OPORTO (PORTO)


Oporto es una ciudad fascinante y vibrante, llena de vida, donde se puede disfrutar de la cultura en todas sus variantes, desde la arquitectónica, hasta la culinaria y vinícola, pasando por la musical. Y no es para menos, su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y su vino es mundialmente famoso. Las calles de Oporto discurres escalonadamente en las colinas que desembocan en el río Duero, por lo que a pesar de sus cuestas y escaleras es toda una delicia patearla y disfrutarla sin prisas.

Acompáñanos en este recorrido donde conoceremos más sobre Oporto. Acomódate y disfruta de este viaje y no pierdas ni un minuto: pulsa en "Monumentos" para profundizar más en los sitios de interés de esta ciudad portuguesa o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de Portugal. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.

¡¡¡Bienvenidos a Oporto!!!


Datos:
Nuestra visita: Enero de 2025.
Idioma Oficial: portugués (inglés es ampliamente hablado).
Moneda: Euro €.
Población 2021: 231.828 hab.
Superficie: 41,66 Km².
Prefijo telefónico: +351 22.
Webs oficiales: visitportoandnorth.travel
visitporto.travel

CRÓNICAS DE OPORTO


Un poco de Historia...

La zona estuvo habitada desde la Prehistoria (Mesolítico y Calcolítico) hasta la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Los primeros vestigios del castro protohistórico, que dio origen a la ciudad de Oporto, aparecen en la colina de Sé o Penaventosa, con características similares a otros castros del noroeste de la península. Los diferentes objetos de uso cotidiano y constructivo, así como otros hallazgos próximos a la zona, atestiguan que había presencia humana en los primeros siglos del primer milenio a.C. De igual manera se encontraron en la rua de Penaventosa vestigios de la muralla que rodeaba ese núcleo primitivo. En el periodo romano se le llamó Portus Cale, teniendo un importante nivel de romanización en el siglo I d.C., probablemente relacionado con la reorganización implementada por Augusto. En época tardorromana, el castro de Cale se expandió por la colina hasta llegar a la zona de Ribeira, como lo prueban las excavaciones arqueológicas de la Casa do Infante y alrededores, donde se encontraron restos de edificios dentro de una cuadrícula urbana regular. La creciente actividad portuaria de Portus Cale hizo que la economía regional viviera un momento de esplendor.

Ya en la Edad Media, la llegada de los pueblos germánicos a Galicia, en el siglo V, y el establecimiento de un reinado de corta duración, generaron un período de inestabilidad regional que permitió un cierto protagonismo a Portucale, lo que llevó al refuerzo de las murallas que existían desde la época del castro y que fueron renovadas después por los romanos. La ciudad tuvo mayor protagonismo tras el siglo VI, cuando se creó la diócesis de Portucale, así como el traslado del obispo hasta aquí. El reino visigodo estaba en agonía y el cruce del estrecho de Gibraltar por parte de los musulmanes asestó el golpe definitivo, permitiendo la ocupación de la Península Ibérica. Tras la posterior conquista por la nobleza condal, Portucale (que daría origen a la palabra Portugal) asumiría un papel destacado con la reorganización del territorio, hecho tan importante que el Condado renació en 1096, año en que fue donado por Alfonso VI a su hija Teresa y a su yerno Henrique de Borgonha.

A partir del siglo XIV, como resultado de una intensa actividad comercial, se hizo evidente la necesidad de un nuevo conjunto de murallas para proteger viviendas y comercios ante las inseguridades que llegaban por tierra y mar. La muralla, iniciativa de Alfonso IV, fue concluida durante el reinado de Fernando I, de ahí el nombre de “muralla fernandina”. Sin embargo, no sería hasta la época de los descubrimientos cuando Oporto, y el resto del país, tuvieron un papel predominante en los asuntos europeos. La ciudad siguió siendo importante puerto comercial y en el siglo XV fue uno de los mayores centros de construcción naval de Portugal. En 1394 nació en esta ciudad el príncipe Enrique el Navegante, cuarto hijo de Juan I, rey de Portugal, con la reina Felipa, hija de Juan de Gante. En 1415 comandó la expedición que capturó Ceuta, la primera conquista portuguesa en ultramar. Debido al sacrificio de los habitantes para ayudar al ejército que conquistó Ceuta, se les conoce como “tripeiros” (literalmente, “comedores de callos”), ya que se cree que la buena carne era ofrecida a las fuerzas expedicionarias que zarpaban de Oporto, quedándose sólo con las tripas. De ahí el origen de uno de los platos más tradicionales de la gastronomía local, las “tripas à moda do Porto”.

