta sala.

En el período inicial de las tumbas, alrededor del 3200-3100 a.C., al mismo tiempo en que se construían y se usaban las tumbas de corredor, el arte de la alfarería alcanzó su cima. Las vasijas se utilizaron en las ceremonias que tenía lugar en las tumbas de corredor, sitios de culto y lugares de reunión y sacrificio. Interesantes son los cuencos de embudo y el pedestal-cuenco con cuchara de barro encontrado en Lille Knabstrup.

En el período medio de las tumbas de corredor, alrededor del 3100-3000 a.C., la alfarería adquirió nuevas formas mediante perfiles más nítidos. En ese momento también los funerales se realizaban fuera de las tumbas. Algunos ejemplos de estas cerámicas encontradas en las tumbas de Korshøj y Stålmosegård se pueden ver en la vitrina.

Uno de los mejores ejemplos de las vasijas de la Edad de Piedra es la hallada en un túmulo cerca de Skarpsalling en la península de Himmerland, al nordeste de Jutlandia. Este recipiente, ricamente decorado en el llamado estilo de Troldebjerg, se hizo alrededor del 3200 a.C.

Se han encontrado cerámica en restos quemados de construcciones de madera donde se practicaba el culto relacionados estrechamente con los entierros de las tumbas de corredor. En esas tumbas eran depositadas la cerámica, hachas de pedernal y de batalla como objetos funerarios. Bonitos ejemplos son las piezas encontradas en la casa de culto de Engedal y en la tumba de Herrup.

La pieza estrella de la sala 6 es la daga de Hindsgavl. En el Neolítico los trabajadores del sílex consiguieron alcanzar niveles de perfeccionamiento muy alto. Ejemplo de las sobresalientes habilidades de aquellos es este magnífico puñal cuya hoja mide menos de 1 centímetro de espesor. Está datada en el 1800 a.C. y fue encontrada alrededor del año 1876 en la isla de Fænø. Debido a la forma de su empuñadura es del tipo "cola de pez", característica que comparten otras piezas situadas junto a esta daga.

Alrededor del año 2800 a.C. se introdujo una nueva costumbre funeraria que consistía en enterrar a los difuntos en tumbas individuales de pequeños túmulos. En las tumbas de los hombres se encontraron hachas de batalla imitando el metal. Los discos de ámbar eran usados por los hombres, mientras que los collares de ámbar lo usaban las mujeres. En ambos se encontraron vasijas de barro.

Las nuevas tumbas, los sepulcros individuales y cistas funerarias (2600-2350 a.C.), se construyeron en los túmulos ya existentes y que a la vez se fueron ampliando. Los niños fueron enterrados en pequeñas cistas de piedra en los bordes exteriores de los túmulos. Este tipo de tumbas también se encontraban cubiertas por un montículo de tierra. En uno de los expositores se exhiben hallazgos provenientes de una cista de piedra en Gjerrild, en el que se produjeron varios enterramientos. Uno de los difuntos tenía en su cráneo un agujero por donde se le practicó la trepanación, mientras que el esternón de otra persona fue atravesado por una flecha.

En el período que va del 2350 al 2000 a.C., conocido como período de la Daga, el trabajo del sílex mediante el astillado se perfeccionó agregando otras herramientas para conseguir una superficie más lisa y delgada, consiguiéndose así elegantes cuchillos, puntas de flechas o dagas como la que hemos visto anteriormente. Al mismo tiempo el uso de cobre u otros metales se estaba extendiendo. Así, este material se volvió a importar después de haber estado ausente en estas tierras durante casi un milenio. En las vitrinas se exponen varios ejemplos, como una media luna de oro que se colgaba del cuello.

En la sala 7 entramos de lleno en la Edad del Bronce danesa. En ella destacan las Espadas de Rørby, encontradas en 1952 por Thorvald Nielsen. La primera de ellas, de principios de la Edad de Bronce (alrededor del 1600 a.C.) la halló cuando estaba dragando un pequeño foso en el pantano de aquella zona del oeste de Zelanda. Unos años más tarde, en 1957 se encontró una segunda cuando Thorvald Jensen estaba sembrando patatas en el mismo lugar. Esta espada tenía la misma decoración que la primera pero además poseía la imagen de un barco. Probablemente sólo se usaría en rituales.

En el pantano Callemose, en la Jutlandia oriental, se depositaron en 1800 a.C. doce kilos de bronce. El hallazgo incluye tres extrañas piezas pesadas y con forma de gancho. Se especula que pudo haber pertenecido al equipo de algún carro. Las piezas se hicieron probablemente al sur del Báltico, quizás en Alemania o Polonia, al igual que los nueve anillos grandes que también vemos aquí. Completa este conjunto nueve hachas, una de las cuales se hizo en las islas Británicas y el resto en Escandinavia.

