NÚREMBERG (NÜRNBERG)

MUSEO DEL JUGUETE

Estamos ante uno de los museos del juguete más famosos del mundo que cuenta la historia de éste desde la antigüedad hasta el presente, poniendo especial énfasis en los juguetes de los últimos 200 años. La mayoría de los objetos expuestos se remontan a décadas de recolección por parte de Lydia y Paul Bayer. A principios de la década de 1920, cuando casi nadie atribuía valor patrimonial a los juguetes, esta pareja comenzó a coleccionarlos hasta hacerse con una gran colección.

El museo se fundó en 1971 y gracias al apoyo de los Amigos del Museo del Juguete (no hay que olvidar que Núremberg fue y es un centro industrial juguetero mundial) y bajo la dirección de Lydia Bayer, hija de la pareja Bayer, el área expositiva se amplió de 1200m² que contaba en 1989 a 1.400m² en el año 1998, gracias a la ampliación de la superficie de exposición al tejado.

Pero antes de entrar en el museo, fijémonos primero en su edificio, es la Haller’sches Haus, mencionada por primera vez en 1571 como propiedad del patricio William Haller el Viejo. En 1611 sería adquirida por el joyero Paul Kandler quien renovó la fachada, posiblemente de manos de Jakob Wolff el Viejo. Posteriormente, en 1720, se construiría el Chörlein. Durante la guerra fue gravemente dañada y reconstruida en los años siguientes.

Una vez atravesada la recepción, donde encontramos muy buenas ideas para hacer compras de productos para niños y no tan niños y para llevarse un recuerdo de la ciudad, tenemos dos opciones: comenzar la exposición permanente o ir a la sala de exposiciones o eventos especiales, la cual no vamos a hacer mención por su carácter itinerante.

La colección permanente comienza en la planta baja, en la sala 3 dedicada a los juguetes de madera, si bien también podemos ver una pequeña sección de la época antigua, como algunas piezas de la época romana (copias y originales), unas figuras con traje medieval de ente los siglos XIV y XV, unos dados de hueso del siglo XV, etc... La colección es tan grande que sólo vamos a comentar algunas piezas que sean representativas, pero como decimos, hay tal cantidad de juguetes que la visita se hará muy amena y divertida, sin duda.

Ya en la zona propiamente dicha de juguetes de madera, encontramos cosas tan curiosas como juguetes tan pequeños que caben en un caja de cerillas, de esa forma vemos piezas en las que se representan acciones de la vida cotidiana. Además se exponen otras miniaturas como carruajes y vehículos, todos ellos datados entre 1910 y 1940.

También son muy curiosos las muñecas y muñecos hechos de diferentes materiales como madera, masa, porcelana, textil o paja, datados de alrededor de 1850. Las muñecas y los diferentes complementos representan el mercado que tenía lugar en Gänsemännchenbrunnen en Núremberg, toda una lección de historia a través de juguetes.

En otra vitrina se sitúa la figura ecuestre con base de madera y rematada con cartón de Napoleón I, datado del año 1840. Al lado se encuentra el mundialmente conocido soldado cascanueces de Julius Walter Dorst, la pieza que vemos aquí está datada en el año 1910. Cerca vemos otro cascanueces fabricado en el siglo XIX, esta vez con la forma de un sultán. Junto a él podemos ver el juego de construcción de un castillo de madera, esta pieza está fechada alrededor de 1800.

En el museo veremos después una interesantísima colección de cajas de muñecas, sobre todo cocinas, pero aquí encontramos una que representa una escuela. Cada figura está realizada en cartón piedra y no falta ningún detalle, incluso vemos a un alumno castigado de rodillas. Este juguete proviene de Turingia y se fabricó entre los años 1870 y 1880.

Además no sólo podemos ver muñecos y muñecas de madera, sino también juegos de mesa fabricados con ese material. La exposición contiene juguetes muy originales, como el de los malabaristas que deleitaban a los niños allá por el año 1880, y que consistía en que las figuritas iban dando vueltas sobre sí mismas en la cuerda doble.

Otros juguetes originales, esta vez a cuenta de la religión, son los diferentes arcas de Noé (verdaderas obras de arte en madera), en el que incluso uno de ellos cuenta, además de con el arca, con parejas de animales. Este curiosísimo juguete está fechado en la segunda mitad del siglo XIX.

