VALENCIA (VALÈNCIA)


El complejo monumental de esta ciudad se reparte a lo largo de 169 hectáreas en el área llamada, y con toda la razón, Ciutat Vella. Se trata de uno de los más extensos de España, acogiendo incluso un monumento que engrosa la lista del Patrimonio de la Humanidad, hablamos de la Lonja de la Seda. Pero Valencia es muchísimo más, además de la mencionada Ciutat Vella donde siempre se descubrirán nuevos rincones, es posible adentrarse en una zona con formas y líneas muy futuristas, no es otra que la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Entre la historia y el vanguardismo también se hace un hueco Bioparc, un zoológico cuya estructura sin barreras físicas entre los animales y los visitantes, hará que el viajero se tenga la sensación de verlos casi en plena libertad. Como veis la oferta turística de Valencia es muy amplia, comenzamos nuestro recorrido, ¡acompáñanos!

¡¡¡Bienvenidos a Valencia!!!


Datos:
Nuestra visita: Enero de 2016.
Idioma Oficial: español y valenciano.
Moneda: Euro €.
Población 2013: 792.303 hab.
Superficie urbana: 134.63 Km².
Prefijo telefónico: +34 96.
Web oficial: turisvalencia.es

CRÓNICAS DE VALENCIA


Un poco de Historia...

Antes del asentamiento romano y la fundación de la ciudad de Valentia, ya existía actividad humana en la zona, como así lo atestiguan los restos arqueológicos encontrados recientemente, datados en los siglos IV y III a.C. En esas excavaciones se ha encontrado, entre otros, una construcción de planta rectangular (quizás unas balsas) que estaba repleta de cerámica íberas y púnicas. Tras la II Guerra Púnica, los romanos fundaron en el año 138 a.C. la ciudad, como recompensa a la valentía y coraje de algunos de sus soldados. Así, la nueva aldea, que recibió el nombre de Valentia Edetanorum, pronto tuvo el rango de colonia. La urbe fue fundada por 2000 colonos sobre una de las terrazas del Turia situada estratégicamente. El núcleo principal estaba entorno a la actual plaza de la Virgen y la catedral, donde se situaban el foro y el cruce del Cardo (norte-sur) y del Decumano (este-oeste).

En el año 75 a.C. la ciudad fue parcialmente destruida durante la guerra entre Pompeyo y Sertorio. Posteriormente, a finales del principado de Augusto, fue reconstruida. En el siglo II d.C. la villa contaba ya con características propias de las urbes imperiales. En el siglo III d.C. y del mismo modo que el resto del imperio, Valentia atravesó una etapa de crisis, sin embargo, la ciudad se convirtió en la principal urbe del litoral debido a la caída de la cercana Saguntum. Valencia pasará más tarde bajo la influencia visigoda (desde el siglo V hasta el VIII), periodo poco conocido, durante el cual la ciudad cuñará su propia moneda, siendo además, a mediados del siglo VI, sede de un importante concilio. Las luchas internas, problemas económicos y la aparición de la peste, hicieron que los musulmanes aprovecharan esa situación de debilidad y comenzaran una ocupación pacífica de estas tierras en el año 709.

Y sería durante la ocupación musulmana cuando Valencia vería el auténtico despegue económico: se perfeccionaron los eficaces sistemas de regadío instalados por los romanos y se enriqueció la agricultura mediante la introducción de cultivos procedentes de Oriente, como la naranja, el arroz y la caña de azúcar. Ese despertar económico fue potenciado por la creación de industrias como la del papel, la seda, la piel, el textil, orfebrería, vidrio y cerámica. El desarrollo de Valencia fue tal que se convirtió en la principal ciudad de Al Ándalus de la zona oriental, llegando a alcanzar los 15.000 habitantes (hay que tener en cuenta que por aquel entonces las principales ciudades europeas no llegaban a los 10.000 habitantes).

Tras la muerte de Almanzor el estado se fragmenta, ocasionando la formación de los Reinos de Taifas. Posteriormente, la ciudad es conquistada el 15 de junio de 1094 por Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, y permanecería en sus manos por unos años más hasta su muerte. En el 1102 fue recuperada por los almorávides. En el año 1238 Valencia es reconquistada definitivamente para la cristiandad por Jaime I, quedando constituido el reino de Valencia, entidad política autónoma dentro de la confederación aragonesa. Se inició de nuevo un largo período de prosperidad para la capital del recién creado reino. Así durante el siglo XV (conocido como el Siglo de Oro Valenciano) la ciudad vio incrementada su población desde los 4000 a más de 80000. La producción agrícola, comercial e industrial alcanzó una expansión sin precedentes llegando a convertir a Valencia, durante el reinado de Alfonso el Magnánimo, en una de las capitales más florecientes de Europa. Este esplendor se vería truncado en el año 1629 con la expulsión de los moriscos y judíos.

