VALENCIA (VALÈNCIA)

TRES PUNTOS IMPORTANTES DE ESTA CALLE


En carrer de Xàtiva hay varios lugares interesantes, pero nosotros vamos a destacar tres: la plaza de toros, la estación del Norte y la iglesia de Santa Catalina y San Agustín. Este templo barroco era la iglesia del antiguo convento de los frailes ermitaños de San Agustín, asentados en la ciudad en el siglo XIII. El convento contaba con un claustro, con dieciséis arcadas por banda, que se situaba junto a la iglesia y que actualmente ocupa el jardín adyacente. Tras la desamortización de 1836 las dependencias conventuales fueron utilizadas como presidio hasta su derribo en 1904, quedando en pie únicamente la iglesia. La portada lateral se debió realizar en el primer tercio del siglo XVII.

La torre del campanario sufrió tanto durante la Guerra Civil Española que, una vez acabado el conflicto bélico, se pensó en derribarla, pero la intervención realizada en 1940 por Javier Goerlich la salvó y le dio su aspecto actual en estilo historicista. Posteriormente el escultor imaginero valenciano José Justo Villalba realizó la total renovación del interior de la iglesia, aportando buena parte de la imaginería actual con que cuenta el edificio. Su interior alberga obras de los pintores Ribalta y Juan de Juanes.

Un poco más adelante nos topamos con la Estació del Nord: los antecedentes a ella hay que buscarlos allá por el año 1851 cuando los ingenieros James Beatty y Domingo Cardenal construyeron cerca de la actual plaza del ayuntamiento la primera estación de ferrocarril. Era un edificio de aspecto clásico, con un pórtico a cada extremo y decorado con columnas dóricas. Pronto se produjo un gran crecimiento de las conexiones férreas con otros puntos de España, por lo que las instalaciones quedaron insuficientes.

Eso llevó a AVT, empresa concesionara de la estación y sus vías, a buscar un nuevo terreno donde poder edificar un nuevo edificio. Se sucedieron así los estudios y propuestas sin llegar a nada en concreto, hasta que en 1889 falleció José Campo Pérez, impulsor de la compañía. Su muerte fue un duro golpe para AVT derivando, dos años después, en su compra por parte de otra empresa llamada Norte.

Norte no abandonó el proyecto de la nueva estación y encargó su construcción al arquitecto Demetrio Ribes. Éste presentó un proyecto inicial en 1906 en el que se proyectaba la división del reciento entre mercancías y viajeros y, dentro de esta última zona, subdividirla entre cercanías y grandes líneas. Las obras comenzaron en el año 1909 y se inauguró el 8 de agosto de 1917. El nuevo edificio reflejaba el estilo de moda en aquel momento, el Modernismo Secesionista Vienés.

La nueva estación tenía una superficie de más de 15.000 metros cuadrados frente a los 5.000 de la antigua, además la zona de andenes estaba cubierta por una amplia marquesina metálica de 24,5 metros de altura con una gran lucernario central y ventanas a ambos lados con el objeto de iluminar y airear el recinto, según proyecto de Enrique Grasset.

Merece la pena pararse a observar el interior, en el vestíbulo podemos ver una combinación de maderas, cerámica, metal, cristal, mármol y otros materiales que emiten calidez, transparencia y brillo. En él destacan los motivos artísticos de capiteles en columnas, mosaicos y vidrieras. Los zócalos de cada puerta y ventanal están hechos de madera y en los más altos se puede leer el lema "buen viaje" escrito con letras doradas en distintos idiomas.

De las cristalerías, carpinterías, mobiliario y decoración interior se encargaron diversos artistas valencianos. A la derecha del vestíbulo podemos ver una bonita habitación decorada con cerámicas del pintor, también nacido en Valencia, Gregorio Muñoz Dueñas.

