COLONIA (KÖLN)

CENTRO DE DOCUMENTACIÓN DEL NACIONALSOCIALISMO

Este sitio se fundó el 13 de diciembre de 1979 como el mayor lugar que conmemora a las víctimas del nacionalsocialismo de la ciudad de Colonia. Sin embargo el centro fue limitado durante años a sólo un empleado científico con lo que, en junio de 1987 se fundó el Centro de Documentación del Nacionalsocialismo que a partir de ese momento evolucionó hasta adoptar la forma que hoy conocemos.

Desde 1988 el centro tiene su sede en el llamado EL-DE-Haus (Transcripción fonética de las iniciales L-D, derivadas del nombre de Leopold Dahmen, comerciante católico que alquiló el cuerpo del edificio sin terminar a la Gestapo (la policía secreta del Estado) quienes lo adaptaron a sus necesidades, construyendo las diez celdas para los prisioneros en el sótano. Así pues éste fue la central de la Gestapo en Colonia desde diciembre de 1935 hasta marzo de 1945. Paradójicamente el edificio sufrió daños de poca consideración durante los bombardeos de los aliados que asoló Colonia.

Por ello el nombre de EL-DE-Haus quedó unido al terror que sembró el régimen de los nacionalsocialistas, pero también y posteriormente, al tratamiento y análisis de la historia nazi en Colonia después de 1945, por lo que el centro se caracteriza por estar dedicado a partes iguales y relacionadas entre sí, a la memoria de las víctimas en manos de los nazis y a la investigación y transmisión de la historia de la ciudad en aquella época.

Con posterioridad a la guerra, el edificio se reformó y se ensanchó añadiéndole un piso más siguiendo el mismo estilo arquitectónico. Pasó a albergar, de esta manera, oficinas municipales. En diciembre de 1981 se inauguraría la antigua prisión de la Gestapo como un lugar conmemorativo, instalándose en las diferentes dependencias, desde junio de 1997, la exposición permanente “Colonia en tiempos del nacionalsocialismo“ (remodelada en 2009 / 2010). A partir de la renovación acaecida en 2009, se adaptó el acceso al público de la parte trasera de la prisión y el búnker.

Desde su ampliación en el año 2012, también se acondicionó el antiguo patíbulo donde se ejecutaba a los prisioneros, con lo que el NS-DOK ocupa ya alrededor de 2.800 metros cuadrados. Comenzamos la visita, después de adquirir los tickets, en el mismo hall de entrada podemos ver la garita del conserje que se conserva en su estado original y que cumplió su función como tal en época nacionalsocialista y en años posteriores, como hemos comentado anteriormente, albergó diferentes oficinas de la administración pública.

Es el momento de visitar el piso subterráneo, ideado originariamente como un parking y reemplazado por los nazis para la construcción de diez celdas. Para llegar a ellas es necesario descender unas escaleras en cuyo final se encuentra una reja de hierro. Se trata del mismo camino que hacían los presos quienes, una vez cerrada la reja, comenzaban su brutal existencia entre estas paredes.

Este sótano está compuesto por diez celdas repartidas en dos corredores estrechos, instalaciones sanitarias y habitaciones para los vigilantes. En las puertas de las celdas todavía se pueden ver los números originales clavados de forma perpendicular, y los cerrojos originales que aún funcionan.

Esta zona se conserva en su estado original, salvo algunos cambios que se realizaron en las partes afectadas por las bombas de 1943 y, una vez finalizada la guerra, el derribo de tabiques en dos lugares entre las celdas, reconocibles por contener unas marcas más claras. A todo esto hay que añadir que, en las últimas décadas, se han realizado diferentes instalaciones como tuberías y línea de teléfono.

Antes de prestar atención a las celdas de esta parte del sótano, vemos, en la pared justo de enfrente, el lugar donde se encontraba la guardia y los lavabos. Si nos fijamos bien, en la pared de la izquierda, podemos ver todavía los empalmes de los grifos que pertenecían a una pila larga de acero, mientras que en la esquina derecha queda la señal que testifica que aquí había un inodoro, lugar que anteriormente ocupaba el guardia hasta después de las reformas de 1943.

