VALENCIA (VALÈNCIA)

PLAZA DEL MERCADO Y ALREDEDORES


Esta plaza es el nexo de unión del Mercado central y de la Lonja, ambos lugares muy transitados en la antigüedad por los comerciantes. Sin duda alguna, el edificio que más destaca es la Lonja de la Seda . En la cercana plaza del doctor Collado existía, ya a principios del siglo XIV, otra lonja conocida como "Llotja de l'Oli" (La Lonja del aceite), aunque pronto resulto insuficiente. Así este magnífico edificio se construyó en el siglo XV según proyecto del maestro cantero Pere Compete, quien ya trabajó en la prolongación de la Catedral, por él terminada. En su interior se reunían los mercaderes para realizar transacciones y estar resguardados de las inclemencias del tiempo, además de realizarse el comercio de la seda.

Merece la pena, antes de acceder al interior, hacer un recorrido exterior por todo su perímetro y observar cada detalle y elemento, y es que estamos antes la pieza más bella de la arquitectura civil valenciana de la Baja Edad Media, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, obra maestra de la arquitectura civil gótica. No es para menos, la Lonja simboliza la rica burguesía de la floreciente Valencia del siglo XV. En sus fachadas veremos medallones, curiosas gárgolas, pináculos, bonitas puertas y ventanas, escudos y coronas reales, etc...

El conjunto ocupa aproximadamente una superficie de dos mil metros cuadrados, formado por un rectángulo de 51,47 metros por 39,10 metros. Al oeste posee la fachada principal que recae en la plaza del Mercado, al este se encuentra la fachada posterior que recae en la calle de la Lonja (por donde se accede al interior del monumento), al norte encontramos la fachada situada en la calle Cordellats, mientras que al sur recae a la calle peatonal llamada carrer de Pere Compte Mestre en el Noble Art de la Pedra. Vamos a comentar fachada por fachada, empezando por la principal sita en la plaza del Mercado.

Esta fachada consta de dos cuerpos divididos por una torre: el de la derecha, que aloja la Lonja de la Contratación de la Seda, presenta un arco apuntado de acceso a cuyos lados se abren dos amplias ventanas ojivales de tracería gótica. El tímpano de la puerta principal presenta una Virgen con el Niño, obra de José Aixá de 1893, si bien anteriormente este espacio estaba ocupado por un escudo del rey Carlos III. Otro detalle interesante es la escena de brujería que podemos ver en el capitel del parteluz de la puerta principal, mientras que en los baquetones de las jambas y arquivoltas se representa esculpidos los pecados capitales mediante el uso de múltiples temas (infernales, animales, etc..), entre las destaca, por ser curiosa, una pareja fornicando en alusión a la prostitución.

El cuerpo de la izquierda, antigua sede del Consulado del Mar, posee una galería de esculturas instaladas en el siglo XVI, en su parte superior contiene un friso con dieciséis medallones renacentistas (y otros dieciseises en la fachada que da al Jardín interior), agrupados por parejas a razón de dos medallones por ventana. No se conoce el nombre de los artistas que los realizaron. En la torre, por otro lado, podemos apreciar en la parte superior una pequeña diferencia en el color de los bloques, esto es debido a que originariamente era más baja y terminaba en terraza, pero entre 1897 y 1900 el escultor José Aixá Iñigo y el arquitecto Antonio Ferrer elevaron la altura del torreón colocando gárgolas y almenas donde nunca las hubo.

En carrer Pere Compte encontramos una portada que da acceso directo al salón columnario de la Lonja. La puerta se sitúa prácticamente en el medio del muro, careciendo el resto de cualquier tipo de decoración. En el centro triangular del arco que la encuadra encontramos un yelmo y escudo de armas de decoración flamígera, probablemente aludiendo al rey de Aragón. A ambos lados se encuentran dos ventanales con tracería gótica, en cuyas ménsulas podemos ver esculpidas imágenes como una figura humana encapuchada con cuerpo de animal, un león alado, un dragón y un animal fantástico.

