PARQUE ARQUEOLÓGICO DE POMPEYA (PARCO ARCHEOLOGICO DI POMPEI)

LA CONCENTRACIÓN GRANDES EDIFICIOS PÚBLICOS DE POMPEYA


En la esquina de Via del Foro y Via della Fortuna se sitúa el templo de Fortuna Augusta, cuya divinidad y nombre de su constructor están inscritos en el arquitrabe del santuario, en la parte trasera de la cella, cuya traducción sería “Tullius el hijo de Marcus, duoviri con autoridad judicial (…) erigió este templo a Fortuna Augusta en su propio terreno y a sus propias expensas”. Este sitio no sólo estaba dedicado a acoger los diferentes rituales específicos del emperador Augusto, sino también como método público de la élite local para expresar el apoyo a la casa imperial. Este tipo de inscripciones solían estar normalmente en el entablamento del pórtico, sin embargo, tras haber sido destruido por el terremoto del año 62 d.C., todavía no había sido reemplazado. Probablemente la cella también sufrió daños, pero para permitir que el culto continuara, se restauró y se colocó dicha inscripción sobre ella.

La cella estaba presidida por delgadas cuatro columnas corintias, de las que hoy sólo vemos algunos restos, situadas sobre un podio elevado. Delante del podio, antes de los escalones, había un altar sobre una plataforma saliente. Tras ascender la escalera del podio se accede al interior de la cella que conserva parte del edículo central que habría contenido la imagen Fortuna, como protectora de la fortuna de Augusto y protectora de la familia imperial. Las paredes de la cella estaban originalmente revestidas de mármol, con dos hornacinas en el lateral norte y otras dos en el lado sur, las cuales contenían unas estatuas, dos de ellas se han llegado a nuestros días. Al sur del templo, se colocó un bloque de basalto con la inscripción “Propiedad privada perteneciente a Marcus Tullius, hijo de Marcus”, y es que, al donar el terreno para la construcción del templo, Tulio retuvo la propiedad de esta estrecha franja.

Inmediatamente, en la acera de enfrente, encontramos las Termas del Foro que fueron construidas en los primeros años de vida de la colonia romana. Nos disponemos a entrar ya al foro propiamente dicho atravesando otro de los arcos honorarios que tenía doble arcada y estaba decorado con estatuas de los emperadores de la dinastía Giulio-Claudia, el llamado Arco de Nerone. Probablemente estuvo dedicado a Germánico, en sustitución de otro dedicado a Calígula. En origen estaba revestido de mármol y albergaba, en su parte superior, una gran cisterna que alimentaba de agua la fuente situada en la fachada externa.

La secuencia de los arcos honoríficos lo cierra, junto con el llamado Arco de Calígula en el Regio VI, dos más situados a ambos extremos del templo de Júpiter levantados con ladrillo y revestidos de mármol: el del lado este sólo quedan los restos de los cimientos, probablemente estuvo dedicado al emperador Calígula, pero tras su muerte fue demolido, sin embargo el de la parte oeste sigue en pie y estuvo dedicado a Druso, hijo del emperador Tiberio. Se sabe que este último arco se derrumbó durante el terremoto del 62 d.C. y que fue reconstruido y redecorado gracias a un relieve situado en el lararium de la Casa de Cecilio Giocondo.

El foro de Pompeya fue el centro social, político, económico y religioso de la ciudad cuando fue fundada y por supuesto después de convertirse en colonia romana. En su origen presentaba un aspecto sencillo, era una zona abierta con el suelo de tierra con una forma más o menos regular. En el periodo samnita se construyó alrededor del foro una sólida columnata de columnas dóricas de toba, a excepción del lado norte que estaba ocupado por el templo de Júpiter. Tras la toma romana, el foro fue remodelado profundamente entre los siglos III y II a.C., momento en que pavimentaron la plaza con travertino, se le dio una forma regular y se renovaron las columnatas de los lados este y oeste, añadiendo columnas dóricas, también de travertino, sobre las que se colocaron un segundo orden de columnas jónicas.

