Situada en la costa occidental de la isla de Paros, Parikia no sólo es el corazón administrativo y comercial de la isla, sino también uno de sus destinos más encantadores, ya que combina historia, cultura y un ambiente típicamente griego que enamorará al visitante. Y es que esta pequeña ciudad blanca está formada por casas cúbicas encaladas, callejones laberínticos y, de telón de fondo, el profundo azul del mar Egeo, características comunes en los pueblos de las islas Cícladas. Parikia cuenta con todos los servicios que pueda necesitar el visitante, entre los que se encuentran numerosos restaurantes y cafeterías, lavanderías, bancos, supermercados, asistencias turísticas, etc.…
Cuando llegues a Paros lo harás a través del puerto de esta ciudad. Será entonces cuando tengas el primer contacto con la isla y lo primero que te dará la bienvenida es el molino de viento situado en la salida del puerto. El que vemos, probablemente datado a finales del siglo XVIII o principios del XIX, formaba parte de una red de molinos de viento que utilizaban la constante brisa del mar Egeo para moler el grano y que fueron cruciales para la producción de la harina, especialmente en tiempos en los que no existían otros métodos de molienda. Este molino de viento no es sólo un vestigio de la actividad económica de la isla, sino también un símbolo de la resistencia y la adaptación de sus habitantes a su entorno.
Esta construcción es un ejemplo típico de la arquitectura de los molinos cicládicos: estructura circular con paredes de piedra encalada y una cubierta cónica de madera, cuyas formas y alturas estaban diseñadas para aprovechar al máximo los vientos que soplan con fuerza en la zona, algo muy característico del clima de la región. Aunque el molino de Parikia dejó de funcionar hace décadas, su restauración ha preservado su aspecto original, siendo hoy uno de los puntos más fotografiados de la isla, y es que gracias a su valor histórico y cultural se ha convertido en un importante atractivo turístico.
El molino está ubicado cerca de otros puntos de interés: la capilla de Agios Nikolaos Thalassitis, el FluxusMuseum y el Antiguo Cementerio de Paros. Aquella primera está dedicada a san Nicolás "el del mar", el santo patrón de los marineros. Esta pequeña iglesia blanca con cúpula azul, que representa fielmente el estilo cicládico tradicional, fue erigida entre los siglos XVII y XVIII, en un momento de gran fervor religioso y crecimiento del comercio marítimo en las Cícladas. Su ubicación junto al mar no es casual: servía como punto de oración y bendición para los pescadores y marineros que partían o regresaban al puerto. Su interior, de una única nave, conserva iconos religiosos dedicados a san Nicolás, algunos de los cuales están datados en el siglo XIX. Esta capilla es un punto de encuentro para las celebraciones locales, especialmente el día 6 de diciembre, festividad de san Nicolás.
A pocos pasos encontramos un imperdible en Paros, la basílica de Panagia Ekatontapiliani, una de las iglesias paleocristianas más antiguas de Grecia. Se cree que fue fundada en el siglo IV d.C. por la emperatriz santa Helena, madre de Constantino el Grande, durante una peregrinación a Tierra Santa. Su nombre, que significa "de las cien puertas", hace referencia a una leyenda que dice que aún queda una puerta secreta por descubrir. El complejo incluye una basílica, un baptisterio del siglo IV con una pila bautismal en forma de cruz y un museo eclesiástico con íconos y objetos litúrgicos de gran valor. Es un lugar espiritual, histórico y arquitectónico que no te puedes perder.
Junto a la iglesia de Ekatontapiliani se encuentra el museo Arqueológico de Paros, que alberga una importante colección de artefactos de la historia antigua de la isla. Entre sus piezas más destacadas se encuentra la famosa "Gorgona de Paros", una estatua arcaica, y fragmentos de esculturas de los siglos VI a.C. al III a.C. El museo también ofrece información sobre la antigua ciudad de Paros, que fue un importante centro de creación de esculturas en la Antigüedad, gracias a su famoso mármol blanco, el cual fue incluso utilizado para esculpir partes del Partenón en Atenas.
