Comenzamos el recorrido por uno de los ejes comerciales más animados de Pisa desde su parte norte e iremos descendiendo en dirección sur, hacia el río Arno. Conocida popularmente simplemente como Borgo, la calle se extiende desde la Via Carducci hasta la Piazza Garibaldi, y se divide en, la primera parte Borgo Largo y, la segunda, Borgo Stretto. Tiene su origen en la Edad Media, cuando el antiguo barrio de Foriporta (hoy conocido como San Francesco) quedó dentro del perímetro de las murallas del siglo XII. Con el paso del tiempo, el término “burgus”, que en latín significaba “castillo fortificado”, adquirió un nuevo sentido y empezó a designar las zonas situadas fuera de las murallas.
A partir del siglo XIV, los ricos mercaderes pisanos comenzaron a levantar en esta zona sus logias, abriendo tiendas y tabernas para atender a los habitantes. Las grandes columnas de los soportales que se distribuyen en parte de la calle eran en un principio de madera, aunque durante la “renovatio urbis” impulsada por Cosme I y Fernando I de Médici fueron sustituidas progresivamente por materiales más duraderos, como la piedra. De entre los rincones que destacamos de esta calle se encuentra, en el número 41 de Borgo Largo (actual Via Oberdan) la loggia Tobler, revestida de piedra y mármol, que repite el esquema arquitectónico de la Casa Vanni con un aspecto más refinado.
En Borgo Streeto destacan el Palazzo Poschi que está formado por dos construcciones de distintas épocas: la antigua torre medieval Taccola del siglo X, parcialmente modificada pero con elementos originales, y un edificio del siglo XV de ladrillo con un pórtico de columnas talladas y ventanas geminadas decoradas con arcos de ladrillo. En la misma acera, un poco más adelante, se encuentra la pastelería Salza, la más antigua de Pisa (prestad atención a los precios de los productos, ya que se duplica si ocupáis una mesa para consumirlos).
A pocos pasos se abre la plaza Largo Ciro Menotti, cuyo nombre hace homenaje al patriota italiano precursor del “Risorgimento” y ejecutado injustamente en 1831 por Francisco IV de Habsburgo-Este. En el siglo XIX, su figura fue tan admirada que incluso Giuseppe Garibaldi dio su apellido a su primer hijo. Según el historiador Emilio Tolaini, la zona de Largo Ciro Menotti en Pisa representa uno de los mayores desastres urbanísticos y arquitectónicos en Pisa tras la II Guerra Mundial: tras haber sido destruida la zona en 1944 por un bombardeo británico primero, y estadounidense después, una vez terminada la guerra la reconstrucción fue duramente criticada. En lugar de restaurar los edificios originales y mantener la continuidad de los pórticos, se optó por construcciones modernas, incoherentes con el entorno histórico y carentes de valor estético. El resultado fue un espacio urbano desarticulado y visualmente desagradable.
Es aquí donde se colocó en marzo de 2020 una escultura de bronce que rinde tributo a Galileo Galilei, nacido en Pisa el 15 de febrero de 1564 y donada a la ciudad por sus artífices Gabriele Vicari y Armando Barbon. La obra, de 2,6 metros de altura y 350 kilos de peso, se asienta sobre un pedestal de mármol de Carrara. Fue fundida en la Fonderia Artistica Versiliese de Pietrasanta, bajo la dirección artística de Massimiliano Simoni, manteniendo la tradición de los monumentos conmemorativos clásicos. Galileo se representó en actitud reflexiva: sostiene en su mano izquierda un telescopio, instrumento que él mismo perfeccionó a comienzos del siglo XVII, mientras que con la derecha porta un globo terráqueo, símbolo de sus revolucionarios descubrimientos astronómicos. El rostro del científico pisano se orienta hacia el cielo, su campo de estudio predilecto, como expresión de su fe en la observación y en la búsqueda incesante del conocimiento libre de dogmas e ideologías. Seguimos avanzando y unos pocos pasos más al sur, haciendo esquina, nos encontramos con el Palazzo Bocca, antigua residencia familiar de Galilei (no su casa natal), en la que vivieron entre 1563 y 1574, como así consta en la plaza situada en la esquina del edificio.
