OPORTO (PORTO)

UN PASEO POR PORTO ALEGRE


Comenzamos el recorrido por esta zona por uno de los monumentos más famosos de Oporto que es visible desde la mayor parte de la ciudad, estamos hablando de la torre e iglesia de los Clérigos del siglo XVIII. Tras haber visitado el interior de su iglesia y museo, así como después de subir a la cima de la torre para disfrutar de las vistas, volvemos a la plaza, donde se encuentra una parada del tranvía histórico, o en portugués “elétricos”. Este medio de transporte se ha convertido en una atracción turística más de Oporto, perdiendo su carácter útil para los usuarios de la ciudad (al contrario de lo que ocurre en Lisboa). La flota está compuesta por tres tranvías construidos en la década de los 20 y 30 del siglo XX, cuando se les dieron interiores de madera pulida, controles de latón y una campanita para anunciar que en la próxima parada el tranvía se debía detener.

A grosso modo, la primera línea que funcionó en Oporto tuvo lugar en el año 1872, mientras que seis años después, en 1878, los “coches americanos” se cambiaron a la tracción por vapor. Sin embargo, sería en 1895, cuando finalmente la flota se electrificó. Con el tiempo, a partir de la década de 1960, el tranvía empezó a quedar en desuso por el empuje de otros medios de transporte como los autobuses, los mismos automóviles o, más recientemente, el metro. En la actualidad, la red está compuesta por dos líneas que recorren las zonas más turísticas de Oporto: la 1 (Linha da Marginal), la más popular, realiza el trayecto entre el centro y el Jardim do Passeio Alegre pasando por la Ribeira del Duero y la 18 (Linha da Restauração) que une la ciudad con las playas de Foz de Douro, pasando por el Museo del tranvía. La línea 22 (Linha da Baixa) se encuentra de momento inactiva.

Cerca de la parada del tranvía en la torre de los Clérigos se encuentra el edificio de la Universidad de Oporto que alberga una de las dependencias del museo de la Historia Natural y de la Ciencia, en concreto aquí se encuentra el llamado Polo Central que contiene las colecciones históricas, surgidas tras la creación de las primeras clases públicas de enseñanza de Ciencias Náuticas (1762) y de Dibujo y Boceto (1779) de la institución. De esta manera, las colecciones de geología, paleontología, zoología, arqueología y etnografía, botánica y ciencias se han multiplicado en su tipología y diversidad, constituyendo el resultado de dos siglos y medio de adquisiciones. Aquí también se encuentra el laboratorio Ferreira da Silva, un espacio emblemático en la historia de la química en Portugal. Los otros espacios dependientes del museo son la Galería de la Biodiversidad y el Jardín Botánico.

A muy pocos pasos hacia el noreste se encuentra la Livraria Lello e Irmão, una librería que en los últimos tiempos se ha puesto muy de moda, sobre todo por su supuesta relación con el personaje literario Harry Potter. Hacia el noroeste se abre la Praça de Gomes Teixeira, punto de encuentro de lugareños y turistas, desde la cual podemos ver la fachada norte del edificio de la Universidad de Oporto (antigua Academia Politécnica). Antaño, esta plaza tenía una gran importancia histórica, puesto que aquí se levantaba un convento franciscano del siglo XIV.

En el centro de la plaza se encuentra la Fonte dos Leões (fuente de los Leones) inaugurada en julio de 1882. Se la conoce por este nombre por las cuatro esculturas de estos mamíferos carnívoros que contiene, las cuales fueron realizadas a finales del siglo XIX por el francés Emmanuel Fremiet, famoso por sus esculturas de animales. Su construcción se hizo como parte de un proyecto destinado a mejoras las condiciones sanitarias de la ciudad, coincidiendo con el desarrollo del sistema de abastecimiento de agua en Oporto.

Arquitectónicamente presenta un estilo neorrenacentista que en aquella época era muy típico en muchos de los monumentos construidos en Europa. Su estructura se hizo con hierro fundido, y en ella vemos una columna central que sostiene dos cuencos superpuestos escalonados, decorada por cuatro leones alados colocados en cruz sobre el depósito y orientados a cada punto cardinal.

