RONDA

ÚNICO RESTO DE LA ANTIGUA MEZQUITA MUSULMANA


Esta bonita torre se encuentra en la que se conocía como calle Real de la Puente, puesto que por aquí se accede al puente Viejo o de San Miguel. Centrándonos en el edificio es evidente su origen musulmán, y no es para menos, estamos ante los restos de lo que fue el minarete de una antigua mezquita que se encontraba en la zona este de la antigua medina, cuando se accedía por esta parte de la ciudad por la puerta de la Ecijara. Está datada en el siglo XIV y todavía conserva restos ornamentales de estilo nazarí y mudéjar.

Con la llegada de los cristianos la antigua mezquita se convirtió en una iglesia y esta torre hizo la función de campanario. Esta acción era generalizada para las reconquistas cristianas en territorio musulmán, con ella se pretendían sacralizar los espacios paganos. La nueva iglesia estaría dedicada a San Sebastián, de ahí el nombre de la torre, si bien fue destruida durante la contienda civil española, construyéndose en su lugar una casa particular, llevándose a cabo también la restauración de las ruinas existentes y consolidación de la estructura del Minarete, hecho que ocasionó su buen estado. En aquellas reformas y las acaecidas en años más recientes, hicieron que se recuperaran el espacio superior con la decoración y la estructura de madera, además de limpiar yesos y otros materiales de la zona baja.

Estructuralmente la torre posee tres cuerpos, los dos inferiores de época árabe, y la superior se añadió en época cristiana para instalar las campanas. El primer cuerpo está construido con sillares de piedras, aunque después continúa con ladrillo, es como si la obra se hubiera interrumpido por alguna razón y continuado después con la utilización de este material. En su cara oeste se encuentra una puerta con arco de herradura sobre la que se extiende un dintel de dovelas que se alternan con otras hundidas, en él vemos restos de cerámica vidriada de color verde.

El segundo cuerpo, ya de ladrillos, posee en el centro de cada cara dos vanos con arcos de herradura para iluminar el interior y rodeados por un rectángulo hundido que, en su origen, estaban decorados con ladrillos cortados formando rombos. En su parte superior podemos observar sin ningún problema una cinta que sobresale de cerámica vidriada. Y ya el tercer cuerpo, también de ladrillo y, como decimos de época cristiana y más concretamente del siglo XVI, está cubierta de un tejado mudéjar a cuatro aguas.

Pulsar para invitarme a un café