CARTAGENA

Y LA NECRÓPOLIS TARDORROMANA


Este museo se fundó en 1943 ocupando un antiguo edifico de la plaza de Juan XXIII, pero con el descubrimiento en el año 1967 de la necrópolis de San Antón, el por aquel entonces director del museo, Pedro San Martín, propuso al ayuntamiento construir un nuevo edificio alrededor de la necrópolis para que de esta manera se pudiera conservar in situ. Al ayuntamiento le pareció buena idea, con lo que el nuevo museo se inauguró en el 1982.

La exposición abarca desde el Paleolítico Medio hasta prácticamente nuestros días, si bien la cultura romana es la más numerosa y mejor representada. Pero vayamos por partes, el recorrido por el espacio expositivo comienza con piezas enmarcadas en la Prehistoria, como una falange de homínido de más de un millón de años, hachas y azuelas de piedras pulimentada de la sección dedicada a las sociedades cazadoras y recolectoras del Paleolítico, materiales de la Cultura Argárica...

A partir del primer milenio a.C. se intensifica el tráfico marítimo con el Mediterráneo oriental, convirtiéndose la comarca de Cartagena en una importante escala, gracias a sus sierras mineras. Esto fue decisivo en la gestación de la cultura Ibérica que cuenta con uno de sus mejores exponentes en el poblado y necrópolis de Los Nietos (s. V y III a.C.).

Los cartagineses fundaron en el siglo III a.C. la Qart Hadash, cuya traducción sería Ciudad Nueva, con el objeto de debilitar el ascenso de Roma en el Mediterráneo en general y en la península Ibérica en particular. El vestigio más destacado de esta civilización es, sin duda, la muralla púnica. Aquí se exponen ánforas y cerámicas púnicas, destacando un exvoto con forma de pebetero del siglo III a.C.

Como decimos la sección que este museo dedica a la romanización ocupa la mayor parte de la primera planta. Aquí vemos una colección epigráfica, compuesta por inscripciones religiosas y funerarias, considerada una de las mejores de España. Entre ellas destacan la epigrafía de L. Heraclida, C.N. Atellivs Toloco, Atelia, etc... Además de una escultura de Santa Catalina de Alejandría.

También se exponen, en el contexto de la romanización, numerosas muestras de cerámicas, esculturas, objetos personales, terracotas, vidrios, útiles de la minería, etc... Destacan la cabeza de un niño, la escultura de un joven con clámide, una cariátide, todas ellas procedente del foro romano de la ciudad de Carthago Nova, entre otras muchas piezas.

En el bloque de la romanización, también se tratan temas como la minería, comercio e industria, sin olvidar las acuñaciones monetales. Destacan un calzado de esparto, una cantimplora, lingotes de plomos sellados, ánforas, cepo de ancla, la colección de monedas, etc...

Para lo último, hemos dejado la necrópolis tardorromana, aunque es visible desde cualquier parte del museo. Abarca un área de 700 metros cuadrados y su interés radica en la variedad de las sepulturas, datadas entre finales del siglo IV a principios del V, coincidiendo con la implantación del cristianismo en el sureste español.

Las tumbas estaban cubiertas con túmulos de forma semicircular o rectangular, aunque también hay fosas realizadas sobre el terreno firme selladas con ladrillos o tejas. Algunas ánforas fueron usadas para sepultar a recién nacidos. Además, en la necrópolis se encuentran los restos de dos estructuras consideradas como panteones.

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