Desde aquí ya podemos ver a lo lejos las iglesias del Carmen (Igreja do Carmo), construida entre 1756 y 1762 por el arquitecto José de Figueiredo Seixas, y la de los Carmelitas (Igreja dos Carmelitas) del siglo XVII. A primera vista ambas parecen ser la misma, pero se tratan de dos templos diferentes que, de hecho, se encuentran separados por la llamada Casa Escondida. El hecho de que dos iglesias estén construidas una al lado de la otra ya llama la atención al visitante, sin embargo, el aspecto curioso no termina ahí, ya que exteriormente la iglesia del Carmo impresiona por sus detalles de estilo barroco-rococó, así como por su lateral revestido de azulejos azules elaborado en 1912 y en el que se representa la Imposición del Escapulario en el Monte Carmelo.

Por su parte la de los Carmelitas Descalzos presenta una fachada algo más sencilla, dividida en dos pisos coronados por un frontón y un campanario a la izquierda, cuya cúpula en forma de bulbo también se encuentra revestida de azulejos. Además, vemos en su fachada tres nichos que contienen las imágenes de Nuestra Señora del Monte Carmelo, santo Domingo y santa Teresa. Por su parte la iglesia do Carmo cuenta exteriormente con las estatuas de san Elías y san Eliseo y, en la parte superior del frontón, las figuras de los evangelistas.

Como hemos señalado anteriormente, entre ellas se sitúa la Casa Escondida, un edificio de apenas unos metros de ancho y con una habitación por piso, diferente a cualquier casa otra casa de la ciudad y quizás del mundo, tanto que, incluso después de 250 años desde su construcción, la casa todavía es desconocida para la mayoría de los portuenses. Por aquel entonces, en el edificio vivieron capellanes, artistas y médicos contratados para trabajar en la Tercera Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

Para visitar el interior de las iglesias, la de los Carmelitas tiene entrada gratuita (constando de una sola nave, donde se reparten seis capillas laterales), sin embargo, para acceder al interior de la del Carmen se realiza previo pago de un boleto de acceso. Tras el pago, en su interior se puede realizar el Circuito Turístico de la Orden del Carmen que incluye la visita de la Casa Escondida, la propia iglesia (en la que destaca retablos dorados de estilo rococó del siglo XVIII, obra de Francisco Pereira Campanha, la bóveda, las tallas en pan de oro, el altar mayor, las pinturas, etc.), la sacristía, las catacumbas (donde están enterrados los hermanos de la Orden del antes de la aparición de los cementerios públicos a finales del siglo XIX), el salón Noble, el salón de los Paramentos, etc. Durante la ruta del interior se podrá comprobar la riqueza histórica de una de las instituciones más antiguas de Oporto (fue fundada en 1736).

Dejamos ambas iglesias a nuestra izquierda y caminamos hacia el norte para desembocar en la cercana Praça de Carlos Alberto, cuya existencia se conoce al menos desde el año 1638, ya que de esa fecha existe un documento que la menciona bajo la denominación de “Largo dos Ferradores” (Plaza de los Herradores), por ser el lugar donde se preparaban las monturas para el viaje, además de tener a su alrededor diferentes posadas. Y es que en aquella época su importancia radicaba en que desde ahí partían dos vías de comunicación que conectaban la ciudad con el norte del país. Popularmente la plaza era conocida como “Feira das Caixas” (Feria de las Cajas), debido a que en los alrededores había una de las muchas tiendas de carpinteros, donde se realizaban cajas destinadas a los equipajes de los emigrantes que se marchaba a Brasil. El nombre actual se le debe al rey Carlos Alberto de Piamonte y Cerdeña, quien se exilió a Oporto en el año 1849, tras ser derrotado por el ejército austríaco en Novara.

Aquel rey exiliado vivió durante un corto periodo de tiempo en el palacio dos Viscondes de Balsemão, situado en el extremo noreste de la plaza, ya que a los pocos meses falleció en Casa da Quinta da Macieirinha (actualmente Museo Romántico). Por aquel entonces el edificio albergó una pensión llamada “Hospedaria de Bernardo Peixe”. Este palacio se construyó en el siglo XVIII por los Vizcondes de Balsemão, pasando en 1854 a manos del Vizconde de Trindade, quien agregó su escudo de armas con un unicornio en la zona superior del edificio, sobre la entrada. En 1907, el palacio se convirtió en propiedad de la ciudad y en la actualidad alberga un museo numismático de piezas portuguesas.

