SITIO ARQUEOLÓGICO DE AGIA TRIADA (Αρχαιολογικος χωρος Αγιας Τριαδας)

FUNDADA POR GORTYS, HERMANO DE MINOS


Para visitar el yacimiento arqueológico de Agia Triada, hay que tener en cuenta que presenta, a grosso modo, dos capas construidas en diferentes épocas: la primera corresponde con los restos de una gran estructura tipo palacio con forma de L, aunque de dimensiones más pequeñas que los de Knossos y Festos, construida a finales del período Minoico Medio, posiblemente alrededor del 1550 a.C. y conocida como la Villa Real; y la segunda, tras su destrucción en torno al año 1450 a.C., se construyó directamente encima de sus restos dos grandes edificios, incluyendo un megaron de estilo micénico del período Postpalacial (1400-1100 a. C.). En esa misma época, al norte, directamente encima de las viviendas minoicas construidas anteriormente, se desarrolló un asentamiento que miraba hacia un ágora que estaba cerrado en su parte este por una arcada, similar al del período Clásico.

Tras estos apuntes necesario comenzamos recorriendo el yacimiento por su ala oeste, concretamente en una parte techada para protegerlo de la intemperie, ya que se trata de los restos más interesantes del recinto. Se trata de los llamados “Apartamentos Reales” (aunque su función aun es objeto de discusión entre los estudiosos), cuyo borde oriental estaba delimitado por una calle parcialmente escalonada que conectaba el ala norte con la zona que pudo haber albergado una zona sacra, por lo que recibió el nombre de plaza de los Santuarios. Esta plaza, aunque es contemporánea de la villa, fue reorganizada posteriormente alrededor del 1400 a.C., momento en que se elevó el nivel del suelo y fue ampliada ocupando parte de por aquel entonces ruinosa villa.

De esta manera, sobre aquella nueva plataforma se levantó dos grandes edificios sobre las ruinas anteriores, de los que hablaremos después. La plaza de los Santuarios limita al este con un camino pavimentado de la época minoica, a cuyo lado había una vivienda de la misma época, la cual tenía un almacén con pithoi y dos columnatas con una escalera que llevaba al piso superior. Hacia el sur se encuentran los restos de un pequeño santuario del período minoico tardío I, pero se incendió y fue reutilizado durante la época micénica. Este santuario contenía un fresco que mostraba escenas del mundo submarino.

Volviendo a aquellos grandes edificios, en el primer que encontramos (es decir el más al este) se hallaron bases de piedra para hachas dobles, lo que indica que probablemente este lugar también estaba dedicado a un culto. Estaba organizado por varias habitaciones que servían como viviendas del periodo Neopalacial o minoico, una de las cuales contenía una ventana que daba a la calle y otra con una columnata y un patio de luz en su costado este.

De igual manera había otras dos habitaciones que compartían un pozo de luz, al cual daba la ventana de la anterior estancia comentada. También tenía una ventana más pequeña y una escalera hacia el sur, que conducía al piso superior. Una de las cosas que más llama la atención de esta estructura son los numerosos desagües de agua, incluidos canales excavados en la misma roca, que se construyeron para regular su flujo a través de todo el complejo. Hay que señalar que estos sistemas de conductos para el preciado líquido ya existieron tanto en la Villa Real como en período micénico, y podemos apreciar sus restos en todo el complejo.

El siguiente edificio estaba dividido en tres partes siguiendo la planta típica del megaron micénico, convirtiéndose posteriormente en un templo griego. Se cree que este megaron fue la residencia del gobernante aqueo de la región. Más hacia el sur se encuentra un pequeño pórtico con una columna y un patio de luz en su parte este y una ventana con banco situado hacia el sur. Una columnata se extendía hacia el oeste, frente a una pequeña plaza con una escalera de cinco escalones en el borde, donde se encontró otro famoso objeto: un jarrón de libación (rhyton), en el que se representó una realistas escena de boxeo.

Unos pasos más abajo nos topamos con un almacén de cerámica. Seguimos el recorrido y llegamos a los Almacenes de la Villa, ubicados debajo de los cimientos de uno de los grandes muros del megaron posterior construido en época micénica. Uno de los almacenes era accesible mediante unas escaleras, en cuyo centro se encuentra la base de un pilar bordeada a cierta distancia por una parte elevada de yeso, utilizados para subirse y así llegar a los altísimos pithoi que estaban alineados a lo largos de las paredes. Al otro lado de aquella escalera había otra habitación cuyas paredes estaban revestidas con losas de yesos, en cuyo suelo (recordemos que albergaba almacenes de época anterior) se encontraron cinco pithoi de gran tamaño.

Llegamos ya a la parte baja de la Villa que se extiende a lo largo del borde suroeste de la colina. Aquí los apartamentos principales formaban una importante unidad arquitectónica. Los suelos de esta zona se encontraban cubiertos con losas con juntas rojas que presentan todavía las huellas del incendio que destruyó el edificio. Pero vayamos por parte, la primera sala que vemos es la entrada principal del palacio que contaba con diferentes puertas en dos de sus paredes: en su lado norte daba a un patio cubierto por un pórtico orientado al noroeste, desde el cual se obtenía una bonita panorámica. Volviendo a la entrada principal, le sigue otra estancia con columnatas que tenía un pozo de luz adyacente, una ventana en cada lado y una puerta que daba acceso a una escalera que conducía al piso superior de estos apartamentos.

