MOSTAR (Мостар)

UN PASEO POR LOS BARRIOS ORTODOXOS DE MÓSTAR


Los barrios de Konak y Bjelušine-Brankovac se sitúan en la parte alta de Móstar Oriental, a partir de la avenida Maršala Tita hacia las montañas del este. Estos distritos han sido ocupados durante siglos por, principalmente, bosnoserbios, es decir ortodoxos. Pero tras el fracaso de la ofensiva del ejército de la República de Srpska en 1992, la comunidad ortodoxa huyó dejando atrás sus casas e iglesias, las cuales fueron saqueadas y destruidas en su mayoría. Desde principios del año 2000, los ortodoxos han ido regresando de manera progresiva. Se calcula que de los 20.000 habitantes bosnoserbios con que contaba la zona, han regresado aproximadamente la mitad de ellos.

Comenzamos el recorrido a media cuesta, en el barrio de Brankovac que se extiende a lo largo de la avenida Maršala Tita y situado entre los barrios del Puente Viejo y el de Bjelušine. En este pequeño distrito se puede ver un importante legado otomano y otros sitios de interés. Comenzamos con la Nesuh-Age Vučjakovića džamija, también conocida como džamija pod lipom, es decir Mezquita bajo los tilos. Según algunas fuentes fue construida entre 1558 y 1564 con una clara influencia arquitectónica de la escuela mediterránea-dálmata. El edificio está coronado por una cúpula, al igual que ocurre con las mezquitas de Mehme Koski pacha y Karadjoz-Bey, además de otras tres cupulas más pequeñas sobre su porche. El conjunto se completa con un minarete octogonal de doce metros de altura.

La mezquita fue clausurada por las autoridades fascistas croatas en 1941, después, ya en época socialista, fue usada como en un almacén y posteriormente fue abandonada. Durante la guerra de Bosnia fue dañada en 1993. En aquella época, durante el asedio, se improvisó un cementerio musulmán situado justo delante de ella.

Finalizada la contienda militar, fue reconstruida en el año 1999 gracias al apoyo de Jordania. En la actualidad la mezquita se mantiene cerrada y sólo es utilizada en momentos importantes del calendario musulmán, como es la gran oración del viernes y la Fiesta del cordero.

Junto a la mezquita, subiendo las escaleras de la calle peatonal de la Bajatova ulica, llegamos hasta la kuća Džemal Bijedić, casa de estilo otomano compuesta por dos edificios y dos patios y construida durante la época austrohúngara. Fue el hogar de quien le da nombre, el antiguo primer ministro de la antigua Yugoslavia socialista, muy cercano al general Tito, que murió en un accidente de avión en 1977. La casa es todo un ejemplo de la arquitectura y la cultura del estilo de vida de la población durante los últimos tres siglos.

Las características básicas de la arquitectura de aquella época son una mezcla de elementos arquitectónicos de la vivienda de estilo austriaco y la de estilo otomano: cuenta con altos muros que dan a la calle, los techos a cuatro aguas, las parte salientes de la casa, una combinación de paredes blancas y estructuras de madera, etc. Los patios tienen una decoración cuidadosa: los adoquines del suelo están compuestos por cantos seleccionados del río Neretva, combinado con espacios ajardinados. El complejo alberga hoy el Museo de Herzegovina, en cuyo interior se pueden ver más de doce mil piezas, compuestas por fotografías, cartas, manuscritos, grabados, libros, audiovisuales, etc.….

Precisamente, el museo también expone el último mecanismo instalado en 1981 en el Sahat-Kula o Torre del reloj, situado un poco más arriba de la misma calle. Esta torre, de forma cuadrada, tiene una altura de 16 metros por 3,45 de lado. Fue construida en el año 1636 por expreso deseo de Kaduna Fatima Šarić, viuda del rico pachá Ibrahim Šarić. Incluso en su testamento asignó una determinada suma de dinero para el mantenimiento del reloj, puesto que, como en la mayoría de los relojes otomanos, el de Móstar también funcionaba colocando el inicio del día al atardecer, al contrario que la forma occidental que comienza a medianoche.