Casi frente a la casa de Vincenzo Galilei, cerca del número 21, se levanta la Casa Vanni del siglo XIV, uno de los ejemplos mejor conservados de las antiguas logias. Su fachada muestra una gran ventana con arcos trilobulados apuntados y los restos de otra ventana gemela en el piso superior. En el centro puede verse el escudo de la “Compagnia di Santa Bona”.
El siguiente edificio a destacar es la Chiesa di San Michele in Borgo, la cual, junto con el monasterio, aparece documentada por primera vez en el año 1016, cuando el monje benedictino Bono transformó una antigua capilla y la dedicó al arcángel san Miguel. Entre 1105 y 1111, el complejo pasó a los monjes camaldulenses que lo conservaron hasta 1782, cuando fue suprimido y convertido en priorato. El edificio actual es resultado de diversas reformas realizadas entre los siglos XIII y XX, como la modificación del campanario (1676), la renovación barroca del XVIII, la reparación tras el terremoto de 1846 y la reconstrucción finalizada en 1963. Su fachada de mármol del siglo XIV destaca por los tres portales, uno central con un edículo gótico de Lupo di Francesco y tres niveles de galerías, además de inscripciones del siglo XVII relacionadas con la Universidad de Pisa. El interior cuenta con tres naves sostenidas por columnas románicas, un altar mayor sobre una cripta medieval y un crucifijo del siglo XIV atribuido a Nino Pisano, además de frescos y pinturas de los siglos XIII al XVIII.
El final de la calle desemboca en la Piazza Garibaldi, donde se encuentra la copia del tabernáculo de la Madonna dei Vetturini (Virgen de los Cazadores), del siglo XIV, cuyo original se conserva desde 1982 en el museo de san Mateo. La obra, que originalmente pertenecía a la iglesia de Santa Maria della Spina, se atribuye a Nino Pisano (activo entre 1343 y 1368). Según el canónigo Giovan Battista Totti, en 1586 la escultura fue trasladada desde la Spina hasta Borgo Stretto para que los pisanos pudieran rezar contra el mal gobierno del Gran Ducado. El edificio donde se colocó pertenecía a los monjes de Nicosia (Calci), y su abad, Giovanni Andrea Morrona, quien promovió reformas y encargó una inscripción conmemorativa. El soporte de madera fue tallado por Cosimo d’Arrigo, colaborador de Vasari. Durante una restauración en 1953, se hallaron restos de la policromía original.
La Piazza Garibaldi, que hasta finales del siglo XIX se conocía como Piazza Ponte di Mezzo, está rodeada por elegantes edificios históricos que han formado parte de la vida social y cultural de Pisa desde finales de la época moderna. Al fondo, en la esquina con Borgo Stretto, destaca el edificio que a mediados del siglo XVIII albergó el Casino dei Nobili, mientras que a ambos lados se extienden antiguas manzanas de casas donde funcionaron algunos de los hoteles más antiguos de la ciudad. En la parte este se encontraba la Locanda delle Tre Donzelle que, durante el siglo XIX, tras diversas ampliaciones, se transformó en el Grand Hotel de l’Arno, donde también se instaló el estudio de arte y fotografía de Van Lint. En el lado opuesto se ubicaba el Hotel Europa, otro establecimiento importante del siglo XIX que consolidó la plaza como el punto más céntrico, abierto y soleado de Pisa.
Centrándonos en el Casino dei Nobili (casino de los Nobles) se trata de un edificio que fue propiedad de los monjes de Nicosia hasta el año 1574, momento en que fue utilizado como club de la alta aristocracia pisana para albergar entretenimientos como bailes, juegos, tertulias y banquetes. El acceso estaba limitado a un grupo selecto de aristócratas, damas y oficiales al servicio de los soberanos, además de visitantes extranjeros recomendados por miembros de la nobleza. Aunque era un entorno refinado y cosmopolita, el juego a menudo provocaba tensiones y disputas, por lo que el buen comportamiento y la etiqueta eran requisitos indispensables para ser admitido. El declive del Casino comenzó durante la época napoleónica, con la aparición de las “Stanze Civiche”, una sociedad burguesa que reunía a toda la nobleza local sin las rígidas distinciones de clase. Finalmente, en 1852, el edificio, ya en decadencia y considerado una institución anticuada, fue vendido a la sociedad de la Stanze Civiche.
