ALBEROBELLO


Alberobello es sin duda la capital de los trullos o, en italiano, trulli, no en vano es el lugar donde más edificaciones de este tipo podemos ver de manera agrupada. La mayoría se concentran en el barrio de Rione Monti con cerca de mil trullos, y en Rione Aia Piccola, lugar algo menos masificado que cuenta con cuatrocientos trullos. Estas pictóricas y bonitas casas constituyen todo un monumento a la picaresca, pues se idearon para evitar pagar impuestos a la Corona. Además de la piedra base que sostenía toda la estructura y que si se retiraba, todo se derrumbaba, su elemento más representativo son sus cúpulas de piedra que les da nombre, de hecho la palabra que se utiliza para denominarlos, “trullo”, proviene del griego "τρούλος", que significa "cúpula".

¡¡¡Bienvenidos a Alberobello!!!


Datos:
Nuestra visita: agosto de 2021.
Idioma Oficial: italiano.
Moneda: Euro €.
Población 2018: 10.725 hab.
Superficie: 40 Km².
Prefijo telefónico: +39 080.
Web oficial: comunealberobello.it



CRÓNICAS DE ALBEROBELLO


Un poco de Historia...

El origen del nombre de esta ciudad del Valle de Itria ha sido objeto de numerosos estudios. Se sabe que el primer nombre de la zona proviene del latín: Sylva Arboris Belli, en referencia a la época en que la zona estaba cubierta por un exuberante bosque (albero en italiano significa “árbol”, por tanto, Alberobello significa “árbol bello”). Posteriormente pasó a denominarse Silva Arborelli, tal y como consta en un documento de investidura del 15 de mayo de 1481 del rey Fernando I de Nápoles. En aquel documento las posesiones del conde Giuliantonio I Acquaviva fueron asignadas a su hijo Andrea Matteo, quien impulsó, a principios del siglo XVI, que unas cuarenta familias campesinas se establecieran aquí para cultivar la tierra, a cambio de recibir la décima parte de la producción.

En 1635 su sucesor, el conde Giangirolamo II Acquaviva, levantó una construcción que contenía una taberna y un oratorio y empezó la urbanización de la zona del bosque con la construcción de pequeñas casas. Gracias a la abundancia de calizas, kársticos y sedimentos calcáreos, se podía levantar casas, favoreciendo la expansión del área urbana, la cual se formó formalmente en el 1654. Pero el conde sólo dio permiso para levantarlas con paredes sin unión, es decir a la piedra seca, sin uso de mortero, levantadas ladrillo sobre ladrillo y que pudieran ser demolidas rápidamente simplemente quitando el soporte central, lo que dio origen a los famosos trullos o trulli. El motivo era esquivar la “prammatica de baronibus”, norma existen en el Reino de Nápoles, en cuya virtud obligaba a los terratenientes el pago de tributos por el nacimiento de una aglomeración urbana.

En una ocasión, el conde fue llamado a la corte para explicarle al monarca por qué no pagaba impuestos de todas las viviendas de las haciendas. El conde protestó, alegando que tales viviendas no existían e invitó a la corte a ver sus propiedades. Antes de que llegase a la zona el representante de la Corte, el conde hizo destruir las viviendas y envió a la gente a vivir al bosque, hasta que la supervisión finalizase. Quedando la Corte satisfecha, el conde permitió el regreso de la gente siempre y cuando se levantasen los trullos. La vida continuó en este pueblo bajo aquel dominio feudal de los Acquaviva hasta que, en 1791, los ciudadanos solicitaron al Fernando IV de Borbón que se les concediese el permiso para ser liberados de servir al conde y poder ser un pueblo libre y leal al rey.

Así, el 22 de junio de 1797 el pueblo pasó a tener la denominación oficial actual de Alberobello, en detrimento del nombre de Fernandina, en honor al rey. Ese mismo día se eligió al primer alcalde, Francesco Giuseppe Lippolis. A pesar de esa nueva democratización, hubo habitantes que no se fiaban del todo, ya que pensaban que la situación podría volver a cambiar en cualquier momento, por lo que siguieron construyendo los trulli activamente hasta el año 1925, cuando se emitió un decreto que prohibía ese tipo de estructuras, obligando a utilizarse mortero entre sus juntas. Durante casi todo el siglo XX, este pueblo estuvo en decadencia, incluso la venta de los trulli era muy barata, por ejemplo, en la segunda mitad del siglo XX, un edificio así se podía comprar por apenas dos mil euros, pero, tras la declaración de los trullos de Alberobello como patrimonio de la Humanidad por la Unesco, hizo que la situación cambiara, subiendo el precio a alrededor de un millón de euros.

(fotografías antiguas extraídas de: facebook.com/fotostorichealberobello)


Mapas turísticos de Alberobello:




Plano de Alberobello:




Mapa general de Alberobello:




QUÉ VER EN ALBEROBELLO / DIARIO DE VIAJE


Aunque proponemos hacer la visita a Alberobello en un solo día, cosa que se puede realizar perfectamente, nosotros te recomendamos una ruta de un día y medio, puesto que es muy recomendable visitar la zona de los trulli cuando los autobuses se machan y, por tanto, no está masificado y se puede recorrer con mucha tranquilidad. Además, si vas en Navidad, no te puedes perder el espectáculo de luz y color en los diferentes puntos de la ciudad.

Dia 1: la ruta se puede comenzar en la iglesia de san Antonio de Padua, conocida como la iglesia-trullo. Desde aquí se puede efectuar un largo paseo por Rione Monti , la zona con mas de mil trullos, por tanto, el lugar con más conglomeración de este tipo edificios en la región. En ese recorrido se podrá ver los curiosos símbolos situados sobre algunos de los tejados, y los trullos más famosos como, por ejemplo, el Trullo Siamés. Sin duda una visita al interior de algún trullo habitado es una oportunidad de acercarse a la cotidianidad de sus habitantes.

