SEGOVIA

IGLESIA DE SAN ESTEBAN Y PALACIO EPISCOPAL


En esta plaza lo primero que nos llama la atención es el edificio que le da nombre: la iglesia de san Esteban. Fue construida a finales del siglo XII o principios del XIII en estilo románico y con tres ábsides con sus correspondientes naves, siendo las laterales más estrechas, pero fue reformada debido a un incendio en el siglo XVIII, cambiando su fisionomía por completo y de la que se salvaron del edificio original sólo la torre campanario y la galería porticada.

Su interior es de estilo barroco, debido a la reforma comentada anteriormente. Presenta tres naves, doble atrio y dos portadas, sólo se conserva del edificio románico algunos arcos sobre columnas. En una de sus capillas destaca un calvario del siglo XIII que perteneció a la desaparecida iglesia de Santiago. Actualmente, aunque no es visitable (ni la torre tampoco), está abierta tan sólo en los momentos del día en que hay misa. Por todo lo comentado, el mayor atractivo de la iglesia se encuentra en el exterior: su galería porticada y su torre.

Su magnífica torre posee seis pisos y 50 metros de alto, siendo una de las más bellas y representativas del románico español, por eso José María Quadrado en 1884 la denominó como "la reina de las torres Bizantinas", sobrenombre que aún se utiliza en la actualidad. Pero esta torre estuvo a punto de desaparecer, puesto que en el devenir de los siglos ha tenido diferentes vicisitudes, por ejemplo, cuando en el siglo XIX sufrió problemas de debilitamiento e inestabilidad debido a su pesado chapitel barroco colocado durante las reformas del siglo XVII, cuando la torre medía 56 metros de altura.

A partir de 1896 se hicieron varias restauraciones, pero no fue hasta el año 1901 cuando el arquitecto Enrique Repullés y Vargas desmontó pieza a pieza la estructura y la volvió a reconstruir piedra a piedra, momento en que se colocó la actual cubierta de pizarra coronada por una popular veleta con forma de gallo. En aquel proceso también se sustituyeron capiteles antiguos por otros nuevos, los cuales son mayoritariamente zoomorfos, sobre todo de leones y arpías. Las obras de restauración se alargaron hasta el año 1928.

Por su parte, el atrio o galería porticada rodea la parte meridional y occidental del templo. Posee numerosos capiteles que actualmente se encuentran muy erosionados debido a la lluvia y la contaminación, incluso algunos de ellos tuvieron que ser sustituidos durante la comentada reforma. Los capiteles se encuentran decorados con motivos vegetales, religiosos, animales fantásticos, etc... A pesar de ello, es evidente su riqueza y perfección escultórica tanto de los capiteles como de los canecillos y metopas del alero.

Justo enfrente de la iglesia de san Esteban, vemos el Palacio Episcopal cuyo origen se remonta a mediados del siglo XVI cuando se levantó como palacio del Mayorazgo del Conde de Puñonrostro. En el 1635 pasaría a manos de la familia Salcedo y desde el siglo XVIII se convirtió en sede del Obispado. Se trata de un edificio plateresco con fachada almohadillada de granito. En su interior alberga el Museo Diocesano, articulado alrededor del gran patio realizado por José de la Sierra, en el que se exponen más de un centenar de obras de orfebrería religiosa, muchas de las cuales han sido restauradas cuidadosamente, cerámica de Zuloaga, vidrios, etc.…

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