El Foro era bastante grande, medía 157 x 38 metros y, junto con los edificios públicos circundantes, podía albergar a todos los habitantes de la ciudad. En su lado sur se encontraban los edificios involucrados en la vida pública de Pompeya: la Basílica, las Oficinas Municipales y el Comitium (todas ellas en el Regio VIII). En el lado este estaban el Edificio de Eumachia, el Templo de Vespasiano, el Templo de los Lares Publici y el Macellum. Al oeste se encuentran el santuario de Apolo, la Mensa Ponderaria y los llamados Graneros del Foro.

En él faltan algunas de las placas de pavimento travertino que embellecían el suelo, algunas de las cuales contaban con letras que formaban una gran inscripción. Además, aparte de las bases, no queda nada de las muchas estatuas que una vez adornaban el Foro, probablemente nunca fueron reemplazas tras el terremoto del 62 d.C. o, como demostraron las excavaciones por deseo de Maria Carolina Bonaparte, la zona ya había sido explorada y despojada de sus decoraciones y obras de arte durante la Antigüedad. En la actualidad, en el extremo sur del Foro se ha colocado la escultura de bronce Centauro realizado por el escultor polaco (e italiano de adopción) Igor Mitoraj.

Vamos a hacer ahora un recorrido con más profundidad de los edificios públicos circundantes mencionados anteriormente, comenzando con el templo de Apolo. Tras visitar el santuario, en su muro perimetral que está orientado hacia el foro, dentro de un nicho se encuentra una copia de la llamada Mensa Ponderaria, la cual está formada por un banco de piedra con nueve agujeros de diferentes tamaños que correspondía con nueve medidas distintas, donde se podía comprobar el peso de la mercancía, con el objeto de proteger a los ciudadanos frente al fraude de comerciantes y mercaderes. Se podía medir tanto alimentos líquidos, como sólidos, los cuales se vertían en los recipientes correspondientes, se cerraban con tapones y después se vaciaban tras la comprobación. Este sistema ya existía en la época prerromana, como así lo indica las inscripciones en osco que después fueron borradas y adaptadas a las medidas romanas.

Próximo, en el lado occidental del Foro, se encuentran los Graneros del Foro u horreum, edificio que posiblemente acogió el mercado de frutas y verduras. En el lateral noroeste de dicho edificio se accedía a las latrinae del foro, es decir, los baños públicos indispensables en una zona tan concurrida como era esta plaza. Construidos en los últimos años de vida de Pompeya, estas letrinas contaban con un desagüe que discurría por tres de sus paredes, por donde pasaba continuamente el agua para llevarse los desechos. Los bloques de piedra que sobresalen de la pared tenían asientos de madera o piedra con agujeros donde las personas se sentaban, unas junto a otras, a hacer sus necesidades mientras se hablaba de negocios, política o de los chismes del momento. Cuando terminaban, se limpiaban con un palo en cuyo extremo se colocaba una esponja, tras lo cual, se deshacía la esponja por el mismo agujero.

El lado norte el foro está dominado por el templo de Júpiter, dedicado a la tríada capitolina, es decir Júpiter, Juno y Minerva. Fue reformado y modificado en su totalidad en el siglo II a.C., bajo el contexto de las obras de ampliación del foro. Cuenta con un podio, construido mediante la técnica del opus incertum, que mide 37x17 metros y 3 metros de alto. Es en el podio donde se abren las “favissae”, es decir unas salas abovedas, a las que se accedía desde una puerta lateral y que servían para almacenar las ofrendas a los dioses, aunque parece ser que en algún momento también custodió el tesoro público de la ciudad.

El templo es próstilo, es decir, con seis columnas corintias en el frente y cincos en los lados. En su forma original, anterior al siglo II a.C., tanto el pronaos como la cella eran más cortos, ésta última tampoco tenía pasillos, aunque estrechos, ni la fila de dos columnatas internas de dos niveles, jónico abajo y corintio arriba. Las paredes estaban decoradas con el primer estilo, imitando mármol, aunque después, durante el periodo de Sulla se reemplazó por frescos del segundo estilo y, finalmente, en época de Tiberio se redecoró con el tercer estilo.