Este sistema permitía a los musulmanes conocer con exactitud las horas del rezo, pero al cambiar la duración de los días constantemente, se hizo necesaria la intervención diaria de la figura del “muvekit”, religioso que era a la vez relojero y astrónomo. El “muvekit” tenía el deber de calcular la hora exacta de la puesta del sol para poder ajustar así el mecanismo del reloj. El edificio en ruinas de dos plantas que vemos delante de la torre era el “muvekithana”, lugar donde se custodiaban los instrumentos de astronomía.

Pero no sólo se podía ver la hora en los relojes colocados en cada cara de la torre, también se señalaban con campanas tan potentes que así las describe Evliya Çelebi, famoso viajero otomano del siglo XVII: “podían oírse a tres horas de marcha de distancia”. Las campanas fueron requisadas en el año 1917 para fundirlas para continuar abasteciendo de munición a las tropas austrohúngaras en la guerra, a pesar de lo cual, el reloj continuó dando la hora hasta que, por falta de mantenimiento, el mecanismo falló en el año 1926, y así estuvo hasta que fue reparado en el año 1981. Durante el asedio a la ciudad entre los años 1992 y 1993, la torre del reloj fue gravemente dañada. En 1999 sólo se reconstruyó la torre, el reloj sigue esperando un nuevo mecanismo que lo haga funcionar.

Abandonamos el lugar, para lo cual nos dirigimos hacia el norte por la calle Mala Tepa y Braće Fejića, para toparnos con la Karađozbegova džamija, la mezquina más monumental y representativa de la arquitectura sacra islámica del siglo XVI en Herzegovina. Fue acabada en el año 1557, según planos del mayor arquitecto otomano, Kodže Mimar Sinan, quien tiene en su haber unas 500 construcciones en todo aquel Imperio. La mezquita es de base cuadrada coronada con una gran cúpula y un doble pórtico. En su interior destaca la decoración con motivos arabescos y florales, tan típicos de la época en que se construyó, además se conserva un Corán manuscrito del siglo XVI.

Delante de la mezquita se abre un patio con una fuente ritual que da acceso a una madraza o escuela islámica, una biblioteca y una cocina para los pobres. Durante la II Guerra Mundial fue dañada, pero durante la Guerra de Bosnia fue casi totalmente destruida. Las obras de reconstrucción y restauración tuvieron lugar entre los años 2002 y 2004.

Justo al lado se encuentra la turbe o tumba del poeta Osman Dikić, nacido en esta ciudad. El monumento está coronado por una cúpula y construido con ladrillos, en cuya base se puede ver su nombre escrito en cirílico. Y es que, aunque era bosnio, tenía ideas nacionalistas serbias ya que apoyaba la unión de musulmanes y ortodoxos dentro de una misma federación. En 1993, durante la guerra, fue objeto de ataques con explosivos por parte de nacionalistas bosniocroatas, para volver a ser reconstruida después de finalizar la contienda.

En la misma calle se encuentra el Muzej žrtava rata i genocida (1992 – 1995), es decir el Museo de la Guerra y de las Víctimas del Genocidio. Como su propio nombre indica, este espacio expositivo se centra en los acontecimientos ocurridos durante la Guerra de Bosnia, contados a través de diferentes objetos, algunos exhumados de fosas comunes, y relatos personales, además de declaraciones de las víctimas, que nos acercará a la desgarradora realidad de la guerra: genocidios, campos de concentraciones, crímenes contra niños, etc...

Desde aquí es fácil llegar hasta la Biscevic kuća, una de las cinco casas otomanas que destacan en Móstar. Este edificio data del siglo XVII, más concretamente del año 1635, y se encuentra situado en el mismo acantilado que da a la orilla del río Neretva, de hecho, unos postes sujetan la casa por ese lado. La casa, que desde que se creó hasta la actualidad ha sido propiedad de la familia que le da nombre, cuenta con dos pisos, de los cuales solo es visitable el superior, ya que la planta de abajo es privada. El complejo se encuentra rodeado por altos muros, como dictaba la tradición de la época, para proteger a las mujeres de miradas de extraños. En su interior, que conserva algunos muebles originales, se divide en dos partes, una para las mujeres y otra para los hombres. Como también era habitual, el primer piso está ocupado por las habitaciones de servicio, mientras que las salas de estar estaban en el segundo piso. Destacan también el patio empedrado y ajardinado.