En carrer la Lonja vemos dos partes bien diferenciadas, por un lado, un muro que recae al jardín y por otro una portada de acceso al salón de contratación de la Lonja, otro de los ejemplos más sobresalientes del gótico flamígero valenciano. En el centro del arco conopial de la puerta podemos ver la figura de un Cristo Rey, mientras que en su base se sitúan unos jarrones de los que nace una exuberante decoración vegetal. El capitel de la columnilla que hace de parteluz, junto con la cenefa que la atraviesa, es otro alarde de decoración vegetal con pequeñas figuras humanas. A ambos lados de la puerta dos grandes ventanales flanqueados con delgados pináculos con decoración flamígera.

En el centro del triángulo del arco conopial de la ventana derecha se representa la imagen del rey David con una onda en sus manos, como recuerdo de su hazaña contra Goliat, mientras que en la ventana izquierda, en el mismo lugar, podemos ver a Sansón abriendo las fauces de un león. Un gran alfiz encuadra todo el conjunto de la puerta y ventanales, formando una simetría de líneas de gran belleza. Esta puerta se considera que está dedicada a Cristo, en contraposición con la situada en la plaza del Mercado, que estaría dedicada a la Virgen.

Por último, nos queda la fachada lateral de la calle Cordellats, la cual está limitada, en su parte izquierda, por un simple muro en el que se abre un vano de acceso al jardín realizado en 1930 por J.M Cortina, a ambos lados del cual vemos dos grandes ventanas enrejadas. Sin embargo, la zona derecha destaca por su ventanal de dintel recto, su tracería gótica y doble parteluz. Más arriba se sitúan 4 ventanas, dos de ellas cegadas, que corresponden al piso superior del pabellón, y sobre las cuales también vemos medallones renacentistas.

Cada esquina del edificio posee representaciones heráldicas de la ciudad de Valencia. Mención aparte merecen las decorativas y curiosas gárgolas: la Lonja posee 28 de ellas rodeando todo el extremo superior del monumento. Se distribuyen de la siguiente manera: 15 en la Sala de Contratación, 7 en el Pabellón del Consulado y 6 en la torre. Se trata de un ejemplo de expresionismo primitivo inspirado en los tratados de la época como podrían ser las obras "El Fisiólogo" y "bestiarios, de Plinio y san Isidro respectivamente.

Generalmente representa a monstruos con rasgos humanos y actitudes groseras que suelen aludir a los vicios o virtudes. Aunque son elementos decorativos tienen una función concreta que es la de recoger y expulsar las aguas de la lluvia del tejado del edificio. Su variedad temática, como animales fantásticos, personas en determinadas actitudes, águilas, monstruos, etc., han dado lugar a leyendas sobre el pretendido atrevimiento de algunas de ellas.

Se piensa que estas piezas, en el momento de levantarse el inmueble, debían tener un programa iconográfico concreto, pero debido a que muchas de ellas se han perdido y han sido sustituidas por otras nuevas, resulta muy difícil de definirlo. Sabemos que algunas de ellas son obras de determinados autores, como las gárgolas de la Sala de Contratación que fueron realizadas por Pere Compte, Johan Yvarra y de Alfonso de Leo (por lo que se debieron instalar entre 1498 y 1505); o las del Pabellón del Consulado que son obras de Johan Corbera, colocados entre 1511 y 1516.

Nos disponemos ya a visitar su interior (recordad que se hace a través de una puerta situada en la calle de la Lonja), el cual se encuentra dividido en varias partes, guardando entre sí una perfecta armonía: en la planta baja se encuentra el jardín, la Sala de Contratación, la Capilla y el Tribunal de Comercio, en la primera planta está el Pabellón del Consulado del Mar y finalmente el sótano.

Una vez hemos adquirido nuestros tickets de entrada (HORARIO: lunes a sábados 9,30h a 19h; domingos y festivos de 9,30h a 15h; PRECIO NORMAL: 2€), salimos a un jardín conocido como el "Pati dels taronjers" (Patio de los naranjos) en cuyo centro se encuentra una fuente con su alberca. A nuestra izquierda se sitúa la puerta de acceso a la Sala de Contratación. La puerta cuenta con un doble arco rebajado sobre montado por otro conopial. Sus dos ménsulas se encuentran ricamente decoradas con figurillas, (lanceros, hombres a caballo, arqueros, dragones, centauros...) decoración vegetal y hojarascas.

