VALENCIA (VALÈNCIA)

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Jardín del Turia: un espacio verde de más de nueve kilómetros transitables que atraviesa la ciudad con zonas lúdicas y deportivas y románticos rincones donde perderse. Su trayecto cuenta con 18 puentes que son huella de siglos de historia, destacando los puentes de San José (S. XVII), Serranos (S.XVI), Trinidad (S.XV), del Real (S.XVI) y del Mar (S.XVI).

Tras la gran riada del 14 de octubre de 1957 que desoló la ciudad, se desvió el cauce del Turia al sur de Valencia, dejando libre una importante franja de terreno que cruza la ciudad de Oeste a Este, rodeando el centro histórico. Este jardín fue inaugurado en 1986, tras ser diseñado sus diferentes tramos por diversos urbanistas y paisajistas, reproduciendo el antiguo paisaje fluvial y creando un recorrido poblado por palmeras y naranjos, fuentes y pinos, plantas aromáticas y estanques, pistas deportivas y rosales.

En el recorrido hay otras paradas interesantes, como el Gulliver, un inmenso parque de toboganes en el que los niños, como si de liliputienses se tratara, trepan y se deslizan por los dedos, el pelo o las piernas de esta gigante figura de 70 metros.

El inmenso jardín está limitado por el Parque de Cabecera y el Bioparc al Oeste, y la Ciudad de las Artes y las Ciencias en el lado opuesto, casi en la desembocadura. En el Parque de Cabecera pueden alquilarse pequeñas barcas con forma de cisne y en los estanques que rodean la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en los meses estivales hay esferas inflables para andar sobre el agua y canoas.

Galería del Tossal: es un espacio expositivo abierto a la historia de la ciudad en el que se pueden contemplar importantes restos de la muralla islámica, así como muestras temporales relacionadas con el patrimonio cultural. Después de la caída del califato de Córdoba, a principios del siglo XI, Valencia se convirtió en capital de un reino taifa experimentando un importante crecimiento urbano.

Entre 1021 y 1061 se construyó una nueva muralla, de gran perfección y con un total de cinco puertas, para acoger a la población existente y la que iba llegando de otros puntos de Al-Andalus. A partir del siglo XII el recinto amurallado se amplió, incorporándose nuevos elementos defensivos y reforzándose algunos puntos estratégicos para una mejor defensa. Actualmente en el Barrio del Carmen son todavía visibles varios tramos del lienzo y elementos de esta muralla (restos de las torres…).

Iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir: popularmente conocida simplemente como San Nicolás, fue erigida como parroquia hacia 1242, siendo ya desde los orígenes de la ciudad, un templo hispano-romano que posteriormente pasó a ser mezquita con la conquista musulmana y que se transformó en Iglesia cristiana en el Siglo XIII tras la reconquista de Jaume I en 1238.

La iglesia que actualmente contemplamos es la suma de dos estilos fundamentales: el gótico de mediados del siglo XV, con la construcción impulsada por Alfonso de Borja (futuro Papa Calixto III) y el barroco, estilo predominante en la decoración interior protagonista de la decoración que reviste la iglesia. Este último estilo obedece a la renovación que dirigió el arquitecto Juan Bautista Pérez Castiel y en las que participaron Antonio Palomino y Dionís Vidal, como tracista y artífice respectivamente, de las pinturas de la bóveda.

La bóveda, que cubre el templo compuesto por una sola nave, narra la vida y principales milagros de los Santos patronos de la parroquia, los cuales son admirables desde cualquier punto interior de la Iglesia. Así mismo los frescos y yeserías cubren todo el interior, desde pilastras a las pequeñas capillas, creando todo un espectáculo visual y de color para aquél que visita el templo.

Esta parroquia valenciana es además de las más antigua de la ciudad, una de las pocas que conserva tradiciones populares y de devoción asociadas a ella, como es el caso de las famosas "Caminatas de San Nicolás" o la Devoción a San Judas Tadeo, patrón de las causas imposibles. Los alrededores de la iglesia tienen aún el sabor de la trama urbana antigua, de callejuelas tortuosas y plazas recoletas, por las que vale la pena deambular plácidamente, dejando que asomen a nuestro paso edificios históricos y rincones de regusto popular.

Museo de los Soldaditos de Plomo L'Iber: expone al público más de 95.000 miniaturas, entre las que destacan las relacionadas con ejércitos. La colección del museo se centra principalmente en soldaditos y a través de las miniaturas refleja, por ejemplo, la historia de la guardia de los jefes de estado de España desde el siglo XV hasta nuestros días. También veremos la representación de la batalla de Almansa, colecciones de miniaturas relacionadas con la prehistoria, la Edad Media, etc...