Con el traslado del guardia, se obtuvo más espacio para colocar en la esquina derecha un aparato de desinfección calentado por gas, a la vez que el inodoro se desplazó más a la izquierda. Todo ello respondía a la necesidad de actuar contra el tifus, gran amenaza teniendo en cuenta la aglomeración de personas que había en cada celda. A pesar de ello, las condiciones higiénicas de los presos eran desastrosas.

Justo enfrente se sitúan las celdas 7, 8, 9 y 10, protegidas (como el resto de ellas) por una puerta de cristal desde que se nombraran como lugar conmemorativo. Algunas poseen poco más de 5 metros cuadrados, como la celda número 8. Observándola nos damos cuenta de cómo fueron las condiciones de los presos que sólo veían la luz del día por la pequeña ventana asegurada y por la que, a buen seguro, salía al exterior el desagradable olor de las celdas por las pésimas condiciones higiénicas y los gritos de los prisioneros.

Estas celdas estaban pensadas para acoger una o varias personas, puesto que los prisioneros permanecían aquí sólo el tiempo que duraran los interrogatorios, sin embargo la mayoría estaban encerrados durante varias semanas e inclusos meses. Por ello cada celda llegó a tener una ocupación de entre ocho y diez veces su capacidad, con lo que los presos permanecían hacinados. Claro ejemplo de ello es el testimonio que obtenemos de una de las inscripciones rubricada en francés en una de las paredes de la celda número 6 (situada al otro lado del pasillo), en la que se cuenta que ahí estuvieron 33 presos, tan apretados que parecían sardinas en lata.

Y es que las inscripciones que se encuentran en las paredes de las diferentes celdas son documentos únicos que recuerdan de primera mano y de forma directa los horrores de la era nacionalsocialista en Colonia en general y a las víctimas de la Gestapo en particular. Se realizaron con lápiz, tiza, carbón, clavos, tornillos, en algunos casos aislados con barra de labios e incluso con las propias uñas.

Durante las restauraciones de 1980 y 1981 se contabilizaron más de 1800 inscripciones y dibujos. En 1943 se remodeló la prisión y se pintaron las paredes, por lo que los grafitis que vemos en la actualidad son de finales de 1943 hasta mayo de 1945. Más de un tercio de ellas están escritas en alfabeto cirílico, pero también encontramos 230 textos en otros idiomas, sobre todo en francés, polaco y neerlandés.

En la celda número 9 hay una pequeña inscripción en la que se lee “Rio de Janeiro ahoi Cabalero / Los piratas del Edelweiß son fieles“, se trata del estribillo de la conocida canción Edelweißpiraten que trata sobre las aventuras de los navajos y los piratas del Edelweiss, grupo de jóvenes de la oposición que escapaban del reclutamiento en las Juventudes Hitlerianas. Entre ellos se encontraba Gertrud Kühlem, conocida como "Mucki", que fue detenida en varias ocasiones para ser brutalmente interrogada y encarcelada, aunque finalmente sobrevivió porque no pudieron probar nada en su contra.

Llegamos así a una sala expositiva la cual, en un principio, estaba separada por un tabique formando dos celdas y que, una vez finalizada la guerra, se demolió. Se usó durante mucho tiempo como almacén, ello explica la escasez de inscripciones en las paredes. Entre los temas tratados aquí está la de los diferentes emplazamientos físicos que la Gestapo, además de EL-DE-Haus, utilizaba en Colonia.

También se trata el tema de las ejecuciones, las cuales tuvieron lugar en el patio interior de este edificio y que después visitaremos y comentaremos. En otro panel se documenta la restauración de las inscripciones y el acondicionamiento de las celdas. En una vitrina podemos ver los objetos encontrados en las celdas después de su restauración.