Entramos ya a la Sala de Contratación, el espacio más característico del edificio. Las obras para su construcción se iniciaron en 1483. Consta de una gran sala dividida en tres naves longitudinales y cinco transversales por 24 elegantes columnas salomónicas, las cuales sostienen espléndidas bóvedas ojivales de complejas nervaduras. Su construcción se inspira en la Lonja de Palma de Mallorca que a su vez se inspira, curiosamente, en la Sala Capitular del convento de Santo Domingo de Valencia.

Esta sala tiene 35,60 metros de largo, 21,39 de ancho y 17,40 metros de altura en su punto más elevado; por el exterior su altitud, contando las almenas, es de 22,16 metros. Las columnas helicoidales y los arcos de crucería de la bóveda recuerdan la apariencia de una palmera. El techo fue pintado en 1498 de azul con estrellas, queriendo simular la bóveda celeste, mientras que las claves y nervios se pintaron de verde, oro y rojo. En 1506 la policromía de los arcos fue sustituida por dorados, manteniéndose así durante siglos, hasta que en el XIX se eliminó cualquier pintura de la sala. El edificio se concibió como un templo al comercio presentado un marcado carácter simbólico, en el que se pretendía comparar las columnas con los árboles del paraíso y las bóvedas con el cielo.

Los nervios que parten de las columnas forman los arcos de la cúpula en cuyas 97 claves (dovela central de la bóveda) podemos encontrar diferentes figuras de santos, correspondientes con los patrones de los gremios valencianos de la época, además de ángeles, escudos, etc... . Una soga trenzada enlaza las claves con las ménsulas, en clara referencia al gremio de los sogueros o fabricantes de cuerdas.

Sobre las paredes, a una altura de 11,20 metros, corre una inscripción latina del año 1498 con caracteres góticos pintados en oro en el que, traducido, se dice: "Casa famosa soy, en quince años construida. Compatricios, comprobad y ved que bueno es el comercio que no lleva el fraude en la palabra, que jura al prójimo y no le falta, que no da su dinero con usura. El mercader que así haga rebosará de riquezas y después gozará de la vida eterna". Por otro lado, el pavimento, formado por piezas de mármol negras, blancas y canela, no es el original, pero sigue el mismo modelo que aquel a excepción de las estrellas de seis puntas.

Es importante señalar que esta sala acogió la Taula de Canvis i depòsits (Mesa de Cambios y Depósitos), instituida en 1407 por el Consejo Municipal de Valencia. La Taula se encargaba de realizar las operaciones bancarias de aquel momento, como el cambio de moneda y el depósito de objetos de valor. Esta institución tuvo mucho prestigio por su solvencia y volumen de operaciones bancarias, pero diferentes avatares le llevaron a su liquidación en 1416, inaugurándose otra en 1519 bajo el nombre de Nova Taula que perduró hasta 1649, mismo año en que apareció la Taula Novíssima, desapareciendo definitivamente en 1719.

En uno de los muros de la sala se abre una puerta historiada, cercada por una verja, con adornos calados en piedra que da acceso a la torre. El color de la parte que conforma la decoración de la puerta, denota que se trata de una obra moderna de principios del siglo XX, realizada mediante el uso de la iconografía de tipo medieval: su arco conopial presenta una ornamentación vegetal en el que también encontramos figurillas de humanos. En el centro un ángel tiene entre sus manos una cartela, mientras que en la ménsula derecha se representa a una mujer desnuda alada a la que un dragón le muerde el pecho, en referencia a los castigos que sufriría la mujer lujuriosa. Esta entrada, que mide 1,80 metros de alto por 0,80 de ancho, parece ser que fue la primera que se construyó en toda la Lonja. En su interior asciende una escalera de caracol.

En la planta baja de la torre se sitúa la Capilla de la Lonja, construida entre los años 1484 y 1486, situada a la izquierda del salón columnario, ahí vemos una portada con una verja de hierro forjado datado de 1601 procedente de la antigua y desaparecida Casa de la Ciudad y colocado aquí en el año 1901. La portada consta de un arco conopial en cuyo centro vemos la imagen de un Cristo Rey, obra atribuida a Johan de Kassel. La Capilla estuvo dedicada a la Virgen de la Misericordia, cuya primera misa se celebró en mayo de 1499. Actualmente no queda ningún rastro de su antigua utilización como tal.