En el siglo XVII Oporto conoció un importante crecimiento gracias al comercio del vino. Fue un periodo de gran desarrollo urbano y administrativo. En este periodo se iniciaron importantes cambios artísticos que alcanzaron su auge en el siglo XVIII. Cabe destacar el estilo barroco, cuyo máximo exponente fue el arquitecto italiano Nicolau Nasoni. Otro cambio importante fue la reforma urbana llevada a cabo por João de Almada e Melo y los bellos edificios neoclásicos influenciados por la colonia inglesa en la ciudad. En 1806 tuvo lugar la invasión francesa de Portuga, cuyas tropas, por orden del príncipe regente João, fueron recibidos como amigos, por lo que cuando entraron en Oporto, los soldados fueron acuartelados en conventos, monasterios y casas particulares desocupadas. Sin embargo, los abusos de poder y los robos que sufrió la población dieron como resultado la persecución y destrucción de propiedades de algunos considerados jacobinos y protectores de los franceses, durante la Restauración de 1808. El 11 de mayo de 1809, tras varias luchas que provocaron cientos de muertos, la ciudad es liberada y el general Trant restablece el orden.

La población de Oporto resistió de nuevo un largo asedio militar por parte de las fuerzas monárquicas entre 1832 y 1833. El sacrificio del pueblo, que luchó en apoyo de la Carta Constitucional, hizo posible la victoria de la causa liberal. Como resultado de esta heroica acción, el rey Pedro IV calificó la ciudad como la “muy noble, invicta y siempre leal ciudad de Oporto”. El siglo XX estaría marcado por inestabilidad y crisis sociales y económicas que derivó, el 28 de mayo de 1926, de un régimen dictatorial, el Estado Novo. Durante aquel periodo el desencanto popular derivó en protestas de los ciudadanos, algunos violentamente disueltos, hasta llegar a la Revolución de los Claveles el 25 de abril de 1974, instaurándose de nuevo la democracia. La revolución tuvo gran importancia para el ámbito cultural, acogiéndose nuevos talentos en la arquitectura y las artes.


Mapas turístico de Oporto:







Mapas del centro histórico de Oporto:



Mapa general de Oporto:



Mapa del área de Oporto:



Mapa metro de Oporto:



Mapa del transporte público de Oporto:



Mapa región norte de Oporto:



Mapa del parque del palacio de Cristal de Oporto:



Mapa del jardín Botánico de Oporto:



Mapa de la catedral de Oporto:



Mapa de Vila Nova de Gaia :



Qué ver en Oporto / Diario de viaje:


A pesar de que en los últimos años Oporto está ganando muchísima popularidad entre los viajeros, sigue manteniendo su esencia, un atractivo más. La ciudad ofrece muchos rincones que no sólo se encuentran en la zona centro, sino también algo más alejadas, por lo que si quieres conocer Oporto en profundidad quizás sean necesarios entre 4 y 6 días. Sin embargo, nosotros os vamos a proponer qué ver en Oporto en tres días, tiempo suficiente para empaparse de lo esencial y lo más importante de la ciudad.

Día 1: el recorrido se podría empezar la plaça do Infante Enrique, alrededor del cual se levantan el palacio de la Bolsa, la iglesia de san Francisco y su museo, el edificio del Instituto dos Vinhos do Douro e Porto, la iglesia de san Nicolás o São Nicolau y la enorme estructura de hierro rojo del mercado Ferreira Borges. En dirección hacia el río Duero se encuentra la Casa do Infante, uno de los edificios más antiguos de la ciudad y donde nació Enrique el Navegante.

