COLONIA (KÖLN)

LA CATEDRAL DE COLONIA

Este bello ejemplo de estilo gótico se empezó a construir en el año 1248 sobre el lugar que estaba ocupado por un antiguo templo romano dedicado a Mercurio, posteriormente fue sustituido por una catedral carolingia. En 1164 se decidió levantar una catedral más solemne después de que se trasladaran, por decisión del arzobispo Reinaldo de Dassel y por voluntad de Barbarroja, las reliquias de los Reyes Magos desde Milán a este lugar, hecho que la convirtió en centro de peregrinaje de los cristianos durante la Edad Media.

De esta forma comenzó este proyecto en el que colaboró el Maestro Gerhard y cuyas obras se llevaron a cabo muy lentamente hasta el punto que la zona del ábside se consagró en el año 1322 permaneciendo el resto sin acabar. En el año 1510 se interrumpió la obra por problemas económicos y falta de interés, hasta que, unos años más tarde, en el 1560 el Cabildo de la Catedral dejó de aportar fondos y la obra se cerró, siendo utilizada como templo la parte ya terminada.

Habría que esperar hasta principios del siglo XIX cuando el Emperador alemán apoyó fuertemente la finalización del edificio bajo el gusto neogótico, a la vez que hizo construir la estación de tren como símbolo de la fusión del pasado y el futuro de la nueva Alemania. De esta forma la catedral fue definitivamente inaugurada el 15 de octubre de 1880 de la mano del emperador Guillermo I, a pesar de los desencuentros entre la Iglesia Católica y el Estado Prusiano en el llamado Kulturkampf, momentos de fuerte tensión en el plano jurídico-legislativo entre el secularismo y la libertad religiosa.

Así pues la fachada, las torres y las estatuas exteriores son obras realizadas en el siglo XIX, exceptuando la Petersportal en la que 5 de sus 8 estatuas y el tímpano que representa el Martirio de San Pedro pertenecen al siglo XIV. Señalar también que en el momento en que se finalizó la obra en 1880, sus torres pasaron a ser las más altas del mundo hasta el momento, con sus 157 metros. En la actualidad es posible ascender a una de ellas, más concretamente a la torre sur desde la que, a 95 metros, se obtiene una excelente vista de Colonia.

Es destacable señalar que el edificio se construyó con tres tipos de piedra, una de ellas es bastante sensible a la contaminación atmosférica y a las heces de las palomas por lo que está en un continuo estado de reparación; sin embargo otra de ella se vuelve de un color oscuro con el paso del tiempo, es por eso que vemos esos tonos ennegrecidas en las paredes de la catedral. Aun así estamos ante una de las grandes iglesias del mundo, la mayor catedral de Alemania, la segunda en dimensiones en estilo gótico del planeta (tras la de Sevilla en España) y el monumento más visitado del país.

Durante la II Guerra Mundial los bombardeos de los aliados ocasionaron algunos destrozos al edificio, sobre todo a los vitrales que no aguantaron las vibraciones de las explosiones. A pesar de que la estructura se mantuvo intacta, la base de la torre izquierda fue dañada. Como hoy en día, en aquellos momentos de guerra la catedral seguía dominando una ciudad arrasada, prácticamente en ruinas.

El ábside es una de las partes que más llaman la atención debido al contraste entre la parte superior y la inferior, la primera presenta una fisionomía llena de arcos arbotantes, pináculos y agujas, mientras que la segunda presenta un aspecto muy sólido sustentada por contrafuertes. Por contra, las portadas del transepto poseen una estatuaria que es más moderna, en ellas destacan las tres puertas de bronce realizadas por Edwald Mataré entre los años 1948 y 1953.

Ya en su interior, con un volumen aproximado de 407.000 m³ o una superficie de 7.000 m² y con unas medidas de 144x46x43 metros, sorprende su altura y el bosque de pilares, cuyas esculturas son todas del siglo XIX, que lo divide en cinco naves.

El transepto se encuentra dividido a su vez en tres naves que poseen unas dimensiones de 75x31 metros. En la parte derecha sobre los pilares se pueden ver las esculturas de la Virgen María y de San Cristóbal, ambas del siglo XV. La de San Cristóbal tiene la particularidad de que sus ojos se dirigen hacia el lugar en que se accedía al templo cuando éste se encontraba inconcluso.