En la pared central de la cella se situaba un podio tripartito de medias columnas en el que se colocaron las estatuas de la tríada capitolina, de la que aún se conserva una gran cabeza de Júpiter. Por último, a los lados del podio había dos estatuas ecuestres, como así lo demuestra un fresco descubierto en el lararium de la Casa de Lucio Cecilio Giocondo. Además, originalmente había dos arcos triunfales a los lados del templo, el del oeste estaba dedicado a Druso, mientras que el del este fue demolido tras la muerte del emperador Calígula, a quien estaba dedicado.

A la izquierda, ocupando la esquina noreste del foro, se encuentra el Macellum de Pompeya, complejo construido en época imperial como un mercado cubierto, con un gran número de tiendas en toda su periferia, así como en su interior, en el que se situaban alrededor de una columnata que discurría por su gran patio. Debido a que los muros del Macellum se encuentran ligeramente movidos con respecto al eje del foro, las tiendas exteriores que lo bordean en esta parte van perdiendo profundidad de norte a sur, hasta que en el extremo sur era tan poco profunda que, al no poder usarse como tienda, se convirtió en un santuario. Esta cara también contaba con un pórtico que constaba de dos órdenes de columnas de mármol blanco que sostenían un techo, de las que se han conservado fragmentos de las columnas corintias del orden inferior y el entablamento intermedio.

Aunque el edificio contaba con tres entradas, la principal se situaba en esta parte que daba al foro, la cual estaba dividida por dos pasillos por un edículo central que contenía una estatua de un miembro de la familia imperial. Así se llega al patio interior con unas medidas de 37 por 27 metros, en cuyo centro había una estructura circular o tholos con 12 columnas que sostenían un techo bajo el cual se descamaban los pescados que se habían vendido, arrojándose las escamas a la cuenca rectangular situada en el centro.

En una de las esquinas se ha conservado la decoración que presentaban las paredes de la columnata con el cuarto estilo, consistente en paneles negros enmarcados por un amplio borde rojo, alternando con temas arquitectónicos en amarillo, verde y rojo sobre fondo blanco, en los que se pintaron escenas de la vida cotidiana, como la venta de pescado y aves. En el centro de los paneles negros se representaron escenas mitológicas, entre las que se encuentra la de Ulises frente Penélope y el de Argus y Medea planeando el asesinato de sus hijos. En la pared del fondo, al este del patio, se pueden apreciar tres habitaciones: el de la derecha contaba con un mostrador que corre por tres de sus lados, utilizado para la venta de carne y pescado, de hecho el de la izquierda posee arreglos para el agua; el del centro estaba dedicado al culto de la familia imperial, en cuyos nichos situados a los lados contenían esculturas, de las que se han encontrado dos de la pared sur; finalmente la estancia de la izquierda tiene un altar y un mostrador, donde quizás se vendía pescado.

De nuevo en el foro, el siguiente edificio destacado es el santuario de los Lares Públicos, construido probablemente después del terremoto del año 62 d.C., ya que el edificio está alineado al eje del foro. Mide 18 por 21 metros y consta de tres lados alrededor de un patio central, en cuyo centro hay un altar donde se ofrecían sacrificios tanto para el emperador, como para los Lares. A continuación, se sitúa el templo de Vespasiano, también conocido como santuario del Genius Augusti, ya que la mayoría de los arqueólogos piensan que es más probable que el templo estuviera dedicado a Augusto, en vez de a Vespasiano. Este santuario no había sido reconstruido completamente en el momento de la erupción.

El templo posee una fachada sencilla que en su momento estuvo revestida de mármol, como así lo demuestra los restos que aún quedan a lo largo de la base. El único portal es el acceso al vestíbulo y de ahí se entra al patio, originariamente precedido por cuatro columnas, con muros de toba reforzados con ladrillo y decorados con un patrón de grandes ventanales ciegos, enmarcados por pilastras con frontones triangulares superiores. En el centro del patio se encuentra un altar de mármol con sus cuatro partes decorados con relieves. La cara principal cuenta con la escena de un sacrificio ritual de un toro, en ella un sacerdote realiza una ofrenda ceremonial sobre un altar de tres patas, ayudado por sus asistentes. Detrás hay dos lictores o funcionarios públicos y un flautista, mientras que frente al sacerdote un verdugo que porta un hacha conduce el animal hacia el sacrificio.