Casa-museo de Jose Benlliure: fue un pintor, nacido en el barrio de El Cabanyal. La casa-museo Benlliure mantiene la estética de la sociedad medio-alta de finales del siglo XIX. En ella se pueden encontrar numerosas obras pintadas por el artista y por su hijo. La planta baja de la casa recrea el ambiente del típico hogar burgués de la época de la Restauración.

Casa Museo Conchita Piquer: Se encuentra en la casa donde nació la popular cantante de coplas. En la planta baja está la exposición permanente con recuerdos personales, documentación gráfica, material discográfico, vestidos, etc... Hay también una recreación de su camerino y un audio-visual con el que conocer más sobre la vida y obra de esta artista.

Museo de Bellas Artes de Valencia: conocido generalmente como Museo San Pío V, es una pinacoteca de gran importancia gracias a sus magníficas colecciones, no en vano, es uno de los primeros museos de pintura de España, siendo un claro referente en cuanto a maestros antiguos. Es de relevancia internacional su colección de tablas góticas de los siglos XIV y XV, si bien sus joyas más conocidas son el Autorretrato de Velázquez y una Virgen con el Niño y donante del italiano Pinturicchio.

El museo del San Pio V se caracteriza por su gran variedad y por permitir una correcta lectura, amplia y continua, de los movimientos y géneros de la pintura desde el siglo XIV hasta principios del siglo XX. De alguna manera refleja toda la fructífera cantera de artistas valencianos en diferentes periodos de la historia de la pintura.

Especialmente: el gótico internacional, destacando nombres como Miguel Alcañiz, Antoni Peris, Pere Nicolau o Gonçal Peris; el renacimiento valenciano con figuras como Vicente Macip, Yáñez de la Almedina o Juan de Juanes; inicios del Barroco bajo la influencia de Caravaggio, destacando a pintores como Francisco Ribalta, Pedro Orrente o Jerónimo Jacinto de Espinosa; el neoclasicismo, destacando Maella, Vergara, Palomino o Bonanat; transición del siglo XIX al XX destacando figuras como Sorolla, Pinazo, Plà, Fillol o Muñoz Degrain.

Del museo en su conjunto destaca sobre todo la extraordinaria colección de primitivos valencianos, representativos de la pintura gótica de estilo internacional, destacando las obras maestras de Gonçal Peris Sarrià. De la pintura flamenca destaca la tabla conservada en el museo de Bartolomé Bermejo. De las obras del renacimiento, destaca la obra de Yáñez de la Almedina, Joan de Joanes y la obra del manierista Luis de Morales, del barroco destaca la obra de Diego Velázquez y de Tomás Yepes, de la transición al siglo XIX el conjunto de obras de Francisco de Goya, y por último del siglo XIX, las colecciones de Ignacio Pinazo, Joaquín Sorolla, Cecilio Plá y Antonio Muñoz Degrain, junto con la importante colección de paisajistas españoles del siglo XIX

Asimismo, este museo cuenta con rarezas, obras poco habituales, escasas o inexistentes en el resto de museos españoles, como el gótico internacional italiano representado en el museo por el retablo de Gherardo Starnina, una tabla atribuida a Cenni di Francesco di ser Cenni, y autores como San Pietro di San Simone, Antoniazzo Romano, Pinturicchio, Giampietrino, Diogo de Contreiras, Bartholomeus Spranger, Giovanni Baglione, Mario Minniti o una obra de la escasa producción de Juan de Pareja.

Museo de Ciencias Naturales: se encuentra ubicado en el antiguo restaurante de Viveros, obra racionalista del arquitecto Luis Gay, restaurado y adaptado como centro para la conservación, estudio y difusión del rico patrimonio científico y natural de Valencia. Este museo es una antigua aspiración municipal, que ya en 1902 acordó su construcción para mostrar a todos los ciudadanos la importancia científica de esta tierra y sus valiosas colecciones.

Es un museo altamente didáctico que permite admirar conjuntos de obras tan importantes como la colección Botet, la mejor muestra de fósiles de América del Sur de toda Europa. Además, el museo organiza exposiciones temporales y ciclos de conferencias en los que se combina rigor y amenidad.

Está dividido en cuatro secciones: la contribución valenciana a las Ciencias Naturales, la Historia de la vida, Malacología y ecosistemas. El museo permite un recorrido por el saber y la historia natural mediante las piezas y los montajes (hay desde una reproducción de una cueva prehistórica hasta una reconstrucción del estudio de Ramón y Cajal, premio Nobel de medicina, pasando por un audiovisual sobre los más importantes científicos valencianos), para que el exceso de material no impidiera captar la importancia de los elementos presentados y a la vez se mantuviera un discurso completo de lo que se quiere mostrar.

Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MUVIM): fue diseñado por el arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra, inaugurado en el año 2001 y convirtiéndose en uno de los edificios modernos con personalidad propia de la ciudad de Valencia. Es un edificio de arquitectura contemporánea, de líneas rectas, y en el que los materiales que predominan son el hormigón, el acero y el cristal. Exteriormente está rodeado de jardines.

En el MUVIM nos enseñan una forma diferente de entender el arte y la cultura. Cuenta con una exposición permanente titulada “La aventura del pensamiento”, en la cual nos proponen un recorrido por la cultura occidental desde la Edad Media y hasta nuestros días. Las instalaciones del museo acogen, además, la programación de arte contemporáneo de la Sala Parpalló, creada en 1980. Señalar que, en un primer nivel bajo tierra, podemos ver los restos amurallados de Balansiya, la ciudad islámica de Valencia, que estuvo fortificada con una muralla y torres.

Jardín Botánico: con una amplia y extensa colección botánica, cuenta en su haber con cerca de tres mil especies diferentes entre árboles y plantas, provenientes de los cinco continentes. El jardín pertenece a la Universidad de Valencia. Su origen proviene de un huerto que se habilitó para la enseñanza de la botánica y que se creó durante el siglo XVI. Dos siglos más tarde, aumentó su tamaño y se adaptó a los nuevos avances científicos. Destaca la colección de palmeras y árboles tropicales, la de cactus y otras plantas que se encuentran en el desierto.

Museo de Historia de Valencia (MhV): este innovador museo se encuentra ubicado en un edificio que originariamente fue el primer depósito de aguas de la ciudad, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura industrial de mediados del siglo XIX. El espacio museístico fue inaugurado en mayo de 2003 como lugar dedicado al desarrollo de la historia de la ciudad de Valencia.

Tras pasar el zaguán nos encontramos ante un espacio sorprendente, conformado por un bosque de pilares y arcadas de ladrillos en los que se pierde la mirada. Desde el fondo nos saluda la enigmática sonrisa de Medusa, asomando en el centro de un bello mosaico romano descubierto en la ciudad. La exposición permanente que alberga el Museo de Historia de Valencia se divide en ocho periodos históricos que inician el recorrido desde su fundación en época romana (138 a. C. – 711) hasta la actualidad.

La visita comienza en la Máquina del Tiempo, un recurso tecnológico que nos permite conocer la evolución urbana de la ciudad a lo largo de su historia. La exposición permanente exhibe fondos arqueológicos, artísticos e históricos, y los combina con escenas que recrean el pasado de forma dramatizada, creando un todo armónico. Una manera insólita de presentar la historia como algo cercano y comprensible, que consigue introducirnos en la piel de los personajes del pasado.

Museo Fallero: se encuentra ubicado en un antiguo convento, en su interior se expone la colección de ninots indultats, ya sean figuras de las fallas grandes como de las pequeñas. Estos ninots indultados, se salvan de la quema por votación popular que se realiza en la Exposición del Ninot cada año. Los ninots elegidos pasan a formar parte del museo y son expuestos para que los ciudadanos y visitantes puedan admirarlos. Además, se pueden ver las fotografías de las Fallas de cada año y los carteles ganadores del concurso anual.

Casa Museo Blasco Ibáñez: Blasco Ibáñez quiso ser marinero, pero vivió siendo escritor, periodista y político. A pesar de sus viajes por el mundo, conservó una villa en la playa de la Malvarrosa, donde se reunía con amigos y otros intelectuales de la época. En 1997 y tras varios años de reconstrucción, el chalet se convirtió en la Casa Museo Blasco Ibáñez, que guarda recuerdos, objetos personales y obras literarias del insigne escritor valenciano. La Casa de Blasco Ibáñez constituye un claro ejemplo de la arquitectura burguesa de principios del siglo XX, en la que destacan los pilares jónicos de su fachada.

Atarazanas del Grao: constituyen el principal edificio de la ciudad de Valencia destinado en origen a la construcción y reparación de embarcaciones, a la guarda de aparejos marítimos, o armamentos que llevaban las naves y también en una determinada época, al almacenamiento de bienes muy importantes que llegaban a la ciudad por mar, como era el trigo y otras mercancías. Nos ofrecen la imagen de una Valencia cuyo comercio marítimo fue de los más significativos del Mediterráneo, durante los siglos XIV, XV y XVI, época de máximo esplendor para el desarrollo comercial y para la historia de las atarazanas.

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