El techo está compuesto por una bóveda nervada de crucería estrellada apoyada en ménsulas decoradas con los símbolos de los cuatro evangelistas (san Mateo, san Marcos, san Lucas y san Juan). Cuenta con nueve claves en los que se representan escudos de la ciudad y ángeles, habiendo en la clave central una Virgen de la Misericordia. En el diseño de la bóveda se cree que pudo haber colaborado Juan Guas, maestro mayor de las obras de los Reyes Católicos, ya que la cúpula de nuevas claves cruzadas es una de las características de este maestro.

La Capilla está unida con el salón del Tribunal de Comercio mediante una portada de estilo gótico realizada en 1549 por Miquel Johan. Como ocurre con la entrada de acceso al torreón, toda la decoración de esta puerta es una recreación neogótica de principios del siglo XX. Su ornamentación consiste en motivos vegetales en cuyo centro se encuentra el escudo coronado de la ciudad. El arco exterior se apoya en dos ménsulas las cuales tienen representados, el de la izquierda, extraños animales y, el de la derecha, una extraña escena de una mujer que le levanta el rabo a un animal mientras que el diablo le introduce por el ano aire con un fuelle. En un principio en el lugar donde está esta la portada se encontraba el retablo de la Capilla que tuvo que ser movido hasta situarlo debajo de la ventana cuando ésta fue abierta.

Y así accedemos hasta el salón del Tribunal de Comercio que ocupa la planta baja del denominado Pabellón del Consulado del que también forma parte el sótano y la Cámara del Consulado. Este bloque se comenzó a edificar en estilo gótico en 1498 y se finalizó en estilo renacentista en 1548. Las obras fueron empezadas por Pere Compte, pero murió en el año 1506 habiendo terminado las dos primeras plantas, su sucesor fue Joahn Corbera quien realizó la tercera planta y, finalmente sería Domingo Urtiaga quien lo finalizaría con el remate del edificio.

El Pabellón del Consulado albergó en su día al Tribunal del Mar, antiquísima institución valenciana creada en 1283 por el rey Pedro III de Aragón, con el fin de juzgar los asuntos marítimos y mercantiles. El Consell de la ciudad ordenó en 1407 que se recopilaran en un libro las costumbres del mar y todo lo juzgado hasta entonces, así nació el códice conocido como "Llibre del Consolat del Mar" que se conserva actualmente en al Archivo Municipal de Valencia. Pero centrémonos en el salón del Tribunal de Comercio, lugar que nos ocupa ahora.

Esta sala posee una planta rectangular con cuatro ventanales que dan a la plaza del Mercado. Frente a ese muro se sitúa la portada de entrada al jardín y a cada lado una ventana de arco rebajado. El techo está cubierto por un artesonado de madera realizado en el año 1503. Actualmente este habitáculo es completamente diáfano, pero en su origen se dividía en un pequeño vestíbulo que llevaba por un lado a la secretaría y por otro a la misma sala del tribunal.

Salimos de nuevo al jardín donde encontramos, debajo de la escalera, una puerta por donde se accede al sótano, el cual está formado por dos salas independientes separadas por un muro en el que se abre una puerta de comunicación entre ambas habitaciones. La primera sala es la más pequeña, mientras que la segunda, más grande, está sostenida por pilares octogonales que se cierran en bóvedas de aristas. La ventana que vemos se abrió en el siglo XVIII para dejar entrar la luz a esta estancia.

Volvemos a subir hasta salir de nuevo al jardín para ascender por otras escaleras, realizadas en el año 1503, que conducen a la sala principal del Pabellón del Consulado, la denominada Cámara del Consulado del Mar o Salón Dorado. Se accede a través de un arco conopial encuadrado por una moldura a modo de alfiz decorado, en cuyas ménsulas destacan la representación de un diablo devorador y un grifo alado. Una vez en el interior del histórico y magnífico salón, con sus amplios y decorados ventanales, nos llama poderosamente la atención el artesonado (o alfarje) de su techo. Esta magnífica cubierta fue colocada aquí en 1920, procedente de la desaparecida Casa de la Ciudad demolida en 1860.

