ATENAS (ΑΘΗΙΝΑ)

UN ESTADIO MILENARIO


En este lugar estaba el antiguo estadio que contaba con asientos de madera, pero fue renovado en mármol por Licurgo en el año 330 a.C. y ampliado y terminado por Herodes Ático en el 144 d.C. Por aquel entonces era utilizado para albergar las competiciones atléticas durante los Juegos de las Panateneas. El edificio actual, situado en una represión del Ardeto, fue reconstruido a partir de aquel antiguo estadio, por ello se trata de uno de los más antiguos del mundo en su género. Esa importante se subraya cuando en 1896 albergó los primeros Juegos Olímpicos de la historia moderna.

Para ello, Geórgios Avérof y el barón de Coubertin iniciaron en 1895 la nueva construcción en la que se utilizó el típico mármol pentélico. El estadio tiene forma de U con una pista de 204 x 33 metros de atletismo y una zona central para deportes de campo. El Panatenaico tiene cabida para 70.000 personas.

A la derecha del estadio, según miramos para adentro, se encuentran cinco inscripciones, de izquierda a derecha: los dos primeros bloques hacen referencia a las distintas sedes olímpicas en el mundo, desde los primeros Juegos Olímpicos en Atenas hasta la actualidad. El tercer bloque nombra a las personas responsables organizadoras del COI, en sus respectivos períodos al cargo de la misma.

Por ejemplo, se nombra a José Antonio Samaranch, al lado su nacionalidad española y el período en el que estuvo al mando del COI, en este caso desde 1980 hasta 2001. El cuarto bloque conmemora la inauguración por parte del Rey Constantino de los primeros JJ. OO. y los responsables del mismo. Y finalmente el quinto bloque que narra la historia del estadio, desde la época de Liturgo.

En las Olimpiadas de Atenas 2004 el estadio jugó un papel relevante, ya que aquí tuvo lugar diferentes acontecimientos, tanto deportivo como festivo, como las competiciones de tiro al arco, también fue la meta del maratón y además fue el escenario de la clausura de los juegos de ese año. Las vistas desde esta colina son maravillosas y además acoge los restos del santuario de Tique, mandado construir por Herodes Ático.

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