Ya desde aquí nos queda a un tiro de piedra la Ribeira de Oporto, uno de los imperdibles de la ciudad. Aquí se pueden ver, sin obviar las siluetas de los rabelos (barcos de madera tradicionales) flotando en el río, varios lugares importantes como ejemplos de arquitectura civil de finales del siglo XIV, la capilla de Nuestra Señora de Ó, el Muro dos Bacalhoeiros, la Postigo do Carvão (Puerta del Carbón), la Plaça da Ribeira con la Fonte da Ribeira, el bajorrelieve de bronce de las Alminhas do Ponte (Almas del puente), la capela de Nossa Senhora da Lada, etc., hasta desembocar en el verdadero icono de Oporto, el puente de Luis I.

Se puede aprovechar para comer algo en alguno de los numerosos restaurantes con vistas al icónico puente. Después toca quemar la comida, para lo cual se deja el río a nuestra espalda, y mirando hacia la ciudad, se extiende el barrio de Barredo, cuyas calles empinadas y estrechas invitan al visitante a perderse en ellas un buen rato. Subiendo las escaleras de Barredo, llegaremos al Arco do Colégio a partir del cual, mas o menos, se extiende el barrio de la Catedral. Aquí destaca el Terreiro da Sé, plaza en cuyo alrededor se levanta la propia catedral de Oporto, el palacio episcopal, la torre de la Rua de D. Pedro Pitões, el Pelourinho do Porto, etc. Pero el barrio tiene más rincones bonitos, como la Rua das Aldas y su mirador, la Rua da Pena Ventosa, el Largo da Pena Ventosa, la iglesia de San Lorenzo dos Grilos, etc.

A estas alturas lo que apetece es descansar algo y, antes de cenar, un buen plan es acudir a un concierto de fado. Nosotros recomendamos Casa da Guitarra, por su calidad artística y musical, por tener un pequeño museo de instrumentos de cuerda y por estar muy cerca de la catedral y de la zona superior del puente de don Luis I que conduce a dos populares miradores situados en Gaia: el de Serra do Pilar y el de Jardim do Morro.

Día 2: esta segunda jornada se puede iniciar en una de esas joyas sorprendentes que hay que ver: la iglesia de santa Clara. Terminada la visita se puede dar un corto paseo hasta la Praça da Batalha, donde encontramos el Antigo Palácio da Batalha, el teatro Nacional de São João, etc. Hacia el noreste se encuentra la iglesia barroca de san Ildefonso y su museo, en cuyo costado derecho comienza la Rua Santa Catalina, calle peatonal muy popular donde se mezcla de historia, cultura, compras y gastronomía. Aquí destaca, entre otros, el exclusivo café Majestic, la Fábrica da Nata donde comer alguno de los típicos pasteis de nata, y la Capela das Almas.

Desde una de las calles que atraviesan aquella vía se llega al Mercado de Bolhão. Tras tomarle el pulso al ambiente de este lugar, ahora toca poner dirección a la Avenida dos Aliados, en cuyo extremo se levanta la imponente Câmara Municipal do Porto o Ayuntamiento de Oporto. Toda la avenida está plagada de edificios con fachadas Art Nouveau, como el Antigo Edifício Almeida Cunha, la antigua sede del periódico O Comércio do Porto, la antigua sede de la compañía de seguros "A Nacional", etc. La avenida desemboca en la Praça da Liberdade presidida por el monumento a Pedro IV de Portugal, y rodeada de edificios como el del Banco de Portugal, el Palácio das Cardosaso o el antiguo Café Imperial (conocido como el McDonald’s más bello del planeta).

Desde aquí se llega inmediatamente a la estación de São Bento que destaca por los azulejos de su atrio. A pocos pasos de ese edificio se encuentra la Rua das Flores, otra bonita calle peatonal en el que destaca la Igreja da Misericórdia y su museo, y otras casas civiles repartidas a lo largo de la vía. Se puede aprovechar para almorzar algo y reponer fuerzas para continuar con el recorrido.