Vamos ya a la segunda parte de la prisión a la que se llega a través de un pasillo estrecho. Aquí se encontraba el cuarto de la calefacción que se extendía a dos pisos del sótano y que, a su vez, dividía la prisión en dos partes. Sobre el palastro que se encuentra en el suelo se transportaba el carbón del último sótano hacia la superficie.

En esta parte se encuentran las celdas 1, 2, 3 y 4. En todas ellas abundan las inscripciones y grafitis, al parecer la Gestapo no reprimía realizarlas. Y cada una de esas inscripciones y grafitis tienen detrás una historia, una persona y sus circunstancias. Vamos a centrarnos en dos de esas historias que nos hará comprender el gran valor que tienen estos textos como testimonios directos de las víctimas del nacionalsocialismo.

Así, en la pared derecha de la derecha de la celda 3, encontramos plasmados testificaciones tan desgarradoras como la que escribió una joven francesa llamada Marinette: "No puedo seguir viviendo sin mi hija, creo que en este edificio voy a volverme loca. Si sólo se tratara de mí, con gusto moriría de hambre, pero tengo a mi pequeño tesoro Christiane, por ella tengo que vivir, pues tengo que llevarla a Francia para que sus abuelos paternos y maternos puedan conocer a su nieta, que hace once meses nació en Alemania. S.Étienne, Lyon".

Marinette se marchó en 1944 con su novio a Alemania, cuando sólo contaba con 25 años de edad. Encontró trabajo como sirvienta en una casa de una familia contraria al nacionalsocialismo, por ello, y bajo sospecha de pertenecer a la resistencia, todos fueron detenidos en diciembre de 1944, incluida la propia Marinette quien por aquél entonces estaba embarazada de 8 meses. El 12 de enero de 1945 dio a luz a su hija Christiane en el hospital del centro, y 8 días después la niña fue entregada a las monjas y Marinette volvió a la prisión.

Sin duda es una historia estremecedora de la que es testigo mudo las paredes de esta celda. En esta ocasión tuvo un final feliz cuando en 1987 algunos periódicos franceses se hicieron eco de las inscripciones dejadas por Marinette en la celda 3. Gracias a ello se pudieron unir de nuevo hija y madre, aquella no sabía, hasta ese momento, que su progenitora había sido prisionera de la Gestapo hasta ese momento, aunque sí supo cuando tenía 17 años que había nacido en Colonia.

Otra de las historia de la que se ha podido recabar información es la de Askold Kurow quien escribió en una de las paredes de la celda 1 esto: "Aquí a la casa de la Gestapo llegaron dos amigos del campo del recinto ferial desde el 24.12.44, Kurow Askold y Gaidai Wladimir, ya estamos a 3.2.45. Hoy es el 3.2., han colgado a 40 personas. Ya llevamos aquí 43 días, el interrogatorio llega a su fin, ahora estamos en la fila con la carne para la horca. Pido a todo aquel que nos conozca, que informen a nuestros camaradas, de que también nosotros hemos muerto en esta cámara de tortura".

Askold Kurow, nacido en la URSS, fue deportado junto con otros jóvenes a Colonia en 1942, cuando contaba con 16 años de edad. Tuvo que realizar trabajos forzados en la ciudad, después fue internado primero en el campo de trabajo Bensberger Marktweg en Colonia-Dellbrück y luego en el campamento de la feria de Deutz (Messelager Deutz), donde realizó diferentes sabotajes e intentó fugarse.

Conoció a Vera Sergejewa, una chica de 22 años de Uzbekistán, en el campamento de la feria, si bien ya se habían visto por primera vez en el tren que los llevaba a Colonia. El 24 de diciembre de 1944 Kurow fue detenido por la Gestapo, a causa de una denuncia, y arrestado en el EL-DE-Haus, de la que, en febrero de 1945, consiguió escaparse cuando trabajaba en el sótano y el agente que lo custodiaba fue al piso de arriba para atender el teléfono. Fue entonces cuando huyó por el cuarto de calderas que no tenía ninguna reja y tras pasar la zona montañosa cerca de Colonia y varios inconvenientes, se encontró con Vera con la que, años más tarde, se casó en la URSS.