El declive tendría su momento más bajo al término de la Guerra de Sucesión que enfrentó a las Casas de Austria y de Borbón (en el conflicto la ciudad valenciana tomó partida por el archiduque Carlos de Austria), cuando el rey Alfonso V abolió los fueros del reino de Valencia, comenzándose, a la vez, una fuerte represión, así como una progresiva degradación de la autonomía cultural y política. Habrá que esperar hasta el siglo XVIII para que la ciudad recobre parte de su importancia gracias al desarrollo de la manufactura tradicional de la seda. El siglo XIX se inicia con epidemias entre la población y la instauración del absolutismo con el regreso de Fernando VII, tras derogar la Constitución de Cádiz. Años más tarde, en 1874, Valencia fue testigo de honor de la restauración de la monarquía constitucional, cuando el 29 de diciembre el general Martínez proclamó rey en Sagunto a Alfonso XII.

Este nuevo período permite crear una nueva imagen de la industria valenciana tras la mejora y extensión de cultivos hortícolas, la exportación de cítricos, arroz y vino, la aparición de nuevos medios de transporte como el vapor y las de las industrias metalúrgicas, textiles, eléctricas... Durante la Guerra Civil Española, Valencia tomó partido por el bando republicano, llegando a ser incluso capital del gobierno de la República entre noviembre de 1936 y octubre de 1937. Tras la guerra, la economía volvería a despertar en los años 60 al desarrollarse un importante movimiento industrial y agrícola en la ciudad. Finalmente, tras la dictadura de Francisco Franco y el retorno a la Democracia, en 1982 se aprobó el estatuto de autonomía de la Comunidad Valenciana, cuya capital política se fijó en la ciudad. De esta manera, y casi tres siglos después, se recuperaron algunas tradiciones forales del antiguo reino de Valencia.


Mapas del centro histórico de Valencia:




Mapas generales de Valencia:




Mapa rutas Bus Turístico de Valencia:




Mapas del tranvía y metro de Valencia:




Mapa de Bioparc:




Plano del Centro Arqueológico de l'Almoina:




Mapa del Jardín del Turia:




Qué ver en Valencia / Diario de viaje:


Dia 1: por la mañana, el primer contacto con la ciudad de Valencia lo podemos tener en el Bioparc, un parque zoológico que nos sorprenderá por su filosofía de zoo-inmersión. Por la tarde, un buen punto para iniciar la visita por el centro histórico de Valencia es el Carrer de Xàtiva, donde veremos la plaza de toros, la modernista Estación del Norte y la iglesia de san Agustín. Después subiremos por la avenida del Marqués de Sotelo admirando los bonitos edificios del alrededor, hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento. Aquí podremos ver, entre otros, el Ayuntamiento y el palacio de Comunicaciones. Ahora si dejamos la plaza a nuestras espaldas y seguimos adentrándonos en la Ciudad Vieja, nos toparemos con la iglesia de san Martin.

Dia 2: Este segundo día lo podemos iniciar en la calle del Poeta Querol donde se encuentra una de los edificios más espectaculares de la ciudad: el palacio del Marqués de Dos Aguas, actual Museo Nacional de Cerámica. Podemos aprovechar para ver los lugares cercanos como la iglesia de san Juan de la Cruz, el palacio de Boïl Arenós (actual Bolsa), la Universidad Literaria y el Real Colegio del Corpus Christi, una de las obras maestras del renacimiento español. Después podemos ir a la cercana plaça Porta de la Mar, yendo para allá podremos descansar un rato en la plaça d'Alfons el Magnanimo donde se encuentra la estatua ecuestre de Jaime I el Conquistador. En uno de sus extremos está el imponente Palacio de Justicia, a cuyas espalda encontramos la Porta de la Mar, desde ahí aprovechamos para ver el Pont de l'Exposició y el Pont del Real.

Cerca nos queda la plaça de sant Vicent Ferrer en la que se encuentra la iglesia de Santo Tomás y san Felipe Neri. Si subimos unos pocos metros por carrer del Trinquet de Cavallers encontraremos la escondida iglesia de San Juan del Hospital, muy cerca están los Baños del Almirante. En los alrededores, no nos podemos perder la visita a la Casa Natal e iglesia de san Vicente Ferrer. El día podemos darlo por finalizado con la visita a la Porta de Quart.

