PRINCIPADO DE MÓNACO
(PRINÇIPATU DE MÙNEGU)

NUEVO MUSEO NACIONAL DE MÓNACO


El Nuevo Museo Nacional de Mónaco (NMNM) no sólo promueve el patrimonio del Principado de Mónaco, sino también la creación contemporánea a través de exposiciones temporales en sus dos edificios: la Villa Paloma y la Villa Sauber, la cual es una de las últimas villas Belle Epoque en Mónaco. Se desconoce la fecha exacta de su construcción, pero se cree que se levantó a finales del siglo XIX y principios del XX. Perteneció a la familia Blanc, quienes jugaron un papel fundamental en el desarrollo del Casino de Montecarlo. En 1904 pasó a manos del pintor londinense Robert Sauber, quien instaló en el ala oeste su estudio. Tras haber pasado por las manos de varios propietarios, en 1969 fue adquirido por el Principado de Mónaco.

Por su parte, el origen de Villa Paloma hay que buscarlo a finales del siglo XVIII, principios del XIX, cuando Octave Godardel (alumno del célebre paisajista Edouard André) concibió su jardín. En el año 1913 el estadounidense Edward N. Dickerson adquirió varias parcelas para construir una villa. En 1925 es comprada por el inglés Robert W. Hudson que, tras casarse en 1932 con Béatrice Sabina Gaudengio, le cambia el nombre de Villa Coqueta al actual Villa Paloma. Tras la II Guerra Mundial queda en ruinas, siendo adquirida en 1950 por Joseph Fissore, quien la restaura, recupera el jardín y añade una piscina. Finalmente es comprada por el Estado de Mónaco, quien la transforma en el actual museo. Desde su jardín se obtienen hermosas vistas sobre la Roca.

En el complejo del museo, además de las exposiciones temporales que se realizan muy a menudo, la colección permanente reúne más de diez mil obras creadas principalmente entre los siglos XIX y XXI. Una parte importante de esa colección tiene su origen en el Musée des Beaux-arts de Villa Sainte Cécile que exhibió entre 1935 y 1958 esculturas, cerámicas, pinturas, grabados, etc.… A finales de la década de 1960, la colección creció con la incorporación de más de quinientos muñecos y autómatas mecánicos del siglo XIX. La colección se enriqueció, además, con obras de artistas como Claude Monet, Kees Van Dongen y obras de Léon Bakst, Natalia Gontcharova, Michel Larionov, Pavel Tchelitchev, Alexandre Benois, Naum Gabo, André Derain, Jean Cocteau…

A partir del año 2002, el museo conserva cuatro mil trajes y 400 escenografías de la Ópera de Montecarlo, además de incorporar a las colecciones obras monumentales de artistas como Guy Lartigue, Alexander Calder o Victor Vasarely, Jean Dubuffet, Anish Kapoor, Claire Fontaine, Michel Blazy… Con la inauguración de Villa Paloma, en el año 2010, la colección ha tomado una nueva dirección al orientar su política de adquisiciones hacia obras modernas y contemporáneas, entre las que incluye de artistas como Lucio Fontana, Ettore Spalletti, Brassaï, Christian Boltanski, Bruno Munari, Valerio Adami, Luigi Ghirri, Andy Warhol, Mark Dion, Nick Mauss, Yinka Shonibare, Daniel Steegmann Mangrané, etc.

Durante nuestra visita al museo se estaba exhibiendo la exposición titulada “Sirena de 165 metros” del artista japonés Shimabuku. La idea le surgió de una leyenda japonesa medieval en la que se cuenta que una mañana del 14 de abril de 1222, apareció en la playa de Fukuoka una sirena que medía 165 metros de longitud desde la cabeza hasta la punta de la cola. Entonces, cerca de 100 funcionarios del gobierno se desplazaron al lugar con instrumentos científicos y adivinatorios para inspeccionar ese ser mitológico. Entre los funcionarios había un vidente quien meditó sobre el significado de la sirena durante tres días y tres noches, tras lo cual llegó a la conclusión de que la sirena es una señal de que la nación japonesa viviría para siempre.

El hombre que vio el cuerpo por primera vez se conmovió y expresó que la sirena quería volar hacia el cielo, pero se estrelló en la playa. Las reliquias de ese ser se conservaron en un pequeño templo el cual, como se pensaba que la sirena venía del palacio de la Diosa del Mar, recibió el nombre de Templo del Palacio de la Diosa del Mar. Actualmente todavía se conservan seis grandes huesos de la sirena. En esta colección Shimabuku combina las performances, películas, esculturas y fotografías realizadas en los últimos treinta años que mediante sus textos forman el hilo narrativo de la exposición.

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