Después de traspasar la celda 1 nos topamos con una verja intermedia, conservada in situ, la cual señala el fin del sector de las prisiones. A partir de aquí vemos, a la derecha, diferentes habitaciones que sirvieron de almacenes, quizás para guardar los efectos personales de los presos, y a la izquierda, junto a la escalera que conduce hasta la puerta de atrás, una sala cerrada con reja.

En ella se conserva un lavabo con una toma de agua, un pequeño aparato utilizado para desinfectar la prisión y que se encontró debajo de la escalera en el 2001, al igual que varios objetos como bolsos de mano, un par de zapatos y la paja. La carretilla seguramente se usaba para el transporte de carbón para la calefacción situada en el sótano.

Más adelante y cerrando el pasillo, se encuentra el baño que fue utilizado por los trabajadores de la Gestapo. Si volvemos sobre nuestros pasos y giramos inmediatamente a la derecha veremos el pasillo que conduce al patio interior donde se realizaban las ejecuciones.

La habitación contigua, que invita en la actualidad a la reflexión, era la sala de descanso de los vigilantes. En una de sus paredes se proyectan ahora los nombres de las víctimas de la Gestapo de Colonia. Desde la ventana que se encuentra aquí podemos ver el patio que, como decimos, fue el lugar donde cientos de personas fueron asesinadas en manos de los nazis. La mayoría fueron ejecutados en la horca, hasta siete personas a la vez, y en raras ocasiones fueron fusilados.

La última etapa de la guerra se produjo una gran ferocidad de la policía estatal, alcanzando su punto álgido a mediados de 1944, agravándose aún más en noviembre de ese mismo año cuando la Oficina Central de la Seguridad del Reich dio la orden de ejecutar a todos los presos extranjeros sin necesidad de tener el permiso de Berlín que hasta entonces era necesario. No sólo se asesinaban a presos de la EL-DE-Haus sino que también a otros provenientes de la cercana prisión de Klingelpütz.

Las ejecuciones tenían lugar varias veces por semana, llegando a perder la vida hasta más de 100 personas en una sola jornada. Sus cadáveres eran trasladados hasta el Cementerio del Oeste mediante vehículos de la recogida de basura, allí la Gestapo disponía de su propia área. La última ejecución fue el 2 de marzo de 1945, cuatro días antes de que entraran las tropas americanas, cuando se ahorcaron a 10 personas que fueron encontradas aquí, junto a las horcas, en octubre de 1945.

En el fondo del sótano del edificio se encuentra lo que fue el búnker, el cual sólo podía ser utilizado por los trabajadores de la Gestapo, los prisioneros eran abandonados a su suerte dentro de sus propias celdas en caso de bombardeo, con lo que se les añadía un miedo más a sus inciertos destinos.

Aquí también se realizaron torturas a los prisioneros, puesto que desde este lugar no era tan fácil escuchar los gritos desde el exterior, como desde la prisión o los despachos de los funcionarios. Parece ser que por aquellos entonces habían restos de grilletes en las paredes y marcas de lo que fueron celdas tan pequeñas que apenas cabía una persona de pie.

Su construcción estaba programada antes incluso de que La Gestapo alquilara el edificio. Se han conservado las puertas de acero y los aparatos de ventilación, pero debido a la construcción de un ascensor después de finalizar la guerra, la edificación del búnker sufrió importantes cambios arquitectónicos, sobre todo en su parte lateral.

En 1944 se construyó un búnker más grande para alojar en una parte a la Gestapo y en otra a la población. Este enorme búnker fue demolido en el año 1959. Si regresamos a la escalera por donde hemos entrado, veremos a la izquierda la puerta que da al cuarto de calderas por donde huyó el ya comentado prisionero Askold Kurow.

Una vez finalizada la visita de esta primera parte del museo, nos dirigimos a las plantas superiores que acogen la segunda parte y en donde diferentes fotografías, documentos, escritos, audiovisuales y objetos nos cuentan la historia del nacionalsocialismo desde que asciende y llega el poder hasta el final de la guerra. En estos pisos llama poderosamente la atención la decoración de las paredes y del suelo, se han mantenido los antiguos pasillos, las puertas y los tragaluces y se han levantado nuevas paredes, trazando un nuevo eje que atraviesa las diferentes habitaciones, favoreciendo así el recorrido de la exposición.