A la izquierda de aquella estancia se encuentra la llamada Sala del Sellado o del Archivo, llamada así porque contenía una colección de sellos de barro de considerable valor artístico. Al este hay una sala que tenía una delgada partición de adobe en el medio y pinturas murales importantes, hoy en día expuestas en el museo de Herakleion, en las que se representaban un gato montés cazando un faisán y una dama sentada en un jardín. Al norte de la Sala del Sellado había otra habitación que en su mayor parte fue destruida y que contenía una especie de arcón rectangular de losas de yeso y un pequeño patio en el que había un pórtico con tres columnas en forma de L. A la derecha había una escalera que conducía al piso superior. Detrás de este grupo de salas se sitúa un estrecho almacén en el que se encontró diecinueve “talentos” (lingotes) de cobre con un peso total de más de quinientos kilos. Este metal se fundía para darle forma de losa, para así facilitar su transporte. Se trataba de un verdadero tesoro en aquella época, puesto que el talento representaba una forma elemental de moneda.

Volvemos al pozo de luz y tras pasarlo se llegaba a un pórtico que contenía dos columnas y un conducto para desaguar el agua del patio. Desde ahí se abría tres puertas a través de las cuales se accedía a la denominada Sala de los Bancos, llamada así por estos asientos que discurren alrededor de sus paredes y que están decorados con un friso formado por placas de piedra con espacios intermedios donde se disponían verticalmente vigas de madera que no sólo tenían un objetivo ornamental, sino que también sostenía la estructura, dándole elasticidad frente a los frecuentes terremotos. El techo que vemos es una restauración moderna destinada a proteger la habitación, mientras que la puerta situada a la izquierda lleva a otra más pequeña que contiene una losa de yeso rectangular elevada que los expertos han identificado como un sofá o una cama.

El área contigua hacia el sur se encontraron ciertas instalaciones que fueron interpretadas como un taller artesano o quizás un sitio donde amasar el pan. Junto a esa fachada, al oeste, se encuentran los vestigios de un camino pavimentado minoico. Más allá vemos una habitación que contiene los restos de dos pilares centrales cuadrados que pudo haberse utilizado como almacén de cerámica. Las estancias del extremo sur poseen suelo de tierra compacta que tal vez albergaban a los sirvientes. Estas habitaciones, que no se comunicaban entre sí, estaban iluminadas en su lado este por ventanas que daban a un larguísimo patio de luz. En una de esas estancias se encontró el famoso jarrón serpentino de la "Copa del Cacique", obra maestra del arte minoico, cuya escena en relieve representan a un "príncipe", a un "oficial" y a tres "soldados", como se les ha relacionado convencionalmente.

Cerrando el ala oeste se encuentra la capilla bizantina de una sola nave de Hagios Georgios Galatas, que fue construida en el año 1302, aunque es probable que ya existiera un edificio anterior y ese fue el año en el que fue renovado. En su exterior podemos ver, en su muro norte, una tumba datada en el año 1581 que contiene un águila bicéfala, símbolo del Imperio Bizantino. En el interior de la iglesia se encuentran frescos del siglo XIV y un altar construido en piedra.

Abandonamos ya el ala oeste del recinto arqueológico para dirigirnos hacia el ala norte, donde se extiende la segunda parte de este sitio. Para ello, cruzamos una gran escalera y, tras dejar a la derecha los restos de un pórtico intermedio de cinco pilares y seguir un canal de desagüe para el agua, llegamos al asentamiento micénico.

Así llegamos a la plaza o Ágora del asentamiento, la cual estaba comunicada por otra gran escalera con el ala este, situada, como ya hemos visto, en la meseta más alta de la colina, lo que hace pensar a algunos estudiosos que esa diferencia de elevación distinguía las estructuras administrativas (o quizás la élite), del lugar donde se encontraban las viviendas de la gente corriente. Algunas de esas viviendas comunes que lo conforman datan de la primera fase (Neopalacial), del período minoico, otras corresponden con la segunda fase (Postpalacial), cuando aquellas primeras fueron enterradas y se construyeron directamente sobre ellas durante la etapa micénica.

De todas esas construcciones destaca el edificio de la derecha de la plaza, el cual cuenta con una hilera de ocho estancias rectangulares que probablemente fueron tiendas, precedidas por una gran estoa, frente a la cual se iban alternando pilares cuadrados y columnas redondas, característica que encontramos en la arquitectura minoica desde mucho antes. Una escalera en el extremo norte conducía al piso superior. El diseño de esta construcción recuerda mucho a las ágoras de la época helenística, de hecho, la plaza que se abre frente a él se le ha denominado así.

Más hacia el este, aproximadamente a unos 150 metros, en una zona vallada, se encuentran las ruinas de dos grandes tumbas circulares o tholos, datados entre el siglo III a.C. al II a.C. Tumbas similares construidas sobre el suelo y que aparentemente estaban destinadas a albergar a todos los miembros de un linaje o comunidad, son bastante comunes en la llanura de Mesara. De todas, la más antigua es una situada al este que además es la más grande con su nueve metros de diámetro. Detrás de otra tumba, esta vez más cercana al asentamiento micénico, se descubrió el famoso sarcófago de Hagia Triada, el cual está expuesto en el museo Arqueológico de Eraclio. Sin embargo, esta pieza se hizo mucho más tarde que la tumba, alrededor del 1400 a.C. La importancia de esta pieza es que está decorada con escenas pintadas que nos da información sobre la concepción minoica de la religión y la vida después de la muerte.

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