SITIO ARQUEOLÓGICO DE OLIMPIA (ΑPXAÍA ΟΛUMΠÍA)


En el Peloponeso occidental se encuentra el santuario más célebre de la antigua Grecia que estuvo dedicado a Zeus, el padre de los dioses. A pesar de su ubicación relativamente aislado en la costa oeste del Peloponeso, Olimpia se convirtió en el centro religioso y deportivo más importante de la antigüedad cuando, cada cuatro años, tenía lugar los Juegos Olímpicos en honor a Zeus, en los que las diferentes polis griegas luchaban, pero sin armas. El origen de ese evento al parecer se remonta a siglos atrás y se estrechan inevitablemente con los mitos locales del famoso Pélope, el primer gobernante de la región que le dio nombre: Peloponeso.

Sin duda, el sitio arqueológico es muy relevante para los Juegos Olímpicos contemporáneos, pues fue aquí donde nacieron. Acompáñanos en este recorrido donde conoceremos más sobre el estadio de Olimpia, donde se llevaron a cabo los eventos deportivos, y el enorme templo de Zeus, el más grande del Peloponeso, entre otros sitios interesantes. Acomódate y acompáñanos en este viaje: pulsa en "Monumentos" y elige entre visitar el sitio arqueológico o el museo de Olimpia, o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de Grecia. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.

¡¡¡Bienvenidos a Olimpia!!!

Datos:
Nuestra visita: diciembre de 2015.
Idioma Oficial: Griego (inglés ampliamente hablado).
Moneda: Euro €.
Población: -.
Superficie: 95 hectáreas (sólo 25 hect. excavadas).
Prefijo telefónico: +30 (2624).
Web oficial: visitgreece.gr
visit-olympia.gr


CRÓNICAS DE LA VIEJA OLIMPIA


Un poco de Historia...

La fértil región donde se ubica la antigua Olimpia fue colonizada por primera vez allá por el año 3000 a.C., momento en que se construyeron las primeras estructuras situadas al pie de la colina Cronos. Aquellos primeros edificios se construyeron con piedra sin tallar, formando muros absidiales. Gracias a los fragmentos de cerámicas encontradas durante las excavaciones se sabe que fueron utilizadas como viviendas y no para actividades de culto. A partir del 1400 a.C. un gran radio alrededor de Olimpia acogía sitios micénicos densamente poblados. Algunos estudiosos señalan que uno de esos asentamientos pudo haber sido la antigua Pisa, la ciudad gobernada por el legendario rey Enómao. A partir del año 1100 a.C. los palacios micénicos fueron destruidos, con el consiguiente declive de la civilización micénica, lo que hizo que en la zona aparecieran nuevas tribus. Entre ellas, según la leyenda, se encontraban los etolios que fundaron Elis, la ciudad-estado que durante años compitió con la antigua Pisa por el dominio del santuario de Olimpia.

La primera evidencia de actividades de culto en el Altis data aproximadamente del año 900 a.C. y es que, ya en el siglo IX a.C., Olimpia era ya un popular santuario, como así lo demuestran las numerosas ofrendas votivas de bronce de los miles de fieles que peregrinaban desde toda Grecia hasta aquí. Por aquel entonces, el recinto sagrado o Altis debió consistir en un simple muro que rodeaba una Arboleda Sagrada y los primeros altares, donde, en ambos sitios, los peregrinos depositaban sus exvotos. Se cree que los primeros Juegos Olímpicos tuvieron lugar en el año 776 a.C. cuando, según la leyenda, tuvo lugar la primera tregua entre tres reyes: Ífito de Elis, Licurgo de Esparta y Cleóstenes de Pisa. Aquella tregua garantizaba el cese de hostilidades entre las ciudades-estado participantes y la suspensión de ejecuciones durante la celebración de los juegos.