Desde aquí ya se puede caminar y perderse por las callejuelas del casco antiguo de Parikia, toda una experiencia viajera por sí misma. El centro histórico está lleno de calles empedradas, estrechas y serpenteantes, en las que se levantan casas cicládicas encaladas de blanco con puertas y ventanas azul cobalto, buganvillas trepando por las paredes y tiendas, joyerías, cafeterías y boutiques. Algunas de estas calles datan de la Edad Media y conservan una atmósfera auténticamente griega.
Aquí también encontrarás varias galerías de arte, librerías independientes y talleres donde los artesanos locales crean cerámicas y tejidos tradicionales. En las noches de verano, el centro vibra con una energía encantadora, las tabernas ofrecen menús a base de productos locales (pescado fresco, mezedes, queso mizithra, pulpo al carbón, etc.), incluso, a menudo, algunas de ellas ofrecen también música en vivo que añade un toque de folclore a la velada.
Las calles Lochagoi Georgioi Gravari y la Lochagou Kourtinou son la columna vertebral del laberinto de calles que discurren a sus costados. Es en aquella primera donde nace la antigua calle del Mercado de Parikia, que discurre hasta más allá del castillo franco de la ciudad. Al entrar en la vía adoquinada y peatonal de Lochagoi Georgioi Gravari, uno comienza a viajar a otra época, ya que a lo largo de los siglos ha sido testigo del paso de civilizaciones, de las tradiciones insulares, del comercio local (donde los lugareños compraban productos frescos, utensilios, tejidos, especias y todo lo necesario para la vida cotidiana) y en los últimos años del crecimiento del turismo en las Cícladas. Sin embargo, a pesar de los cambios, el espíritu del antiguo mercado no se ha perdido y sigue bastante vivo en cada rincón.
A lo largo del camino, también se encuentran pequeñas capillas encaladas, puertas de madera talladas, patios internos floridos, y vestigios de la antigua arquitectura cicládica mezclada con influencias venecianas y neoclásicas. Cada rincón es digno de una fotografía, pero más aún de una pausa tranquila y contemplativa.
Casi a mitad de la calle Lochagoi Georgioi Gravari, se encuentra la fuente de Nikolaos Mavrogenis, construida en 1777 por el gobernante Nikolaos Mavrogenis que, junto con dos fuentes más distribuidas por Parikia, traía el agua a la ciudad a través de un acueducto. Se trata de la fuente más grande y hermosa de todas ellas, siendo un importante elemento arquitectónico e histórico de la zona. Precisamente su valor histórico se realza aún más por encontrarse justo enfrente de la entrada de la mansión Dimitrakopoulos (antigua Residencia de Nikolaos Mavrogenis), excelente ejemplo de arquitectura neoclásica.
El edificio es de especial interés, ya que su historia está estrechamente ligada a las tres grandes familias aristocráticas de la isla: los Mavrogenis, los Dimitrakopoulos y los Crispis. Fue construido por Panagiotis Dimitrakopoulos, el abuelo de Takis, en los terrenos de la antigua residencia Mavrogenis, que había comprado a Markos Matsas-Mavrogenis en 1875. El edificio original fue demolido por el nuevo propietario y en su lugar se erigió la estructura actual de 1884, como lo indica la inscripción a la derecha de la entrada, que serviría como residencia para él y su familia.
Entramos ya a la calle Lochagou Kourtinou, en la que destacamos diferentes edificaciones: más o menos en la mitad vemos un edificio color ocre, cuya puerta de acceso está flaqueada por dos esculturas de leones, que corresponde con el Ayuntamiento durante la ocupación italiana. Justo enfrente se encuentra otra fuente creada en 1777 por Nikolaos Mavrogenis, gobernante de Moldavia y benefactor de Paros. A pocos pasos se levanta la mansión del capitán Kortianos que contiene en su interior un suelo de mosaico que delata su antigua grandeza. Como curiosidad, en aquella época el carruaje llegaba a la puerta de la casa para que las señoritas no pisaran el piso de la calle.