Cerca, en el expositor cercano, podemos ver espadas de Hungría o Rumania datadas en el 1600 a.C., una de las cuales se encontró en Stensgaard y la otra en Torupgarde. En la parte inferior vemos otras espada del tipo griego, pero realizadas probablemente en Europa central alrededor del años 1400 a.C.

Más allá vemos un arado datado en el año 1500 a.C. hallado en Hvorslev, en Jutlandia central. Esta herramienta para la agricultura ya se usaba en la Edad de Piedra, pero sólo se han conservado algunos ejemplos de la Edad del Bronce. Estos arados fueron tirados por bueyes. Para recoger la cosecha se utilizaban hoces de sílex y bronce. A finales de la Edad de Bronce las hoces estaban hechas con grandes hojas de sílex. Se utilizaban no sólo para recoger el grano, sino también para cortar las estructuras del tejado.

La producción de bronce se empezó en muchos lugares de Europa central y occidental alrededor del año 2000 a.C. En muchas de esas partes se formaron verdaderos centros donde se transmitía el conocimiento del trabajo con el metal. Los objetos hechos con el nuevo metal llegaron a Escandinavia en forma de herramientas y armas, además de como ornamentaciones para mujeres. A comienzos de la Edad del Bronce, el trabajo con el metal se desarrolló plenamente en Dinamarca, introduciéndose nuevas armas como las espadas, lanzas, etc...

En la sala 8 encontramos a la llamada Familia en Borum Eshøj, lugar donde se encuentra un gran túmulo situado encima de una colina desde la que se obtiene una gran panorámica. En 1871 se retiró parte del montículo y se encontró una primera tumba, donde yacía el cuerpo de una anciana. Durante una excavación más profunda en 1875 se encontraron dos ataúdes con los restos de dos hombres, uno era un anciano y el otro un chico joven. Las otras dos tumbas fueron añadidas más tarde, los robles con cuya madera se hicieron los ataúdes fueron talados en 1350 a.C.

Pero estas tres tumbas no fueron las únicas en Borum Eshøj, ya que en la parte superior había una tumba de aproximadamente el año 1000 a.C., en la Edad del Bronce Final, cuando la costumbre era que los muertos se cremaran. Durante la excavación se halló los restos de una caja de madera que contenía una urna de madera con los huesos cremados, así como una espada en miniatura, una navaja de afeitar, unas pinzas y una insignia alarga. Estas piezas denotan que un hombre de alto rango había sido enterrado en este montículo.

En otra vitrina vemos a una chica joven en un ataúd de roble que en el momento en que murió, en el año 1800 a.C., contaba con 18 años de edad. La enterraron con una blusa de lana decorada con bordados en las mangas y a lo largo de la abertura de la zona del cuello. Un gran pedazo de tela cosida le cubrió desde la cintura hasta los pies. Su cabello está recogido en un elaborado peinado cubierto por una redecilla. Cuenta con unos pendientes consistentes en aros de oro.

Existen varios ejemplos de vestimenta de la Edad del Bronce, como la colección de prendas que vemos aquí. Así se exponen varios sombreros masculinos, una manta, una especie de capa, dos fíbulas de bronce, una correa trenzada, un par de zapatos, etc...

El mayor atractivo de la sala 9 es la llamada Chica de Egtved. Esta chavala, que tendría 16-18 años cuando murió, fue enterrada un día de verano del 1370 a.C. en un ataúd de roble que estaba situado en el montículo de Storehøj. De la muchacha queda poco sólo el pelo, el cerebro, los dientes, las uñas y algo de la piel. La enterraron vestida, llevaba una corpiño corto y una falda hasta las rodillas hecha con cuerdas. Un cinturón de lana con un plato de bronce decorado con espirales yacía sobre su estómago, atado a ese cinturón tenía un peine de hueso. Contaba con brazaletes de bronce en cada brazo y un pequeño aro en la oreja. En sus pies se había colocado un pequeño cubo que contenía cerveza, además de un pequeño envoltorio de ropa con los huesos cremados de un niño de 5-6 años. El sepulcro fue encontrado en 1921.

Pero la Chica de Egtved no fue la única enterrada portando una falda de cuerdas durante la Edad de Bronce. Esto se pone de manifiesto gracias a unos pequeños láminas de bronce que se doblaron para formar tubos alrededor de las cuerdas de la falda. Se encontraban colgando de las cuerdas situadas en la parte delantera de la falda. Se han encontrada estos tubos en más de 50 excavaciones de Dinamarca y Suecia. Un ejemplo es el equipo ornamental (collar, placa de cinturón, seis disco ornamentales y al menos 31 tubos en cuyo interior se han conservados hilos de lana) depositado como una ofrenda votiva en Skage en el año 1400 a.C.