Los animales de madera son otro referente, la colección contiene, por ejemplo, varias piezas articuladas y diseñadas por Oswald Pontius entre los años 1922 y 1929. Entre ellas vemos un león, un lobo, un perro, un zorro, etc... Son, en definitiva, una clara muestra de la ejecución artística de la madera. En otra vitrina se encuentra una granja completa de 1850.

De alrededor del año 1900 es el surtido de muñecos holandeses articulados con diversos tamaños. Al lado vemos una vendedora ambulante con el vientre cargado y con un vestido inglés, esta pieza está datada de 1835. En la sala no podían faltar las matrioskas o muñecas rusas creadas en ese país en 1890. Aquí vemos algunas con diferentes temas, como las de la Bella Durmiente y los enanitos diseñadas por Alezander von Salzmann en 1903.

En esta sala, y en general en el resto del museo, podemos encontrar monitores repartidos por las paredes en el que poder obtener más información sobre una selección de piezas que se exponen en la sala en cuestión. Es muy interesante seleccionar la pestaña de video para poder ver en pleno funcionamiento el juguete, seguro que a más de uno le sacará una sonrisa.

Subimos ya al primer piso y nos dirigimos a la sala 4 dedicada a las figuritas de mesa, aunque ya de por sí la habitación es interesante y bonita. En ella, mediante diferentes vitrinas incrustadas en la pared, veremos pequeñas piezas de juguetes, como las de unos dioses antiguos de alrededor de 1815.

Es muy interesante un altar, con sus diferentes complementos de estaño, de en torno a 1850 y procedente de la Baja Franconia. Desde el siglo XIX hasta 1930 era muy común en la zonas católicas este tipo de juegos para niños, cuya principal finalidad era la de despertarle cierta inclinación hacia el sacerdocio. A veces a las chicas se les permitió jugar de monaguillo cuando el niño jugaba a ser sacerdote con la ropa adecuada.

La contigua es la sala 5 en cuyas paredes se exponen vajillas de diferentes épocas, por ejemplo podemos ver una colección para café y/o té que abarca desde el año 1800 hasta el 1946. En el otro extremo de la habitación se encuentra, la que quizás sea la vajilla más antigua del museo, una pequeña alacena con piezas de loza de 1760.

En el centro de la sala se sitúa una gran casa de muñecas, verdadera obra de arte a la que no le falta ningún detalle por pequeño que sea, construida por un carpintero en la cerca ciudad de Ansbach entre los años 1910 y 1911. Posteriormente May & Widmayer publicó las instrucciones con la plantilla para poder construirla.

En la sala 6 vemos diferentes tipos de cocinas de muñecas y tiendas. Y es que, durante generaciones, se suponía que estos juguetes preparaban a las niñas para su futuro como ama de casa y así tener una "mejor familia". De esta manera las cocinas de muñecas pasan de ser un mero medio de enseñanza para convertirse en un juego para niños.

Las cocinas de muñecas preservadas más antiguas eran partes integrantes de suntuosas casas de juguete encargadas por familias de nobles y burgueses, entre los siglo XVI y XVIII. En ese último siglo, los primeros tipos de cocinas de muñecas separadas se encontraban sobre todo al sur de Alemania.

Un prototipo de cocina de juguete llamado "Cocina de Núremberg", el cual se caracterizaba por su chimenea, el suelo de baldosas a cuadros y la vajilla de peltre de Franconia, pronto se hizo muy popular. En los siguientes años, las innovaciones que se produjeron en las cocinas de los adultos, también se vieron reflejadas en las de juguete, proporcionado valiosa información sobre la historia y cultura de la vida familiar.

Una de las cocinas de juguete, lujosamente equipada, datada en 1800 aunque después, a la mitad del siglo XIX, se le añadió una despensa bien surtida. Originalmente perteneció a una familia de clase media de Augsburgo que la donó al museo. Su fisionomía corresponde a la típica de aquella ciudad: la situación de la chimenea, las latas redondas sobre ella, las jarras de agua bajo la ventana, etc... De este juguete podemos deducir que el tambor alargado negro sobre la estufa se utilizó para tostar el café, por ejemplo.

La sala 7 (en verdad es una gran vitrina) está reservada para muestras especiales, mientras que la sala 8 acoge una gran cantidad y variedad de juguetes, como peluches, muñecas, casas y tiendas de juguete, etc... Entre las muñecas, nos llamó muchísimo la atención un maniquí de madera vestida con un traje en estilo rococó del año 1750.

