Berlin


Una ciudad fascinante, llena de encanto, de contrastes, donde la gente vive al ritmo de la bicicleta, de los pequeños tentempiés, de su historia... Acompáñanos y viaja virtualmente a esta gran metrópolis que va camino de convertirse en megalópolis, y disfruta de su gran pasado eclipsado por los acontecimientos acaecidos en la II Guerra Mundial, a pesar de ello Berlín es una ciudad que ha sabido resurgir de sus cenizas y actualmente es uno de los lugares imprescindibles para el viajero que guste de la historia reciente.

¡¡¡Bienvenido a Berlín!!!

Datos:
Idioma Oficial: alemán
Moneda: Euro (€).
Población 2007: 3.442.675 habit.
Superficie: 891,85 km²
Prefijo telefónico: 0049 30
Web oficial: berlin.de

CRÓNICAS DE BERLÍN


Un poco de Historia...

El origen de esta ciudad hay que buscarlo en el siglo XIII, aunque la zona estuvo habitada durante el período interglaciar y sobre todo a finales del Paleolítico inferior, en el 9000 a.C. A finales del siglo VI aparecen algunas tribus eslavas, como los Heveller y los Spreewanen. A pesar de ello, la evidencia más temprana de estos asentamientos es una viga de madera que está fechada en el año 1192.

Entre los años 928 y 929 la región fue conquistada por los príncipes germánicos de la dinastía sajona. En el siglo XIII la dinastía de Ascania funda dos pequeños núcleos: Berlín (en la zona de Nikolaiviertel) y Cölln (en una isla del río Spree) que finalmente se unieron en 1307 formando una sola ciudad de más de 7000 habitantes conservando el nombre de Berlín. En 1415 fue elegida capital del estado de Brandeburgo, uno de los muchos estados que componían el mosaico del Sacro Imperio Romano Germánico. Unos años más tarde se deroga la unión de Berlín y Cölln y se manda construir una fortaleza (en la actual Kurfürstendamm) que finalmente será derribada por los soviéticos tras la II Guerra Mundial al haber sufrido graves daños.


El príncipe elector Federico Guillermo de Hohenzollern realizó el primer trazado de la ciudad construyendo el Under den Linden. En 1671, para impulsar la economía, la ciudad acoge a diez familias judías adineradas y seis mil hugonotes franceses, influenciando notablemente la vida cultural. Pero fue con Federico II el Grande cuando Berlín, convertida en capital de Prusia, vio cómo se transformó en un foco cultural, mediante la modificación de las orillas del Spree en una zona monumental.


El 27 de octubre de 1806 Napoleón cruzó la puerta de Brandeburgo, obligando a Federico Guillermo III a refugiarse en el Königsberg. Precisamente durante el reinado de Federico Guillermo III tuvo lugar la labor arquitectónica de Karl Friedrich Schinkel quien intentaba alcanzar un equilibro justo entre naturaleza y arquitectura. En el año 1848 se produjeron revueltas populares contra el poder absolutista derivando, unos meses después a que el soberano firmara una Constitución para instaurar la monarquía constitucional en Prusia.

Tras la guerra de las Siete Semanas (1866) contra Austria y la Guerra franco-prusiana (1870) que acabó con el II Imperio Francés, en enero de 1871 Guillermo I fue elegido emperador de Alemania y Otto von Bismark canciller, siendo Berlín su capital. Desde entonces comenzó a fraguarse la industria y la ciudad experimentó un aumento demográfico espectacular pasando de 824.000 habitantes en 1871 a más de cuatro millones en el año 1925. Este incremento también se notó en el campo cultural, siendo de aquella época los museos de la isla del Spree.

En 1918 se anuncia desde el castillo de los Hohenzollern el nacimiento de la República, conocida como Weimar al ser esta ciudad la sede de la Asamblea Constituyente. Le siguieron unos años intensos tecnológicamente hablando, como la inauguración en 1923 de la primera emisora radiofónica en Alemania o en 1931 la primera transmisión televisiva del mundo. En enero de 1933 sube al poder Hitler que planificó obras de gran envergadura a cargo de Albert Spree y que no se llevaron a cabo debido al comienzo de la II Guerra Mundial. En el período de la Alemania nazi encontramos episodios oscuros como la persecución de los judíos que culmina con el incendio y destrucción de las sinagogas de la ciudad la noche del 9 al 10 de noviembre, en la conocida como la Noche de los Cristales Rotos.