A la izquierda del edificio se encuentra el monumento al general Humberto Delgado, conocido como “O General Sem Medo” (El General Valiente), ya que jugó un papel clave en la historia democrática portuguesa, al proclamar las primeras elecciones libres durante la dictadura del Estado Novo en 1958 y presentarse a la presidencia de la República. Y precisamente fue en esta plaza, en concreto desde una ventana de la sede de la candidatura, que por aquel entonces estaba situada encima del antiguo Café Luso (cafetería que actualmente acoge un restaurante asiático), desde donde afirmó: “(…) ¡Celebremos elecciones libres y ganaremos! Tú eres la Verdad. Y la verdad es que queremos que termine la tiranía. La verdad es que ya no queremos seguir siendo esclavos. ¡Viva la República! ¡Viva la libertad! (…)”.

En el extremo contrario, a la derecha del palacio, se sitúa el Banco de Materiais (Banco de Materiales) de entrada gratuita. Este espacio expositivo municipal promueve y salvaguarda los materiales empleados que caracterizan la imagen de la ciudad, recogiéndolos de edificios degradados, próximos a ser demolidos o alterados, con el fin de ser posteriormente devueltos a la ciudad. Por tanto, no es de extrañar que no sea un museo, sino un banco, pues su objetivo último es que las personas puedan depositar y retirar azulejos (se donan gratuitamente a los propietarios de edificios como parte de un proyecto de restauración).

Aquí se pueden observar elementos decorativos y constructivos de los edificios portugueses, como azulejos, especialmente ejemplares hispanoárabes y una gran variedad de patrones de los siglos XVII al XX, así como un importante conjunto de piezas de estuco, que en el pasado eran habituales en el interior de los edificios históricos de la ciudad, la mayoría de los cuales proceden del taller Avelino Ramos Meira, uno de los más prestigiosos de su género y el último en cerrar en Oporto. De igual manera, el Banco de Materiales cuenta también con un conjunto de placas toponímicas recogidas en la vía pública, y diversos artefactos de madera, hierro y piedra.

Volvemos de nuevo a la plaza de Carlos Alberto para seguir profundizando un poco más en su historia: fue testigo de otros muchos acontecimientos históricos, como que, desde julio de 1853 hasta febrero de 1910, fue parada de un pesado carro de madera y hierro tirado por caballos que hacía la conexión diaria con São Mamede de Infesta, de la “Empreza Portuense de Carros Ripert”; o que desde aquí salió en agosto de 1874 el primer tranvía o coche americano de Oporto. Este también fue el lugar, durante muchos años y hasta 1876, donde se celebraba la feria de los jornaleros, donde hombres y mujeres acudían e los suburbios para acordar sus condiciones de trabajo con los empleadores que buscaban mano de obra para trabajar el campo. En la actualidad, la plaza alberga cada sábado un mercadillo callejero en el que podrás comprar artesanías, alimentos orgánicos, antigüedades, etc.

Por otro lado, en el centro de la plaza se inauguró en el año 1928 el monumento a los Caídos de la Gran Guerra (1914-1918), obra realizada por Henrique Moreira. Durante aquella contienda, Portugal luchó en el bando de los Aliados, quienes resultaron vendedores, pero el país perdió muchos hombres, principalmente en la Batalla de La Lys. Es por ello que muchas ciudades y pueblos de Portugal honran a sus soldados caídos con estatuas y monumentos similares.

Como dato curioso, la escultura que vemos es el resultado de una segunda versión del monumento, ya que la estatua original, diseñada por José de Oliveira Ferreira, representaba a un soldado galo con falda, una conexión con Flandes, la zona donde lucharon los portugueses. La intención del artista fue la de honrar a las tropas portuguesas que lucharon allí, sin embargo, a los lugareños les pareció divertido y se burlaron tanto en los cafés de la plaza que la ciudad encargó una nueva versión que es la que vemos en la actualidad.

Antes visitábamos el Banco de los Materiales, donde nos dimos cuenta de la tradición tan arraigada del azulejo en Portugal. Pues bien, muy cerca de la plaza de Carlos Alberto, en la Rua de Guilherme Gomes Fernandes, podemos ver un ejemplo más moderno, concretamente del año 2017: se trata de un mural de veinte metros de longitud compuesto por ocho mil piezas de azulejos pintados a mano, obra de Jorna Vasconcelos, que decora uno de los muros de un icónico edificio y que originalmente albergaba la cadena de hamburguesas norteamericana Steak’n Shake, empresa que salió abruptamente del mercado portugués en junio de 2023, llegando incluso a dejar tirado a sus trabajadores. En la actualidad el local está regentado por otra cadena de comida internacional, pero lo que nos interesa a los turistas es admirar este bello ejemplo de arte decorativa.

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