A partir de aquí la vía se estrecha y, más o menos en el número 14, vemos un edificio con un balcón con ventanas azules que albergó inicialmente la Policía Militar Italiana y luego se convirtió en sede de la comandancia, durante la ocupación, mientras que al lado se levanta la mansión de la familia Arkoulis. A lo largo de la calle, en pequeñas bocacalles, se pueden apreciar tres arcos: el primer es el de Damiana, mientras que el siguiente es el de Matsa, hoy Economides y el último, cerrando la calle, es el de Taxiarchis. Este último da acceso a la iglesia de Pammegiston Taxiarchon (Arcángeles Todopoderosos), conocida simplemente como Taxiarchis.
El templo es de planta cruciforme con cúpula, cuyo interior, que alberga numerosos frescos e iconos interesantes que datan de los siglos XVIII y XIX, cuenta con cuatro columnas. Una nave arqueada, añadida posteriormente a la iglesia, comunica con el templo principal y está dedicada a Agia Paraskevi. Dejando la iglesia a nuestra espalda, podemos ver enfrente la pequeña capilla de Panagia Eleousa, mientras que a nuestra derecha se encuentra un arco que fue una de las puertas de acceso al castillo. Así pues, ascendemos por un leve desnivel por la colina de Agios Konstantinos que acoge los restos del castillo, Kastro o Frangokastello, también llamado Castillo Franco o Castillo Veneciano, del que queda poco al haberse dañado gravemente en el siglo XVIII por unos corrimientos de tierra.
Fue construido en 1260 por orden del duque veneciano Marco Sanudo, cuando Paros formaba parte del Ducado de Naxos. El castillo franco no es el típico que el viajero pudiera imaginar, sino que es un espacio con casas. Además, la fortificación fue levantada aprovechando materiales de construcción arquitectónicos tanto de edificios antiguos de la acrópolis clásica que aquí se encontraba con anterioridad (restos de viviendas, columnas, mármoles, etc.), como de construcciones de la ciudad baja, donde se extendía la antigua ciudad de Paros. Por tanto, los venecianos reutilizaron aquellos materiales para levantar la muralla exterior, una torre veneciana y varios tramos de muros construidos al borde del acantilado.
El castillo tiene forma elíptica con una torre rectangular, en la cual también es visible una estructura circular (dosel) del siglo V a. C. Incorporadas en los muros del castillo se distinguen partes arquitectónicas del templo arcaico del siglo VI a.C. dedicado a la diosa Atenea, patrona de la ciudad de Paros, y del templo jónico del siglo V a. C., como una epístola de 115 metros del pórtico dórico del período helenístico.
El templo arcaico de Atenea tenía una longitud de 32,86 metros de ancho por 16,70 de largo, medidas correspondientes con los “cien pies” de su época. Era del tipo anfipróstilo, es decir tenía seis columnas en los lados este y oeste. La fachada del templo (pródromos) fue destruida junto con el verdadero templo principal cuando la ladera oeste de la colina se derrumbó en el mar. En la actualidad se pueden ver parte de los cimientos del templo construido en el lado norte de la iglesia de san Constantino y Santa Elena.
En esta zona del castillo encontramos, además, varias capillas como la de la Virgen de la Cruz del siglo XVI, la mencionada Agia Anna, la de Agios Markos, la de Agios Stylianos y, especialmente la también comentada iglesia de Agios Konstantinos, construida en el punto más alto de Parikia, por lo que desde su patio pavimentado y adornado con pequeños espacios ajardinados se obtiene una bonita imagen de la ciudad, del mar Egeo y de las islas próximas. Además de las panorámicas, es un lugar muy tranquilo, ideal para relajarse o descansar de la caminata, mientras se disfrutar del horizonte.
