LIEJA (LIÈGE / LUIK)

CALLE FUERA DEL CASTILLO


Dos calles muy interesantes en la ciudad es la rue En Féronstrée y la que nos ocupa ahora, la rue En hors Château, ambas calles llenas de palacios y edificios de entre los siglos XVII-XVIII. El origen de su nombre hay que buscarlo en el siglo XI cuando esta calle se creó fuera de los muros fortificados construidos por Notger. En 1215 se levantó una segunda muralla, quedando la calle dentro del recinto de ésta, aún así conservó su nombre. A lo largo de los siglos se fueron construyendo diferentes edificios, muchos de los cuales, han llegado a nuestros días.

En el año 1243 los frailes de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos se establecieron en esta calle, en una parte llamada Richonfontaine, y comenzaron a levantar una iglesia que fue terminada en el año 1244. Se trata de la iglesia de Saint-Antoine que fue consagrada a san Antonio de Padua y formaba parte del antiguo Convento. El edificio está construido en estilo barroco, contiene esculturas de Delcour y pinturas sobre tabla del siglo XVI.

Adosada a la iglesia se encuentra el mencionado monasterio de los Cordeliers (Franciscanos de origen francés) de la misma época. Durante el siglo XVII el monasterio fue objeto de una profunda renovación dando lugar a un imponente conjunto monumental. Durante la Revolución Francesa, el convento fue abolido y los frailes lo abandonaron en 1796, entonces el edificio se dividió en cinco partes y fueron subastadas a particulares en 1798. Durante los siglos XIX y XX los cambios y transformaciones se suceden. Durante la II Guerra Mundial el edificio y la llamada casa Chamart sufrió graves daños, es decir la antigua casa del Superior de la comunidad y que lleva el nombre del último dueño. Hoy día, y desde 1970, el complejo acoge el Musée de la Vie wallonne.

Llegamos al lugar que, para nosotros, más impacto visual y más sorpresa nos produjo, estamos hablando de la llamada Montagne de Bueren o Montaña de Bueren, unas enormes escaleras, que miden 194 metros, que sortean la montaña con 374 escalones y que tienen una pendiente de casi el 30%.

Según parece desde lo alto de ellas hay una vista increíble de Lieja, pero nosotros nos sentimos achicados ante tan magna obra y decidimos quedarnos abajo, a pesar de que, en el ascenso, a intervalos regulares, existen pequeños descansillos provistos de bancos donde sentarse y descansar, mientras se va desvelando poco a poco una ciudad a vista de pájaro. Toma su nombre en recuerdo del golpe abortado por los llamados Seiscientos Franchimontois, quienes estaban liberados por Vincent de Bueren, un noble que desempeñó un importante papel en la defensa de Lieja contra Carlos el Temerario y Luis XI.

Esta imponente escalera fue construida en 1881 para permitir el acceso rápido de los soldados que se encontraban en la ciudadela hasta el centro de la ciudad en caso de invasión o levantamiento popular. Curiosamente, esta necesidad surgió en 1875, tras caer en la cuenta de que por la calle donde normalmente pasaba aquella guarnición, la rue Pierreuse, estaba llena de tabernas y prostitutas, por lo que, a partir de la construcción de estas escaleras, los soldados tuvieron prohibido pasar por aquella calle. Finalmente, la función ideada para estas escaleras sólo duró diez años, puesto que la ciudadela fue clausurada en 1891.

Uno de los momentos cumbres de esta zona tiene lugar cada primer sábado de octubre cuando, una vez entrada la noche, las escaleras son iluminadas por miles de velas. Además, cada dos años, coincidiendo con año par y en junio, ocurre otro evento espectacular cuando en esta ocasión las escaleras se convierten en un gran lienzo, ya que son decoradas con frescos florales compuestos por aproximadamente veinticinco mil plantas.

Seguimos avanzando por la rue Hors Château y tras pasar frente a la facha del Hôtel de Grady de 1765 encontramos, algo menos de la mitad de la calle, una escultura de bronce de San Juan bautista realizado por Delcour, que forma parte de la Fontaine de Saint-Jean-Baptiste. Se trata de una de las primeras obras de este artista que hizo justo después de su vuelta de Roma, donde estudió. Se colocó en 1667 sobre la fuente de esta calle, la Hors-Château, generando algunas críticas pues algunos sectores de la sociedad decían que se trataba más de un Hércules descansando que de un San Juan sentado sobre una roca en el desierto. En la escultura se aprecian las huellas italianas que Del Cour aprendió allí, reproduciendo fielmente las formas anatómicas.

Le sigue la Église des Rédemptoristes o en castellano la Iglesia de los Redentoristas, obra de 1655. Como dato curioso deciros que este edificio fue vendido durante la revolución liejesa y readquirida por sus antiguos moradores: las antiguas Carmes, si bien luego pasó en 1838 a los redentoristas que la llamaron Notre-Dame-de-l'Immaculée-Conception. Actualmente vemos una fachada recientemente restaurada, aunque el interior está en estado ruinoso, no estando aun permitida la visita por el público.

Seguimos avanzando por esta calle hasta llegar a Cour Saint Antoine, se trata de un conjunto de casas con un patio central que se restauró previamente entre los siglos XVII y XVIII. Aunque en 1979 fue rediseñada y vuelta a restaurar por el arquitecto Charles Vandenhove, convirtiéndose en un ejemplo perfecto de la restauración contemporánea, valga la redundancia.

Situada más al este, encontramos la colegiata de St-Barthélèmy o de San Bartolomé, obra románica construida entre los siglos XI-XII. Se levantó fuera de los muros de la ciudad, su construcción se desarrolló desde finales del siglo XI a finales del siglo XII. En su interior, la joya de la iglesia es una pila bautismal realizada sobre el 1107 y considerada una de las siete maravillas de Bélgica, procedente de “Notre-Dame-aux-Fonts”, el antiguo bautisterio de la ciudad, se salvó de la revolución liejesa gracias a que fue escondida y fue trasladada a su sede actual en 1804. La plaza que precede al templo, La Place de St-Barthélèmy, también merece un rato de nuestra atención. Aquí vemos dos obras: la fuente Lambrecht y un grupo escultórico moderno, denominado les Principautaires.

La fuente, construida con los materiales de la antigua catedral de Saint-Lambert, fue erigida en memoria de Dieudonné Lambrecht , fusilado por los alemanes en 1916. Por su parte la escultura de les Principautaires es una obra hecha en 1992 con acero corte por la artista Mady Andrien. En ella vemos al Príncipe-Obispo y a eclesiásticos luciendo sus pesados mantos, mientras miran otras figuras humanas que, a sus pies y delante de sus narices, están en una fiesta, simbolizando la alegría de vivir y del poco respeto a la autoridad. Se trata pues, y en definitiva, de un monumento que conmemora el 175 aniversario de la instalación en Lieja del industrial inglés John Cockerill, destacado hombre de negocios en Bélgica, quien compró el antiguo palacio de los Príncipes-Obispas para convertirlo en la sede de una empresa que realizaba la fundición de hierro y fabricación de maquinaria.

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