En la pared de enfrente se encuentra el templo, constando de una cella de ladrillo, situado sobre un alto podio, al que se accedía a través de dos tramos de escaleras situado en los laterales. La cella conserva la base en la que se encontraba la estatua de culto, la cual estaba precedida originalmente por un pórtico tetrástilo. A la derecha del templo, una puerta da acceso a tres habitaciones que eran utilizadas por el personal a cargo del templo y como almacenes.

Anexa se encuentra el Edificio de Eumaquia, llamado así porque fue construido a principios del siglo I d.C. por esta sacerdotisa que lo dedicó y lo entregó a la ciudad. Y así se hace saber en una inscripción que se encuentra en parte en el entablamento de la columnata que se extiende frente a la fachada de este edificio en la parte que da al foro. La inscripción completa se puede ver sobre la puerta lateral que da a la Via dell'Abbondanza, y dice asi: “Eumaquia, hija de Lucio, sacerdotisa pública, en su propio nombre y en nombre de su hijo, Murcus Numistrius Fronto, hizo el chalcidicum (‘porche de la entrada’), la cripta y el pórtico con su propio dinero y los dedicó a Concordia Augusta y a Piedad”. Por cierto, junto a esta puerta lateral vemos la llamada fuente de la Abundancia, erróneamente identificada con esa personificación, que dio nombre a esta calle. Se trata de una de las más de cuarenta halladas en Pompeya, alimentadas de agua mediante tuberías de plomo o barro.

Pero volvamos al foro, donde este edificio cuenta con una fachada precedida por un chalcidicum o pórtico que lo unía con la propia plaza. La fachada fue construida en ladrillo y posteriormente revestida de mármol, en cuyos extremos vemos dos nichos rectangulares con una plataforma elevada que quizás estuvieron destinadas a subastas de bienes. Más próxima a la puerta se aben otros dos nichos semicirculares que posiblemente albergaron estatuas. Entre ellos hay otros nichos mas pequeños, en uno de los cuales, según una inscripción, estuvo la estatua de Rómulo, fundador de Roma.

Pero lo que más destaca a día de hoy de la fachada es la cornisa de la puerta de entrada, la cual está decorada con hojas de acanto y pájaros. Tras atravesarla, dos pequeñas habitaciones la flaquean, en una de ellas se encontró un recipiente donde se recogía la orina humana destinada a las fullonicas o lavanderías, utilizada para desengrasar las telas.

El interior del edificio consta de un impresionante patio que estuvo en su día rodeado por un pórtico con una columnata de dos niveles, que a su vez estaba enmarcado, en tres de sus lados, por un criptopórtico. La pared del fondo del patio contiene tres ábsides semicirculares, el mayor de los cuales debió de haber tenido una estructura similar a la de un porche, además de contener tres nichos para estatuas. En la parte trasera, se ubicaba una exedra que contenía la estatua de la misma Eumaquia, a quien fue dedicada por parte de los bataneros, aunque se desconoce la conexión de aquella con el comercio de la lana.

Cruzamos el foro y nos dirigimos hacia el oeste, hacia Porta Marina. En el camino nos toparemos con la casa de Tritolemo, construida en el siglo II a.C., y la casa de Rómulo y Remo, ambas ubicadas en una de las zonas más importantes de la ciudad, cerca del foro, el corazón político y comercial. La casa de Rómulo y Remo debe su nombre al fresco en el que se representa la loba amamantando a los míticos fundadores de Roma que fue destruido por los bombardeos de 1943. En su interior se encontraron los cuerpos de cinco víctimas, una de las cuales portaba una bolsa de monedas de oro, plata y bronce, además de dos anillos con las iniciales FA.H.

Y seguimos avanzando por Via Marina, dejando a nuestra izquierda las enormes murallas del templo de Venus, hasta llegar a Porta Marina, la cual se encontraba separada por dos caminos, el de la izquierda y más pequeño era para peatones y el de la derecha y más alto, para animales y carros ligeros, bajo una gran bóveda de cañón de hormigón, hecha con una mezcla de argamasa y piedras, datada en la época de la colonia de Silla (80 a.C.). Su nombre deriva del hecho de que el camino de salida conducía hasta el mar.

