CARTAGENA

UN PASEO BORDEANDO EL MAR


El paseo del muelle de Alfonso XII o paseo marítimo es una zona de la ciudad especialmente concurrida donde poder dar un paseo relajado notando la brisa del mar o tomarse algo en una de sus terrazas. El puerto de la ciudad carecía de dispositivos modernos para desempeñar su función, por ello, en 1874 se decidió iniciar las obras que lo dotaran de instalaciones con elementos más sofisticados y, a la vez, ir ganándole terreno al mar para ampliar los muelles. En 1877 el rey Alfonso XII inaugura el nuevo puerto de Cartagena, por ello desde entonces fue bautizado con su nombre. Posee varios elementos atractivos para el viajero, como el edificio del Auditorio y palacio de Congresos y el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA).

Es aquí donde se encuentra el símbolo de la ciudad y uno de sus monumentos más importantes y famosos: el Submarino de Isaac Peral, cartagenero de nacimiento. Como decimos Isaac Peral nació en esta ciudad el 1 de junio de 1851. A los 8 años él y su familia se mudaron a San Fernando (Cádiz) puesto que su padre, suboficial del ejército, fue trasladado. A los 14 años entró en el colegio Naval Militar donde, en dos años, obtuvo la distinción de guardiamarina de segunda. A lo largo de su vida participó en acciones militares y desarrolló sus conocimientos y docencia en diversas áreas como geografía, física y matemáticas, destacando especialmente su dominio de la electricidad. Su vida profesional se puede resumir en dos ámbitos de brillante actuación: la Marina y la invención.

Y su cara como inventor sería lo que le llevaría a la fama, especialmente con el submarino. Cuando dejó los viajes militares y se dedicó a la docencia en la escuela de Ampliación de Estudios de la Armada, a causa de un tumor cerebral ocasionado por una considerable herida en la sien hecha por un barbero durante una campaña militar en Filipinas en el año 1880, Isaac Peral se dedicó con ahínco a su idea de crear un submarino propulsado eléctricamente y dotado de un sistema de torpedos. El submarino estuvo listo en 1888, era una verdadera revolución para la navegación militar, pero intrigas políticas y envidias hicieron que este proyecto se truncara.

Pero vayamos por partes: la idea del submarino se plasmó sobre papel el 20 de septiembre de 1884 en la obra titulada "Proyecto de Torpedero Submarino". En 1885 el acorazado alemán Iltis amenaza con su presencia las islas Carolinas, a lo que Peral, en un alarde de patriotismo, decidió hacer público su invento con la idea de revolucionar el sistema de defensa español. El apoyo al mismo fue unánime e Isaac comenzó de inmediato a trabajar en su gran invento. Finalmente, en 1888 fue botado en el arsenal de la Carraca en Cádiz. Pero como decimos, su nombre caerá en el olvido más injusto.

Y es que el submarino estaba en el agua y flotaba según los cálculos previstos, inclusive podía mantener el rumbo definido por un comandante y atacar sin ser visto. Las pruebas oficiales de su funcionamiento eléctrico y militar se efectuaron durante 1889 y 1890, años en que algunas autoridades y algunos compañeros militares mantuvieron una campaña de desprestigio apoyada por algunos periódicos influyentes de la época, incluso durante las pruebas el aparato fue saboteado en dos oportunidades. Finalmente, en 1890 el Consejo de Marina dijo que el prototipo presentado no pasaba de ser una curiosidad técnica sin mayor trascendencia y se ordenó detener su construcción y abandonar el proyecto. España, perdió así, una oportunidad única en el adelanto militar frente al resto del mundo, por culpa de los políticos de la época que primaron sus intereses personales frente a los del conjunto del país.

Desmoralizado, Isaac abandonó la carrera militar en el año 1890 y se mudó, junto a su mujer e hijos, a Madrid donde fundó una empresa desde la que patentó varios inventos y realizó el tendido de las principales centrales eléctricas de la nación. Pero pocos años después tuvo que hacer frente a su enfermedad y viajar a Berlín junto a su mujer y dos de sus hijos para una intervención de urgencia, tras la cual padecería una infección que le causaría la muerte el 22 de mayo de 1895. Desde 1911 descansa en Cartagena, tierra que lo vio nacer.