Así, gradualmente los juegos fueron adquiriendo un alcance mayor al adherirse toda Grecia y el santuario evolucionó hasta convertirse en un importante centro. La lista de los vencedores constaba de atletas que procedían de muchas ciudades-estados de la Magna Grecia, tan lejanos como del sur de Italia, Sicilia, el mar Negro y el norte de África. A principios del siglo VII a.C. prácticamente todo el Altis fue transformado, el área al sur de la colina Cronos fue nivelada y reconfigurada, para lo cual se utilizó las cenizas de los sacrificios de los altares y muchas de las ofrendas votivas más antiguas. A partir de finales del siglo VII a.C. hasta el final de la Antigüedad, el santuario vivió un período de intensificación constructiva. El Hereum fue el primer templo que se levantó en el Altis, alrededor del año 600 a.C., gracias a la financiación de los habitantes de Escilunte (ciudad-estado de Trifilia), mientras que los Tesoros (templetes donde se guardaban las ofrendas a Zeus Olímpico) fueron construidos por las diferentes ciudades-estado con especial cuidado, ya que se trataban de un testimonio frente al resto de su poder político.

En el 572 a.C. los habitantes de Elis, con la ayuda de los espartanos, lograron someter a los de Pisa y recuperar el control sobre el santuario, posición que mantuvieron hasta finales de la Antigüedad. En el siglo V a.C. Olimpia alcanzó su apogeo: durante ese siglo, las ciudades-estado griegas consiguieron vencer a los invasores persas, tras lo cual, los griegos adquirieron un nuevo sentido de unidad y los diferentes santuarios panhelénicos adquirieron mayor prestigio. Tras ello, Olimpia vivió ciertas alteraciones físicas y estructurares en la organización de los juegos. En el 472 a.C. se añadieron dos días más a los eventos deportivos, aumentado así el período a cinco días. Dos años más tarde, en el 470 a.C., comenzó la construcción del templo de Zeus (y otros edificios monumentales en el Altis), completándose en el 456 a.C. Dos décadas después el famoso escultor Fidias realizó la estatua de oro y marfil de Zeus que con sus 12,4 metros de alto se colocó en la cella del templo.

En el año 364 a.C., durante la 104ª Olimpiada, se produjo un acontecimiento sin precedentes, cuando en el recinto sagrado hubo una lucha entre los eleos y los arcadios, quienes se habían apoderado del santuario para ayudar a sus aliados de Pisa. Sin embargo, los soldados de Elis lograron recuperar el control del santuario, pero perdieron algunas otras partes de sus dominios. Unos años más tarde, tras la batalla de Queronea, el recinto olímpico volvió a vivir nuevas modificaciones: Filipo II construyó el Filipeo, el Bosque Sagrado fue reconfigurado, el estadio se trasladó fuera del Altis, varios edificios fueron embellecidos gracias a donaciones de ricos soberanos, etc.

La conquista romana de Grecia en el 146 a.C., no afectó ni a la celebración de los Juegos Olímpicos, ni al funcionamiento del Santuario, de hecho, ese mismo año, el general romano Lucio Mumio entregó como ofrenda 21 escudos que consiguió como botín de guerra, en consonancia con la tradición griega de dedicar el botín a Zeus Olímpico. En el año 85 a.C., mientras las facciones romanas luchaban entre sí, Sila saqueó el Santuario. Cinco años más tarde, en el 80 a.C., los Juegos Olímpicos se celebrarían en Roma. En el 67 a.C., el propio emperador Nerón visitó Olimpia, y ese mismo año los juegos se pospusieron dos años para poder competir en ellos, antes de regresar a Roma. A partir del 31 a.C., bajo el contexto de la “pax romana”, los emperadores fueron benefactores del santuario y lo embellecieron con nuevos edificios, la mayoría eran espacios auxiliares como albergues y baños. Durante aquellos años, Olimpia no sólo fue un centro religioso, sino que también atrajo a visitantes interesados en la antigua historia; entre esos visitantes, se encuentra el viajero Pausanias que estuvo aquí entre el 160 y 173 d.C.

