Lo ideal para llegar a la Piazzale Arsenale Marittimo es hacerlo mientras se pasea por el lungarno Ranieri Simonelli, así se podrá admirar el entorno mientras se camina. El primer lugar que destacamos de este lungarno es la Chiesa di San Vito e Ranieri, reconocida por su torre con cúpula de estilo normando, y que se menciona desde 1051. En aquella época su aspecto y orientación originales eran distintos: la fachada miraba al oeste y su interior tenía tres naves. El edificio actual, que en su momento fue sede de los benedictinos de Gorgona, es fruto de la restauración de 1786 y desde 1815 está bajo el cuidado de la cofradía de san Ranieri. En su interior destacan “El descanso durante la huida a Egipto” de Aurelio Lomi, y un ciclo de frescos sobre la vida del santo, los cuales fueron pintados por Luca Battini.
San Ranieri, nacido en Pisa en 1118 e hijo de un comerciante, dedicó su juventud a la música hasta que un ermitaño corsés lo condujo al camino religioso. Tras una visión que lo impulsó a peregrinar a Jerusalén, se entregó allí al cuidado de los enfermos y a la penitencia. De regreso a Pisa, fue recibido con veneración y se retiró al monasterio de san Vito, donde ayudó a los necesitados. Murió en 1161 y fue declarado patrono de la ciudad en 1632.
Estamos ya en la zona conocida como la “Tersana medieval”, originada en el siglo XIII como un astillero destinado a la construcción naval, impulsado por las victorias militares y el auge del comercio marítimo de Pisa. Sin embargo, las derrotas del siglo XIV y el declive del tráfico mercantil llevaron a una reconversión del área. Hacia finales de ese siglo Iacopo d’Appiano transformó el lugar en una fortaleza, añadiendo la torre de santa Inés, reforzando estructuras previas y levantando las primeras almenas de ladrillo. Con el tiempo, la fortificación se amplió con las torres Ghibellina de San Jorge y del Arno (o Degazia a Mare).
Tras la conquista florentina de Pisa en 1406, los nuevos gobernantes consolidaron la fortaleza: reforzaron los muros junto al río Arno, construyeron baluartes y levantaron desde cero la torre Guelfa (o Torre de la Ciudadela) de unos 18 metros de altura y actualmente reconstruida tras los bombardeos de 1944. Su nombre, “Guelfa”, se eligió en oposición a la “Ghibellina”. La Ciudadela Vieja recibió esa denominación para diferenciarla de la Ciudadela Nueva (el actual Jardín Scotto) edificada en la orilla opuesta del Arno hacia 1440, momento en que la fortaleza volvió a usarse como arsenal. En los siglos XVIII y XIX, sus espacios sirvieron como almacenes, establos y cuarteles militares.
Seguimos con el recorrido y llegamos ahora a los Arsenali medicei, es decir, arsenales de los Medici. Fue Cosme I de Médici quien impulsó su construcción en Pisa para fortalecer la flota toscana, dentro de un plan destinado a recuperar el antiguo esplendor de la ciudad tras su rendición en 1509. En 1562, la creación de la Orden de San Esteban y la edificación del arsenal, diseñadas por Buontalenti, continuaron ese propósito. El astillero, activo desde mediados del siglo XVI, contaba con ocho naves de grandes dimensiones y fue ampliado con el tiempo, lo que llevó al traslado del Giardino dei Semplici (jardín botánico de hierbas medicinales) en 1563. Sin embargo, la competencia de Livorno y Portoferraio, junto con los cambios políticos, provocaron su decadencia. Bajo los Lorena, en el siglo XVIII, el espacio se adaptó para uso militar. Hoy, la zona restaurada alberga exposiciones con restos de barcos y estructuras del antiguo puerto etrusco y romano, formando el núcleo del futuro Museo Naval de Pisa.
Si ahora tomamos dirección hacia el norte, se podrá llegar a los antiguos mataderos comunales, restaurados en los años noventa y que hoy albergan el museo de los Instrumentos para el Cálculo, dedicado a la historia del cálculo y la informática. Su recorrido muestra cinco siglos de evolución, desde los ábacos hasta los primeros ordenadores. Destacan un compás atribuido a Galileo y la Calculadora Electrónica Pisana (CEP), una de las primeras computadoras italianas. Si ahora de nuevo se toma dirección al sur, volviendo sobre el camino ya andado y tras atravesar el río a través del Ponte della Cittadella se llega a la Porta a Mare (también llamada Porta della Degazia) construida entre los XII y XIV para sustituir a otra anterior. Se trata de una de las antiguas puertas que formaban parte de las murallas de Pisa. En el siglo XVIII se añadió un pequeño tabernáculo de mármol con la imagen de la Virgen de los Navegantes, atribuida a Tempesti, aunque algunos estudiosos la consideran obra de Ferretti.
