MONTPELLIER (MONTPELHIÈR)

DISTRITO DE ANTIGONE


En 1979, el nuevo ayuntamiento de Montpellier decide realizar un gran proyecto urbanístico en unos terrenos adquiridos recientemente al Ministerio de Defensa, los cuales fueron utilizados para albergar las instalaciones de una de las primeras fábricas de aviones de Francia. Las autoridades querían promover de esta manera, un nuevo barrio que permitiese un crecimiento equilibrado y controlado de Montpellier hacia el este, a la vez que se comunicase el distrito de Écusson con el río Lez.

En concreto, este proyecto pretendía urbanizar unas veinte hectáreas situadas cerca de la ciudad, justo al lado del centro comercial de los años sesenta Polygone. Aquel proyecto fue adjudicado al español Ricardo Bofill, por lo que fue uno de los mayores desarrollos individuales realizados en Francia, atrayendo el interés internacional. El nombre del nuevo barrio se llamaría “Antigone”, en referencia a la heroína griega que se enfrentó al implacable Creonte, personificando la desobediencia civil y la lucha contra una autoridad, por tanto, la denominación de estos terrenos hace pensar que fue escogido a modo de “anti-polygone”.

Ricardo Bofill creó el plan maestro y la mayoría de los edificios de Antigone, diseñando un barrio con un estilo muy marcado y dándole a los edificios, calles y plazas una arquitectura unitaria basada en la Antigüedad Clásica, por lo que, él y su equipo, crearon una serie de grandes estructuras a las que se le añadieron frontones, entablamentos y pilastras a una escala gigantesca. Para apoyar esa idea los nombres de las calles poseen nombres tales como calle de la Acrópolis, plaza de Esparta, plaza de Tesalia, etc.

Otra de las características de este distrito son sus grandes espacios abiertos, pensados para el disfrute de las personas, a lo que hay que añadir su carácter peatonal. Desde cualquier punto es posible apreciar la simetría y los detalles de cada elemento que conforman este barrio. Además, el agua también toma especial protagonismo, junto a las esculturas de la antigüedad clásica repartidas por diferentes rincones.

Y es que podemos encontrar copias de estatuas que son grandes obras universales, por ejemplo, junto a la entrada al centro comercial está el Apolo de Belvedere (cuyo original se encuentra en una de las unidades de los Museos Vaticanos), o la estatua situada a la entrada de la Place de Théssalie, Diana de Versalles (que se encuentra en el Museo del Louvre), o en la Place de l’Europe, donde está la Victoria alada de Samotracia (también expuesta en el Louvre), etc.

En definitiva, lo que Bofill perseguía no era sólo sugerir un retorno a los orígenes de la tradición cultural y arquitectónica mediterránea, en la que la simetría y la perspectiva eran muy importantes, sino también pretendía que Antigone fuera un modelo de proyecto de diseño urbano, de modelo de vivienda social, para ser prototipo para otros lugares. En cuanto a esto último, posteriormente reconoció haberse dado cuenta que nunca se podría hacer un modelo para futuras ciudades.

Según nuestro paseo por Antigone podríamos resumir que este barrio está compuesto por una serie de plazas que se encuentran alineadas y conectadas entre sí, además de estar rodeadas de edificios neoclásico con diferentes simetrías, formando en conjunto un gran rectángulo, donde la naturaleza y los espacios abiertos cobran gran protagonismo.

El barrio está formado por bulevares, plazas, parques, zonas residenciales (Place du Nombre d'Or, Le Port Juvénal, Le Parnasse, etc.), comercios (Les Guinguettes, Le Capitole, etc), hoteles, como el Mercure, oficinas (La Tour Europa, Les Echelles de la Ville, etc.), escuelas, equipamientos deportivos (como la piscina olímpica), culturales (Les Rives du Lez, etc.) y administrativos (Sede del Gobierno Regional de Languedoc-Roussillon).

Antes de dar por finalizada la visita a Antigone, conviene apreciar, desde Place de l’Europe, a orillas del Lez, el edificio L’Arbre Blanc (El Árbol Blanco), el rascacielos mejor preparado para resistir un seísmo de los famosos arquitectos Manal Rachdi, Nicolas Laisné y Sou Fujimoto. Estéticamente lo primero que llama la atención son sus ventanas-balcones que sobresalen del edificio a modo de plataforma. Se trata de un ingenioso sistema que consigue que el interior del edificio tenga muy buena ventilación.

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