A partir del 267 d.C. se vivieron unos años turbulentos debido a que una tribu germánica, los hérulos, invadieron Grecia. Por ello, se levantó apresuradamente un muro de fortificación para proteger la estatua de oro y marfil de Zeus, para lo cual varios edificios del santuario fueron desmantelados, con el objeto de utilizar sus elementos arquitectónicos para la construcción de dicho muro. Pero las desgracias no quedaron aquí, en el año 300 un gran terremoto causó graves desperfectos en los edificios ya dañados por los asedios anteriores. En el 330, Constantino el Grande trasladó la estatua criselefantina de Zeus a Constantinopla, donde más tarde sería destruida por un incendio.

Los últimos Juegos Olímpicos de la Antigüedad tuvieron lugar en el año 393, cuando el emperador Teodosio prohibió todos los cultos paganos y todas las actividades del Santuario. Después, los primeros cristianos construyeron muchos edificios dentro del Altis, incluso una pequeña comunidad instaló sus casas sobre las ruinas del Santuario, incluido el taller de Fidias que fue reconvertido en una basílica cristiana. Tras los dos devastadores terremotos del 522 y 551, el lugar quedó completamente abandonado. Posteriormente, en el año 600, una pequeña comunidad de eslavos se estableció aquí para, finalmente en el siglo VII ser abandonado, quedando toda Olimpia sumergida poco a poco bajo el lodo de los ríos Alfeo y Cládeo.

Cuando el arqueólogo ingles Richard Chandler llegó aquí en 1766 para descubrir su ubicación, no quedaba nada que atestiguara la opulencia de la antigua Olimpia. Más tarde, durante la Guerra de Independencia griega contra los turcos (1821-29), una expedición francesa llegó al Santuario para llevar a cabo una pequeña y primera excavación que sacó a la luz las primeras reliquias del templo de Zeus. Así, las principales excavaciones formales comenzaron en 1875, bajo la dirección del Instituto Arqueológico Alemán. A los pocos años, en 1896, el barón Pierre de Coubertin propuso la restitución de los Juegos Olímpicos, lo que resultó en la formación del Comité Internacional, celebrándose en ese mismo año los primeros Juegos Olímpicos modernos en Grecia, por ser la cuna del movimiento olímpico.


Mapas del Sitio Arqueológico de Olimpia:




Plano del Museo Arqueológico de Olimpia:




Plano de la reconstrucción del Sitio Arqueológico de la Antigua Olimpia:




QUÉ VER EN OLIMPIA / DIARIO DE VIAJE


Aunque una visita al recinto arqueológico de Olimpia sea ya por sí solo motivo suficiente para viajar hasta aquí, creemos que es muy buena idea alquilarse un coche y realizar una ruta por el Peloponeso, península que guarda verdaderos tesoros arqueológicos. A continuación, vamos a proponer qué ver en Olimpia, para lo cual hay que calcular entre dos y tres horas de visita.

Recomendamos iniciar el tour por el Sitio Arqueológico de Olimpia y dedicar un buen rato a intentar imaginar cada monumento, destacando, no podía ser de otra manera, el templo de Hera, el de Zeus, el estadio y el taller de Fidias. Tómate tu tiempo en el recorrido, ya que después lo agradecerás cuando visites el museo Arqueológico de Olimpia, donde se exponen los restos de aquellos edificios y será más fácil comprender su entramado arquitectónico. El museo contiene verdaderas obras de arte, por lo que es imprescindible visitarlo, no en vano está incluido en el ticket de entrada.

Tras terminar la visitar de este importante yacimiento arqueológico de Grecia, puedes ir caminando al cercano museo de la Historia de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, edificio neoclásico construido en la década de 1880 que fue el primer museo que albergó los hallazgos de Olimpia. Este museo exhibe alrededor de 400 piezas, no sólo de Olimpia, sino también de otros sitios donde tenían lugar otros Juegos Panhelénicos (Píticos, Istmicos, Nemeos, Panatenaicos), siendo un perfecto complemento a la visita del museo Arqueológico de Olimpia. Después se puede pasear un poco por la Nueva Olimpia, pero ya os decimos que sus calles no tienen nada interesante.