En la misma vitrina, en la parte inferior vemos otros dos conjuntos ornamentales que también fueron depositados como ofrendas en Vognserup Enge alrededor del 1400 a.C. El hallazgo comprende dos collares, dos grandes placas circulares de cinturón con decoraciones en espiral, cuatro anillos en espiral, 41 discos ornamentales y 193 tubos de bronces de una falda de cuerda que ha desaparecido.

Otro buen ejemplo es el ajuar funerario encontrado en una mujer rica enterrada en Hverrehus en 1400 a.C. Está compuesto por collar y placa circular de cinturón, ambos con decoraciones en espiral. Alrededor de dicha placa había 14 discos ornamentales y, en el mismo cinturón, había un peine y una daga grande. En sus brazos la mujer portaba 4 brazaletes, mientras que la falda de cuerdas estaba decorada con 70 tubos de bronce.

En la siguiente vitrina se expone el ajuar funerario perteneciente a un hombre enterrado en un ataúd de roble en Store Kongehoj en el año 1400. Se encontraba en uno de los montículos más grandes de Dinamarca, con una altura de 8 metros y un diámetro de 35. En la tumba había una espada de bronce en una vaina de madera decorada con motivos tallados, un gancho de cinturón de bronce, una taza de madera decorada y un cuenco de madera de gran tamaño.

Curiosa es también la muy bien conservada silla plegable, datada en la segunda mitad del 1400 a.C., encontrada en Guldhøj durante las excavaciones de 1891. Se halló, entre otros objetos, a los pies de un ataúd de roble que contenía los restos de un hombre. Está hecha de madera de fresno decorada con motivos tallados en tono negro. El asiento era de piel de nutria, de la cual sólo se conserva un fragmento. Estamos ante la única silla plegable completa que se conoce de la Edad del Bronce, aunque sí existen fragmentos de este tipo de asiento.

Llegamos ya a la sala 10 dedicada en su mayor parte a las espadas de la Edad del Bronce. Este arma era la posesión más valiosa del hombre en aquella época, ya que no sólo se trataba de un instrumento de batalla sino también un símbolo de alto rango. Las lanzas y arpones eran armas importantes pero no otorgaban el mismo estatus que la espada. Éstas eran colocadas en las tumbas de los hombres ricos y también era usada como ofrenda a los poderes divinos que habitaban los lagos y pantanos.

En la Edad de Bronce tardía (de 1100 a 500 a.C.) las costumbres funerarias cambiaron, se sustituyó el enterramientos en la tierra a la cremación. El cuerpo del difunto se quemaba para después colocar sus restos, junto con otros objetos, en una urna de arcilla que se colocaba en el borde de un montículo. Por ello la cámara no era lo suficientemente grande como para caber una espada. Por eso, en su lugar se colocaban espadas en miniaturas que simbolizaban que el difunto había pertenecido al estamento más alto de la sociedad y tenía derecho a llevar una. Ejemplos de estas piezas podemos verlas en la mesa vitrina de esta sala.

En la zona que ahora es Dinamarca la población local no era más guerrera que en otro lugar. Aunque la guerra y conflictos pudieron ser parte de la vida, en algunas pinturas rupestres se pueden ver cómo la espada, dentro de su vaina, formaba parte del traje masculino. Curiosamente no se han encontrado ninguna pintura en la que se vea a los guerreros utilizándolas. Como símbolo de rango que es, estas armas se usaban en ocasiones festivas, ceremonias religiosas y procesiones. En el expositor tenemos un buen número de espadas, algunas con empuñadura de bronce y otras con una parte donde había una empuñadura de material orgánico.

Mientras que el estatus del varón se representaba con la espada, la parte inferior de esta vitrina está dedicada a las placas circulares de cinturón y sus ornamentos, símbolos más importantes de la posición social de la mujer de la época. Mientras que en la Edad de Bronce inicial estaba de moda los ornamentos con motivos en espiral, en la tardía el gusto era por los círculos y patrones de estrellas. Tanto las espadas como los adornos del cinturón atestiguan el alto nivel de fundición del bronce y la artesanía artística.

Llegamos ya a la sala 11 en cuyo primer expositor vemos algunos ejemplos de moldes para hacer hojas de hacha y hoces. Al lado se exponen los hallazgos de oro datados en 1700-1100 a.C. El oro que llegaba a esta zona de Dinamarca se utilizó para fabricar entre otras cosas, brazaletes y anillos en espiral. El oro no sólo era el metal más valioso, sino que también era el que simbolizaba al sol, cuyo brillo les recordaba al del astro.

Algunas de estas piezas fueron objetos sacrificiales que fueron depositados en lagos, pantanos, pozos, colinas o grandes piedras, a modo de ofrenda para potencias superiores. Los brazales se hacían tanto de oro como de bronce. Se han dado casos en que se han encontrado estos objetos en tumbas de hombres, por lo que se asume que también ellos los utilizaba. En la vitrina podemos ver varios ejemplos de brazaletes, anillos de tobillo y aros de cuello.