Tras el almuerzo, es buena idea visitar el Belvedere de santa Lucía y sus alrededores, para ello es necesario atravesar la plaza Largo Martellotta y ascender la popular Scalinata dell'Amore (Escalera del amor) que nos lleva hasta el propio Belvedere Santa Lucia, que constituye la terraza de la iglesia del mismo nombre. Alrededor se encuentran diferentes puntos importantes para los visitantes como es la Piazza del Popolo, donde se encuentra el Palazzo Municipale o Ayuntamiento de Alberobello y el Monumento Dei Caduti, dedicado a los Caídos durante la I Guerra Mundial.

Al lado se encuentra la Casa d’Amore , importante edificio porque marca la transición de las construcciones “ilegales”. A un tiro de piedra se encuentra la otra zona monumental de Alberobello, aunque con sus cuatrocientos trulli es más pequeña, Rione Aia Piccola . Esa zona es ideal para pasear tranquilos, incluso poder entrar en algún trullo habitado. Tras un buen empacho de este tipo de edificaciones, cerca está la basílica dei Santi Medici, donde se veneran las reliquias de san Cosme y san Damián. El día se puede finalizar visitando el Trullo Sovrano , el más grande de Alberobello.

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CONCLUSIONES E IMPRESIONES:


Sin lugar a dudas, Alberobello es uno de esos sitios insólitos, increíbles y hechizantes, gracias a que ha sabido conservar su patrimonio, consistente en los famosos trullos, por ello, la ciudad es conocida como la capital de los Trullos y centro cultural del valle de Itria. Estos edificios fueron la causa directa del ingenio de un conde del siglo XVI para no pagar impuestos al Reino de Nápoles, por lo que es todo un monumento a la picaresca.

De cualquier manera, pasear por sus calles es todo un placer… si no hubiera tantísima gente. Nosotros fuimos en temporada alta, a finales de agosto, y la cantidad de personas era tal que hubo un momento en que nos agobiamos bastante, incluso habíamos barajado la idea de irnos de aquí sin haberlo visto completamente. Por fortuna desistimos y decidimos continuar con la ruta, y digo por fortuna, porque hubo un momento en que el flujo de gente disminuyó. Por tanto, os recomendamos ir en temporada baja o media, pero estamos seguros que en algún momento se concentrará un gran número de personas, como nos pasó a nosotros, porque nos dimos cuenta de que los visitantes venían en autobuses turísticos que hacen paradas de una o dos horas y siguen la ruta. También cae considerablemente el flujo de turistas al anochecer, o a primera hora de la mañana.

Así que, si no tienes más remedio que ir en temporada alta, ármate de paciencia, intenta disfrutar del entorno, que es bellísimo, y relativiza el número de visitantes, al fin y al cabo, nosotros también formamos parte de esa masa ansiosa por ver cada rincón de Alberobello. Por cierto, una de las zonas de la ciudad menos masificada, que no solitaria, para ver los trullos o trulli es el Rione Aia Piccola que cuenta con 400 trullos, frente a los 1000 de la otra zona, Rione Monti. Sabemos que, en Navidad, las calles más pintorescas se decoran con adornos luminosos que le otorga más magia si cabe al lugar, por lo que visitarlas de noche debe ser todo un placer para todos los sentidos, ya que no hay autobuses y, por tanto, la tranquilidad será la que prevalezca.

En cuanto al tema gastronómico, en Alberobello tienes muchos restaurantes, la mayoría con precios altos, además hay que reservar porque corres el gran riesgo de que te digan que está todo ocupado y te va a tocar dar vueltas para buscar un lugar donde comer. Además de la comida italiana que todos conocemos, una buena opción, rica y económica, es degustar un bocadillo con encurtidos y fiambres típicos de Apulia, o como lo llaman en Italia, salumi, término que engloban alimentos como embutidos, fiambres y jamones típicos italianos. Destacan el capicola o capocollo, el Prosciutto (ambos parecidos al jamón), la pancetta (carne curada parecida a la panceta), etc. etc. Un buen lugar donde probar estos ricos bocadillos es en Il Salumaio dei Trulli, justo al lado de la iglesia de san Antonio de Padua, puedes tomar el bocadillo y alguna bebida e ir al parque próximo donde poder degustarlo.

Un bocadillo muy típico en Alberobello es el Pasqualino, cuyo origen hay que buscarlo en el año 1966. Normalmente está compuesto por pan, tipo rosetta o pan de tortuga, dentro del cual se colocan, en orden, los siguientes ingredientes: atún, alcaparras, salami y queso. A partir de la receta original, se han creado muchas modificaciones, añadiéndose otros productos como aceite, setas, dados de fiambre, etc. El inventor de este bocadillo fue Pasquale Dell'Erba, quien tenía una tienda de comestibles que estuvo entre Corso Vittorio Emanuele y Via Cesare Battisti. Frente a su tienda se reunían un grupo de amigos, quienes empezaron a pedir este sándwich con esta mezcla inusual de ingredientes, incluso nació la expresión de “tomarse un Pasqualino”, que todavía sigue utilizando los habitantes de Alberobello. Tuvo tanto éxito que los preparó y los envolvió en plástico durante la madrugada anterior. Esta costumbre se extendió y desde entonces, en cualquier establecimiento de Alberobello puedes pedir un Pasqualino.

¡Buen viaje y felices experiencias!

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