PARQUE ARQUEOLÓGICO DE POMPEYA (PARCO ARCHEOLOGICO DI POMPEI)

HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS Y MOLDES DE YESO DE POMPEYANOS


El horreum o Graneros del Foro es un edificio que cuenta con ocho vanos separados por pilares de ladrillo y que posiblemente acogió entre sus paredes el mercado de frutas y verduras, es decir el Foro Olitorio. Se comenzó a construir después del terremoto del año 62 d.C. y probablemente no estaba aún terminado cuando el volcán entró en la fatídica erupción. Hoy en día, con sus más de nueve mil piezas encontradas en las excavaciones en Pompeya desde finales del siglo XIX, acoge el depósito de hallazgos arqueológicos más importante de la ciudad.

Aquí se custodian objetos de la vida cotidiana de los últimos años de vida de Pompeya, como cerámicas de terracota, ollas y sartenes utilizados para cocinar, así como cantaros, botellas y ánforas. También se exponen grandes recipientes que se usaron para el transporte de aceite, vino y salsas de pescado que provenían desde el sur de España hasta el sur de Turquía, es decir, desde todo el Mediterráneo. Entre las piezas también encontramos diferentes piezas de mármol, como mesas y pilas para fuentes que adornaban las entradas de las casas.

Pero también podemos ver piezas funerarias ornamentales, como una estatua femenina proveniente de una de las tumbas de la Necrópolis di Porta Ercolano. Junto a esta escultura se encuentra una estela de Baco de la era samnita, en la que se representa a un chico delgado mirado de frente y sirviendo vino de un cántaro a un animal que parece un perro o una pantera. Se hizo en un bloque de toba vertical, en la que se aprecia un trabajo bastante tosco del escultor que lo realizó.

Mención aparte se merece algunos moldes de yeso de las personas que no pudieron escapar de la erupción, cuyos cuerpos quedaron congelados para siempre en el tiempo: vemos desde un perro hasta personas adultas, pasando por un niño y un árbol. La idea de crear estos moldes fue de Giuseppe Fiorelli, un arqueólogo italiano que en el año 1865 se le ocurrió la idea de rellenar con yeso los huecos que habían dejado los restos humanos tras siglos sepultados baja la ceniza endurecida. Y es que, con el paso de los años, la materia orgánica desapareció, quedando solo los huesos y una cámara vacía con el calco no sólo del cuerpo, sino también de las ropas y de la posición en que quedaron en el momento del fallecimiento.

Gracias a esos calcos podemos imaginar de manera bastante precisa como fueron los últimos minutos de vida de los habitantes de Pompeya. El molde del perro se encontró en noviembre de 1874, el animal estaba atado detrás de la puerta principal de la Casa de Vesonius Primus. Ocurrió que comenzó a caer cenizas por el compluvium de la casa, acumulándose en el pasillo, por lo que el perro se subió encima de ellas, retorciéndose con la espalda contra el suelo y las piernas levantadas, torciendo el cuello y la cabeza para liberarse de la cuerda atada a su collar de bronce que aún se puede ver alrededor de su cuello. A pesar de su esfuerzo por liberarse, finalmente murió ahogado por las cenizas.

Otro de los calcos es la de una persona encontrada cerca de la letrina, quizás se agachó en el suelo buscando protección, con la espalda apoyada contra la pared del pórtico este de la palestra, acurrucado y con los codos apoyados sobre sus rodillas y las manos tapándose la boca y la nariz, quizás intentó no inhalar los gases que finalmente hicieron que encontrara su mortal final.

En otro molde de yeso se puede ver el cuerpo de una mujer joven que se encontró boca abajo, en la via Stabia, a la altura del Regio VI. Estaba con la cabeza apoyada entre uno de sus brazos, mientras que la otra mano se encuentra cerca de la boca y nariz, quizás intentó, igual que la persona anterior, buscar una salida al aire contaminado, pero como vemos, finalmente encontró la muerte. La joven tenía poca ropa, a excepción de algunos trazos que se puede ver en sus hombros, además las trenzas de su pelo, anudadas detrás de su cabeza, aún son visibles.

Más allá se expone el calco de un niño encontrado en un corredor de un nivel inferior de la Casa del Brazalete de Oro. Se puede apreciar perfectamente la ropa que llevaba cuando encontró la muerte. En definitiva, este espacio alberga no sólo los hallazgos arqueológicos, sino también los diferentes moldes de víctimas, junto con los objetos que llevaban consigo en el momento de su fallecimiento, no en vano, los Graneros del Foro se convertirá en un futuro en un museo dedicado a la historia del Foro y a la de los trabajos que realizaban los artesanos de esta ciudad.

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