Pero durante ese período también se utilizaron otros materiales como el sílex, la piedra y el hueso. En la edad de Bronce inicial la daga de pedernal era un arma importante, al igual que las puntas de flechas y hachas de sílex. Hasta el final de este período, el sílex se utilizó ampliamente para hoces y cuchillos.

En la sala 12 se encuentra una de las piezas más famosas del museo: el Carro del Sol o Carro solar de Trundholm. Fue encontrado en septiembre de 1902 cuando la zona que correspondía con el antiguo pantano Trundholm Mose, en el noroeste de Zelandia, fue arado por primera vez. Esta pieza se hizo alrededor del 1400 a.C. en bronce y oro, presentando una elegante espiral que decora el disco dorado (de 25 centímetros de diámetro aproximadamente), ornamentación que revela su origen nórdico.

Se cree que se hizo como un objeto "mágico" para animar al sol a levantarse cada día, evitando así el fin del mundo. Y es que el sol tenía muchísima importancia en la Edad del Bronce ya que gracias a él los cultivos podían crecer y no estaría todo sumido en una eterna oscuridad. Se representó al astro rey en un carro tirado por un caballo divino, metáfora del eterno viaje que el astro realiza cada día. El caballo era por aquel entonces un animal exótico que acababa de llegar a Escandinavia, por lo que tenía un estatus especial.

Se veía como un animal noble y digno que solamente se usaba para el transportarte de los nobles y aristócratas en pequeños carros de dos ruedas. Por aquel entonces montar a caballo en Escandinavia no era común, habría que esperar mil años hasta que tal acción se generalizara. En el carro del sol el caballo está sobre una barra sostenido por cuatro ruedas y que también está conectado al disco que tiene dos ruedas.

Los lados del disco han sido interpretados como una señal de la creencia que había que consistía en creer que el sol es atraído de este a oeste durante el día y por tanto presentando su lado brillante a la Tierra y cuando regresa, durante la noche, de oeste a este, nos muestra su lado más oscuro. Hay quien señala que el carro se utilizó durante rituales religiosos para demostrar la creencia señalada anteriormente. También existen estudiosos que señalan que se trata de un calendario.

En el expositor de la derecha vemos gran cantidad de barcos realizados con el equivalente en metal del sol, es decir, en oro. Estas naves no sólo eran uno de los motivos principales en las pinturas sobre las rocas, también se hacían en bronce u oro. Curioso es también el anillo de cuello que presenta imágenes de barco en las placas laterales o las figuras femeninas de entre los años 900-500 a.C.

En la otra vitrina vemos otro disco solar de oro y las partes de una rueda encontrados en Jægersborg Hagan, al norte de Zelandia. Durante los rituales se utilizaban discos y símbolos solares que se podían colocar en soportes. Estas piezas podían ser de oro, bronce o piedra. El disco y partes de una rueda que vemos aquí quizás formaron originalmente otro Carro del Sol. Los sacerdotes llevaban cascos con cuernos y portaban, a menudo, las hachas de culto o soplaban un instrumento llamado lur.

En la parte media de la vitrina algunas figuras de bronce. En el siglo XVIII se encontraron un grupo de pequeñas tallas del 800 a.C. que estaban compuesto por 3 figuras femeninas acróbatas, dos portadores del hacha de culto con cascos de cuernos y una figura erguida con un brazo extendido. Varias de esas figuras se han perdido y sólo podemos ver aquí una acróbata y un hombre con casco de cuerno.

Los cascos de Viksø se encontraron en la excavación de una antigua tundra en Brøns Mose en Viksø, en Zelanda, cuando un trabajador escuchó un crujido metálico bajo su pala. Había tropezado con estos dos cascos de bronce con cuernos casi idénticos del 900 a.C. Probablemente se usaron para ceremonias religiosas, aunque después se depositaron en el antiguo pantano como ofrendas. Aunque no está claro donde se fabricaron los cascos, sí lo está el hecho de que quien los construyeron estaba influenciado por el trabajo de bronce de la zona del este alpino.

Curioso es también el plato dorado del 1400 a.C. adornado con cuernos que podría haberse colocado sobre la cabeza de un caballo o de un ser humano. Al lado vemos un cuerno solo que pertenecía a un casco como los que hemos visto, datado en el año 900 a.C. La parte inferior del expositor lo ocupan objetos de 1300-1100 a.C. hallados en la tumba de un hombre en Hvidegaad, al norte de Copenhague.