Fuera de la puerta se halla el “Sostegno” del canal de los Navicelli, una estructura hidráulica que permaneció abandonada durante años hasta ser restaurada en 2002. En el interior de la puerta se encuentra la antigua iglesia de san Paolo a Ripa d’Arno, un magnífico ejemplo del románico pisano, cuya existencia se remonta al menos al año 1032, mientras que fuera de las murallas existió en otro tiempo la iglesia de san Giovanni a Ripa d’Arno.
La Chiesa di San Paolo a Ripa d’Arno es por tanto uno de los edificios religiosos más antiguos e importantes de Pisa. Alrededor de 1090-1092, el templo y su monasterio anexo pasaron a ser propiedad de los monjes de Vallombrosa. La construcción del complejo se llevó a cabo en varias etapas a lo largo de los siglos, aunque una fase crucial ocurrió a mediados del siglo XII, cuando se abordó la reestructuración del presbiterio, que fue consagrado de nuevo en 1148.
Simultáneamente, se dio forma a su fachada, que toma prestado el estilo de Rainaldo en la Catedral de Pisa, caracterizada por su tejado a dos aguas, pilastras, arcos ciegos, incrustaciones de mármol y tres órdenes de arquerías. El revestimiento de mármol del muro norte se completó a mediados del siglo XIII, mientras que la fachada no se terminó por completo hasta el siglo XIV.
El monasterio originalmente incluía dos claustros que lamentablemente fueron gravemente dañados y, posteriormente, demolidos tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, junto con el campanario. A partir de 1409, el monasterio fue objeto de encomienda y en 1565 fue transferido a la Orden de los Caballeros de san Esteban, bajo el patronazgo de la familia Grifoni de Florencia. El conjunto experimentó renovaciones significativas en 1615 y nuevamente a mediados del siglo XVIII. Tras la supresión de la Orden de san Esteban en 1798, el edificio se convirtió en una iglesia parroquial. En 1853 se llevó a cabo una reforma drástica: se retiraron los altares laterales y el revoque de las paredes, dejándola con el estado despojado que presenta en la actualidad.
De la rica ornamentación mural que alguna vez cubrió la iglesia, de la que formaban parte obras de Buonamico Buffalmacco a principios del siglo XIV, sólo se conserva un pequeño fragmento en un pilar, que representa a los santos Bartolomé y Francisco. Entre las obras de arte destacadas, se encuentra un sarcófago romano que contenía los restos del jurista pisano Burgundio (fallecido en 1194) y una “Virgen con el Niño y Santos” pintada por Turino Vanni en el siglo XIV.
Situada muy cerca de la Iglesia de san Pablo a Ripa d'Arno se encuentra la Cappella Di Sant’Agata, cuya primera mención data de 1132. La capilla mantuvo una estrecha relación con aquel templo mayor hasta el siglo XVI, momento en que fue transferida a las monjas benedictinas del convento adyacente. Esta pequeña capilla se distingue por su forma octogonal regular, coronada por un techo a cuatro aguas. Toda la estructura está construida íntegramente en ladrillo, mientras que sus muros exteriores están adornados con pilastras y arcos ciegos de medio punto que se apoyan sobre zócalos de piedra. Resulta curioso que la altura de estos zócalos aumenta gradualmente de este a oeste, un detalle que sugiere modificaciones posteriores a la construcción original. La pared oeste de la capilla incluye una puerta que conecta visualmente con la iglesia de san Pablo.
La estructura se caracteriza por sus cuatro ventanas triples de ajimez, las cuales se asientan sobre columnillas de mármol y están coronadas por arcos de ladrillo con un pequeño óculo. Este mismo diseño se replica, aunque sellado, en las otras caras del octágono, sugiriendo que todas tuvieron ventanas similares originalmente. Finalmente, la parte superior del edificio se decora con una franja de pequeños arcos ciegos y ladrillos escalonados. Al norte de la capilla se encuentra el antiguo monasterio de las Benedictinas de Pisa, fundado en 1393 y transformado varias veces a lo largo de los siglos, destacando su fachada neogótica de 1850. De su decoración original sólo sobrevive un fragmento de frescos de Benozzo Gozzoli. Hoy el edificio pertenece a manos privadas y conserva gran valor histórico y artístico.
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