Su nombre se fue recuperando poco a poco y actualmente ocupa un sitio de excepción en la historia de la navegación española e internacional, al considerársele el inventor del submarino. La nave, de forma fusiforme, consta de un casco de acero de 22 metros de eslora y 2,87 metros de manga. En la parte superior central tenía una torreta en el que se ubicaban las escotillas de entrada al submarino. Poseía también un periscopio y un gran número de pequeños detalles como la provisión de oxígeno y los elementos para evitar el empañado de los cristales.

Su interior, pintado de blanco, contaba con un puesto de timonel y una caseta de derrota, además de un pasillo que recorría la nave de proa a boa. Todo el interior estaba iluminado mediante bombillas, las conducciones eléctricas estaban cubiertas por cajetines situados en las paredes y techo, y el suelo estaba forrado de una alfombra de goma que actuaba como aislante de la electricidad que envolvía a toda la nave.

Casi cuarenta años después, Cartagena reclamó lo que quedaba del submarino (hueco después de la orden del ministro de Marina, José María Berenger, de desguazarlo y entregar al Arsenal toda la maquinaria de funcionamiento, la cual se terminó de extraer en 1892) y que se encontraba en lamentables condiciones en el Arsenal de la Carraca en Cádiz. De esta manera, el por entonces alcalde, Miguel Tobal, pidió al gobierno que el submarino fuera conservado y se enviara a la ciudad. La decisión se concretó cuando Mateo García de los Reyes escuchó la petición que le hizo Pedro Mercader (quien había trabajado junto a Peral en la construcción de la nave) advirtiendo de los daños que ya tenía el casco, ya casi herrumbrado. Y así fue, el submarino llegó al Arsenal de Cartagena en noviembre de 1929 remolcado por "El Cíclope".

Una vez en esta ciudad, se instaló en la explanada de la base de Submarinos del Arsenal, hasta que en 1965 la Armada lo donó a la ciudad de Cartagena y se trasladó a la explanada de los Héroes de Cavite y de Cuba, para cumplir con la función con la que fue traído: recordar la gran obra de Isaac Peral y Caballero. En 1998 se colocó una placa con motivo del 100 aniversario de la nave. Unos años después, el 23 de agosto de 2002, tuvo lugar el cambio a su actual ubicación en el paseo del muelle, colocándolo en alto y mirando hacia el mar.

En el paseo del muelle de Alfonso XII encontramos diferentes esculturas, como la del original buzo situada junto a la entrada de la Camara Oficial de Comercio, Industria y Navegacion o, colocada en el otro extremo del paseo, la Columna Rostral (llamada así por presentar cuatro proas de naves antiguas) inaugurado en febrero de 1977 y que conmemora el primer centenario de la construcción del puerto de Cartagena. Junto a ella, en el agua, encontramos la escultura de la Cola de Ballena, del escultor Fernando Sáez de Elorrieta. Pero la que más nos ha impresionado es la escultura de bronce de Víctor Ochoa "El Zulo", dedicado a las víctimas del 11M de Madrid.

La obra, un hombre desnudo reflexionando casi en posición fetal, mide 4,80 metros de altura y posee un peso de alrededor de dos toneladas. Anteriormente la escultura se expuso en los jardines del Retiro de Madrid, colocándose en su posición actual en abril de 2009. A pesar de su breve vida, ha sido objeto de polémica por, sobre todo, su presupuesto de 740.000€, lo que provocó las protestas enérgicas de la oposición en el ayuntamiento.

Volvemos al extremo del paseo marítimo, junto a la cola de Ballena, a ambos lados de la vieja dársena de botes se encuentra el blanco edificio del club de Regatas en un extremo y el edificio compartido por la Universidad y el Museo Naval, el CIM. El edificio del Real Club de regatas fue inaugurado en abril de 1912 pero sufrió un incendio y tuvo que ser demolido en 2001, el actual es una réplica exacta. El edificio del CIM (Cuartel de Instrucción de Marinería) se construyó para ser prisión militar a finales del siglo XVIII (aunque reformado en varias ocasiones como la de 1910), su función original cambió al finalizar la Guerra Civil para ser el centro de instrucción de los hombres reclutados.

Otro de los atractivos turísticos es el barco que realiza un recorrido por la bahía de la ciudad (Click aquí para ir a enlace). Pues bien, este medio de transporte se toma desde aquí, podemos localizarla fácilmente puesto que para embarcar es necesario descender unas pocas escaleras que se encuentran enmarcadas entre dos grandes pilares con el nombre de las dos civilizaciones que han dado a Cartagena su razón de ser: Roma y Carthago.

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