SEGOVIA

UNA DE LAS CONSTRUCCIONES MÁS BELLAS DE LA CIUDAD


Majestuoso sobre el espolón circundado por los ríos Eresma y Clamores, fue reedificado en el siglo XIII sobre un asentamiento prerromano como palacio real y sucesivamente ampliado en estilo gótico. Felipe II fue quien le dio ese aire de castillo centroeuropeo al añadirle sus techumbres de pizarra.

Carlos III instaló aquí, en 1764, la Academia de Artillería, aunque fue destruida en un incendio en 1862. Su actual apariencia es el resultado de la minuciosa restauración comenzada a partir del año 1951.

Los tickets se adquieren conforme miramos al Alcázar a la izquierda, pero atención están fuera del Alcázar, de todas formas, está bien señalizado. Una vez con las entradas en nuestro poder nos dirigimos hacia el monumento en cuestión y para ello es necesario atravesar un puente con un foso no apto para los que tengan vértigo.

Ese puente de piedra, que salva un foso de veintiséis metros de altura, fue construido en tiempos de Felipe II para sustituir al anterior puente levadizo de madera. Para la visita al recinto del Alcázar, lo mejor es seguir las indicaciones o bien de las señales o bien del folleto explicativo que os entregaran al comprar los tickets.

Una vez pasado el control de la entrada, lo primero que vemos es el patio de Armas, el principal del Alcázar (el patio secundario es el del reloj). Rodeado por arcos de medio punto renacentistas, el recinto está datado en el siglo XIII, pero rehecho en estilo herreriano en el siglo XVI.

Según el itinerario pasamos ahora a la sala del Palacio Viejo (1), cuya construcción corresponde al reinado de Alfonso VIII. En ella se encuentran los ventanales geminados que daban luz al primitivo palacio y que están decoradas con pinturas mudéjares del siglo XIII. En la sala se expone también, un conjunto de armaduras.

La siguiente es la sala de la chimenea (2), correspondiendo a la época de Felipe II. Aquí vemos mobiliario del siglo XVI y varios cuadros, entre ellos retratos de Felipe II del siglo XVI. Sobre la chimenea se expone un tapiz del siglo XVI, además llama mucho la atención su tejado mudéjar, el cual es una réplica exacta hecha gracias a unos grabados antiguos, el original, de esta y otras zonas, se perdió durante el incendio de 1862. Esta sala era utilizada como despacho y zona de reunión del consejo.

Pasamos, a través de un arco muy decorado, a la sala del Trono del Solio (3), en esta estancia se encuentran los tronos del siglo XX, regalados por Alfonso XII, bajo dosel con el blasón de los Reyes Católicos, recreando así el aspecto que debió de tener en tiempos de aquellos reyes. La estancia está cubierta por una cúpula octogonal mudéjar del siglo XV que se trasladó hasta aquí desde la desaparecida iglesia de santa María de Urones de Castroponce, en Valladolid. Vemos también el retrato de Isabel la Católica, obra de Madrazo, y el de Fernando, firmado por Montañés. Aquí tenían lugar las audiencias y la recepción de nobles y mandatarios.

La sala de la Galera (4) llamada así por el antiguo artesonado que la cubre que tiene la forma del casco de un barco invertido. Su construcción se remonta al año 1412, por mandato de la reina Catalina de Lancaster, madre de Juan II. Posee un friso mudéjar con doble inscripción: la superior es una oración en latín y la inferior datos de construcción de la sala. Destaca también la alfombra turca del siglo XVII.

Entramos en una sala cuya decoración en su artesonado le da nombre: la sala de las Piñas (5), donde además destaca su friso gótico-mudéjar en la que una inscripción fecha la estancia en el año 1452, siendo príncipe Enrique IV. En la sala vemos dos tapices flamencos del siglo XVI, un escritorio del siglo XVII, y además una vidriera que representa a Alfonso VIII con su hija doña Berenguela.