En otra vitrina podemos ver diferentes muñecos mecánicos del siglo XIX y XX que funcionan mediante una llave que le daba cuerda. Por ejemplo vemos una muñeca de 1850 cuya cabeza es de cartón piedra y que, como decimos mediante un mecanismo de cuerda, puede moverse.

En este museo nunca terminas de descubrir cosas, como un muñeco fabricado en el año 1911 que para nuestra mentalidad actual produce mucho miedo ya que presenta dos caras. Por el contrario la dicharachera y divertida cara de la muñeca Googly de 1918, nos saca una sonrisa.

La alemana Käthe Kruse fue una de las fabricantes de muñecas y muñecos más famosas del mundo, hasta tal punto que sus creaciones son objeto ansiado de coleccionistas, llegando a alcanzar precios exorbitantes. Pues bien, en el Museo del Juguete vemos uno del año 1915. A su lado se encuentran una pareja de graciosos muñecos holandeses de año 1925.

Más allá encontramos muñecos de bebé para baño, de diferentes modelos y tamaños, datados entre 1850 a 1890. Entre ellos llama la atención uno de porcelana con una nota manuscrita en el año 1965, en la que un donante desconocido escribe: "Me llamo Franzi, tengo más de 90 años de edad y he traído alegría a tres generaciones. Al principio estuve en Zschopau, después Astheim, Volkach y Múnich. Ahora estoy herido y pido por favor un lugar tranquilo".

Pero además de los muñecos y muñecas aquí también tiene cabida, faltaría más, los peluches en todos sus variantes, temáticas y épocas. Por otro lado, se exponen tiendas de moda o de diseño de juguete, una de ellas datada en 1820, muestra sobre los muebles unos curiosos bustos de muñeca con sombreros.

En la sala también se exponen cocinas de muñecas, destacando una de 1882, excepcionalmente grande y ricamente amueblada. Se trata de una pieza realizada por los hermanos Bing para ser la obra central en la Exposición Estatal de Baviera de 1882. Posteriormente fue adquirida por el rey Luis III. Sus hijas y nietas jugaron durante décadas con esta exquisita cocina en la que destaca la alta calidad de los adornos de las tazas de café y de los utensilios en general.

Llegamos ya a la sala 9 cuya primera parte acoge la exposición de juguetes del fabricante Lehman y la segunda juguetes ópticos. En aquella primera conocemos más sobre la historia y los juguetes de Lehman: fue fundada en 1881 por Ernst Paul Lehmann y Jean Eichner, para centrarse en la producción de juguetes de hojalata. Con los años esta empresa se haría famosa mundialmente. Desde el principio contaban con patentes que protegían su marca y sus juguetes de alta calidad.

Y es que los juguetes Lehmann se caracterizan por sus inventivas en los mecanismos y nuevas ideas para nuevos juegos. El progreso técnico fue una constante en esta empresa: aviones, zeppelines, coches, motocicletas, etc... reflejan ese dinamismo. Pero además sus juguetes aludían a los temas de actualidad y a veces, se servía de un sentido del humor bizarro que apelaba a los niños y adultos por igual.

Durante el período nazi, la empresa sufrió horas bajas por la falta de materiales y por las restricciones en las exportaciones. Sin embargo, Johannes Richter (primo de Lehmann incorporado a la empresa en 1920) evitó la tentación de producir juguetes militares políticamente correctos, intentando seguir con su producción de juguetes. Durante la guerra la fábrica se mantuvo prácticamente intacta y la producción pronto se reanudó a un modesto ritmo.

Durante el establecimiento de la economía socialista planificada, Johannes Richter fue acusado de "criminal nazi" y desposeído sin compensación en 1984. Su empresa, al igual que muchas otras, fue nacionalizada. Richter gestionó personalmente la posibilidad de ser exonerado y rehabilitado, pero fracasó en su intento y abandonó Brandemburgo. Posteriormente en 1950 la familia Richter comenzó una nueva existencia en un taller de un patio trasero de Núremberg.

En 1950 levantaron una nueva fábrica a las afuera de dicha ciudad, pero en esta ocasión produciendo más juguetes de plástico. Un gran avance económico se produjo en 1968 cuando lanzó el Lehmann Groflbahn, estableciendo nuevos estándares en las maquetas de ferrocarriles. Gracias a la producción de alta calidad, la innovación técnica y las nuevas ideas, hicieron que el nombre de Lehamann recuperara su prestigio internacional.