En la parte exterior de la puerta se pueden ver la muralla, que cuenta con más de 3.200 metros y construida con bloques cuadrados de piedra pertenecientes al antiguo muro samnita, datado entre los siglos IV y II a.C. Colindando con la puerta se sitúan los restos de diferentes edificios que probablemente fueron almacenes. Desde aquí parte una rampa pavimentada que conduce hasta más allá de los baños suburbanos.

Los Baños Suburbanos se construyeron a finales del siglo I a.C. a media altura de las murallas, las cuales en aquella época habían perdido su función defensiva. Estas termas, a diferencia de las Estabianas y las del Foro, eran privadas. El complejo contaba con dos plantas, la baja contenía los baños, mientras que la primera acogía los apartamentos. El apodyterium o vestuarios contaban con frescos eróticos, quizás para anunciar las actividades sexuales que tenían lugar en la planta de arriba que, como sucedía a menudo en los baños, se realizaban de forma ilegal. El resto de salas estaban decoradas de una manera suntuosa, como la que acoge una piscina fría, a la que se accede a través del frigidarium, que tiene un ninfeo con forma de gruta con un mosaico que representa a Cupido, mientras que sus paredes están decoradas con escenas de batallas navales y paisajes y animales marinos.

Nos dirigimos ahora hacia el noreste de este Regio, concretamente a la via della Fortuna, para visitar la casa de la Caza Antigua, también conocida como casa del Jabalí, que fue renovada tras el terremoto del 62 d.C. Las fauces, que prácticamente han perdido su decoración al fresco, conducen hasta un atrio cuadrado con un impluvium central, el cual también ha perdido la mayor parte de su decoración, al igual que la mayoría de las habitaciones de la casa, exceptuando la de la esquina noroeste y el ala situada inmediatamente al sur, ambas decoradas con el cuarto estilo. Junto a esta ultima se encuentra el triclinio que posee algunos restos de yeso con frescos. Coronando el atrio, justo frente a la entrada, se encuentra el tablinum que sí conserva gran parte de su decoración basado en el cuarto estilo, incluido un suelo de mosaico blanco y negro.

Las paredes están pintadas para imitar alfombras azul cielo intercaladas con fantasías arquitectónicas y figuras mitológicas, mientras que debajo de los paneles de mármol falso se pintaron viñetas de caza y paisajes del río Nilo. En la pared oeste había una escena de Dédalo con Pasífae, mientras que en la parte este estaba la escena de Ariadna dándole a Teseo un ovillo de hilo, ambos frescos expuestos en el Museo Nacional de Nápoles. Anexa se encuentra el peristilo que posee columnas en dos de sus lados, en cuyas paredes había vívidas escenas de cacería de jabalíes. En el muro este se abren dos exedras, una de las cuales conserva la mayor parte de su decoración en el cuarto estilo.

De nuevo paseamos por las calles internas de la Regio VII, topándonos con sitios como la panadería de Popidio Prisco, con sus cinco grandes muelas y el horno. Más adelante se sitúa la casa del Oso Herido, construida a mediados del siglo I d.C., debe su nombre al mosaico en el que se ve este animal, precedido por la palabra “have” (bienvenidos). En su interior posee algunos de los mejores ejemplos de pintura de la época de su construcción. A pocos pasos, haciendo esquinas, se encuentra la casa M. Caesi Blandi, en cuyas fauces destaca un mosaico de temática marina.

Muy popular es actualmente entre los visitantes de Pompeya el lupanar que se encuentra cerca, uno de los burdeles de la ciudad. Las prostitutas eran en su mayoría esclavas griegas y orientales, a las que se les pagaba entre dos y ocho ases, para hacernos una idea, una copa de vino costaba un as. El edificio cuenta con dos plantas, en la superior vivían el dueño y los esclavos, mientras que en la inferior se repartían a lo largo de un pasillo que conecta las dos entradas del edificio, cinco habitaciones provistas cada una con una cama hecha mediante obra de albañilería. También contaban con una cortina para que los amantes tuvieran más intimidad. Encima de cada puerta se representaron escenas eróticas que informaba a los clientes de las especialidades sexuales que tenían lugar dentro. Al fondo del pasillo, debajo de la escalera, hay una letrina. De nuevo en la calle, casi enfrente se levanta la casa de Sirico, aunque la entrada principal se realiza a través de la via Stabiana, calle que recibe el nombre de las Termas Estabianas.

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