En la sala 13 podemos ver expuestos varios instrumentos musicales de viento típicos de la zona, conocidos como lur. Ha sido en Dinamarca donde mayor número de lures se han encontrado, en total 39 unidades. También se han hallado en Suecia, Noruega y el norte de Alemania. La forma curvada de los tubos recuerda a la de los cuernos de los bueyes, sobre los cuales estos instrumentos quizás pudieron haber sido modelados. La primera vez que se encontró lures fue en 1797 en el pantano de Brudevælte Mose. Un agricultor llamado Ole Pedersen halló la parte superior de 6 lures, una semana después daría con sus 6 boquillas. Así fue como seis de estos instrumentos completos vieron la luz por primera vez desde la Edad del Bronce, momento en que fueron depositados en una ciénaga después de haber sido cuidadosamente desmontados y embalados.

En la siguiente vitrina se exponen varios anillos, brazaletes y cuencos de oro, de entre 1000-800 a.C., que fueron depositados como ofrendas votivas en campos y pantanos. Al lado vemos varios escudos redondos que fueron empleados en los rituales. Probablemente se importaron desde Europa central durante el período 1100-700 a.C.

Los sacrificios cambiaron su carácter a lo largo de la Edad del Bronces. Los objetos asociados con las mujeres, empezando por la joyería, se hicieron cada vez más comunes, mientras que las armas fueron apareciendo cada vez con menor frecuencia. Se han encontrado sacrificios con contenido mixto en la Edad del Bronce tardía, donde se depositaron armas, ornamentos y otras piezas. Un ejemplo de lo anteriormente comentado es un gran collar formando por pequeños anillos de bronce y placas ornamentales que pudo haber servido como un arnés para caballos.

Pero no sólo los objetos ornamentales y cotidianos se utilizaban como sacrificios en los pantanos, también se ofrecía pelo trenzado, algunos de los cuales se ataban a otras trenzas. Este tipo de ofrendas podrían haberse visto como un sacrificio pequeño, ya que el pelo se podía recuperar relativamente fácil, pero también como un gran acto porque donaban la cosa más hermosa que disponían en ese momento. Ejemplos de estas trenzas podemos verlas aquí, datando de alrededor del año 350 a.C.

Llama la atención una figura masculina de alrededor del año 600 a.C. hecha con madera de roble que fue encontrada durante la excavación de una turba en 1880, no muy lejos del borde de un pantano. Justo al lado de donde se halló había un montón de pequeñas piedras entre las que se encontraban, al menos, los restos de cuatro vasijas, por lo que se cree que el sacrificio de esta cerámica tuvo que haber ocurrido al lado de la figura de madera, que a pesar de su forma simple exhibe poder y fuerza, donde los poderes divinos podían habitar.

En la sala 14 podemos ver ejemplos de los nuevos motivos ornamentales que aparecieron en Escandinavia alrededor del 1300 a.C. Estas nuevas decoraciones representan un ave acuática, podría ser un pato, un cisne... Estas formas aparecieron por primera vez en Europa central y parece que llegó hasta esta tierra en artefactos de bronce importados. Los nuevos motivos decorativos se adaptaron aquí en objetos como por ejemplo la navaja de afeitar. Tanto en Europa central como en Escandinavia se pueden encontrar Barcos de Sol, cuyas popas y proas acaban en un cabeza de ave acuática.

La sala 15 está dedicada a las estelas o piedras rúnicas. Fueron erigidas en memoria de los miembros de una familia para mostrar la continuidad del clan y asegurar los derechos de los herederos. Estas piedras se colocaron en lugares de alta visibilidad como los caminos y fueron pintados con colores brillantes. La costumbre de erigirlos comenzó en el siglo VIII a.C., pero la mayor parte de las piedras rúnicas en Dinamarca se levantaron después de la introducción de cristianismo, en el 970 d.C. Las piedras más antiguas tienen inscripciones invocando a Thor, mientras que las más modernas contienen oraciones cristianas.

A partir de la sala 15 comienza la etapa de la Edad del Hierro y el período vikingo. En dicha sala destaca la llamada carreta de Dejbjerg. Se tratan en realidad de dos carros que fueron colocados en un pantano al oeste de Jutlandia justo antes del nacimiento del Cristo. Para ello fueron desmantelados y situados en un pantano, delimitados con ramas y palos. Las carretas de Dejbjerg eran probablemente carretas ceremoniales de una persona de alto estatus social.

El hierro de los cuerpos de los carros fueron forjados con mineral de la montaña continental, por ello fueron fabricados probablemente en Europa central por los artesanos celtas, aunque sin embargo las ruedas fueron reparadas en Dinamarca, como así lo demuestra uno de los aros del borde de la rueda que fue forjada con hierro danés. En este museo se expone la carreta mejor conservada.

El carro que vemos aquí está equipado con un cuerpo de carrocería que está ricamente decorado con soportes de metal y una barra de tracción de bronce en una estructura a cielo abierto. En los bordes del cajón del carro hay cuatro máscaras masculinas que nos recuerda su origen celta. La estructura del carro podía ser cambiado, por lo que se utilizó para diversos fines, por ejemplo es posible montar un asiento sobre el cuerpo. También era posible quitar el cajón y usar los cuatros postes verticales para usarlos para rituales votivos.