En 1940 tuvieron lugar los primeros bombardeos de la Royal Air Force que, junto con la USAAF y la Batalla de Berlín contra el ejército soviético, dejaron la mayor parte de la ciudad totalmente en ruinas. Finalmente la guerra terminaría con la ocupación de Berlín por el ejército rojo el 30 de abril de 1945. En la Conferencia de Potsdam se declaró la zona de ocupación compartida, estableciendo cuatro sectores para las cuatro potencias vencedoras (Francia, Reino Unido, USA y URSS). En 1948, en plena Guerra Fría, la Unión Soviética optó por bloquear las comunicaciones entre su parte y la occidental. En aquella época destacamos el puente aéreo que aseguró el aprovisamiento del sector oeste durante casi un año. También en 1948 se produjo la división política, económica y administrativa, de tal manera que un año después nacieron las dos Alemanias.

En los años siguientes muchas personas, la mayoría de Berlín Este, intentaron pasar a la Alemania occidental muriendo en el intento de superar la dura vigilancia soviética. De esta forma, para evitar la fuga de intelectuales y mano de obra, la noche del 12 al 13 de agosto de 1961 se levantó una barrera de alambre que más tarde se convertiría en un muro de hormigón de 46 kilómetros. El muro de Berlín cayó el 9 de noviembre de 1989 tras el consentimiento de la República Democrática Alemana de permitir la libre circulación de los ciudadanos, provocado por las protestas cuatro días antes de más de medio millón de personas en Alexanderplatz. Este hecho se consumó simbólicamente el 22 de diciembre con la apertura de la puerta de Brandeburgo. Este importante acontecimiento histórico llevó a la reunificación de las dos Alemanias que culminó con la transmisión de poderes al parlamento Federal en Berlín el 19 de abril de 1999.


Mapas de Berlin:

Mapa de Berlín - Mitte:

Mapas del metro:

Aeropuerto de Berlin-Schonefeld:

Qué ver en Berlin / Diario de viaje:


Dia 1: Esta primera jornada la vamos a dedicar a conocer el corazón actual de Berlín. Para ello comenzaremos el recorrido desde la Pariser Platz, donde se ubica la famosa Puerta de Brandeburgo y un poco más allá el Monumento del holocausto. Posteriormente recorreremos la Unter den Linden, donde visitaremos antiguos emplazamientos de los ministerios nazis, así como la Bebelplatz (rodeada de edificios interesantísimos como el Altes Palais, el Alte Bibliothek, la St. Hedwigs-Kathedrale, la Deutsche Staatsoper y la Humboldt-Universität). Seguiremos por esta avenida hasta desembocar en la Neue Wache, para finalizar el recorrido en el Schlossbrücke. Llegamos así a Museumsinsel, donde podremos visitar alguno de sus muchos museos, aunque hay que tener en cuenta que son espacios expositivos muy amplios y nos llevará muchas horas. Recomendamos el Pergamon Museum y el Museo Egipcio.

Dia 2: Este segundo día podemos empezarlo o bien completando la visita de los museos de la Isla de los Museos o comenzando el recorrido en Alexanderplatz. En esta plaza se encuentra el fotografiado Reloj Mundial, el Neptunbrunnen y el popular Fernsehturm. A unos pasos está el Berliner Rotes Rathaus o Ayuntamiento Rojo, la Nikolaikirche y el Altes Stadthaus o Ayuntamiento Viejo. Un poco más alejado está la Hackesche Höfe, desde donde prácticamente arranca la Oranienburger Straße, avenida donde encontraremos la Neue Synagoge, la Kunsthaus Tacheles o Casa de Arte Tacheles, hasta llegar a la Friedrichstraße. Atención en esta zona a las llamadas Stolpersteine o Piedras de Tropiezo.