Por la tarde se puede ir a una zona un poco más alejada, el Campo dos Mártires da Pátria. En esta zona se encuentra la torre e iglesia de los Clérigos, junto a la cual se sitúa una parada del tranvía histórico. Enfrente se encuentra la Universidad de Oporto que alberga una de las dependencias del museo de la Historia Natural y de la Ciencia. Más allá está la Livraria Lello e Irmão, una bonita librería que tiene una supuesta relación con el personaje literario Harry Potter. A un paso se encuentra la Praça de Gomes Teixeira, coronada por la Fonte dos Leões, desde donde ya se ven las iglesias del Carmen (Igreja do Carmo) y la de los Carmelitas (Igreja dos Carmelitas). Se puede seguir paseando y llegar a otra plaza, la Praça de Carlos Alberto, donde destaca el palacio dos Viscondes de Balsemão, el Banco de Materiais, etc.

Día 3: se puede comenzar esta jornada en la galería de la Diversidad y su jardín botánico, que se encuentran algo alejados del centro. Terminada la visita, se puede ir a otro punto también algo alejado del centro: el museo del Tranvía. El resto del día se puede dedicar a la vecina Vila Nova de Gaia, en el que destaca su Ribeira y las bodegas de vino de Oporto, destacando la de Sandeman y la de Adriano Ramos Pinto. Por supuesto desde aquí (o desde la Ribeira de Oporto) se puede tomar un crucero para ver los seis puentes sobre el río Duero, aunque en Gaia suelen ser más baratos. Si sobra tiempo, se puede dar un paseo por el resto de Gaia para ver el "Half Rabbit" (Medio Conejo), o incluso ir, si no se ha ido antes, a dos miradores situados en esta ciudad: el de Serra do Pilar y el de Jardim do Morro.

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CONCLUSIONES E IMPRESIONES:


Seguramente llegues a Oporto a través de su aeropuerto internacional Francisco Sá Carneiro. En el nivel 0 puedes encontrar una oficina turística (abierta de 8h a 18,30h), donde obtener más información o recoger o comprar la tarjeta Porto Card o la Andante tour. Una vez allí es fácil ir hasta el centro de la ciudad, puesto que existen varias opciones: el más recomendable es el metro (trayecto incluido en la Andante tour) que en apenas treinta minutos te dejará en la parada céntrica que elijar. Para ello debes tomar la línea morada E en dirección Estádio do Dragão, la cual funciona todos los días entre un poco antes de las 06:00am y la 01:00am. Es importante comprar el boleto correcto en las máquinas expendedoras, es decir la Zona 4 (Z4), y validarlo cuando se accede al tren. Normalmente los viajeros compran el ticket hasta la estación de Trindade, ya que encuentra situado muy cerca andando de la Avenida de los Aliados, de Bolhão, de la Rua de Santa Catarina y del barrio de Cedofeita. Hay que tener en cuenta que en el aeropuerto la frecuencia del tren es de alrededor de treinta minutos, por lo que si no quieres esperar mucho tienes otras opciones como un VTC (tipo Uber) o las líneas 601 602 (hasta la Cordoaria) y 604 (hasta el Hospital de São João) de los autobuses que tardaran alrededor de una hora en llegar.

Antes de contarte nuestras opiniones totalmente subjetivas en esta sección de “conclusiones”, debemos hablar de la Porto Card, una tarjeta turística que, previo pago, te hará descuentos en más de 150 lugares de Oporto, entre monumentos, museos, restaurantes, cruceros, etc. Existen dos variedades, la que solamente te hace los descuentos (Porto Card) y la que incluye, además, el transporte ilimitado (Andante tour). Esta última es más cara que la primera, por lo que te recomendamos que mires bien tu itinerario y si tomas mucho el transporte publico valores bien si te conviene. Nosotros la adquirimos con transporte, y la verdad es que nos movimos cómodamente en los autobuses y metros para visitar los lugares más lejanos. Para que la tarjeta te salga a cuenta, deberás exprimirla al máximo y visitar todos los lugares posibles, incluso irás a sitios que no tenías previsto visitar.