El poder y la riqueza trajeron a la sociedad campesina de la época la posibilidad de hacer alianzas mediante regalos en forma de preciosas vasijas, armas y joyas. De esta manera, se aseguraban los lazos de amistad entre familias y aldeas. Ejemplo de lo comentado es lo que queda de un caldero de bronce en cuya parte exterior venos decoraciones consistentes en cabezas de toros y la cabeza de una diosa con un gran anillo alrededor de su cuello. Los regalos podían pasar de mano en mano entre las familias, ser depositados en la tumba o como ofrenda votiva, como es el caso del caldero que vemos.

En la sala 17 destaca el gran caldero de Gundestrup, encontrado en 1891 durante la excavación en el pantano de Rævemosen. Cerca del 500 a.C. la gente comenzó a extraer hierro de las minas locales para no depender del bronce que llegaba de zonas distantes de Europa. Alrededor del año del nacimiento de Cristo se comenzó a trabajar con un nuevo metal, la plata. El caldero de Gundestrup es un buen ejemplo de un objeto hecho de este mineral en aquel tiempo.

Este caldero había sido depositado en una ciénaga, pero antes había sido desmontado. Las grandes placas de plata que conforman sus lados se sacaron y se colocaron en el fondo del recipiente. Los motivos decorativos que presentan, elefantes, leones y varios dioses desconocidos representados en un estilo extranjero, indican que esta piza vino de un área distante del sur o sureste. Las especulaciones están abiertas, se dice que pudo haber sido un regalo para el jefe de una aldea o un botín de guerra.

Llegamos a la sala 18 que está dedicada a la Mujer de Huldremose, encontrada en 1879. En el siglo II a.C. su cuerpo fue depositado en un antiguo pozo en Huldremose. Un corte violento con una herramienta afilada casi le cortó el brazo derecho antes de morir. Gracias a las condiciones de escasez de oxígeno en el pantano, el cuerpo conservó la piel, el pelo, la ropa y el contenido estomacal.

Llevaba una falda de lana, una bufanda y dos capas de piel. En el momento de su muerte, la mujer contaba con 40 años de edad. Con esa edad ya era una anciana de acuerdo con la esperanza de vida en la Edad del Hierro. Su descubrimiento ha abierto muchos debates sobre la manera de morir que tuvo, se ha dicho que fue asesinada para después ser colocada en el pantano como un sacrificio a las deidades. En las otras vitrinas se exponen otras ofrendas y mantas de lana que cubrían otros cuerpos.

En la sala 19 podemos ver diferentes objetos encontrados en varias tumbas. Entre ellas destaca la de un jerarca en Hoby, en la isla de Lolandia, de la Edad del Hierro romana inicial que constituye una de las más ricas de este período en el norte de Europa. El hombre, de mediana edad, fue enterrado después del nacimiento de Cristo con magníficos muebles, incluyendo un servicio de mesa romana consistente en un plato, una vasija de vino, una cuchara, una jarra, una bandeja y dos copas de plata decoradas con escenas de la Ilíada. Además se encontraron cerámica y otros objetos de plata, bronce, hierro y oro.

Los restos de la Mujer de Himlingøje que, a juzgar por los valiosos objetos que se depositaron con ella en la tumba, se trataba de una mujer muy prominente en su época. En el momento de su muerte contaba entre 40 y 50 años de edad. Entre los objetos destaca un gran broche de plata con inscripción rúnica con el nombre de un hombre y 5 broches más pequeños. En su boca se puede ver una pieza de oro llamado moneda de Caronte, destinada a ser el pago para poder viajar por el reino de los muertos. En su muñeca había dos pulseras de oro, en sus dedos dos anillos, mientras que en su pecho luce un gran collar y amuletos, entre otras piezas.

El cementerio de Himlingøje fue utilizado durante varias generaciones, presumiblemente para entierros de una familia rica. Una de las tumbas, perteneciente a un hombre de finales del siglo II d.C., consistía en un enterramiento mediante el rito de la cremación. Los restos del difunto se almacenaron en una urna de bronce con la forma de una vasija romana. Junto al hombre se depositaron muebles que fueron destruidos en la pira funeraria, copas de plata, copa de cristal romano, dos baldes romanos de bronce, otros dos vasos, un cucharon, un tamiz, tres espuelas, un peine, etc...

Otra de las tumbas pertenece a una mujer del siglo III d.C. En ella se encontró un balde de madera con accesorios de bronce, broche de bronce y plata dorada, horquilla para el pelo de plata, anillo de oro, espiral de bronce, collar de vidrio y ámbar, recipiente de barro y un cuerno de vidrio romano para beber.