Este artesonado fue creado entre los años 1418 y 1426 por Juan del Poyo, mientras que el dorado se realizó años más tarde, entre 1442 y 1445. Está compuesto por 670 piezas de diferentes temáticas: zodiacal, bélica, grotesca, heráldica, quimérica, vegetal y musical. Cuando fue colocado en este salón, las dimensiones del artesonado no se ajustaban exactamente a las dimensiones, por lo que se le añadieron algunos elementos nuevos siguiendo los modelos originales. Así, las vigas numeradas, como la 2 al inicio de la sala, y la 22 al fondo, son de escayola imitando la madera.

Esta techumbre constituye por su misma una auténtica maravilla, no solamente por los materiales empleados, sino también por la gran cantidad de adornos tallados, dorados y policromados. Todas esas piezas que constituyen este valioso artesonado del siglo XV, son diferentes. Dicen las crónicas que el mismo rey de Aragón, Alfonso V el Magnánimo se desplazó expresamente hasta Valencia para admirarlo cuando estaba colocado en la Casa de la Ciudad.

Sobre esta sala se encuentra el piso alto del Pabellón del Consulado, donde se encontraba los aposentos privados del alcaide y del personal de la lonja. Para acceder a ellos es necesario atravesar una puerta que se encuentra situada en la torre. A pesar de que no está abierta al público, nos conformamos con las vistas que obtenemos desde la puerta de entrada de la Cámara del Consulado del Mar, hacia el jardín, el muro izquierdo, el pabellón y de la fachada de la sala de Contratación.

Una vez finalizada la visita a la Lonja, nos disponemos a salir del recinto y justo enfrente, en la plaça de la Companyia, vemos la fachada de la iglesia del Sagrado Corazón. El templo se abre a una pequeña plaza en la que podemos encontrar una maqueta en metal de la Lonja con inscripciones en braille para que los ciegos puedan conocer el aspecto del edificio que ya hemos visitado. Pero centrémonos ahora en la iglesia: se construyó en 1886 según proyecto de Joaquín maría Belda, sobre el lugar que ocupaba una iglesia anterior en estilo barroco construida en 1595. Esa iglesia formaba parte de un conjunto de construcciones de la Compañía de Jesús, donde vivían (y siguen viviendo) los monjes jesuitas.

La fachada de la iglesia que vemos hoy es de estilo historicista, formada por dos cuerpos, el inferior con tres puertas, y el superior con esculturas de ángeles y un rosetón con radios de metal. Por otro lado, el campanario situado junto a la cabecera es de poca altura, por lo que es difícil distinguirlo entre el entramado urbano que rodea a la iglesia. Ya en su interior vemos que se trata de un templo con planta de cruz latina cubierta por una bóveda de cañón y con tres naves.

Sobre el crucero vemos una bonita cúpula de planta octogonal apoyada en pechinas decoradas con representaciones de los cuatro evangelistas. En el Altar Mayor se sitúa un gran retablo barroco en cuya hornacina central se encuentra la imagen de Jesucristo en su advocación del Sagrado Corazón de Jesús. El presbítero queda separado de las naves por una barandilla dorada. La iglesia posee, además, 6 capillas, entre las que destaca la capilla de la Inmaculada Concepción que cuenta con un gran lienzo pintado en 1568 por Juan de Juanes, siguiendo indicaciones del jesuita Martín Albero tras tener un sueño con la Virgen.

Volvemos a la plaza del Mercado donde se encuentra otro de los edificios modernistas más bonitos de la ciudad, el Mercado Central, cuyos orígenes hay que buscarlos en épocas musulmanas, cuando aquí se asentaba un zoco musulmán. En 1261, después de la conquista de la ciudad, el rey Jaime I el Conquistador concedió a Valencia el privilegio para celebrar un mercado semanal en esta zona. Años después, el rey Pedro IV el Ceremonioso, lo autorizó diariamente.

En 1838 se decreta la desamortización de Mendizábal lo que provoca el derrumbamiento del Convento de las Magdalenas, construyéndose un primer recinto al aire libre con un pequeño pórtico. Pronto se tuvo la necesidad de construir un edificio que cubriese la creciente demandas de la población, en constante auge. Así nace el Mercado Central de Valencia construido en estilo modernista a principios del siglo XX.