Sin abandonar esta zona, en el transepto sur, en el muro de la izquierda se sitúa el Agilolphus Altar, creación flamenca, más concretamente de Amberes, realizada a principios del siglo XVI. Se trata de una de las obras más importantes de la época por su extraordinaria riqueza en las figuras y los trajes. Originariamente llegaba a los 5,50 metros de altura por 7 de ancho y estaba colocada en la iglesia de Santa María ad gradus que se encontraba en las inmediaciones de la catedral y fue derrumbada en 1817.

Es muy sugestivo y a la vez crea un ambiente realmente místico el hecho de que la penumbra de las naves otorguen a las vidrieras policromadas un brillo especial, intensificado por la tarde. En el ala izquierda se encuentran las vidrieras de la Vida de Cristo del siglo XVI, y la de la Piedad datada aproximadamente en el año 1435.

En este lado de la nave lateral izquierda podemos admirar más impresionantes vidrieras que datan del siglo XVI en las que se representan diferentes escenas religiosas. Estos vitrales se pudieron salvar de la destrucción generalizada de las bombas porque los alemanes tuvieron tiempo de quitarlas y ponerlas a buen recaudo hasta que finalizase la guerra. Incluso también podemos ver un florón que antaño estaba situado en el exterior de la catedral, y cuyo tamaño sorprende muchísimo.

Una de ellas llama la atención porque contrasta con el resto de vidrieras ya que está compuesta por un collage abstracto de 11.500 cuadrados a modo de píxeles con 72 colores diferentes, dispuestos al azar por un ordenador manteniendo la simetría entre ellos. La ventana mide 113 metros cuadrados y es una obra del año 2007 del artista Gerhard Richter quien anteriormente pintó en 1974 el cuadro "4096 colores" que recuerda mucho a esta vidriera. Aunque los costes de los materiales y montaje de la ventana ascendieron a aproximadamente 370.000€ (cubiertos por donaciones), el artista no cobró nada y donó su obra a la catedral. La ventana tuvo detractores como el cardenal Joachim Meisner que no asistió a la inauguración de la misma porque no la consideraba ideal para estar en la catedral.

Ya en el altar, que está compuesta por una losa monolítica de basalto negro de 4,25 metros por 2,15 metros, vemos en su parte inferior una representación de la Coronación de la Virgen, además de esculturas de los Apóstoles que datan, algunas de ellas del siglo XVI. Sobre el Altar se encuentra un Retrato de la Inmaculada, obra de Fr. Overbeck de 1857. En la pared de la derecha se conserva un frontón del siglo XVII del antiguo mausoleo de los Reyes Magos que en la actualidad alberga una imagen del siglo XVIII de la Virgen.

El coro, que apenas fue dañado durante la II Guerra Mundial, se construyó entre los siglos XIII y XIV. En él vemos unos altos arcos abiertos en ventanas germinadas y ventanales de 17 metros de altura, en ellas se sitúan los vitrales de Königsfenster, datados en el año 1260, y en los que se narra la Adoración de los Reyes Magos y el Apocalipsis. En los pilares encontramos las esculturas hechas entre 1270 y 1280 de Cristo, la Virgen y los Apóstoles.

Los 104 asientos situados en el centro del coro están datados entre los años 1308 y 1311. Sobre ellos corre un friso de pinturas al temple de la misma época, en la que se representan escenas de la Virgen María, los Reyes Magos y los Santos, la Vida de San Pedro, y San Silvestre y Constantino.

Enseguida vemos el Dreikönigenschrein o Cofre de los Reyes Magos o Tres Sabios, relicario en el que se dice contiene los huesos de aquellos. El sarcófago, obra de Nicolás de Verdún, está realizado con oro, plata, esmalte, gemas y unas mil piedras preciosas, en él vemos escenas religiosas y estatuillas de profetas, evangelistas y apóstoles. Posee unas dimensiones de aproximadamente 110 cm de ancho, por 153 cm de alto y 220 cm de largo. Se trata de un regalo que hizo Otón IV a finales del siglo XII para albergar dichas reliquias de los Reyes Magos.

En el deambulatorio, una de las zonas más importantes culturalmente hablando del templo, se encuentran nueve capillas y diferentes tumbas, de derecha a izquierda son: la Marienkapelle contiene el retablo Dombild de 1445; la sepultura del arzobispo Friedrich III von Saarwerden de 1415; la sepultura del conde Gottfried von Arnsberg del siglo XIV; la sepultura en estilo gótico del arzobispo Reinaldo de Dassel; la Stephanuskapelle con la lápida sepulcral del arzobispo Adolfo III von Schaumburg del siglo XVI y unas representaciones de los Apóstoles Judas y Simón y la Bibelfenster del siglo XIII.