La reunificación de Alemania trajo consigo la oportunidad de recuperar la sede de la compañía que fue nacionalizada en Brandemburgo. Pero los complejos trámites burocráticos y monetarios resultaron ser insuperables. Con la entrada en el nuevo milenio vinieron también las dificultades económicas que hizo que la fábrica de Núremberg cerrara sus puertas en el año 2006, vendiéndose sus máquinas y los derechos de la marca.

Desde el año 2000 se ha establecido en la sala un área dedicada a los juguetes ópticos. Son muy curiosos los llamados teatros de papel, si los miras a simple vista no le encontrarás sentido, pero si los ves en una determinada perspectiva de repente la escena posee una composición con varias dimensiones visuales. Uno de ellos recrea una escena de la Bella Durmiente datado entre los años 1885 y 1900. Estas perspectivas plegables y desmontables son, también las gafas estereoscópicas, el 3D del siglo XIX.

Otros avances de la época son las linternas mágicas, precursores del cinematógrafo. Utilizaban un espejo cóncavo en la parte trasera de una fuente de luz para poder proyectar las imágenes pintadas de unas pequeñas hojas rectangulares de vidrio que se introducía, algo así como nuestras diapositivas modernas. Nos llama la atención el aspecto de la linterna "Bouddha" de 1879.

La anamorfosis cilíndrica son efectos visuales muy curiosos. Consiste en unos dibujos que al verlos a simple vista se encuentran muy deformados pero que, con un espejo cilíndrico y en una determinada perspectiva, se forma una imagen que elimina la deformación. Para lograr esto es necesario hacer unos cálculos matemáticos para transformar con precisión una cuadrícula normal en una cilíndrica. Uno de los primeros ejemplos de anamorfosis cilíndrica la tenemos en un sencillísimo dibujo de una cara de un bebé realizado por Leonardo da Vinci en 1485. El que aquí vemos procede de París y es de alrededor de 1850.

Otra interesante ilusión óptica consiste en un cilindro en cuyo interior hueco se colocan dibujos consecutivos en la acción, es decir, como nuestros dibujos animados actuales o el típico juego de hacer una caricatura ligeramente diferente en las páginas de un cuaderno, para después pasarlas en una tanda y ver dicho dibujo en acción. De esta manera, cuando se le da vueltas al cilindro o tambor conseguimos que se cree el movimiento.

Con la sala 10 comenzamos la visita a la segunda planta que está dedicada a la tecnología y al trabajo. En ella vamos a ver máquinas de vapor, trenes y maquetas de ese medio de transporte. Y es que los logros técnicos conseguidos en aquella época fascinaron a adultos y niños por igual, por ello la industria juguetera se vio influenciada casi de inmediato. El estaño fue el material preferido para esta nueva era de "juguetes industriales" y Núremberg fue su capital mundial.

Principalmente se suponía que los niños aprenderían sobre las maravillas de la tecnología a través del juego. Muchos hombres han quedado fascinados por los juguetes tecnológicos toda su vida, como demuestra el hecho de que simples trenes de juguetes se hayan desarrollado para convertirse en intrincados modelos de ferrocarriles. En esta sala se muestra la gran maqueta ferroviaria en Omaha, Nebraska (calibre S), demostrando ese entusiasmo por el juego tecnológico y por la construcción de modelos a escala.

Ese progreso técnico también afectó a los típicos juguetes de las niñas: de las cocinas de carbón se evolucionó a cocinas eléctricas totalmente automáticas. Por cierto, aquí podemos ver algunas piezas de principios del siglo XX de diferentes fuerzas motrices generadas por viento, agua, vapor, gas, electricidad y energía solar.

Accedemos ya a la sala 11 dedicada a los juguetes fabricados con hojalata, principal reclamo de los niños a lo largo del siglo XX. Con algunos de esos juguetes, como Meccano, Walther Stabil, Märklin o Trix, los futuros ingenieros aprenderían los fundamentos de la tecnología jugando. Es por ello que accedemos a esta sala, desde la 10, a través de un arco realizado con piezas metálicas de meccano.

El padre de todos los juegos de construcción de metal se llama Frank Horniby (1863-1936). Se inspiró en los principios del diseño técnico de la construcción del hierro, desarrollando el primer sistema modular de metal consistente en elementos de chapa perforada con agujero en los que poder conectar diferentes piezas con tuercas. La primera patente fue de 1901 bajo el nombre de "Mecánica Fácil", posteriormente en 1907 pasó a llamarse "Meccano".

