PAROS (ΠΑΡΟΣ)

DONDE LA TRADICIÓN Y EL GLAMOUR SE ENCUENTRAN


En el corazón del mar Egeo, en la costa norte de la isla de Paros, se encuentra Naoussa, un antiguo pueblo pesquero que ha sabido reinventarse sin perder su autenticidad y carácter tradicional, evolucionado en uno de los destinos turísticos más sofisticados de las Cícladas. Pero vayamos al origen antes de continuar: Naoussa hunde sus raíces en la época micénica (1600–1100 a.C.), aunque su fundación tuvo lugar en la época bizantina. Se desarrolló como asentamiento pesquero y comercial en la Edad Media, durante el dominio veneciano de Paros (siglos XIII–XVI). La familia veneciana Sommaripa gobernó en aquella época, dejando su huella en la villa y en la isla, al construir fortificaciones que aún pueden verse hoy.

Vamos a comenzar el recorrido por Naoussa empezando por su antiguo puerto, pero antes de acceder a él, merece la pena detenerse un momento en el llamado Puente Nuevo. Se construyó para sustituir a uno más antiguo que antaño era el único acceso que conectaba este pueblo con Parikia. El actual puente se construyó en hormigón y se revistió de piedra, contando con tres arcos perfectamente alineados en el cauce del río Arapitsa (que se encuentra encauzado) y que desemboca en el puerto. En la actualidad el Puente Nuevo ha perdido toda su función original siendo más un vestigio, sobre el que caminar para tomar unas fotos al mar y al puerto.

Desde aquí nos adentramos ya al antiguo puerto, para lo cual nos recibe una gran plaza circular, en cuyo lado derecho se levantan los edificios que acogen multitud de restaurantes y cafeterías y a la izquierda ya vemos atracadas pequeñas embarcaciones de colores balanceándose en el mar. Durante siglos, este puerto fue punto clave del comercio de vino y mármol, e incluso durante la ocupación otomana (1537–1821), Naoussa siguió siendo un centro activo de intercambio, hasta que Grecia logró su independencia en 1829.

El puerto viejo es el corazón social de Naoussa, ya que aquí se combinan a la perfección a los pescadores arreglando redes al amanecer y tabernas familiares con todo tipo de bares, restaurantes y pequeñas tiendas, como galerías de artes o boutiques de diseño. Es por ello un lugar ideal para cenar al aire libre mientras se disfruta de pescados frescos, vinos locales (como el Monemvasía blanco de Paros), y vistas inolvidables del atardecer sobre el mar.

El puerto viejo de Naoussa es encantador y está siempre lleno de vida a todas horas, por lo que prácticamente puedes hacer todas las comidas del día (y más) aquí, desde el desayuno compuesto por ejemplo de un buen café griego acompañado de "loukoumades", hasta tomar una copa o un cóctel en uno de sus locales nocturnos que se han puesto más de moda en la isla. La oferta hostelera es tan completa y original que incluso es posible almorzar o cenar literalmente dentro de un antiguo barco de pescadores que se encuentra atracado en el mismo puerto.

Si seguimos unos pocos pasos hacia el norte nos toparemos con la iglesia de Agios Nikolaos (san Nicolás), pequeña y sencilla capilla ortodoxa encalada de blanco que tiene un campanario arqueado, y cuyo interior está compuesto por una sola nave con bóveda. Se trata de la iglesia de los marineros del pueblo, quienes tradicionalmente dejan en ella "tamatas" o exvotos como agradecimiento al santo por haberles protegido y haber regresado sanos y salvos del mar. Alrededor del edificio religioso se extienden las mesas de las terrazas de las tabernas y restaurantes, en las que se sirven, entre otros platos, pescado fresco.

Y desde aquí mismo ya vemos en el extremo del malecón que hoy protege de las olas al puerto y que es el símbolo histórico más destacado del pueblo: el Kastro o castillo Veneciano. Se trata de una pequeña fortaleza construida en el siglo XV para proteger al puerto de ataques piratas. Aunque hoy en día gran parte de ella ha sido reclamada por el mar y el tiempo, sus muros de piedra siguen en pie, recordando los días en que defendía la aldea. Si decides ir a la altura del Kastro atravesando el malecón presta mucha atención a las olas y a la humedad que pueden hacer que caigas al mar.