De Oporto nos ha enamorado la zona de la Ribiera, es muy bonita y con mucha personalidad. De igual manera nos ha encantado el barrio de Barredo que discurre en dirección contraria al río, con calles estrechas y empinadas, las cuales aún mantienen esa esencia original que no ha perdido por culpa del turismo masivo, sino que aquí todavía viven portuenses que hacen vida, tienden la ropa en las ventanas o charlan animosamente con los vecinos. Toda esta zona está enmarcada con el puente de Luis I, verdadero icono de Oporto, una proeza de la ingeniería por lo que intenta verlo desde todas las perspectivas posibles (desde la zona de Oporto, desde Gaia, cruzando la plataforma inferior y superior, desde el río…), merecerá mucho la pena.

Otro de los monumentos famosos de la ciudad es el palacio de la Bolsa (con un 25% de descuento incluido con la Porto Card): nos pareció muy caro para un tour de media hora. Hay que pensar que el precio del boleto es similar al de la Alhambra de Granada, aunque en el monumento de la ciudad andaluza puedes tirarte toda la mañana o toda la tarde. Creemos sinceramente que no puede primar el beneficio empresarial frente a la cultura accesible, entendemos que sea un edificio privado y que, en efecto, pueden fijar los precios que marque el mercado, es uno de los monumentos más visitados de Oporto, sin embargo, su precio es alto (cuando estuvimos costaba 14 euros) para apenas media hora de recorrido. Por otro lado, no se visitan todas las salas del palacio, en nuestro caso la guía se saltó la visita a la sala de los Jurados (Sala dos Jurados – Sala Museu Medina) y la sala del presidente (Sala do Presidente). Otro de los espacios, la famosa sala Árabe (Salão Árabe), debemos ser sinceros: nos ha parecido demasiado kirsch y algo pretenciosa, eso sí, es bonita y curiosa, pero no se puede comparar con los palacios nazaríes de la Alhambra de Granada, para nada. Queremos dejar claro que es innegable su valor artístico y arquitectónico, pero no a un precio tan alto. Siempre defenderemos un precio para la cultura accesible para todos.

Algo parecido, y bajo la supuesta relación que tiene con la trama literaria del personaje de Harry Potter, ha ocurrido con la librería Lello, la proclamada como una de las más bonitas del mundo. Sin embargo, hay que desmentir que aquí se rodara alguna escena de Harry Potter o que aquí buscara inspiración o viniera a leer la escritora J. K. Rowling, su autora, ya que ella misma escribió en una de sus redes sociales en mayo de 2020 que cuando vivía en Oporto, entre los años 1992 y 1993 dando clases de inglés, no sabía de la existencia de este local, confirmando que, eso sí, escribió más de una vez en el Café Majestic. Pero a los fans de esta saga les ha importado poco y han visitado en masa la librería, provocando que en julio de 2015 su acceso fuera de pago, inicialmente 5€ pero ha ido subiendo hasta llegar a los 10€ en la actualidad, cantidad que se descontará si compras algún libro.

La otra cara de la moneda es la catedral de Oporto (descuento de 1€ con la Porto Card), posee un boleto cuyo precio es accesible para todos los bolsillos, además se tiene que dedicar un buen rato para ver todo el complejo. De la catedral nos ha encantado el claustro, por su originalidad en los azulejos blancos y azules, y por su arquitectura, tanto en la planta baja como en la superior. También nos ha fascinado la iglesia de santa Clara (descuento de 1€ con la Porto Card), nos ha impresionado la cantidad de pan de oro que decora absolutamente toda su pared, de hecho, estábamos tan abrumados antes tanta belleza y tantísimos detalles que no sabíamos a donde mirar.