Dia 3: El día tres lo comenzamos desde la bonita Gendarmenmarkt. Hacia el sur se encuentra Checkpoint Charlie, junto al cual se halla el Haus am Checkpoint Charlie Mauermuseum. Un poco más allá encontramos el espacio expositivo denominado Topographie des Terrors, donde veremos los restos de los sótanos pertenecientes a edificios del poder nazi, como la SS. Podemos finalizar el día con la visita al Reichstag y su cúpula de cristal.

Dia 4: En la cuarta jornada recorreremos el Tiergarten (es recomendable hacerlo en bici). Así podremos ver, además de las amplias zonas verdes, monumentos y lugares de interés como Sovjetisches Ehrenmal, Kongresshalle, la Schloss Bellevue, el Monumento Nacional a Bismarck y por supuesto la Siegessäule o Columna de la Victoria. Interesante es el barrio de Hansa o Hansaviertel. Después del almuerzo se podría ir a la zona de Luisen Platz donde se halla el Schloss Charlottenburg que es Patrimonio de la Humanidad

Dia 5: En el quinto día lo dedicaremos a visitar la nueva zona de Potsdamer Platz, especialmente la plaza cubierta con techo ovalado de la Sony Center. Aprovechamos para hacer un recorrido por los diferentes centros que componen el Kulturforum. Hacia el oeste encontramos otra de las plazas de visita obligada en Berlín, la Breitscheidplatz, donde se sitúa la impresionante Iglesia del Recuerdo o Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche. A un tiro de piedra se encuentra el Zoologischer Garten.

Dia 6: El último día lo dedicaremos a visitar el famoso Muro de Berlín. También podremos visitar lugares más lejanos del centro como el Schloss Charlottenburg (Patrimonio de la Humanidad), el Olympiastadion y el Monumento de Guerra Soviético de Treptower Park.

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CONCLUSIONES E IMPRESIONES:


Para visitar lo más importante de Berlín calculamos que 5 días son suficientes. La primera cuestión que se hace el viajero es cómo llegar hasta Berlín, puesto que la ciudad contaba hasta hace poco con tres aeropuertos de transporte civil: el de Tempelholf, Tegel y Schönefeld. El primero de ellos, el aeropuerto de Tempelholf, fue cerrado el 31 de octubre de 2008 debido a que se encontraba en una situación céntrica dentro de la ciudad que provocaba una importante contaminación acústica y ambiental e impedía ampliar las pistas con lo que el aeropuerto no resultaba rentable. En la actualidad, con sus 380 hectáreas de extensión, es uno de los mayores parques públicos del mundo. El aeropuerto de Tegel (TXL), también situado en el área urbana, se encuentra a unos ocho kilómetros del centro de Berlín, siendo el principal aeródromo de la ciudad. El aeropuerto de Schönefeld (SXF), situado a veinticuatro kilómetros al sureste de Berlín, fue durante la época comunista el mayor aeropuerto civil de la RDA y el único que daba servicio a Berlín Este.

Por otro lado el transporte público en Berlín funciona a las mil maravillas, conectando toda el área urbana e interurbana. Por eso recomendamos, mediante transporte público, una excusión a Potsdam, lugar muy tranquilo cerca de la ciudad, y más concretamente al área de Sanssouci, recorrido por un parque frondoso donde se alternan los palacios y palacetes. Eso sí, si vas en época de frío abrígate bien, tanto en Potsdam como en Berlín se pueden llegar a temperaturas bajo cero, sin embargo en los meses de verano hace mucho calor, refrescando algo más por la noche.

En cuanto al capítulo de los hoteles en Berlín podemos encontrar buenos establecimientos a buen precio, aunque, como en la mayoría de los destinos, cuanto más céntrico sea el hotel más caro costará. En Berlín existen opciones para todos los bolsillos, nosotros recomendamos que escojáis uno que no esté precisamente en el centro puesto que la ciudad es tan grande que será inevitable tomar el transporte público.