Dia 3: El tercer día retomamos la ruta desde el carrer de la Pau para llegar a la plaça de la Reina, lugar que visitaremos más tarde, por lo que nos dirigimos a la plaça Lope de Vega a partir de la cual visitaremos la iglesia de santa Catalina y la Plaza Redonda, entre otros lugares colindantes. Podemos aprovechar para tomarnos una horchata o un chocolate caliente con fartones en la horchatería Santa Catalina. Cerca nos queda la plaza del Mercado, espacio triangular en cuyos vértices encontramos interesantísimos edificios como el modernista Mercado Central, la iglesia barroca de los Santos Juanes y, sobre todo, la Lonja de la seda, bellísimo ejemplo de arquitectura civil gótica de Valencia. Además podemos aprovechar y visitar la iglesia del Sagrado Corazón que se encuentra junto a la entrada de la Lonja.

La plaza de la Reina es otro de los lugares emblemáticos de la ciudad. Aquí se halla la Catedral de Valencia, bonito ejemplo en el que podemos ver diferentes estilos arquitectónicos, aunque predomina el gótico; además conserva el famoso y sagrado Santo Cáliz. La vecina plaza de la Virgen está rodeada de, además de la catedral, la basílica de la Virgen de los Desamparados y del palacio de la Generalitat y otros edificios importantes como la Casa de los Vallier, el palacio del Marqués de la Scala, el palacio Baylía o la Torre de San Bartolomé. Después podemos descansar y beber y comer algo en alguna de sus múltiples terrazas, aunque si vamos justos de presupuesto recomendamos alejarse un poco de esta plaza para encontrar sitios más económicos.

A un tiro de piedra nos queda el Centro Arqueológico de l'Almoina, sitio en el que podemos aprender más sobre Valencia, no en vano nos encontramos en el lugar donde nació la ciudad y donde se superponen, como si de una cebolla se tratara, las capas de los momentos históricos de la urbe. Ya fuera del sitio arqueológico, aprovechamos para visitar el Almudín, antiguo almacén del trigo de origen árabe y la iglesia de san Esteban con una sorprendente y recargada decoración interior. No nos podemos marchar de esta zona sin antes haber visitado la Cripta de san Vicente y, para quienes gusten de la pintura, el Museo de la Ciudad. Podemos terminar el día dirigiéndonos a las Torres de Serranos, para ello podemos pasear por la calle de Navellos hasta llegar a la iglesia de san Lorenzo y frente a ella el palacio de los Borgia, actual sede de las Cortes Valencianas.

Dia 4: Hoy lo vamos a dedicar a la visita de los grandes museos de la ciudad comenzando con el interesantísimo Museu de Prehistoria, en el que se analiza no sólo aquél periodo sino también la época de las colonizaciones. En el mismo edificio tenemos el Museo de Etnología. Sólo la visita de estos museos nos llevará toda la mañana por lo que podemos completar la jornada decidiendo qué otros sitios de interés o museos nos interesa ver.

Dia 5: el quinto y último día lo podemos dedicar a la Ciudad de las Artes y las Ciencias integrada por el Palacio de las Artes, l'Hemisfèric, el Museo de las Ciencias y el Oceanogràfic. Si finalizada la visita nos quedan fuerzas podemos ir a ver la exposición del cercano Museo Fallero.

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CONCLUSIONES E IMPRESIONES:


Cuando hablamos de Valencia enseguida nos viene a la mente el nombre del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, pero sin duda otro de los grandes atractivos de la ciudad, con permiso de la Ciutat Vella, es el impresionante parque arqueológico de Bioparc. Nos ha encantado y nos ha impresionado muchísimo el nuevo concepto de parque de zoo inmersión, sobre todo la zona de Madagascar donde podemos ver muchas especies de lémures prácticamente a nuestro lado y casi saltando por nuestras cabezas. También destacamos el restaurante Samburu: comer en su terraza mientras podemos ver a los animales no tiene precio.

La otra cara de la moneda es, sin embargo, la Ciudad de las Artes y de las Ciencias: nos ha decepcionado bastante, quizás producido por la gran cantidad de visitantes, por otro lado, normal en un día festivo. Pero vayamos por partes, centrémonos primero en el Oceanografic. Este acuario, lo publicitan como el más grande Europa, y no lo dudamos, seguramente es así, pero nuestra impresión fue que es grande de extensión y no tanto así en cuanto a los acuarios. Así pues, a pesar de su tamaño, como decimos, si decides ir en domingo o un día de fiesta, tendrás que aguantar enormes colas de espera (por ejemplo, para adquirir los tickets de entrada en las taquillas estuvimos esperando más de 40 minutos), además de ver los peces muy mal debido al volumen de personas que también quieren hacerlo.

Esta atracción es atractiva por la cantidad de animales que alberga y por su diseño mismo, lo que más nos gustó. Por otro lado, comer dentro es malo y caro, así que aconsejamos salir fuera a la hora de comer y después volver a acceder (infórmate cómo hacerlo en el edificio de acceso, donde te darán una pulsera). Y es que justo enfrente hay un centro comercial donde comer medianamente bien a un precio módico. Aún así, si tienes el tiempo justo, quizás te valga la pena comer en las instalaciones.

