COPENHAGUE (KØBENHAVN)

TORRE REDONDA


El rey Federico II fue el primer monarca danés que se interesó por la astronomía después de quedar muy impresionado por las multitud de observaciones e importantes resultados del trabajo científico de Tycho Brahe, un famoso noble y astrónomo. Por ello el monarca le concedió financiación para establecer dos observatorios en la isla de Hven, situada entre Suecia y Dinamarca. Estos nuevos observatorios se construyeron alrededor de 1576-1580 y fueron llamados Uraniborg y Stjerneborg. Tras morir su padre, Cristián IV fue nombrado rey y dejó de financiar a Tycho porque no compartía sus métodos científicos. El astrónomo, tras caer en desgracia se mudó a Praga donde murió en 1601.

Ese mismo año se demolieron los dos observatorios de la isla Hven, tras lo cual el rey, a falta de un observatorio científico para estudiosos y estudiantes de la Universidad, mandó levantar no sólo esta torre sino también un complejo que reunía las tres instituciones principales para los eruditos del siglo XVII: la Trinitatis Kirke, observatorio astronómico y una biblioteca universitaria. Este complejo se construyó entre 1637 y 1642, según proyecto de Hans van Steenwinckel. La Rundetaarn tiene una altura de casi 40 metros, incluyendo el observatorio. Exteriormente posee una decoración bastante austera, concentrada sobretodo en la puerta de acceso y en un jeroglífico con las letras doradas diseñadas por el mismo Cristián IV que alude a la sabiduría y justicia del rey.

Lo primero que salta a la vista cuando accedemos a su interior es su rampa helicoidal, única en la arquitectura europea, que mide 209 metros de largo y 4,5 metros de ancho y que gira alrededor del núcleo central de la torre siete vueltas y media. Sus blancas paredes sostienen bonitas bóvedas, mientras que el suelo está realizado con ladrillos colocados de costado formando líneas concéntricas.

El acceso a las diferentes partes del edificio se hace a través de estas rampas porque en aquella época era necesario subir grandes cargas de material pesado hasta la biblioteca o el observatorio astronómico. De hecho en 1716 la zarina Catalina de Rusia subió hasta lo más alto en su carroza, seguido de su marido, el zar Pedro el Grande, que lo hizo a caballo. En la actualidad, cada año, en vez de caballos y carruajes, se hace una carrera de monociclos.

A media altura de la torre, encontramos la biblioteca que se inauguró en 1657 justo encima de la iglesia y con la forma de una gran sala de aproximadamente 1.000 metros cuadrados que albergaba unos diez mil libros. Después de su traslado, en 1861, a la nueva sede construida en Fiolstræde, este espacio fue destinado a almacén. En la actualidad, después de una cuidada restauración, se utiliza para conciertos y exposiciones temporales.

En una de las vitrinas se exponen diferentes almanaques. Y es que, este tipo de libro ya se conocía en Dinamarca desde el siglo XVI. Los almanaques contenían todos los días del año, además de lo que se creía que pasaría en ellos, no sólo el tiempo sino también todo tipo de calamidades. Estos libros adivinatorios fueron demasiado para el rey que pensó en conceder a los universitarios el privilegio de publicar almanaques. A partir de 1685 la torre apareció en la primera página y, año tras años, el arte adivinatorio dejaba paso cada vez más a la razón, constituyendo todo un concentrado de conocimientos útiles.

Junto a la biblioteca se encuentra restaurado uno de los dos retretes con que contaba la torre y que fueron usados hasta 1902. Ambos inodoros estaban conectados con conductos que se encontraban dentro de las paredes y que bajaban hasta un pozo oscuro de 12 metros cúbicos que estaba debajo del edificio. Como curiosidad decir que H.C. Andersen era asiduo a la biblioteca, por lo que a buen seguro hizo uso de este retrete. Por cierto, en su cuento "El encendedor de yesca" se dice que uno de los perros, el más grande, tiene los ojos tan grandes como la Torre Redonda, se refiere a esta torre.

Llegamos ya al llamado Buhardilla Ringerloftet, aquí cuelgan las campanas de la Trinitatis Kirke, si bien éstas ocupan poco espacio de los 900 metros cuadrados que tiene este lugar. Por ello, el desván era alquilado para variedad de propósitos a lo largo de los años, entre ellos, el de ser un lugar donde tender la ropa.

Actualmente parte del desván se ha reconstruido y acondicionado para ser visitado. Así, aquí podemos ver de cerca las enormes vigas de pino pomerano usadas para la reconstrucción del edificio tras el incendio que asoló Copenhague en 1728. También vemos una pequeña colección de aparatos astronómicos, así como otros objetos relacionados con la historia de la torre, como almanaques de entre 1685 y 1861, un pequeño telescopio de bronce de 1850, una esfera de brújula de 1780, las llaves del último observatorio de 1850, etc...

En otra vitrina vemos un dibujo representando el momento en que el zar Pedro el Grande subió con su caballo por el interior de la torre. También se expone el discurso de la ceremonia de inauguración del techado de 1730, tras ser reconstruida tras el gran incendio de Copenhague. Al lado vemos los restos de la bomba que cayó sobre la iglesia durante el bombardeo inglés de 1807 y la medalla de la carrera a contra reloj que tuvo lugar en 1888 con motivo de la Exhibición de Arte Nórdico e Industrial. Por otro lado conoceremos más sobre un niño de 12 años llamado August Nielsen que cayó por el cilindro central de la torre y sorprendentemente vivió.