Es curioso conocer juegos de otras épocas, como el mono que trapa por el árbol fabricado entre 1928 y 1930. Su funcionamiento es sencillo, además de divertido, una vez se le da cuerda, el animalito intenta escalar el árbol, tropezando y volviéndose a agarrar. Es aconsejable acercarse de vez en cuando, como hemos señalado ya, a las pantallas que se distribuyen por todo el museo y elegir la opción en el que podemos ver en pleno funcionamiento los juguetes, como en el caso de este divertido juguete, el del ratoncito Mickey o el juego del Hombre y la Mujer, ambos de 1930.

Hemos visto toda clases medios de transportes: trenes, aviones, zeppelines, etc... en esa lista no podían faltar los barcos de juguete. Como en todo lo demás, los hay de todos los tamaños, colores y temáticas. Uno de los más grandes de tamaño expuesto corresponde al buque de guerra "S.M Mecklenburg" fabricado en 1908.

En otra vitrina vemos un juego de aviadores con sus fichas, dados, tarjetas, etc... datado en el año 1925. Al lado vemos dos juegos de peonzas de 1908 y 1910. Más antiguo, del año 1900, es el trompo expuesto aquí y que corresponde con el modelo "Nürnberger trichter".

Pero no todo en este museo es ver: en el extremo de la habitación se encuentra una pequeña mesa redonda en el que poder jugar y entretenerse un rato metiendo las fichas en sus respectivos huecos. Además, al lado, podemos pulsar un botón para ver en funcionamiento un tiovivo o carrusel de principios del siglo XX mientras escuchamos su agradable música.

La sala 12 está dedicada a los caballos-mecedores, a los cochecitos o carritos para muñecas y vehículos para niños. En los juguetes mecedoras y con ruedas encontramos varios con forma de caballos, pero también los hay con forma de elefante e incluso de barca.

Las bicicletas son otro clásico de los juguetes infantiles, aquí podemos ver algunas de ellas, de diferentes épocas, tamaños, formas y colores. Nos llamó especialmente la atención la combinación de una bicicleta y la de un caballo, todo un alarde imaginativo.

En los cochecitos para muñecas ocurre lo mismo, los encontramos de diferentes épocas, formas y colores. Es curioso comprobar que, a veces, los gustos estéticos no han cambiado apenas, a pesar del paso de los años y de la mentalidad. Nos llamó la atención un pequeño cochecito con caballo, a su vez tirado con una cuerda por la niña.

En la última planta o ático encontramos dos espacios expositivos: la sala 13 y la sala 14 que desde el verano de 1999, cuando fue terminada la renovación de la casa, acoge una zona de actividades para niños, quienes podrán divertirse con una gran variedad de juegos de grupo y habilidad. La sala contigua, la 13 acoge la exposición de juguetes desde 1945.

A través de una selección de más de 700 piezas representativas, el visitante podrá conocer más sobre la inmensa riqueza de los juguetes producidos desde 1945 hasta la actualidad, divididos en seis etapas temporales. Aquí podemos encontrar clásicos modernos como las piezas de Lego, muñequitos de playmobil, Gameboy, muñecas Barbie, etc...

En la sección dedicada al año 1945 podemos comprobar que después de la guerra los niños apenas tenían juguetes y tuvieron que improvisarlos. Durante el período nazi se fabricaron juguetes de temática bélica como muñecos de soldados, coche militares, tanques, aviones y figuras de plomo de líderes nacionalsocialistas como Hitler, Göring, Goebbles y Lutze.

Después de la reconstrucción de Alemania finalizada la guerra, llegarían los juguetes fabricados en plástico y alimentado por baterías, en esta ocasión emulando los personajes de los cómics y las estrellas de la televisión, principalmente norteamericana. De esa forma el juguete de hojalata perdió importancia rápidamente.

Durante los años sesenta, la carrera a la luna contribuyó a la popularización general de los robots y cohetes. En la siguiente década, en los setenta, se mantuvo una actitud más escéptica hacia la tecnología, apoyada por la llegada de ideas educativas más constructivas para el niño, además de la concienciación sobre los materiales usados para que no dañen el medio ambiente.

En la década de los años 80 se extendió una ola de fantasía. De esta manera abundaban, no sólo las figuras de acción y criaturas míticas, sino que también, gracias el aumento del vídeo y los juegos de ordenador, provocaron la creación de realidades virtuales, aparcando la realidad cotidiana en segundo plano. Fue a partir de entonces en el que el desarrollo de la tecnología permitió desarrollar nuevos pasatiempos como los juegos por ordenador y consolas de todo tipo.

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