El Hemisfèric supuso también otra decepción: se supone que estamos ante una manera innovadora para ver filmaciones, pero este recinto deja mucho que desear, tanto en sonido como en imagen. Para el audio te dan una especie de visera futurista que es más apariencia que otra cosa, puesto que se escucha fatal, no esperéis sonido envolvente ni siquiera un estéreo, hay que conformarse con un mono que suena demasiado a lata.

La imagen, es verdad que es amplia y que a priori la cúpula interior, IMAX Done, es impresionante, pero cuando comienza la filmación se ve de manera muy nítida las uniones de cada parte que conforman la pantalla blanca, es decir la superficie donde se proyecta la película no es de un blanco uniforme, sino que se compone de diferentes cuadrados. Vimos la película Universo Oculto y os podemos asegurar que, aparte de las carencias técnicas mencionadas, nos aburrió muchísimo y una persona de nuestro equipo se quedó dormida durante la filmación (y eso que nos encanta a todos ese tema). La parte positiva es que exteriormente el Hemisfèric es muy bonito y fotografiable.

El museo de las Ciencias Príncipe Felipe nos ha dejado con un sabor agridulce porque a pesar que nos ha gustado algo más que los anteriores, no hemos podido tocar los diferentes stands en los que aprender aspectos científicos de la tercera planta, porque a pesar del volumen de visitantes que tiene, no está preparado para que un mismo experimento sea probado por diferentes personas, sólo para una, o sea que de nuevo toca esperar y perder muchísimo tiempo. La segunda planta, sin embargo, es muy aburrida, pues está dedicada a premios Nobel de los que se habla con paneles. La primera planta ha sido para nosotros la más interesante y verdaderamente preparada para acoger a muchísimos visitantes, pero está algo vacía de contenido.

Como habéis podido comprobar, a pesar del aspecto futurista de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, no hemos disfrutado este recinto como esperábamos. L'Umbracle cuando fuimos estaba descuidado y con zonas acotadas. Nos da mucha pena decirlo, pero es que nuestra experiencia en ese recinto no fue del todo satisfactoria como esperábamos, estamos seguros que por culpa del gran número de visitantes que, como nosotros, esperaban pasar un día genial… Hay que señalar que justo al lado de este recinto se encuentra el Museo Fallero, al cual no pudimos ir por falta de tiempo, pero estamos seguros es muy interesante al contener todos los ninots indultados de las Fallas desde 1956.

El casco antiguo de Valencia o Ciutat Vella es una de las más amplias de España. Es posible visitarlo a pie, pero se necesitará más de un día sobre todo si accedemos a alguno de los interesantes museos, como el Arqueológico. Además, aquí podemos ver auténticos tesoros como la Catedral (y el Santo Cáliz), el palacio del Marqués de Dos Aguas, el Almudín, recinto arqueológico de la Almoina, torres de Quarts, torres de los Serranos, etc...

Pero sin duda la joya de la corona es la Lonja, Patrimonio de la Humanidad, con su bello salón con sus columnas imitando a las palmeras. Otra de las maravillas de esta parte de la ciudad es la torre de la iglesia de Santa Catalina, auténtico emblema de Valencia, junto al Micalet. Precisamente al lado se encuentra la famosa Horchatería Santa Catalina con más de un siglo y medio de historia, donde probar la tradicional horchata de chufa.

Y ya que estamos hablando de gastronomía no podemos olvidar probar la mundialmente famosa paella valenciana, la cual podrás degustar en multitud de sitios, ya sea como plato único o como parte de un menú. Como todo, lo mejor es ir comparando precios, pero hay que tener en cuenta que existen muchas variedades de paella como la del Senyoret, a Banda, Negra, etc...

Para merendar un chocolate caliente con fartons, los cuales son bollos alargados con azúcar glaseado elaborados para mojar en la horchata. Otra de las bebidas típicas valencianas no aptas para menores de edad es el llamado Agua de Valencia, cóctel a base de cava o champán, zumo de naranja, vodka y ginebra.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar en esta guía turística de Valencia las mundialmente conocidas Fallas. Los artistas locales diseñan sus divertidas propuestas que serán hechas a mano con mimo durante todo el año por los valencianos. Durante la celebración de las Fallas la ciudad recibe a miles de visitantes no sólo para ver cómo se consumen bajo las llamas los ninots, de los que sólo uno será indultado y colocado en el Museo Fallero, sino también para tomarle el pulso a la fiesta y disfrutar hasta que el cuerpo aguante.

¡Buen viaje y felices experiencias!

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