La tumba de Årslev, del silgo IV d.C., fue encontrada en 1820 en Årslev Kirkebakke. Contenía dos esqueletos que estaban uno al lado del otro, un difunto con ajuar funerario y otro sin él, por eso se especula que éste último podría haber sido un esclavo. Los restos que sí tiene pertenecen a una mujer: entre los objetos que la acompañaba en su viaje al más allá encontramos platos, baldes de bronces, una chuchara de plata, una bola de cristal y un exclusivo conjunto de joyas de oro compuesto por varios adornos con cabezas de leones, alfiler, broche, dos anillos y una moneda que imita a una romana.

Entre los hallazgos vemos un equipamiento romano de entre los siglos II y III, encontrados en Vimose. Está compuesto por un soporte y chapas (algunos de marfil de elefante) para la vaina, soportes para cinturones de espadas (cuatro de ellos muestran un águila romana con un anillo en su pico y las letras IOM que es la abreviatura de "Iupiter Optimus Maximus" / "Júpiter, el mejor, el más grande", y hojas de espadas con marcas de los maestros herreros romanos.

En la contigua sala 20 se exhibe el Hjortspringbåden o Barco de Hjortspring. En el pantano de Hjortspring Mose se han encontrado las ofrendas de armas más antiguas en Dinamarca que atestiguan que los guerreros y fuerzas militares marítimas ya estaban organizados. Alrededor del años 350 a.C. un ejército extranjero de cuatro o cinco barcos y compuesto por alrededor de 80-100 soldados atacó la isla de Als. Los invasores, cuya procedencia no conocemos, fueron finalmente derrotados.

Tras la lucha, los vencedores sacrificaron las armas, escudos, herramientas y uno de los barcos de sus enemigos en el pantano como agradecimiento al poder superior por haberles ayudado en su victoria. Los restos de ese barco, que era rápido y flexible, son los que vemos hoy aquí. Tiene 20 metros de largo, pesaba 530 kilos y podía transportar a 24 hombres con armas y otros equipamientos. Está compuesto por un tablón de fondo y dos más anchos a cada lado. Las placas son de madera de tilos, mientras que los remos son de arce.

En el momento en que el barco fue sacrificado en el pantano, ya aparecieron las primeras aldeas fortificadas. Los poblados de Borremose en Himmerland y Lyngsmose en Ringkøbing han sacado a la luz rastros de conflictos durante la Edad del Hierro. Ambos asentamientos estaban protegidos por una zanja defensiva, la cual consistía en multitud de estacas de roble afiladas y colocadas en el suelo. Así se pretendía que el enemigo no pudiera cruzar esa zanja. El general romano César también se topó con este tipo de defensas cuando conquistó la actual Francia, por ello se le denominan "lirios de César".

Lo primero que vemos nada más entrar a la sala 21 son los restos de una mujer acomodada enterrada en Juellinge, justo después del nacimiento de Cristo. Esta mujer tenía 30 años en el momento de su muerte, cuyas causas son desconocidas. En el fémur derecho tenía un grave tumor, aunque no era maligno. Fue colocada en la tumba completamente vestido con costosas joyas y diferentes objetos romanos como un caldero de bronce que contenía una bebida elaborada a base de cebada, arándanos y mirto, además de trozos de carnes de res y cerdo.

En la Edad del Hierro final y el comienzo de la era Vikinga la brecha entre ricos y pobres se hizo más patente. Las familias más ricas mostraban su poder mediante vistosas residencias y grandes propiedades. Así apareció la figura del magnate quien tenía muchas funciones en la sociedad de la época y era el protector de la población, incluso a menudo también un líder de la guerra. Los nuevos hallazgos arqueológicos nos dan más explicaciones de este período y sobre la religión precristiana de los vikingos y sus rituales. Incluso podemos probarnos parte del equipamiento habitual de un guerrero de la época.

El tesoro de Mammen apareció cerca del cementerio de Bjerringhoj. Contenía un cofre de madera con monturas doradas, varios platos de cocina, un molde para hacer joyas y dos arneses para los caballos de carruaje. Éstos últimos están hechos con madera decorados con elementos de bronce dorado. Ambas piezas se colocaban en la espalda de los caballos, como parte del arnés del animal. Además de ser decorativos e indicar la riqueza del dueño, servía como guía para las riendas.

Las costumbres funerarias testifican las grandes diferencias de la sociedad en su conjunto. Se practicaron tanto inhumaciones (entierros en el suelo) como cremaciones. Las mujeres fueron enterradas con sus joyas y otros muebles, mientras que los hombres tenían escaso equipamiento funerario. Alrededor de seiscientas armas se depositaron en las tumbas en el este de Dinamarca, pero no fue hasta el siglo X en que esta costumbre se generalizó en todo el país.