La iglesia, construida en el siglo XVII sobre las ruinas de aquel antiguo templo, está dedicada a san Constantino y a su madre Santa Elena, dos figuras veneradas por la Iglesia Ortodoxa Griega. Como muchas otras iglesias cicládicas está construida en el estilo bizantino típico de las islas griegas que se caracteriza por las paredes encaladas, un techo abovedado de color azul y un campanario arqueado. Su interior está formando por una planta sencilla y modesta de una sola nave, la cual se encuentra decorada con mármoles, ebanistería y murales, que son ejemplos de las expresiones artísticas de la artesanía de la isla.
Adosada a esta iglesia se encuentra la de Evagelismos tis Theotokou, estando ambos edificios conectados. Evagelismos tis Theotokou fue construida en 1260 d. C. con un techo abovedado y un nártex lateral sostenido por tres columnas que crean cuatro arcos distintivos, lo que le da a la iglesia una apariencia cautivadora. En su interior, aunque no esté tan ornamentado como el de Agios Konstantinos, se pueden distinguir fácilmente los elementos antiguos reutilizados en su construcción.
Toca dar un pequeño paseo por el pintoresco Kastro, y enseguida se comprueba que está formando por calles más angostas que el resto de la ciudad de Parikia, compuestas por pequeñas casas que fueron construidas en grupo, siguiendo la estructura típica de las fortificaciones medievales, como ocurre en otras islas de las Cícladas.
Volvemos a descender, dejando atrás la zona del castillo y la del mercado Viejo, para adentrarnos en la zona de Kato Gialos, es decir la ciudad junto al mar que corresponde con el antiguo barrio veneciano. Aquí justamente encontramos la tercera fuente de Nikolaos Mavrogenis, detrás de la cual se levantan el santuario de la Santísima Trinidad y el de Santa Paraskevi, uno al lado del otro.
Frente al bar "Ο ΠΕΙΡΑΤΗΣ" (el pirata) se encontraba la mansión del doctor Patelis y en la planta baja, su consultorio, mientras que el actual hotel "Apollon" era el antiguo molino de aceite, donde un burro hacía girar la piedra de la molienda. En esta zona se encontraban todos los pequeños negocios griegos que se dedicaban al aceite, cerillas, sal... El camino de la izquierda nos lleva a la Biblioteca Municipal y merece la pena visitar su archivo, mientras que justo delante y a la izquierda se encontraban las “Gyptika”, es decir las herrerías de la época. El pozo al final del camino nos informa que acabamos de dejar atrás el asentamiento veneciano.
Antes de desembocar en el paseo marítimo de Parikia, merece la pena detenerse un momento en una plaza adoquinada para observar la iglesia de Zoodochos Pigis, cuyo nombre significa “Fuente de la Vida”. El templo está dedicado a la Virgen María, celebrada en la iglesia ortodoxa como la que da vida espiritual. Su construcción se inició en el siglo XVII, aunque desde entonces ha sufrido varias obras de reformas, como las que tuvieron lugar en el siglo XX. Como no podría ser de otra forma, en este edificio se podrá ver detalles tradicionales como el uso de piedra blanca, cúpulas azules y frescos en su interior.
Ya nos encontramos en el paseo marítimo de Parikia, a lo largo del cual se distribuyen una gran variedad de cafeterías, bares, tabernas y tiendas. Es un sitio perfecto para disfrutar de un café griego o una copa de ouzo mientras observas los barcos llegar y salir del puerto. De noche, este paseo se transforma en un lugar vibrante, ideal para cenar frente al mar. Algunas tabernas tradicionales ofrecen platos típicos de Paros como el "gouna" (caballa secada al sol y luego asada) o el queso local "mizithra".
En esta zona hay una pequeña playa, desde la que se obtiene una bonita vista del puerto y de las casas cúbicas de Parikias que se agolpan unas con las otras. Si se sigue caminando se puede llegar a otro molino de viento situado en una pequeña montaña al final del golfo (que alberga en la actualidad un bar), debajo de la cual se encuentra un pequeño puerto que salvaguarda de las corrientes del mar los pequeños botes pesqueros de madera.
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