Algo desplazada del centro de la plaza se levanta la estatua de bronce de Giuseppe Garibaldi, creada en 1892 por el escultor Ettore Ferrari. Como en otras representaciones del héroe en diferentes ciudades italianas, Ferrari lo retrata en tamaño natural y con un estilo sobrio, sin exagerar el aspecto heroico. La base de la escultura adquiere especial protagonismo, ya que en ella se representan tres episodios importantes de la vida de Garibaldi, entre ellos la conquista de Roma y la herida que sufrió en Aspromonte, más tarde curada en Pisa. La obra fue fundida en la fundición Crescenzi de Roma.
A un tiro de piedra queda la Piazza delle Vettovaglie (plaza de los Víveres), cuyo aspecto actual fue adaptado entre los años 1543 y 1565, tras una reinterpretación urbanística de esta parte de la ciudad, entonces bajo el dominio de los Médici. Durante la Edad Media esta zona era un animado barrio en el que las residencias y capillas de familias nobles convivían con tiendas y tabernas. En aquel tiempo existía un pequeño espacio abierto conocido como la “Piassa de’ Porci”, cuyo punto central era un pozo que hoy puede verse en la esquina noreste del pórtico, descubierto gracias a recientes excavaciones arqueológicas.
Ya en 1493, la Opera del Duomo obtuvo la autorización para levantar en este lugar una nueva Piazza del Grano, ya que el antiguo espacio dedicado al comercio de cereales había sido destinado a la construcción de la futura Universidad de Pisa. Sin embargo, una revuelta local y la instauración de la Segunda República Pisana retrasaron el proyecto. En el siglo XVI, para crear la nueva plaza, se demolieron varios edificios existentes, mientras que algunos inmuebles situados en los lados norte y oeste fueron incorporados a las nuevas construcciones renacentistas. Así, la plaza adquirió una forma cuadrangular irregular, rodeada por una galería de arcos sostenidos por columnas de piedra arenisca, siguiendo un modelo renacentista típico de los Médici, similar al del patio de la Sapienza y al claustro del convento de san Francisco.
Bajo los pórticos y en las casas que rodeaban la plaza se construyeron silos para almacenar grano, empleando una técnica de origen florentino. Ya en el siglo XVIII, el lugar se transformó en un mercado de productos alimenticios al por menor, recibiendo entonces el actual nombre de Piazza delle Vettovaglie. Por razones higiénicas, se añadió una fuente conectada al acueducto gran ducal y una red subterránea destinada a la eliminación de residuos.
Desde aquí salimos a la Via Domenico Cavalca, zona donde aún quedan algunas reminiscencias de torres medievales y restos de otros edificios antiguos. Entre ellos destaca, en los números 15 al 19, un edificio de ladrillo sobre pilares de piedra Verrucana que conserva dos arcos apuntados que revelan su origen medieval, aunque sus ventanas fueron reformadas en el siglo XVIII. Entre los números 21 y 27, vemos un complejo de cuatro pisos que integra dos torres del siglo XII, con pilares de piedra, arcos reconstruidos en ladrillo y restos de antiguos balcones de madera que las unían. La torre del número 30, en la esquina con Vicolo Quarantotti, representa el tipo clásico de casa-torre de los siglos XII–XIII, con un gran arco de alivio y elegantes ménsulas molduradas en las aberturas.
En el número 32, una torre alta y estrecha domina la intersección, destacando por su arco de alivio muy puntiagudo y los sillares perfectamente escuadrados. En el número 33, se conservan los restos de una casa-torre del siglo XIII, con un gran arco de piedra Verrucana y arcos inferiores de ladrillo, testimonio de las sucesivas transformaciones del edificio. A continuación, llegamos al edificio más famoso de esta calle: la Torre dei Caciaioli, actualmente conocida como Torre del Campano por la campana que, desde finales del siglo XVIII, marca las horas para los estudiantes universitarios, siendo además la torre más alta de Pisa. Es una edificación de planta cuadrada y desarrollo vertical que representa fielmente el estilo arquitectónico típico del siglo XII, aunque con el paso del tiempo fue modificada y elevada, algo que aún se aprecia en la mampostería irregular, testimonio de las distintas fases constructivas.