Las paredes están cubiertas con una leve pátina que deja entrever la desnudez de los muros, mientras que el suelo presenta una superficie que se asemeja a pequeños charcos, como si tuviera partes secas y partes húmedas. Además no se puede ver el exterior a través de las ventanas, con lo que el ambiente que rodea la exposición presenta un aspecto seco, tosco y crudo.

En una de las salas llama la atención una caja de cartón con inscripciones y fotos pegadas. Se trata del medio que utilizó un joven llamado Sammy Maedge en 1979 para llamar la atención y destapar el pasado nazi del edificio que hasta entonces estaba oculto. El joven, después de oír el testimonio de una antigua víctima del régimen nazi, pudo entrar al sótano, hacer fotografías de las inscripciones y hacerlas públicas. Gracias a esto tuvieron lugar diferentes manifestaciones y acciones organizadas que hicieron que se crearan en este edificio un lugar conmemorativo y el posterior museo.

La primera parte expositiva titulada "El ascenso y la toma del poder" trata la evolución de los nacionalsocialistas en Colonia. Para ello se utiliza una línea temporal trazada en el suelo que comienza en 1918 y termina el 13 de marzo de 1933, día en que los nazis ocuparon el Ayuntamiento y tomaron el poder en Colonia. En esta sección aprenderemos más sobre los inicios del partido nacionalsocialista, su exacerbado antisemitismo, así como biografías de personalidades del partido, como Josef Grohé, etc...

En el espacio titulado "Conversión" se trata la forma en que los nazis sometieron, meses después de llegar al poder, a todos los partidos, instituciones, sociedades y agrupaciones, clausurando las que eran contrarias al régimen. En "La estructura del poder" podemos ver la pirámide de mandos del sistema nazi en Colonia. En estas salas se exponen la caja fuerte que usaba la Gestapo, así como diferentes documentos, una máquina de escribir con la tecla especial "SS", una lámpara de escritorio descubierta en una sala de estar de los agentes de la prisión, etc...

La escenificación de la "Comunidad del pueblo", proclamada en marzo de 1933 por el ministro de propaganda Joseph Goebbels, constituye un elemento central de la ideología nazi, ya que el "pueblo", definido como "raza", debía fundirse en comunión absoluta con el Führer. Como muestra de esa puesta en escena se expone una gran foto donde se ve un desfile en el que destacan las banderas con esvásticas, los representantes del partido y la población que forma parte de esa escenificación política de la Comunidad del pueblo. Y para ello, para conseguir la implicación de la gente, se usaban los medios de comunicación de forma masiva que también habían sido "convertidos".

En las vitrinas se exponen diferentes elementos que ponen de manifiesto la escenificación política de la "Comunidad del pueblo". Aquí vemos fotos de manifestaciones, postales cuyo objetivo era la de que el pueblo apoye una guerra para construir la Gran Alemania, galardones, una bandera, un boleto de votación, objetos de propaganda, etc... Además en una estación multimedia se muestra y se analiza la propaganda nazi en el cine.

En "Juventud" se trata el tema de los diferentes movimientos juveniles en Alemania, como el de los trabajadores, el de los judíos, el de los católicos, etc... A partir de 1933 las Juventudes Hitlerianas pretendió ser, en su papel de juventud del Estado, la única organización juvenil del Tercer Reich, siendo el resto prohibidas. En esta sección se habla del papel de la escuela y del profesorado (que respaldaron rápidamente al régimen) en influir ideológicamente a los jóvenes. A partir de marzo de 1939 la afiliación a las Juventudes Hitlerianas, de niños y niñas de entre los 10 y 18 años, era obligatoria. Los alumnos que no se unieron tuvieron una fuerte presión, sufrieron el aislamiento y todo tipo de desventajas.