Exteriormente cuenta con una fachada horizontalista, con tres cuerpos de edificación resaltados en forma de torreones. En ella los motivos vegetales, como las naranjas y las flores de azahar, o las cuatro barras rojas sobre el fondo oro del escudo heráldico, entre otros elementos, hacen referencia explícita a la cultura valenciana.

También vemos en diferentes puntos de la estación estrellas rojas de 5 puntas, aunque a primera vista lo relacionaríamos con el comunismo no tienen nada de ver, se trata del símbolo de la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España, de hecho, la estación toma prestado el nombre de dicha empresa. Por otro lado, el águila situada sobre la bola del mundo representa la imagen de velocidad que la compañía quería imprimir a sus trenes. A ambos lados de la puerta principal destacan los plafones cerámicos de mosaico romano que realizó el pintor Mongrell. Son conocidos con el nombre de "Guardesa de día" y "Guardesa de noche".

En 1941 se nacionalizó el ferrocarril, lo que supuso la desaparición de Norte y la creación de Renfe. El edificio fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1961 y uno años más tarde, en 1983 se declaró Bien de Interés Cultural. Desde 2004 su gestión pertenece a Adif.

Junto a la estación se encuentra la plaça de bous o plaza de toros. Desde 1085 existe constancia de las corridas de toros en Valencia, para lo cual la plaza era montada y desmontada en cada ocasión. Las corridas se realizaban en diferentes plazas de la ciudad, pero la preferida era la plaza del Mercado. Estos festejos gozaban de mucha popularidad, por lo que era un importante negocio para la ciudad. Por ello, el Hospital de Valencia solicitó al rey Felipe III los derechos de explotación, cuyos beneficios irían para los más necesitados. El monarca aceptó la propuesta.

La plaza que hoy vemos fue construida entre 1850 y 1860 por orden del gobernador civil Melchor Ordóñez, sobre el solar de una plaza anterior que nunca llegó a terminarse por falta de presupuesto. El arquitecto fue Sebastián Monleón Estellés, quien para construirlo se inspiró en el teatro romano de Flavio Marcelo y en el Nimes en Francia. Precisamente por eso, la plaza presenta estilo neoclásico, más concretamente un estilo dórico.

Se construyó al lado de la muralla cristiana levantada después de la reconquista, y más concretamente junto a una de las más importantes puertas, la de Ruzafa. Mide cincuenta y dos metros de diámetro interior, ciento ocho de diámetro exterior y 17,50 metros de altura. Estructuralmente hablando forma un polígono de cuarenta y ocho lados, con trescientos ochenta y cuatro arcos al exterior, realizados en ladrillo visto siguiendo el estilo neomudéjar. Inicialmente la plaza no contenía corrales, se fueron levantando entre finales del silgo XIX y principios del XX.

En su construcción hay que destacar la temprana utilización de columnas de hierra fundido que dotan de una funcional transparencia a la zona de los palcos. La plaza tiene capacidad para 16.851 espectadores sentados (posteriormente se redujo el diámetro del ruedo y la capacidad). Con estas dimensiones estamos ante una de las plazas de toros más grandes de España.

En 1908 se instaló el tendido eléctrico para poder realizarse espectáculos taurinos nocturnos. Durante la Guerra Civil Española el edificio se convierte en prisión y campo de concentración de prisioneros, volviéndose a recuperar los eventos taurinos a partir de abril de 1939. En septiembre de 1946 el edificio sufre un gran incendio que casi lo destruye. En noviembre de ese mismo año se inician las obras de reparación y reconstrucción.

En 1929 se inauguró el Museo Taurino de forma provisional en los antiguos almacenes entre el coso y el patio de caballos. En 1970 se reubica definitivamente en el pasaje del doctor Serra. Por otro lado, en la puerta del edificio se ha colocado un monumento dedicado a Manolo Montoliu, fallecido a los 38 años por una cornada en la plaza de toros de Sevilla. Actualmente la plaza siegue siendo propiedad del Hospital General, aunque desde 1995 está administrada por empresas privadas, anteriormente a ese año lo hacía la Diputación Provincial de Valencia.

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