Seguimos hablando de iglesias: nos ha sorprendido mucho que la capilla de las Almas no se destaque tanto como otros templos similares entre las guías y los folletos oficiales de la ciudad, a pesar de ser de las primeras en utilizar azulejos en el exterior. Tal vez sea consecuencia de que Oporto tiene tantos atractivos que ofrecer al viajero que dicha iglesia se pierde entre la cantidad. La iglesia de san Ildefonso sin embargo sí se destaca mucho en las guías y folletos y tenemos que decir que se lo merece. Nos ha encantado, sobre todo, el museo eclesiástico incluida en la visita, ya que, a pesar de ser pequeño, es muy interesante, exponiendo piezas de gran calidad artística. Por cierto, ambas iglesias poseen un precio de entrada más que asequible a todos los bolsillos, por lo que merece muchísimo la pena. Otra iglesia que nos gustó muchísimo fue la de san Francisco, sin duda otro imperdible en Oporto, ya que no sólo recorreremos el mismo templo, sino también la iglesia de los Terceros, la sacristía, las catacumbas y el museo.

Aunque no vayáis a coger un tren, la estación de Sao Bento es una visita obligada en Oporto, sobre todo, para poder admirar los mosaicos de azulejos del vestíbulo de forma totalmente gratuita. Esa sería la cal, ahora vamos a por la arena: en el momento de nuestra visita el espacio tenía un fuerte olor a gasolina, por lo que la calidad del aire era pésima, desconocemos si producida por los mismos trenes o por las máquinas de las obras que se estaban realizando en el exterior por aquel entonces. Por otro lado, y ya hablando en un aspecto más práctico, la estación cuenta con taquillas que funcionan de 05:00 a 00:45, donde guardar el equipaje, con una tarifación por horas y con un máximo de veinticuatro.

Cambiamos de tercio para hablarte de música. Ir a Oporto y no acudir a un concierto de fado es, cuanto menos, pecaminoso. Nosotros nos decantamos, por su calidad artística y musical y por el amor que sienten hacia ese estilo musical, por la Casa da Guitarra. Además, antes de ir al concierto, unas horas antes puedes ver una exposición de instrumentos de cuerdas muy interesante, toda una introducción al evento musical que veras y escucharás más tarde. Y como pequeñísima muestra te dejamos este video del concierto de fado para que lo compruebes por ti mismo.

Otro de los lugares que nos ha sorprendido para bien ha sido la Galeria da Biodiversidade, porque su espacio expositivo es muy ameno y, especialmente, muy interactivo, permitiéndote conocer la riqueza de la biodiversidad del planeta de una manera divertida y directa, ya que se permite tocar, ver, oler, etc. Al encontrarse algo alejado del centro de Oporto, deberás hacer uso del transporte público: con autobús dirección al Jardim Botânico (líneas 200, 204, 207, 209, 504, 11M), o a la Casa das Artes (503, 504); con el metro también puedes llegar, para eso debes tomar cualquiera de las líneas y bajarte en la estación Casa da Música, para después andar un poquito hasta llegar a la Galería de la Biodiversidad.

La vecina Vila Nova de Gaia acoge también sitios interesantes, como su Ribeira, donde se encuentras las bodegas de vino de Oporto más famosas e importantes. Nosotros recomendamos la visita a la de Sandeman (con un 10% de descuento con la Porto Card), puesto que se hace con un guía ataviado con las prendas del Don (logotipo de la marca) que te llevará a cada rincón explicándote todos los entresijos del vino de Oporto. Un consejo: llévate una rebeca, sobre todo en los meses de más fríos, puesto que las bodegas son frías. Tras la visita, el tour termina con una degustación de varios tipos de vino, toda una experiencia enoturística que merece mucho la pena. Aquí también se podría decir que a priori el precio del boleto de entrada es alto, pero hay que pensar que entre el recorrido y la cata de vinos se puede estar perfectamente algo más de una hora. Además, los vinos que se prueban son de una calidad tan alta que ya de por sí mismo merece la pena el precio.