Llegamos ahora a la cámara Regia (6), donde llama mucho la atención una cama gótica de nogal con cielo de brocatel tejido en oro. Además, la estancia está decorada con sargas pintadas en la que describe la vida cortesana.

La sala de los Reyes (7) en su momento fue la más importante del Alcázar, ya que se ideó para ser la zona donde se reunían los reyes con la Corte. Su construcción se inició en tiempos de Alfonso X y terminó en el año 1596. En el friso vemos cincuenta y dos esculturas sedentes que representan a los reyes de Asturias, Castilla y León, además de otros personajes importantes en la historia castellana, como por ejemplo El Cid. Su aspecto actual corresponde a una ordenación por orden de Felipe II, además su cubierta es una copia de la original que también se perdió en el incendio de 1862. Los cuadros que están sobre sus paredes son: "La conquista de Cádiz" obra de Vejarano y los retratos de Enrique III, Juan II y Felipe II realizados por Sofonisba Anguissola.

La sala del Cordón (8) recibe ese nombre por el cordón franciscano que adornan sus muros y que según la leyenda fue mandado colocar por Alfonso X "el Sabio" como penitencia a su excesivo orgullo. En sus paredes vemos una tabla de la Anunciación del siglo XVI, un tapiz de Arcila y otras tablas representando a diferentes santos. La pequeña sala contigua llamada "Tocador de la Reina" es donde se inició el fatídico incendio de 1862.

Llegamos ya a la antecapilla, en la que destaca la reja, que da paso a la Capilla (9), donde se celebró la misa de velaciones de Felipe II con Ana de Austria. Cuenta con una cubierta con artesonado mudéjar del siglo XV que procede de la iglesia de Cedillo de la Torre, en la provincia de Segovia, además destaca también su retablo mayor del siglo XVI, mientras que el otro retablo es del siglo XV, siendo ambos de la escuela castellana.

Nos dirigimos ahora hacia el patio del Pozo o terraza de los reyes desde donde hay una espléndida vista de los alrededores. Aquí se encuentra el aljibe donde se almacenaba el agua en caso de asedio. Justo debajo se encuentra un jardín de diseño almohade creado por Herranz Cano, que conduce al punto más lejano del Alcázar: el garitón de proa.

Entramos ya a la sala de las Armas o Armería (10) donde se expone una colección de armas de diferentes épocas, entre las que destaca una ballesta de caza del siglo XVI. En esta misma sala se haya una reducida estancia donde podemos ver la prensa de acuñar moneda del siglo XVIII y dos cajas de caudales.

Salimos al patio del Reloj, cuyo nombre es evidente cuando alzamos la vista y vemos un reloj de sol en el quinto piso de la torre que la precede. Desde aquí se accede a la Torre del Homenaje, situada en la zona más occidental. Esta torre, de forma rectangular flaqueada por cuatro torrecillas circulares en cada esquina, fue construida en el siglo XII, aunque remodelada después por el rey Felipe II.

Volvemos a pasar por el patio de Armas para entrar en el museo del Real Colegio de Artillería (11), donde por etapas, se va explicando la evolución e historia de ese colegio. Casi hemos terminado nuestra visita al Alcázar, sólo nos quedan ver los sótanos-calabozos que están justo por debajo del WC del recinto.

Por 2€ más tienes la opción de subir los ciento cincuenta y dos escalones de la escalera de caracol que salvan los ochenta metros de altura de la torre de Juan II. Se comenzó a construir entre 1440 y 1465 en estilo gótico, bajo reinado de Juan II como ampliación de otra más antigua. Sirvió durante mucho tiempo como prisión de Estado. Su fachada principal, bellamente esgrafiada con motivos circulares, presenta una bonita ventana de estilo almohade del siglo XIII correspondiente a la torre antigua. Algunas de las almenas que la rematan están decoradas con los escudos de Castilla.

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