La Rua das Flores fue construida en el año 1521 por orden del rey Manuel en los terrenos que ocupaban los jardines del Obispo, de hecho, su nombre hace referencia a aquellos exuberantes huertos, llenos de color y flores. En aquella época, el obispo de Oporto era Pedro Álvares da Costa, cuya gran devoción a Santa Catalina del Monte Sinaí explica que el nombre inicial de la calle fuera Rua de Santa Catarina das Flores. La intención de crear esta vía surgió ante la necesidad de responder al crecimiento demográfico y al desarrollo económico que vivía la ciudad, por lo que se decidió crear una conexión directa entre el Largo de São Domingos y la Porta de Carros, una de las puertas de la Muralla Fernandina que estaba en la actual plaza Almeida Garrett, cerca de la Estación de São Bento.
A lo largo de los años la Rua das Flores se convirtió en una de las vías principales de la ciudad, hasta tal punto que fue elegida por nobles y burgueses para construir aquí sus mansiones, coincidiendo, por un lado, con el fin del privilegio ancestral que les prohibía residir en la ciudad y, por otro, con un creciente auge de una burguesía mercantil que cultivaba el gusto por los grandes palacios y los ambientes lujosos. En las casas más antiguas aún hoy se pueden ver unos símbolos atribuidos a la propiedad del obispo y del cabildo catedralicio para marcar las propiedades que debían pagar tributo: la rueda dentada del martirio de Santa Catarina (propiedad del obispo) o la figura del arcángel San Miguel (símbolo de pertenencia al cabildo catedralicio).
Ya en el siglo XIX la Rua das Flores albergaba las tiendas más adineradas del barrio. Tradicionalmente, el lado norte de la calle estaba ocupado por orfebres que trabajaban las joyas, algunos de los cuales siguen ejerciendo su actividad en la actualidad, mientras que el lado sur albergaba otros oficios. Merece mucho la pena dar un paseo por esta calle peatonal y encontrar bellos ejemplos de la arquitectura civil de los siglos XVII, XVIII y XIX, constituidos por casas con blasones y balcones muy característicos de la región, así como restaurantes, cafeterías, tiendas de recuerdos y artistas callejeros.
Comenzamos el recorrido por el extremo situado más hacia el sur, en concreto desde el Largo São Domingos. Aquí vemos unas especies de columnas de granito que puede llevar a confundir al viajero, puesto que no posee ningún tipo de información. Se trata de una obra del escultor portuense Alberto Carneiro, titulada "Tres metáforas de árboles para un árbol real" que realizó entre el verano de 2016 y enero del año siguiente. Esta primera creación urbana del escultor se reparte en dos parterres, en los que el artista ideó (su título lo dice todo) no sólo tres arboles de granito de cinco, seis y siete metros de altura, en cuyos troncos están inscritas las palabras “Arte” y “Vida”, sino que además añadió otro real, concretamente un olivo.
Justo aquí, haciendo esquina con Largo de S. Domingos, se levanta la Casa dos Cunhas Pimentéis del siglo XVIII, cuya fachada principal se encuentra revestida de azulejos. Poco pasos más delante de la calle encontramos la Igreja da Misericórdia que comenzó a construirse en torno al año 1550. La fachada barroca que luce hoy fue dada entre 1748-54, cuando la iglesia estaba en tan mal estado que amenazaba con derrumbarse (provocados en gran medida por la alta concentración de humedad), por lo que se eligió al italiano Nicolau Nasoni para reformarla. Su interior, aunque conserva elementos barrocos, conserva la austeridad de la arquitectura manierista, especialmente representada en el arco del triunfo y alrededor de la cornisa. Por su parte, en la capilla mayor, que luce un retablo de estilo neoclásico, se puede ver, pero en una escala más pequeña, la misma solución que se utilizó en el monasterio de los Jerónimos de Lisboa.
Adosada se encuentra el museo de Iglesia de la Misericórdia de Oporto (MMIPO), albergado en el edificio que fue la sede de la instrucción desde mediados del siglo XVI hasta 2013. Su espacio expositivo alberga las colecciones de arte, a través de las cuales se cuenta la historia e identidad de la Santa Casa da Misericórdia y sus fines institucionales. Como no podía se de otra manera, el recorrido del museo incluye la visita al interior de la iglesia de la Misericordia y la Galería de los Beneficiarios, un ejemplo de la arquitectura de hierro y vidrio de la ciudad. Como curiosidad, desde la misma fachada del museo, sale hacia la calle una curiosa escultura moderna del artista Rui Chaves, lo que vincula el pasado de la institución con el presente y el futuro.
En el recorrido por la calle de las Flores hay que destacar más edificios, entre ellos: en el número 29 la llamada Casa dos Maias (edificio de gran valor histórico cuya construcción data del siglo XVI); en el 69 la Casa da Companhia (donde inicialmente estaba la Compañía General de Agricultura de las Viñas del Alto Duero, creada por el Marqués de Pombal); en el número 79-83 vemos la Casa dos Sousa e Silva que luce un escudo, en el que se puede ver el año 1703; en el número 139 se encuentra la llamada Casa dos Constantinos (actual Flores Village Hotel) construida en el siglo XVIII, etc. Aquí también hay espacio para el arte urbano: en una calle que se abre a la derecha, en la R. de Afonso Martins Alho (la calle más pequeña de Oporto), se puede ver el grafiti de 10 metros de ancho y casi 18 de alto titulado ‘El Gato de cobalto (o Perspéntico)’, creado por Liqen en 2017, quien utilizó colores que recuerdan las cerámicas blanca y azul tan típica de Portugal.
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