La parte original (hasta el tercer piso) se remonta a mediados del siglo XII y está realizada en piedra Verrucana, extraída del Monte Pisano. La ampliación superior pertenece al siglo XVIII, bajo el gobierno del Gran Duque Pietro Leopoldo I de Lorena, cuando la Universidad de Pisa adquirió el edificio y añadió una campana. En sus muros aún pueden observarse huecos cuadrados que sostenían los andamios de madera utilizados durante su construcción, así como salientes que indican la posible existencia de balcones exteriores. Durante la época de la antigua República Marítima de Pisa la planta baja albergaba tiendas o talleres, mientras que las viviendas se distribuían en los pisos superiores, generalmente con una sola estancia por nivel.
Durante la Edad Media esta zona se distinguía por la abundancia de iglesias y por su intensa actividad comercial y social, siendo punto de tránsito de personas y mercancías, así como un área atractiva para las clases medias y acomodadas que buscaban invertir. Esta prosperidad se refleja en el hecho de que, hasta el siglo XIII, varios organismos judiciales, la aduana de la sal, la casa de la moneda y la primera sinagoga (conocida como la *Casa del Hebreo*) se ubicaran en edificios del área. Asimismo, desde el siglo XIII, la zona adquirió una clara vocación mercantil, ya que era habitual alquilar las plantas bajas de las casas-torre a artesanos y comerciantes para el desarrollo de sus actividades.
Seguimos avanzando por la calle y antes de abandonarla merece la pena fijarnos en el edificio del número 54, una antigua casa-torre, cuyos vestigios son dos amplios respiraderos y pilares en su fachada. Estas estructuras llegan hasta el cuarto piso, donde se conservan pequeñas ventanas, lo que sugiere que la disposición original del inmueble ha permanecido casi intacta desde los siglos XII y XIII. Además, el uso de piedra caliza de San Giuliano, un material más valioso que la piedra de Verrucana, refleja la posición acomodada de sus primeros propietarios. Salimos ya de la Via Domenico Cavalca y, casi enfrente, vemos la silueta de la Chiesa Universitaria di San Frediano, mencionada por primera vez en 1061 junto a un hospital para pobres y peregrinos. Custodiada por los camaldulenses hasta el 1561 y luego por los Caballeros de san Esteban, pasó a los barnabitas en el 1594, convirtiéndose en parroquia en el 1784. La fachada actual, restaurada en 1964 para recuperar su estilo románico original, combina elementos medievales y restos romanos. El campanario probablemente es del siglo XIII (hoy rodeado de edificios modernos), mientras que el interior basilical conserva columnas con capiteles del siglo XI y una cruz pintada del siglo XII con escenas de la Pasión.
A la izquierda del edificio se abre la Piazza Dante Alighieri, en la que destacan la Cassa Di Risparmio y el Palazzo della Sapienza. Este último fue construido en el 1472, aunque fue remodelada en el 1543 con un elegante claustro renacentista bajo el mandato de Cosme I de Médici. Por su parte, la fachada neorrenacentista fue diseñada por V. Pilotti entre 1907 y 1911. En su entrada se conservan escudos medievales y en el patio porticado destaca el monumento de Gigi Supino (1921) dedicado a los caídos en Curtatone y Montanara. También destacan el acceso al Aula Magna Histórica, con una estatua de Galileo Galilei y la Biblioteca Universitaria que guarda valiosos manuscritos e incunables, entre ellos una carta de Galileo. Por su parte la Cassa di Risparmio se fundó en 1834 por iniciativa de ciudadanos locales y con apoyo del Gran Duque de Toscana, con un propósito filantrópico orientado al fomento del ahorro. Con el tiempo, evolucionó de institución benéfica a banco plenamente operativo, ampliando su red en la provincia de Pisa y otras ciudades toscanas. Tras la reforma bancaria de 1990 separó sus funciones sociales de las financieras mediante el Ente Cassa di Pisa.
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