Los únicos rincones que tienen algo de interés es la iglesia de la Asunción de la Virgen, situada más al norte, y la escultura de Pyrsos que está muy cerca del museo de la Historia de los Juegos Olímpicos Antiguos, al lado de un gran aparcamiento. La obra está realizada en bronce, mide unos 4,5 metros de altura y se encuentra colocada sobre un pedestal de mármol. Inaugurada en 1992, la estatua está basada en una Niké alada y fue creada por los artistas Georgios Glyptis y George Schbatsampaia con la asistencia del Comité Olímpico Nacional. Su simbología hace referencia al hecho de que a través del deporte se pueda lograr la paz y hermandad entre los pueblos.

A estas alturas, ya habrás realizado por completo la visita a la zona. Ahora, si has alquilado un coche, puedes seguir la ruta por el Peloponeso. Evidentemente, en ese “car trip” no pueden faltar sitios como Epidauro, Micenas y la Tumba de Atreo, Argos, Nemea, Tirinto, etc.

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CONCLUSIONES E IMPRESIONES:


La visita al recinto arqueológico de Olimpia es, además de cultural, simbólico porque representa el espíritu de hermandad entre los diferentes pueblos. Es emocionante pisar la tierra donde cada cuatro año, y desde 1896, se enciende la antorcha, cuyo fuego viajará al rincón del planeta donde tendrá lugar estos juegos de paz y amistad. Sin duda es un testimonio que los antiguos griegos nos han dejado: competir limpiamente en el campo deportivo, pero no en el campo de batalla.

Tras estas reflexiones que inevitablemente nos invade cuando visitamos Olimpia, hay que decir que su recorrido nos ha gustado mucho. Algunos de los edificios se encuentran en bastante mal estado, cuesta ver su tramado arquitectónico, por lo que los paneles informativos situados en cada uno de ellos ayudan muchísimo, incluso contienen un dibujo que los reconstruyen. Sin embargo, otras edificaciones reflejan bastante bien su esplendor pasado: el Filipeo, el templo de Hera, incluso el enorme templo de Zeus.

El estadio, el corazón de aquellos juegos antiguos, mantiene toda su esencia. Nos ha encantado la puerta monumental que a través de un pasillo conducía hasta su arena. Nos pareció muy curioso los dos marcadores de piedra que marcan la línea de salida y la de llegada, por lo que se hace inevitable la típica foto en posición, listo para comenzar la carrera.

En el taller de Fidias se realizó unas de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo: la estatua criselefantina de Zeus hecha con oro y marfil. El edificio, que se conserva bastante bien por haber sido convertido en una basílica, es lo único que queda de aquella obra, junto con el templo de Zeus donde estuvo colocada, que debió ser impresionante y maravillosa.

El museo Arqueológico de Olimpia nos ha maravillado, nos ha parecido un museo pequeño pero lleno de verdaderas joyas, empezando por los frontones del templo de Zeus, y terminando con las piezas encontradas en el cercano cementerio romano de Frangonissi, pasando por la Victoria de Peonio, el Hermes de Praxíteles, el toro de mármol del Ninfeo, y un largo etcétera.

Recomendamos que hagáis un recorrido en coche por el Peloponeso, aprovechareis muy bien el tiempo y visitaréis sitios importantes del pasado griego, como el impresionante teatro de Epidauro, las murallas ciclópeas de Micenas y su famosa puerta de los Leones, etc. Además, conducir por las carreteras de esta región es bastante fácil y seguro, a pesar de ser vías comarcales y nacionales, están en muy buen estado. Eso sí, hay que prestar atención a las ovejas que pastan por la zona y que pueden invadir la calzada.

¡Buen viaje y felices experiencias!

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