El núcleo central del edificio está hueco, de tal manera que forma un cilindro en toda su longitud. Cuando se construyó la torre ese tubo estaba comunicado con la rampa mediante diferentes huecos, los cuales fueron tapiados posteriormente debido al peligro que suponían, recordad la historia del pequeño August.

En la cima de la rampa, antes de seguir por el pequeño tramo de escalera que nos llevará a la plataforma de observación, podemos ver un reloj astronómico de 1928 con un mapa de los planetas, según el atlas celeste de Bayer de siglo XVIII. Originariamente había un reloj de 1697 realizado por Ole Rømer, director del observatorio, profesor de astronomía y defensor de la teoría heliocéntrica, en el que se representaba el cielo con el sol y la luna girando alrededor de la Tierra y los planetas en órbita solar, en señal de respeto a las teorías de Tycho Brahe.

Junto al reloj astronómico se abre una ventana de la que cuelga una corona de muérdago, que según la tradición celta la pareja que pase por debajo debe sellar su amor con un beso para asegurar el buen augurio, la fertilidad y la prosperidad. Los antiguos escandinavos creían que el muérdago era una planta de paz, por lo que cuando querían declarar alguna tregua con el enemigo, se colocaban bajo ella. Además era utilizada para resolver problemas de pareja: ambos se colocaban debajo y comenzarían a besarse para hacer las paces. Tradiciones aparte, desde aquí se disfruta de una buena vista del entorno y del tejado a dos aguas de la iglesia.

Ahora sí, llegamos hasta la plataforma de observación desde la que se obtienen magníficas vistas de la Copenhague. En esta parte de la torre hay que destacar la bonita balaustrada de hierro forjado de 1643, obra de Caspar Ficke, el forjador de la corte de Cristián IV.

El campanario de la torre, de 15 de diámetro, se empleó como base del observatorio astronómico y así fue hasta el año 1861. El observatorio (ha habido varios anteriores), al que se accede por una estrecha escalera de piedra, lo conforma un pequeño edificio abovedado con 6,75 metros de altura y 6 de diámetro. La cúpula giratoria que vemos actualmente, con su telescopio de 80 a 450 aumentos y de 3 metros de largo y lentes de 15 centímetros de diámetro, data del año 1929.

Es pues, el observatorio en funcionamiento más antiguo de Europa. De entre los astrónomos más importantes que han utilizado este observatorio se encuentran Ole Rømer (1644-1710) y Peder Horrebow (1679-1764). Actualmente es utilizado por aficionados y estudiantes.

Como parte de este conjunto de edificios (llamado Complejo Trinitatis), la torre redonda se construyó adosada a la Trinitatis Kirke, pues como ya hemos dicho anteriormente, esta era la idea del rey. La primera piedra del templo fue colocada por Cristián IV en 1637 y finalmente la iglesia fue inaugurada en 1656 bajo el nombre Sanct Anna Rotunda. Durante el ya famoso gran incendio de Copenhague, el edificio fue dañado por el fuego y nuevamente reconstruido en 1731.

La iglesia original era una construcción de ladrillo alto y largo, sin mucha decoración, levantada con pequeños ladrillos holandeses. Las alteraciones y reparaciones de 1675 cambiaron la apariencia de aquella obra. El exterior actual, datado de la renovación de 1870, también es muy austero, destacando las altas ventanas entre macizos contrafuertes de ladrillo.

El interior de 50 metros de largo, 20 de ancho y 18 de alto, está dividido en tres naves con la misma altura, posee bóvedas reticuladas sobre pilares octogonales, algo que era característico del gótico tardío de las iglesias con planta de salón, muy común en la zona norte de Alemania. Por otro lado, conserva casi intacta la decoración barroca que tenía antes del mencionado incendio de 1728.

El púlpito y el retablo del altar datan de mediados del siglo XVIII. El púlpito está cubierto por un baldaquino decorado con estatuas realizadas por Friederich Ehbisch, el mismo artista que realizó el retablo. Justo enfrente de éste se encuentra un insólito reloj fabricado también en el mismo siglo por Peter Michael Abel.

El altar mayor se encuentra rodeado por una verja de hierro forjado datado en el siglo XVIII. A la izquierda de éste se ubica la tumba de mármol del mariscal Hans Schack, realizada por el holandés Artus Quellin el Joven en 1689. Schack fue un héroe danés que defendió la ciudad contra la incursión del ejército de Carlos Gustavo X de Suecia, durante el asedio de los años 1658-1659. Bajo el coro se encuentran enterrados personajes prominentes.

Completa la nave un imponente órgano barroco, decorado con grandes lámparas de finales del siglo XVIII y rematado por el escudo real, fabricado por Lambert Daniel Kastens en 1731. A lo largo de los años ha sido sometido a diferentes reparaciones importantes como el que tuvo lugar en 1757, o en 1792, posiblemente en 1826 y entre 1834 y 1835. Desde el año 1862, el órgano dejó de funcionar y la iglesia tuvo que alquilar uno hasta 1870. En ese mismo año se instaló uno nuevo construido por Daniel Köhne y Knud Olsen, utilizado hasta el 1956, momento en que el órgano actual fue totalmente renovado por Marcussenen.

Ya en el exterior, no nos podemos ir sin antes fijarnos en la Regensen, residencia universitaria también mandada construir por Cristián IV durante los años 1623 y 1628. Consta de dos pisos y un bonito pórtico. También sufrió la furia del incendio de 1728 y no solo fue reconstruida, sino también ampliada a lo largo de los años, como en las restauraciones realizadas de entre 1906 y 1909, en que fue profundamente modificada por Martin Borch.

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