IRÁKLION (ΗΡΑΚΛΕΙΟ)

UN PASEO POR EL SISTEMA DEFENSIVO VENECIANO


El centro histórico de Eraclio estaba protegido por tierra gracias a unas murallas fortificadas, con baluartes y barbacanas, construidas por los venecianos entre los siglos XIV y XVII. Poseen una longitud de 3 kilómetros en los que, aún hoy, se siguen distinguiendo sus puertas y bastiones. Comenzamos nuestro recorrido por la parte más occidental de las murallas, por el bastión de san Andrés o Agios Andreas. Este bastión resultó ser, como su equivalente en el flanco opuesto del puerto, un punto débil en la batalla entre los señores venecianos y turcos.

Caminado hacia el este pronto llegaremos al bastión del Pantocrátor, a partir del cual ya se hace patente la parte más impresionante de la fortificación diseñada por el arquitecto veneciano Michelli Sanmichelli. Sobre una amplia zanja, en los niveles inferiores de los baluartes, se formaron cuadrados planos donde se habría colocado la artillería. Estos cañones probablemente estarían en una posición estratégica para defender no solo la trinchera, sino también cada bastión contiguo. Los soldados tenían muy buena panorámica sobre el mar y la ciudad misma. La Chanioporta, cuya traducción sería "puerta de Chania" ya que solía ser la entrada desde otras ciudades del oeste de Creta. La puerta está decorada con un pantocrátor en relieve también realizado por Sanmichelli. Esta puerta fue descrita en la novela de Kazantzakis "Libertad y muerte".

A continuación llegamos al bastión de Bethlehem, donde observamos que el espacio constituye todo un oasis libre de hormigón y edificios modernos que hasta ahora nos ha acompañado en nuestro paseo. Como curiosidad, aquí se levantaron, durante la II Guerra Mundial, trincheras cuya arena fue recogida, una vez finalizada la contienda, y donada para uso público. Desde este lugar obtenemos buenas panorámicas del interior de la ciudad donde dominan las torres de la catedral de san Minas. Más o menos en el centro se abre la Puerta de Bethlehem o, como suele llamarla la gente de Heraklion, Komeno Bendeni.

Dejando la Puerta de Bethlehem o Komeno Bendeni a nuestra espalda, caminamos un poco cuesta arriba para llegar al punto más alto de la fortificación, el bastión de Martinengo. Aquí también los muros son impresionantemente anchos, abriéndose en un punto para ofrecer un gran espacio con forma de punta de lanza que se proyecta hacia el sur que brinda al visitante la oportunidad de sentarse y descansar un poco, además de acoger el campo de futbol del segundo equipo de Heraklion, Ergotelis.

En este bastión, en una fortificación adicional, se encuentra la tumba del autor de "Zorba el Griego" el escritor cretense Níkos Kazantzákis, en cuya lápida está escrita una inscripción con su famosa frase: "No confío en nada, no tengo miedo de nada, soy libre". Como dato, decir que Eleni, la esposa del escritor, falleció en 2004 y fue enterrada en una tumba similar cercana, pero extrañamente separada de su marido por unos setos bajos. En este lugar suelen venir los habitantes de Heraklion para caminar, leer, jugar o simplemente pasar el rato, convirtiéndose en un rincón especial de la ciudad.

Seguimos nuestra ruta, y sin dejar de ir al este, cruzamos la Puerta Nueva o Kainourgia Porta (aunque los venecianos la llamaban Puerta de Jesús), la última de estos accesos que se construirán en la muralla y que fue un punto muy importante en las rutas hacia el sur de la isla. Desde aquí unas escaleras venecianas nos conducen hasta las calles de abajo a través de las cuales podemos llegar en menos de diez minutos al centro de la ciudad. En la otra cara del bastión se sitúa el Kipotheatro Kazantzakis, un teatro al aire libre donde tiene lugar diferentes acontecimientos culturales como conciertos, danza y teatro.

El siguiente baluarte que nos encontramos es el de Vitouri, donde acude mucha gente en verano buscando el frescor que proporciona el jardín público de Georgiadis que se encuentra debajo del bastión. Este parque recibe el nombre de un alcalde de Heraklion, que fue ejecutado por el ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial. La muralla más allá de Vitouri y su portal, la Puerta de Lazaretou o de San Jorge, fueron muy dañadas durante la guerra, por un terremoto y por la demolición indiscriminada para dar paso al desarrollo urbano. Así la muralla ya no continúa hasta el mar, aunque a nivel de calle si existen diferentes estructuras y restos, algunas de las cuales se han incorporado a edificios más recientes. La Puerta de Lazaretou, situada justo en la base de una casa, se ha restaurado y se ha ambientado, sirviendo actualmente como vía de acceso a uno de los patios interiores del bastión.

La última puerta, y destino final de nuestro paseo, es el bastión de la Arena o como se le conoce hoy en día, de Sabbionara, está bastante oculto ahora, incluso es difícil localizarlo, aunque las paredes son visibles. Hay que buscarlo en las calles que se encuentran detrás de la estación de autobuses y el hotel Megaron. Es muy curioso comprobar que encima del bastión se levanta lo que parece unas instalaciones educativas con unas pistas deportivas.

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