Seguimos con el recorrido, la siguiente es la Michaelskapelle con dos sepulturas de dos arzobispos; la Agneskapelle con un sarcófago gótico de Santa Irmengarda del siglo XIV; la Dreikönigenkapelle, capilla absidal con una Bibelfenster del siglo XIII; la sepultura del arzobispo Dietrich II.von Moers del siglo XV; la Johanneskapelle con la sepultura del arzobispo Konrad von Hochstaden del 1320 y sobre el altar se encuentran las vidrieras de Allerheiligenfenster (de Todos los Santos) de aproximadamente 1320.

La siguiente capilla es la Maternuskapelle con la sepultura del arzobispo Philipp I. von Heinsberg del 1360 y un retablo flamenco del siglo XII; la Engelbertuskapelle con un retablo de Amberes del siglo XVI y la sepultura del arzobispo Anton von Schaumburg de 1558; la Kreuzkapelle sobre cuyo altar se sitúa la Cruz de Gero o Gerokreuz de la segunda mitad del siglo X y la sepultura del arzobispo Wilhelm von Gennep del siglo XIV. Y finalmente la Sakramentskapelle con la Mailänder Madonna del siglo XIV.

En la zona en que comienza el deambulatorio vemos en el suelo un curioso mosaico, obra de August Essenwein, realizado a finales del siglo XIX. En él se nos muestra al arzobispo Hildeboldo que tiene entre sus manos el modelo de catedral anterior a la actual.

Un poco más allá se encuentra la Clarenaltar, situada en una esquina entre el crucero y la nave central. Este retablo está datado de alrededor del año 1350 y se encontraba originariamente en la desaparecida iglesia franciscana de Santa Clara. En su centro posee un centro que sobresale y a ambos lados un ala doble. Las pinturas de las alas databan del año 1400 pero durante las labores de restauración de entre 1907 y 1909 se obviaron y dieron más importancia a las pinturas más antiguas que vemos hoy.

Otra de las sorpresas que guarda la catedral para el viajero es la pequeña cripta, cuyo estilo arquitectónico contrasta fuertemente con el resto del templo, haciendo patente su construcción en épocas más modernas. En ella se encuentran diferentes tumbas de los cardenales y arzobispos de Colonia. Hay que tener en cuenta que después de la II Guerra Mundial, se realizaron numerosas excavaciones en los cimientos de la catedral en los que se encontraron restos de otros edificios ya comentados.

En el rellano de la escalera que conduce a la cripta encontramos sobre el pavimento un interesante laberinto con un tamaño de alrededor de 1,4 metros, realizado con mármol blanco y basalto negro e instalado en el año 1977. Normalmente las catedrales góticas tienen un laberinto en el suelo que simboliza el duro camino que tenemos que recorrer para llegar al centro, que no es más que nuestro interior, nuestra Fe. Por eso, antes de pisarlo, es necesario resolverlo, de esta manera quedará patente que se tiene claro el verdadero viaje que se debe realizar.

Volvemos al exterior del templo en el que vemos algunos elementos colindantes interesantes: en Kardinal-Höffner-Platz encontramos los restos de la puerta norte de la antigua muralla romana. Algo más allá se sitúa un modelo a tamaño real, 9,50 metros de alto por 4,60 de ancho, de los florones de las torres de la catedral, que da una idea de la monumentalidad de la obra.

En Roncalli platz se sitúa el acceso para ascender a las torres. Después de ascender 291 peldaños se llega junto a las campanas y, tras subir otros 95 peldaños, encontramos el final de la escalera de caracol. De aquí nace una escalera metálica hacia la plataforma panorámica que se encuentra a una altura de 97 metros. En el lado contrario, en la plaza que da la a la estación se sitúa la entrada al Tesoro, también Patrimonio de la Humanidad. Podemos ver piezas impresionantes como el relicario de San Engelberto (1633), el bastón de marfil de San pedro (siglo IV), un bordado de la reina Gerberga (960), además de vestiduras, relicarios, cruces, esmaltes y un largo etcétera...

También desde esta misma plaza podemos ver la iglesia de St. Mariä Himmelfahrt o de la Asunción, único gran edificio contrarreformista de la ciudad, levantado por los jesuitas entre los años 1618 y 1678. En su fachada podemos apreciar elementos góticos y románicos como las torres laterales. En su interior, de tres naves con galerías, destaca el púlpito datado en el 1634.

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