Sin abandonar este punto, si ahora miramos hacia el este, obtendremos una vista parcial de una parte del pueblo, concretamente de la zona que los turistas han bautizado como “Pequeña Venecia de Naoussa”. Se trata del lugar donde el agua del mar llega casi hasta los muros de las casas, ofreciendo una bonita postal. Hay que decir que, si quieres tener una panorámica completa, el mejor lugar donde obtenerla es desde la parte de atrás del bar Linardo, cuya fachada también se ha convertido en una imagen favorita de Instagram, gracias a su puerta rosa brillante y sus buganvillas del mismo color que decorada su blanca pared.

Desde el puerto viejo se extiende las casas de los habitantes de Naoussa, en cuyas callejuelas blancas penetramos y empezamos a pasear de la mejor manera: perderse sin rumbo. De nuevo nos vuelve a sorprender el ambiente urbano que mantiene un equilibrio perfecto entre lo tradicional y lo cosmopolita, entre la autenticidad de un pueblo griego tradicional y un estilo moderno y acogedor. Las callecitas están compuestas por casas encaladas con puertas de colores y buganvillas que crecen en cada rincón formando unas imágenes que parecen sacadas de una postal.

Y no es para menos, Naoussa es una villa increíblemente bonita, en la que, además, explorando sus calles estrechas y empedradas, algunas de las cuales poseen arcos antiguos, se encontrará boutiques de diseño local, galerías de arte, tiendas de cerámica, joyerías artesanales, etc., todo envuelto en un ambiente de glamour y poder adquisitivo. Por supuesto, esas calles también albergan restaurantes, tabernas y cafeterías, donde sentarse a tomar algo mientras se mira el ir y venir de un pueblo muy de moda en la actualidad.

No se puede negar que en varias ocasiones nos ha recordado precisamente a Mykonos, tanto por el comentado glamour, como por lo bien cuidadas y bonitas de sus callejuelas y plazoletas. Sin embargo, Naoussa, sin tener que renunciar al buen gusto y a la calidad en los servicios para el turista, aún mantiene cierta tranquilidad, de hecho, en verano, durante el día, cuando la gente está en la playa, reina más la paz que por la tarde-noche, a partir de las 18h, cuando empieza a ver mucho movimiento que perdura hasta altas horas de la madrugada.

En definitiva, Naoussa es de esos lugares que, a pesar de no tener grandes monumentos ni playas infinitas en su casco urbano, te roban el corazón, ya que su encanto está en los detalles: en un vino al atardecer o una cena a la orilla del mar envuelto con el más puro estilo glamouroso y un aire puramente mediterráneo y cicládico. Por tanto, es una villa perfecta para una escapada romántica, aunque también lo es para pasar unos días con amigos o incluso una parada tranquila si estás haciendo un recorrido por las Cícladas.

Por otro lado, el casco antiguo de Naoussa está salpicado de pequeñas iglesias y capillas que, aunque discretas, tienen un gran valor histórico y espiritual. Estas pequeñas joyas arquitectónicas se descubren caminando por las callejuelas laberínticas del pueblo y aparecen en los rincones menos esperados. Algunas de ellas son bastante pequeñas e incrustadas entre casas o al final de una escalera estrecha, otras son tan minúsculas que sólo tiene espacio para unas pocas personas, lo que demuestras a veces su uso privado, las cuales fueron levantadas por familias locales en honor a santos patronos.

Aunque pequeñas, muchas de estas iglesias datan del siglo XVII o XVIII, algunas de las cuales conservan iconos bizantinos originales o frescos bastante antiguos, protegidos por los lugareños. En ocasiones, si te topas con alguien del pueblo, te pueden abrir la iglesia y contarte un poco de su historia oral. Entre ellas destacan, además de la ya comentada iglesia de san Nicolás, la de Kyriaki, situada en una pequeña plaza escondida tras una tienda de cerámica, la de Agios Ioannis Theologos, una de las más antiguas de Naoussa, probablemente del siglo XVIII, etc. Al otro lado del pueblo, hacia el oeste, se levanta sobre una pequeña colina la iglesia de Agios Athanasios o, algo más alejada, la capilla de Agios Georgios que conserva frescos en su interior y está algo más protegida, pero vale la pena si te interesa la arquitectura religiosa tradicional.