Otra de las cinco casas otomanas que se encuentra cerca de aquí es la Muslibegovića kuća, casa que alberga un hotel y un espacio expositivo. El complejo se construyó a principios del siglo XVIII, aunque el edificio residencial principal se reconstruyó y amplió en 1872 siguiendo el modelo de edificios representativos de Estambul. Consta de una casa y una parte comercial y, a diferencia de periodos anteriores, esta casa se construyó siguiendo un sistema de distribución de habitaciones centrales en cuatro plantas. La entrada a la sala de estar es de doble arco con un pilar central en el medio, lo que refleja la influencia del Mediterráneo.

Ya estamos en la parte más alta de la ciudad y, por ende, de nuevo en el barrio ortodoxo. Aquí destaca, al otro lado de la carretera nacional M-17, la Katedrala Svete Trojice o catedral de la Santísima Trinidad que fue el templo ortodoxo más grande del país en el momento de su construcción en el año 1863. Se construyó con el apoyo del sultán Abdulaziz y la financiación de Rusia. Fue destruida durante la guerra en junio de 1992 y reconstruida en 2009-2014 especialmente gracias a un donativo del príncipe Carlos de Inglaterra. A unos 120 metros por encima de la catedral se encuentra la modesta Crkva Rođenja Presvete Bogorodice o iglesia de la Natividad de la Virgen (conocida simplemente como Antigua iglesia ortodoxa). Fue construida en 1834 sobre otra más antigua, debido a la necesidad de adaptarla al crecimiento demográfico de la población serbia en el siglo XVIII.

Su pequeño tamaño que la hace casi invisible para el resto de la ciudad, a pesar de encontrarse en lo más alto, se debe a que su presencia debía ser discreta ante los ojos de los habitantes, especialmente de los otomanos. Esta iglesia fue igualmente destruida por los bosniocroatas en el año 1992, por lo que se perdieron para siempre sus valiosos iconos. La iglesia se reconstruyó entre 1996 y 1997 siguiendo su modelo original. Más hacia cuesta abajo, en el barrio de Konak, se levanta el neobarroco palacio del Metropolitano, el monumento más majestuoso de la época austrohúngara en Móstar. Fue construido entre los años 1908 y 1910 por el arquitecto Karel Parik. En la actualidad alberga las diócesis de la iglesia ortodoxa serbia en Bosnia y Herzegovina. También fue casi totalmente destruido durante la guerra y reconstruido entre 2006 y 2007.

Seguimos descendiendo hasta llegar muy cerca del Puente Viejo, estamos de nuevo en el barrio de Brankovak para ver la Ćejvan-Ćehaja džamija, la mezquita más antigua que se conserva en Móstar, ya que fue levantada entre los años 1552 y 1553.Se caracteriza por ser la única mezquita de la ciudad con el minarete situado en el lado izquierdo del edificio. En 1895 fue profundamente remodelada y, al igual que el resto de la ciudad, sufrió daños durante la guerra en 1993, tras la cual fue restaurada entre los años 1996 y 1997. Junto a la mezquita podemos ver las ruinas de un largo edificio de tres plantas que data de la época austrohúngara, sirviendo en aquella ocasión como ayuntamiento. Después pasó a ser un instituto femenino y actualmente solo queda su esqueleto cuyos muros aun muestran los efectos de las balas y fragmentos de obuses. Si se desea, se puede seguir el paseo hasta ir a otra zona de Mostar, concretamente al distrito de Luka, donde se encuentra el Museo de Móstar y otras dos casas otomanas, la Ćorovića kuća y Kajtazova kuća del siglo XVI, una de las más antiguas del país que milagrosamente se libró de la destrucción de la guerra de los años 90 del siglo XX, por lo que mantiene toda su esencia original.

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