PISA

MUSEO DE LAS SINOPIAS DE PISA


El museo está ubicado en el antiguo Spedale Nuovo (también llamado Spedale della Misericordia o de Santa Chiara), edificio que fue levantado a mediados del siglo XIII por iniciativa del papa Alejandro IV, con la doble finalidad de, por un lado, ser un “pellegrinaio” donde acoger a los peregrinos, enfermos y pobres y por otro la de conmemorar la reconciliación entre Pisa y la Santa Sede. La construcción se atribuye a Giovanni di Simone, considerado por algunos estudiosos como el arquitecto del Camposanto Monumental. El inmueble se usó como parte del hospital hasta 1969, cuando se decidió restaurar para convertirlo en la sede del Museo delle Sinopie.

Un episodio decisivo para su redescubrimiento ocurrió el 27 de julio de 1944, durante la II Guerra Mundial, cuando un proyectil de la artillería estadounidense alcanzó la techumbre del Camposanto que originó un fuego y cuya alta temperatura hizo que el plomo se derritiese, cayendo sobre los frescos, que habían permanecido allí durante siglos, dañándolos gravemente. Para preservar los frescos lastimados y las partes que aún se podían recuperar se optó por arrancarlos de las paredes (técnica del strappo), lo que dejó al descubierto los dibujos preparatorios en pigmento rojo conocidos como sinopias. Debido a su fragilidad, también éstas fueron retiradas y trasladadas al nuevo museo, cuya organización y montaje se debió a Giovanna Piancastelli Politi, Gaetano Nencini y Antonino Caleca. En 2005 se hizo una actualización del recorrido expositivo, incorporación áreas de información y comunicación.

El término sinopia (vocablo del italiano, que a su vez proviene de Sinope, antigua ciudad de la actual Turquía) se refiere, como decimos, al dibujo preparatorio que realiza el artista directamente sobre la primera capa de yeso (“intonaco”) de un fresco. Este dibujo, hecho con un pigmento rojizo, indica la composición básica, los contornos, las figuras y los elementos principales antes de aplicar las capas finales de color, quedando aquellos trazos rojizos invisibles para el espectador. Las sinopias que aquí vemos son valiosísimas porque permiten ver el proceso creativo: los trazos originales, correcciones y cómo el autor pensaba la obra antes de ejecutarla definitivamente.

En varios casos, estas sinopias conservan detalles expresivos que se suelen perder en la aplicación final del color de la obra. Algunos trazos transmiten un carácter más espontáneo, casi más vibrante, como si la mano del creador hubiera dejado una marca íntima en el boceto, que no se aprecia en la obra ya concluida. En muchas secciones se reconocen diferentes manos, aunque el resultado final sea estilísticamente uniforme, como ocurre en la Crocifissione o Crucifixión (datada de alrededor del año 1335) y atribuida a Francesco Traini o en el ciclo formado por el Trionfo della Morte o Triunfo de la Muerte, el Juicio Final y la Tebaida, obras probablemente realizadas por Buonamico Buffalmacco.

Actualmente la institución custodia la mayor colección de dibujos medievales que se conoce, testimonio directo del proceso creativo de los artistas. Aquí destacan, además de las sinopias comentadas anteriormente, como la del Triunfo de la Muerte, las que narran las Historias de Job de Taddeo Gaddi, las Historias de san Rainiero de Andrea Bonaiuti y los relatos del Antiguo Testamento pintados por Benozzo Gozzoli. De igual manera, también se exponen sinopias de ciclos más tardíos de finales del siglo XIV (“trecento”) e inicios del XV (“quattrocento”).

Pero concretemos un poco más: nada más entrar al interior del museo, lo primero que nos encontramos en la pared de la izquierda es la sinopia de la Creación, mientras que en el muro de enfrente se sitúan las de la Crucifixión de Francesco Traini (arriba a la derecha) y las de Historias de Cristo post mortem de Buonamico di Martino, conocido como Buffalmacco. Estas dos últimas fueron las primeras en realizarse en el Camposanto de Pisa, concretamente, Traini es considerado el responsable del inicio de la decoración del Camposanto, bajo la influencia de la escultura de Giovanni Pisano.

Por su parte la pared de la derecha acoge la sinopia de Piero di Puccio “Historias de Caín y Abel”, una de las más completas que se conservan. Delante se sitúan una pareja escultural de ángeles, realizados por Giovan Battista Riminaldi (1598-1640) para la catedral de Pisa, dentro del proyecto de su rehabilitación tras el incendio de 1595. Las esculturas fueron objeto de restauración durante dos años, finalizando en el verano de 2024.

Desde aquí parte un largo pasillo en el que vemos, entre otras, las sinopias de las Historias del Antiguo Testamento, las cuales comenzaron a pintarse entre los años 1389 y 1391, aunque quedaron inconclusas debido a la crisis política y económica de la ciudad. En 1468 se encargó la continuación a Benozzo Gozzoli, pintor ya muy reconocido en Florencia y Roma. Su trabajo en Pisa se extendió hasta 1484, aunque muchos frescos se deterioraron rápidamente por la técnica empleada, la exposición del muro y las filtraciones.

Pese a múltiples restauraciones y traslados, gran parte del ciclo se perdió, especialmente tras el incendio de 1944. De las sinopias conservadas, trece se exhiben hoy en día, mientras otras se presentan en paneles. Estos dibujos preparatorios permiten apreciar tanto la planificación de escenas y perspectivas como las notas del maestro a sus ayudantes, además de detalles curiosos como escudos, inscripciones y caricaturas nunca pasadas al fresco final.

Subimos ya al primer piso donde seguimos viendo sinopias de gran tamaño, como las del “Juicio final y el infierno” o la del “Incendio de Sodoma”. A lo largo del pasillo se han dispuesto otras obras maestras del depósito de la colección “Primaziale”, que han sido restauradas o se encuentran en proceso, cuya labor a determinadas horas se hace en directo para que el público puedo ver su desarrollo. Esos eventos culturales relacionados con la restauración y la conservación con enfoques históricos, se suelen intercalar con otras exposiciones temporales.

Dicho lo cual, desde esta planta nace una escalera que conduce a una estructura metálica en la que se exponen varios aguafuertes, técnica consiste en dibujar sobre una plancha metálica cubierta de barniz y después sumergirla en ácido, lo que genera líneas de distinta profundidad y cuyo proceso exige gran habilidad artística y técnica. En 1806, Carlo Lasinio, maestro grabador florentino, quedó impresionado por los frescos del Camposanto Monumentale de Pisa, ya muy deteriorados. Para conservar su memoria, los reprodujo en una serie de cuarenta aguafuertes publicados en 1812, obra que alcanzó gran éxito y tuvo nuevas ediciones, incluida una en acuarela. Su hijo Giovanni Paolo continuó la labor en 1832 con otra colección de grabados más pequeños que son lo que vemos en esta exposición.

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