Mención aparte merece la imponente iglesia Kimisis Theotokou (Dormición de la Virgen), la principal del pintoresco pueblo, y cuya silueta ya se podía ver desde el puerto. Fue construida en el siglo XIX gracias a las donaciones de los residentes sobre las ruinas de una iglesia anterior del siglo XVII. Exteriormente destacan sus dos torres campanarios gemelas y el tímpano de mármol de la puerta principal. Por su tamaño es la tercera iglesia más grande de Paros, aunque este templo tiene una particularidad: su exterior no parece una iglesia cicládica común y corriente, las cuales están pintadas con los colores blanco y azul. Esta iglesia, por el contrario, presenta colores inesperados en un pueblo tan típicamente cicládico como es Naoussa: el edificio religioso tiene cúpulas y techos verdes, detalles en rojo, amarillo y naranja, y ventanas de color azul celeste.

Y es que incluso los colores tienen su historia: en un principio los griegos pintaban sus casas de blanco para desviar los rayos del sol y combatir así las altas temperaturas del verano, ya que construían sus edificios con materiales como piedra, barro y materiales volcánicas que son capaces de retener el calor. Pero posteriormente, en el año 1938, una plaga de cólera azotó Grecia, por lo que el dictador Loannis Metaxa ordenó blanquear los edificios con piedra caliza que posee propiedades antibacterianas. El otro color típico, el azul cobalto, proviene de un agente limpiador conocido como “loulaki”, el cual al mezclarse con cal crea el característico tono azul. En 1967, la popular combinación de colores blanco-azul se convirtió en ley para las viviendas, paleta que fue también adoptada por muchas iglesias, pero la Kimisis Theotokou fue toda una excepción porque se levantó antes de todos aquellos acontecimientos, por lo que se tuvo cierta libertad cromática.

La iglesia Kimisis Theotokou se levanta en medio de un amplio patio precedido por dieciséis escalones de mármol que conducen a la puerta principal. Desde su terraza se obtiene una bonita vista sobre el mar Egeo. Su interior está formado por una planta de cruz latina, dividida en tres naves por dos columnatas con arcos, de las que la central posee una bonita bóveda y una cúpula que luce un Pantocrátor. Aquí destacan la pantalla de iconos de mármol tallado realizado por el escultor Dimitrios Lyritis de Tinos, y los iconos de plata de Panagia (Virgen María) y la de Kimisi tis Theotokou (Dormición de la Virgen).

Tanto durante las fiestas religiosas, como las de los santos patronos, la mayoría de las iglesias comentadas cobran vida con liturgias, música tradicional, comida compartida y velas, por lo que asistir a una de estas celebraciones puede ser una forma única de conectarte con la vida local. Una de las emotivas y vistosas es la que tiene lugar en aquella última iglesia, en la Kimisis Theotokou, cuando se celebra la ceremonia de la Resurrección durante la Semana Santa Ortodoxa, al igual que la de cada 23 de agosto, cuando se celebra la Dormición de la Virgen. Otro día grande es la del día 15 de agosto, cuando se celebra la Fiesta de la Panagia, con procesiones, música tradicional griega (rebetiko), y mucha comida local. Entre las fiestas no religiosas destaca la que tiene lugar cada agosto con el Festival “Koursariki Vradia”, una recreación histórica de una incursión pirata, con barcos iluminados, fuegos artificiales y danzas tradicionales.

Finalmente queda hablar de las playas que podemos encontrar en el entorno de Naoussa, situadas a pocos minutos del pueblo. Entre ellas destacamos: Kolymbithres (formada por pequeñas calas con aguas turquesas perfectas para relajarse y famosa por sus formaciones rocosas que parecen esculpidas a mano), Monastiri (ideal para quienes buscan una playa más tranquila, con agua calmada y un paisaje más salvaje) y la playa de Santa María (más animada y con opciones para hacer windsurf, paddle o buceo). A aquellas dos primeras, si no tienes una moto o un coche alquilado, puedes llegar con taxis acuáticos o pequeños barcos turísticos que se toman en el puerto de Naoussa y te llevan a estas playas durante todo el día.

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