Las obras comenzaron en el año 1914 por los arquitectos Alejandro Soler y Francisco Guardia (ambos fueron colaboradores de Lluís Doménech), y finalizaron en el año 1928 bajo la dirección de Enrique Viedma y Ángel Romaní. Finalmente fue inaugurado por Alfonso XIII en enero de 1928. Posee una extensión de 8.160 metros cuadrados repartidos en una superficie de planta poligonal irregular de catorce lados.

El edificio cuenta con dos cúpulas, una más grande situada en su centro de 30 metros de altura que cubre la zona de huerta, y otra más pequeña en la parte de pescadería. Ésta última se encuentra decorada por una veleta con forma de pez espada, en contraposición con el ave que ornamenta la veleta de la cúpula más grande. Los materiales más usados en el inmueble son la cerámica, el hierro, la piedra y vidrieras, los cuales son empleados para adornar interiores y exteriores, destacando los colores de la señera valenciana en la fachada del Mercado.

Junto al Mercado Central se encuentra otro bonito edificio modernista en cuyo frontal aparece el nombre de un arco rotulado con el nombre "Concejalía de Comercio y abastecimientos". En el otro extremo se sitúa la iglesia de los Santos Juanes la cual, como otras iglesias, tiene su origen en mezquitas convertidas en ermitas. Así el primer templo se levantó sobre una mezquita en el año 1240.

En 1311 debido a un incendio es necesario edificarlo de nuevo en esta ocasión en estilo gótico. Pocos años después sufre otro incendio, en esta ocasión sólo afecta al Altar Mayor, obligando a reedificarlo de nueva manteniendo el estilo gótico anterior. De esa antigua estructura gótica todavía queda la nave, los contrafuertes y el gran óculo cegado de la fachada principal. A finales del siglo XVI un nuevo incendio dejó la iglesia casi en ruinas, por lo que se tuvo que reconstruir casi por completo. Las obras se prolongarían hasta el siglo XVII.

Las nuevas obras darían al templo un nuevo concepto decorativo derivado del Concilio de Trento, momento en el que se alargaría la longitud de la iglesia y además se construirían el arco triunfal, la capilla de la Comunión y el campanario, entre otras obras. Es, sin embargo, en la gran reforma efectuada entre 1693 y 1710 cuando adquirirá su aspecto definitivo, con una fisonomía barroca. En esa época se redefine el espacio interior del templo, adaptando su decoración al gusto barroco de la época; se cubren las bóvedas de crucería por bóvedas de cañón con lunetos; se construye la fachada exterior que da a la plaza del Mercado; se realiza la portada a los pies del templo y la el lateral situada en la calle Vieja de la Paja.

Nos detenemos en la fachada exterior de la plaza del Mercado, concebido como un grandioso retablo de piedra sobre una terraza que domina la plaza, en cuya parte inferior se encuentran las conocidas como covetes de San Joan, semisótanos construidos entre los años 1700 y 1702 y que eran utilizados como talleres artesanales y tiendas. En el año 1700 esta fachada era completamente lisa, exceptuando la galería de ventanas superiores. Durante la reforma del siglo XVIII fue modificada abriéndose dos puertas y levantándose la parte superior del campanil triangular de inspiración italiana, obra de Bernardo Pons.

En el centro se sitúa el retablo de la de la Virgen del Rosario, obra de Jacopo Bertesi realizada también en 1700, resguardada mediante un tejadillo realizado por José Martínez. En el grupo escultórico podemos diferenciar a los pies de la Virgen a los arcángeles san Miguel y san Gabriel. A cada lado del retablo se sitúan puertas barrocas con imágenes de san Juan Bautista y san Juan Evangelista.

El interior, de estilo barroco, presenta oratorios separados por arcos de medio punto. Destaca la cúpula ornamentada con frescos donde se representa la vida de los santos Juanes, realizados en 1701 por Palomino, pintor de la cámara del rey Carlos II. A inicios de la Guerra Civil en 1936, la iglesia es incendiada y permaneció así durante tres días y tres noches consecutivas, perdiéndose gran parte de su patrimonio. Actualmente, aún las pinturas de Palomino de la bóveda siguen manteniendo un aspecto ennegrecido por aquel incendio, mientras que las del ábside se perdieron definitivamente.

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