De finales del siglo X es un relicario que se hizo en Escandinavia y que se conservaba en la catedral de Cammin, Pomerania, pero desapareció durante la II Guerra Mundial. El relicario que vemos hoy aquí es una copia de aquel. El cofre de madera estaba revestido con cuerno de alce, presentando bandas de bronce dorado. La forma que tenía imitaba a una casa típica vikinga.

En la Sala 22 se exhiben objetos pertenecientes al período de las grandes migraciones (440 al 550 d.C.). Entre los hallazgos más famosos se encuentran los Cuernos Dorados, aunque estas piezas han tenido una historia muy dramática. Fueron realizados alrededor del año 400 d.C. con ornamentaciones nórdicas y romanas. Juntos pesaban casi 7 kilos, el más largo de todos se encontró en 1639 en Gallehus, cerca de Møgeltønder y, en 1734, a pocos metros del anterior se descubrió el más corto que tenía la inscripción "Yo Lægæst, hijo de Holt, hice el cuerno".

Ambos cuernos fueron robados y fundidos en 1802. Se conoce su decoración original a partir de los dibujos de la obra que el anticuario Ole Worm publicó en 1641, y del trabajo publicado por J.R. Paulli en 1734, del cual se expone una copia original. Por tanto muchos de los detalles son inciertos o imprecisos. Las copias hechas en 1861 son demasiado grandes pero presumiblemente muestran las formas adecuadas de los originales, mientras que los que se hicieron en los años setenta del siglo XX parecen que tienen el tamaño correcto. Los cuernos de la parte inferior son reproducciones del rey Federico VII, donadas al museo en 1861.

En el resto de la sala podemos ver diferentes piezas de oro, material que provino del Imperio Romano en forma de joyas pero sobre todo en forma de monedas romanas. Especialmente a mediados del siglo V, los romanos pagaron grandes sumas de oro a los pueblos hostiles como los hunos y los godos para asegurar la paz a lo largo de sus fronteras. Parte de ese oro llegó a Escandinavia, donde las familias que gobernaban mostraban su estatus poseyendo anillos de oro.

Los hallazgos de piezas de oro son tanto de hombres como de mujeres; los broches y brazaletes pertenecían a ellas, mientras que los pomos de espadas y los soportes de vainas eran de ellos. Los brazaletes con imágenes de dioses no sólo eran ornamentaciones sino también amuletos. Por otro lado los brazaletes más pesados y las grandes cadenas eran símbolos de rango de los jefes de la aldea.

La sala 23 expone diferentes piezas de plata y oro de la era de los Vikingos. Este metal era la verdadera moneda de aquella época, con el que se pagaba. Muchas de las piezas que vemos vienen de lugares lejanos, no hay que olvidar que los vikingos eran tanto comerciantes como conquistadores. Entre ellos destaca el llamado Tesoro de Hornelund que contiene dos broches y una pulsera, datados en el siglo X. Los broches, considerados los mejores ejemplos de la era de los vikingos en Dinamarca, están decorados con filigrana cuya decoración consistente en las hojas de vid, característica que proviene del arte cristiano.

Llegamos a la sala 24 y última de la sección de prehistoria danesa. Colgados de la pared vemos partes de lo que fue el antiguo puente de Ravning, en el valle del río Vejle. Al mismo tiempo que las grandes fortalezas circulares se construyeron, se fueron construyendo una serie de puentes. El de Ravning fue levantado en el año 970-80, tenía una longitud de 760 metros por 5 de ancho, contando con alrededor de 1.200 postes de roble y 600 travesaños. Para conseguir la madera se talaron 350 hectáreas de roble. Esta obra es un ejemplo de las habilidades de ingeniería de los vikingos. Debido al poco desgaste que presenta, se piensa que sólo fue utilizado por el rey y sus hombres.

En la vitrina vemos una pieza de ámbar representando el rostro de un hombre con barba, se cree que podría tratarse de Frey, el dios de la fertilidad nórdica. La transición de paganismo al cristianismo fue lenta: en el siglo IX parte de la población aún era cristiana. A pesar de que el rey Harald proclamó la introducción del cristianismo en el año 965, el paganismo y la nueva religión convivieron juntos durante mucho tiempo.

Así, una vez proclamada la nueva religión, el rey decidió erigir entre dos montículos funerarios una iglesia de madera con una cámara debajo. En la tumba de la iglesia se encontraron los restos de un hombre de entre 40 y 50 años, quien originariamente estaba enterrado en el montículo norte. Junto a él se han hallado restos de un brocado de oro de un fino traje y monturas de platas. Se especula que el rey Harald volvió a enterrar a su padre, Gorm, para que tuviera un entierro cristiano. En el expositor vemos la copa de Jelling, que estuvo en uso en la iglesia.

Pulsar para invitarme a un café