En "Entre vida cotidiana y política a gran escala" se expone un collage de imágenes que reflejan la vida cotidiana de la población de Colonia en los años 30. Las condiciones de vida de la gente mejoraron notablemente durante el período nacionalsocialista, por eso, la marginalización de personas que pensaban diferente fue aceptada de buen grado. La militarización de la sociedad fue vista como respuesta de la población de anular las consecuencias políticas de la I Guerra Mundial. Además de fotos, vemos unos mapas, regalados por Adolf Hitler a la ciudad en 1939, donde pretendía que un nuevo centro nazi quitaría protagonismo a la catedral y su entorno, con gigantescos edificios y plazas.

En la sección dedicada a la "Religión" aprenderemos que una de los objetivos principales de los nazis era la de luchar contra la influencia y poder de la iglesia cristiana, intentando alcanzar una secularización de la vida pública y privada. En el contiguo "Política racial: exterminio y eugenesia" se trata el tema del racismo y antisemitismo, la persecución y genocidio de esas razas que los nazis consideraban inferiores (frente a la aria que para ellos era la superior).

En "Marginados raciales y perseguidos" se toca el tema de aquellas víctimas que no fueron reconocidos por las autoridades alemanas hasta después de la guerra e incluso hasta nuestros días, como son: los que sufrieron esterilización forzosa, los homosexuales, las víctimas de la eutanasia y los llamados "asociales". En "Sinti y Roma" se expone el tema de las personas que fueron perseguidas por el simple hecho de ser gitanas.

En las tres salas de "La historia judía" se trata el tema de este colectivo que sufrió la discriminación, persecución, deportación y casi exterminio, seis millones de judíos europeos fueron asesinados. Se conoce el nombre de más de siete mil personas de esta religión que vivían en Colonia, sin embargo, el destino de muchas de estas víctimas nunca llegará a aclararse. En las siguientes salas se profundiza en la historia de este pueblo en Colonia.

En "Entre la adaptación y la resistencia" se profundiza en la situación de asociaciones, partidos y de algunas pocos particulares que se opusieron activamente al régimen nazi, ya que lo más normal y fácil en este tipo de sistemas era la de optar por la conformidad y la adaptación. En esta sala se muestran muchos ejemplos de personas que tuvieron ese comportamiento valeroso, por lo que sufrieron un fuerte acoso y, en algunos casos, fueron sancionados. No toda resistencia suponía entrar en la prisión de la Gestapo, aunque nunca podía descartarse por completo, fue precisamente esto lo que provocó que muchas personas se amoldasen al régimen nacionalsocialista.

Las salas dedicadas a la "Guerra" trata sobre las repercusiones que tuvo en y sobre Colonia, tratando de poner en evidencia el contraste entre los comunicados propagandísticos y la vida cotidiana cuyas realidades nada tenían que ver la una con la otra. En comparación con otras salas esta sección está menos iluminada, creando una analogía con la ordenanza publicada a principios de la guerra en la que se ordenaba el oscurecimiento total cada noche, no se podía ver ninguna luz desde la calle, ni siquiera farolas, por ello las aceras y los refugios antiaéreos fueron pintados con colores fluorescentes.

Las últimas salas está dedicadas a los "Trabajos forzados", aquí se trata la situación de los prisioneros de guerra, la mayoría del este, que realizaban trabajos en el armamento, en la industria, en la agricultura o en el servicio doméstico, y el "Fin de la guerra" que trata el tema de la toma de la ciudad por los aliados y la derrota y caída del Tercer Reich.

Ya en el exterior del NS-Dokumentationszentrum podemos ver a nuestra izquierda el Kölnisches Stadtmuseum, ubicado en el Zeughaus, antiguo arsenal de la ciudad. El museo expone piezas relacionadas con la historia de la ciudad de Colonia, desde la Edad Media hasta nuestros días, además de exposiciones temporales. Se fundó en el año 1888 con el nombre de "Historisches Museum der Stadt Köln" y desde 1958 está ubicado en el edificio actual.

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