Nos centramos ya en la ciudad de Berlín, una ciudad muy relacionada con la II Guerra Mundial, por eso, si te gusta esta parte de la historia contemporánea, Berlín es tu ciudad. Nos ha encantado recorrer los lugares que tienen que ver con aquella guerra, como la zona de Unter den Linden y sus calles anexas donde estaban los ministerios nazis y donde se han producido numerosos acontecimientos. La Puerta de Brandeburgo es un testigo mudo de aquella época, incluso en sus inmediaciones se sitúa el Holocaust-Mahnmal, monumento muy sencillo pero que provoca cierto malestar. Otro sitio importante es la Sinagoga, protagonista indiscutible de la famosa Noche de los Cristales Rotos. En definitiva en Berlín existen muchas muestras de la II Guerra Mundial, tanto para bien como para mal.

También destacamos la Iglesia del Recuerdo o Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, otro monumento que impresiona mucho porque te hace ver los horrores de la guerra, hace falta poca imaginación para comprender hasta dónde llega el poder de destrucción y por consiguiente la fragilidad de la vida y los horrores que ello conlleva. Las guerras no respetan ni al ser humano, ni a edificios ni monumentos. Los alrededores contrastan fuertemente con este edificio que parece que en cualquier momento se va a caer a bajo.

Después de aquella contienda llegaría la Guerra Fría cuyo mayor símbolo es el Muro de Berlín. Sinceramente nos ha encantado, no por ser una pared no muy antigua, sino por su significado. Estamos en contra de cualquier muro y estar allí, poder tocarla, sentir lo fría que está, las muertes con las que cuenta, etc... nos ha parecido un lugar imprescindible para visitar, pero sobre todo para sentir y recapacitar. Te recomendamos el tramo de muro más largo conservado, situado en Mühlenstraße en el distrito de Friedrichshain-Kreuzberg. La animadísima Checkpoint Charlie también es un punto recomendado si quieres profundizar en la historia del muro y sus accesos.

Después de la caída del muro y la reunificación alemana, la diferencia del este y el oeste eran evidentes, si bien el viajero que visite Berlín apenas notará la diferencia puesto que en estos años se ha trabajado mucho para lavar la cara a la ciudad. A pesar de ello los aires comunistas aún flotan en el aire de determinadas calles, al hilo de esto recomendamos la vista al Monumento de Guerra Soviético de Treptower Park, te vas a impresionar de la magnitud de sus monumentos. En el Tiergarten también encontrarás otros ejemplos de construcciones comunistas, además es un buen lugar para evadirse un poco o simplemente pasear o estar tumbado en la hierba.

Las grandes plazas de Berlín también se merecen una vista, la Potsdamer Platz es tan grande que no tendrás claro donde se encuentra o encontraba la plaza original, en su defecto en la actualidad está llena de edificios, de los que aconsejamos visitar el interior de la Sony Center con su magnífica cúpula. Alexander Platz es otra maravilla, esta enorme plaza está coronada por el Ayuntamiento Rojo y la fuente de Neptuno.

En la Isla de los Museos si te fijas bien podrás ver en algunas paredes los boquetes que han dejado las balas. Aquí destacamos el maravilloso Museo Egipcio y el Pergamo Museum, ambos de lo mejor que se puede encontrar en el mundo entero, y más que recomendable si te gustan las culturas antiguas. A nosotros nos han fascinado los dos museos por los tesoros que guardan.

En cuanto a comida, en Berlín la cantidad de oferta gastronómica es tan grande que no tendrás mayor problema. Por tanto la gran diversidad gastronómica y sus diferentes precios se ajustaran a todo tipo de gustos y bolsillos. Aunque eso sí, no puedes irte sin haberte comido alguna de las famosas salchichas alemanas. Elige entre todas las variedades que existen y disfruta, las salchichas en Alemania tienen un sabor especial que no tienen en ningún otro sitio del mundo. Después de comer recomendamos visitar alguna de las numerosas terrazas (si vas en verano) o de los miles de locales con música en directo. En la animadísima noche berlinesa siempre hay cosas que hacer, siempre hay sitios o locales donde pasar un buen rato tomando una buena cerveza alemana.

La cerveza es otro de los aspectos que nos ha gustado mucho, en Berlín prácticamente en cada barrio y nos atrevemos a decir que casi en cada bar, tienen su propio tipo de cerveza que ellos mismo elaboran. Anímate y disfrútalas con moderación, siente nuevas texturas, aromas y sabores que nunca pudieras imaginar que pudiera tener una cerveza.

¡Buen viaje y felices experiencias!

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