En Gaia también podemos embarcar para poder hacer un recorrido en un rabelo por el río, de hecho, es más barato que si lo haces desde la otra orilla, en la Ribeira de Oporto. Aquí, las taquillas suelen estar cercanas del muelle, próximas al puente de Luis I, aunque igualmente puedes comprarlas por internet. Algunos paquetes turísticos combinan el crucero con visitas a bodegas o con el bus turístico. Nosotros nos decantamos por el crucero de los seis puentes (admite el descuento del 20% con la Porto Card en algunas compañías), siendo una buena opción si viajas con personas mayores o con movilidad limitada, porque no requiere esfuerzo físico.

El crucero de los seis puentes, como su propio nombre indica, es un paseo en barco del tipo rabelo por los seis puentes próximos a Oporto. Algunos de esas embarcaciones no ofrecen sombra ni comentarios en otros idiomas, por lo que te recomendamos que compares las diferentes opciones que existen para encontrar la que más se adapte a tus preferencias. No esperes una experiencia guiada con muchos datos históricos ni un tour en profundidad, ya que normalmente la audioguía es bastante básica, ni tampoco una experiencia de lujo. Lo que realmente vale la pena es el paisaje y el ritmo lento, ideal si quieres un momento de pausa en medio de la caminata constante que implica recorrer Oporto. Es, por tanto, una experiencia sensorial y visual más que una lección de historia. El mejor momento para navegar es al atardecer o en días soleados para disfrutar mejor de las vistas y obtener bonitas fotografías.

En cuanto al aspecto gastronómico, si antes decíamos que es casi pecado no ir a un concierto de fado, ocurre lo mismo si no pruebas algunos de los platos de la rica gastronomía portuguesa. Entre ellos se encuentra el bacalao, o como dicen por aquí bacalhau, que en este país se elabora de mil maneras diferentes y en Oporto no iba a ser menos. Probablemente el más popular sea el Bacalhau à bras, plato sencillo consistente en el propio pescado acompañado de huevos revueltos, patatas paja y aceitunas negras. Otra receta típica de la ciudad es el Bacalhau à Gomes de Sá, en el que el bacalao se desmiga y se macera en leche durante dos horas, tras lo cual se concina con ajo y cebolla y se sirve con aceitunas, huevos cocidos y perejil. El Bacalhau Ze do Pipo mezcla el pescado desmigado con cebolla y puré de patata, acompañado de aceitunas negras, mientras que el Bacalhau Broa, es un plato compuesto por el propio bacalao desmigado, pan de trigo y maíz y patatas.

Pero si hablamos de un plato emblemático de Oporto entonces tenemos que hablar de la francesinha. Se trata de un sádwich grande y abundante con múltiples capas de pan, carne (como salchicha, filete, jamón, y a veces tocino), queso, y una salsa especial de tomate y cerveza. Se sirve con patatas fritas y, a menudo, con un huevo frito encima, lo que la convierte en una experiencia visual y una bomba calórica importante. La francesinha se creó en Oporto a finales de los años 50 del siglo XX en un bar llamado A Regaleira, por Daniel David Silva, un emigrante francés. La receta se inspiró en el croque-monsieur, pero se le añadió una gran cantidad de ingredientes y la salsa (a veces picante) que la hace tan especial.

No podemos terminar esta sección gastronómica sin hablar de los dulces y repostería típica portuguesa, entre las que se encuentran los pasteles de Belém o Pastéis de nata, cuya receta tiene más de dos siglos de historia. A pesar de su nombre, no llevan nata, sino una crema de huevo, leche y azúcar sobre un crujiente hojaldre espolvoreado con canela y azúcar glas y recién salido del horno. El origen de la receta de estos dulces hay que buscarlos en el barrio lisboeta de Belém, próximo al final del siglo XVII, cuando los monjes católicos jerónimos del Monasterio de Santa María de Belén preparaban estos pasteles, aprovechando los restos de claras de huevo que les sobraba. En 1820 tuvo lugar en Portugal la revolución liberal portuguesa que tuvo como consecuencia la clausura del monasterio en 1834. Se dice que el panadero del convento vendió la receta a un empresario que abrió posteriormente la primera tienda de los pasteles de Belém.

¡Buen viaje y felices experiencias!

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